Lo más sensato sería decir: amamantando. Todas las mujeres de todas las épocas lo han hecho, y todas las mamíferas de todas las especies.
¿Por qué entonces tantas mujeres hoy sienten que "no pueden"?
La respuesta muchas veces entonces es: porque no sabemos cómo.
Los seres humanos hacemos lo que vemos. (No sólo los niños, también los adultos). Las mujeres de hoy en día no vemos a nadie amamantar, es muy difícil desear o saber hacer algo que nunca se ha visto, ni siquiera en libros ni en películas.
La lactancia es una conducta innata y una "pauta de acción fija" en los mamíferos, pero que se ve perturbada por factores culturales y sociales.
Entonces concluimos que no se amamanta porque "no se quiere" o "por falta de información".
Para suplir esa "falta de información" se abren cada vez más frentes: la formación de obstetras, matronas y pediatras (la Asociación Española de Pediatría dedica especial atención al tema, aunque hay mucho por hacer todavía), las campañas de los Servicios de Salud de distintas comunidades autónomas, la labor de la organización internacional de La Liga de la Leche, las distintas asociaciones de apoyo a la lactancia, libros y manuales para enseñarnos a hacer algo que la naturaleza previó como mecanismo biológico para todos los mamíferos.
Es esa la intención con la que por ejemplo, el pediatra Carlos González publicó su magnífica Guía para Lactancia Materna, "Un regalo para toda la vida", que aclara muy bien que solo pretende dar información para que aquellas madres que quieran amamantar, puedan hacerlo. (Pero me temo que en el fondo, Carlos González intuye que la mayoría de las mujeres que se expongan a la información adecuada, van a "querer hacerlo".).
La información necesaria para poder lactar, la podemos encontrar en cualquiera de las fuentes antes citadas, aunque muchas veces tiene que rebuscarla la propia mujer interesada, porque no llega a ella de manera espontánea (como sí los biberones).
Sin embargo, nos encontramos con muchas mujeres, que una vez informadas, descubren que quieren lactar (o al revés) pero aún así, el deseo y la información no les basta para lograr una lactancia exitosa.
O no nos molestamos en informarnos, porque creemos que eso de la lactancia va a ser fácil -como debería ser- y luego resulta que nos encontramos con que "no podemos", con que hay muchos más obstáculos de los que creíamos. O creemos ingenuamente que "con el biberón se crían igual de bien" pues nadie nos ha dicho lo contrario.
O no nos molestamos en informarnos, porque creemos que eso de la lactancia va a ser fácil -como debería ser- y luego resulta que nos encontramos con que "no podemos", con que hay muchos más obstáculos de los que creíamos. O creemos ingenuamente que "con el biberón se crían igual de bien" pues nadie nos ha dicho lo contrario.
Nos encontramos con madres muy motivadas para amamantar, que se han leído a Carlos González y muchos artículos sobre lactancia materna, y que a pesar de ello, encuentran que tienen que hacer grandes SACRIFICIOS para poder amamantar.
"La lactancia materna es muy sacrificada", escuchamos habitualmente. Cierto es que la mayoría de las cosas que valen la pena en la vida exigen ciertos sacrificios, pero la lactancia no tiene por qué ser un sufrimiento para la madre. Al revés, lo normal sería que la lactancia fuera una experiencia satisfactoria, como lo es para cualquier individuo sano todas sus funciones biológicas básicas: comer, dormir, defecar, tener relaciones sexuales... Además, podrían sentirse orgullosas dando lo más grande que pueden dar a sus hijos: el alimento más adecuado para ellos, la inmunización que necesitan (ha llegado a decirse que el sistema inmunitario del bebé es la leche materna), contacto físico, calor, amor.
Creo que hay varios factores, muchas veces poco mencionados, que pueden hacer que la lactancia sea menos "sacrificada". Intentaré enumerar algunos.
Mientras más factores de los siguientes logremos acumular, menos "SACRIFICIO" tendrá que hacer la madre para amamantar:
Mientras más factores de los siguientes logremos acumular, menos "SACRIFICIO" tendrá que hacer la madre para amamantar:
-Un embarazo sano, relajado y tranquilo, alimentándose bien, conectada con su bebé, descansando las últimas semanas, que pueda llegar a término y con el recién nacido con un peso normal. Los recién nacidos con bajo peso son cada vez más frecuentes en nuestros hospitales, y son muy susceptibles de necesitar atenciones neonatales extras, ser separados de sus madres al nacer, recibir biberones de refuerzo, o en última instancia, aumentar la inseguridad y temores de la madre.
-Un parto natural, en un entorno de respeto a la madre y al bebé (Hospitales Amigos de los Niños, o partos en casa), que coloquen al bebé inmediatamente en contacto con el cuerpo de su madre. Algunos estudios citados por Carlos González en su libro, demuestran que la falta de contacto inmediato del bebé con su madre está relacionada con una mala técnica del bebé para succionar posteriormente (que provocará dolor y grietas en los pechos).
-Una baja maternal digna y remunerada, de por lo menos 6 meses, tiempo que, según la Organización Mundial de la Salud, debe durar la lactancia materna exclusiva.
-Una madre segura de sí misma, que confíe en la capacidad de su cuerpo para amamantar a su bebé, con la autoestima alta, capaz de enfrentar los comentarios adversos que encontrará a su alrededor.
-El sostén práctico y emocional de la pareja, que sea capaz de la generosidad suficiente para no sentir, aun inconscientemente, su espacio "invadido" por la demanda constante del bebé.
-Un espacio cálido de intimidad para la madre y su bebé, donde puedan encontrarse y dedicarse el tiempo que sea necesario para su alimentación y contacto, respetado por el resto de la familia que puede y debe ayudar en el resto de las labores domésticas.
-El verdadero apoyo familiar a una recién parida consiste en aliviarla de cualquier otra ocupación doméstica, para que pueda permanecer todo el tiempo piel con piel con su bebé, descansar junto a él cuando el bebé duerme, y estar despierta cada vez que la necesita.
-Capacidad de relajación de la madre, de "abandonarse" a la experiencia de amamantar a su bebé, de dar una lactancia continua, sin mirar el reloj, de fusionarse con esa otra nueva personita, de mantener el continuum con el embarazo, de entregar su espacio y su tiempo a las demandas del bebé, sin sentir que pierde su "identidad" en ello.
Todos estos son factores ajenos a la voluntad de la madre, aunque a veces no lo parezca. Que van más allá de la información y las ganas. No son absolutamente imprescindibles para una lactancia exitosa, pero ayudan mucho.
Que se conjunten todos esos factores hoy en día es una gran suerte, cuando tendría que ser lo habitual. Son factores a veces muy íntimos, que parecen individuales, pero de los que paradójicamente son responsables la sociedad en su conjunto, la organización social, el enfoque colectivo solo dirigido a la producción y no a la re-producción.
Y son los factores que truecan el SACRIFICIO en una gran SATISFACCIÓN.
Muy interesante tu blog.Soy Marcuchi del foro.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu trabajo y por toda la información que te preocupas por difundir.
Besos
Genial Mariposa. Un besote.
ResponderEliminarLaura.