19 de abril de 2009

La corporalidad




Por Ileana Medina Hernández


"El contacto físico es tan importante, y sin embargo tan escaso en nuestra cultura, 
que ojalá los médicos pudiéramos recetarlo, 
tanto por sus beneficios para la salud como por su capacidad para prevenir la violencia". 
-Dra. Christiane Northrup

Amamantar es estar en contacto cuerpo a cuerpo con el bebé, casi todo el día al principio: el bebé acaba de salir de nuestro vientre, el despegue tiene que ser poco a poco, durante años...

No es difícil ver que la lactancia es corporalidad, intercambio de fluidos, mostrar una parte del cuerpo de la madre que además -y no por casualidad- tiene grandes connotaciones sexuales... Muchas madres temen mostrar sus pechos en público, muchas personas incluso lo consideran obsceno...

Creo que esta es la principal razón por la que mucha gente ve mal amamantar en público, y mucho peor si es a un niño "mayorcito", que ya habla o camina.

La relación de la lactancia con la sexualidad (de la madre y del niño) es importante, y merece un análisis aparte, pero ahora me detendré simplemente en "la corporalidad".

En general en la cultura occidental, de origen europeo-católico, se evita el contacto físico, hay poco apego corporal, pocos roces, besos y abrazos. La "burbuja personal", el perímetro vital, es muy amplio, incluso con los seres queridos (con los extraños es más comprensible). A muchas personas no les gusta que les "soben" (¿quizás porque han sido poco "sobados" de pequeños?). Y traspasar de cualquier modo esa "burbuja" es considerado poco protocolario y una falta de educación formal. El contacto físico queda reducido pues al contacto sexual.

Esa distancia, una vez devenidos adultos, quizás no tenga mayores problemas, puede considerarse algo "cultural" y ya está. Nuestro amigo o nuestro hermano puede saber que lo queremos mucho, aunque no lo toquemos. Sabe que estamos ahí, sabe que lo ayudamos, sabe que nos sacrificamos por él cuando haga falta, recibe nuestras palabras de apoyo... comprende otros SIGNOS del amor que no son necesariamente la caricia, hay otras maneras de comunicar y demostrar ese amor... (aunque el físico siempre nos venga bien además).

Pero ¿y con un bebé? ¿Cómo sabe un bebé que lo queremos si no se lo demostramos físicamente? Un bebé no puede saber que me sacrifico todo el día por él, que me levanto a las 6 de la mañana por él, que me voy a trabajar por él, que pienso en él todo el día, que sería capaz de dar mi vida por él... no puede aún comprender nada de eso. Solo puede recibir amor con mi presencia, con mi contacto físico directo, con caricias, con teta, con el contacto piel con piel... eso es el único signo que él aún puede comprender del amor.

Y si no se lo damos desde el primer minuto, desde ese primer minuto en que acaba de pasar por el canal del parto y es tan traumático para él (y lo alejan de la madre, y se lo llevan a hacerle "pruebas", a meterlo en un "nido", a una incubadora, o simplemente a una cuna...) puede entender que no le queremos, que le hemos abandonado, sentir su integridad psíquica lesionada desde ese mismo momento del nacimiento.

Desde el primer minuto está sintiendo que le falta algo, que le falta mamá, que le falta amor... Si a eso le sigue día tras día, horas y horas de soledad en la cuna, noches durmiendo solo, métodos conductistas para enseñar a dormir que se basan en que el niño aprenda que su llanto no va a ser atendido, pocas caricias y besos, "espérate, niño, que ahora no puedo", "quédate ahí, que te acostumbras a los brazos", cochecitos, hamaquitas y corrales (eufemísticamente llamados "parques"), guarderías tempranas....... ¿cómo puede sentir el bebé que le queremos?

¿Y si ahí estuviera el inicio de todas nuestras inseguridades, de todos nuestros miedos, de todos nuestros "instintos" de violencia, de nuestra falta de autoestima, de toda nuestra timidez o nuestra prepotencia futuras, de nuestra sumisión o nuestra violencia, del "gen" de la mala leche, de la "vena" del autoritarismo, de nuestro "carácter", de creernos "poquita cosa" o "demasiada cosa", que es lo mismo???

Ni la teta, ni los brazos de la madre, ni el colecho, son cada uno en sí mismos a lo peor imprescindibles, pero si vamos quitando corporalidad, si le negamos al niño nuestro pecho, nuestros brazos, nuestro cuerpo, e incluso nuestra mera presencia cerca de él: ¿qué nos queda? Quizás mi madre no dio teta, la tuya no dio besos, la otra dio "una palmadita en el pañal", la otra se fue a trabajar, pero lo vamos compensando-en parte- con otras cosas, con brazos, con tiempo compartido, con juegos, pero si se quita todo, o casi todo: ¿de qué tamaño se va haciendo el agujero emocional?

La "autoestima", una psiquis sana y equilibrada, comienza a construirse en el primer minuto del nacimiento, y hasta ahora, poca capacidad hemos tenido los adultos para ponernos en el lugar del bebé e intentar entender sus necesidades.

Quizás no hayan niños que nazcan "tranquilos y felices", y otros que sean "ariscos y rebeldes" o llorones, sino solo niños que han recibido un buen legado de cariño (queda demostrado que para los bebés CARIÑO=CORPORALIDAD), y otros que no han recibido tanto...

4 comentarios:

  1. Gracias por tus reflexiones, te lo he dicho muchas veces, pero te lo repito. Es un lujo y un privilegio leerte.
    Laura.

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  2. No sólo es lo que le dámos a nuestro bebe, loq ue recibe el, sino también lo que recibimos nosotros de ellos, dándole ese contacto, ese amor, esos abrazo, esos besos, esa teta. yo hoy no podría decir quien ha recibido más, si yo o mi hija, porque lo que he recibido de ella con cada beso que le he dado es tanto, que no lo puede describir ninguna palabra.
    Nunca cambiaría ni un minuto de la latancia materna que le di, ni una noche de colecho, ni un beso, ni una caricia, ni un colo. Es lo más grande que me ha pasado en esta vida.
    Que triste que tantas mamas y papas se lo pierdan.

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  3. Muchas gracias por seguir alentandome con estos tan interesantes artículos a continuar con la lactancia aún a pesar de tener que ir contra corrientey enfrentarme a tantas personas, empezando por mi esposo, por estos lindos momentos compartidos con mi nena.

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