12 de abril de 2009

La destrucción de la familia



Por Ileana Medina Hernández

La parte más conservadora de la sociedad, con la Iglesia y los partidos de derecha a la cabeza, clama contra la "destrucción de la familia".

Le echan la culpa a la desaparición del sagrado "matrimonio" entre el hombre y la mujer, al divorcio "express", a la legalización del aborto, y si me apuras, hasta al uso del preservativo.

Ni el matrimonio homosexual, ni los transexuales que tienen hijos, ni las familias monoparentales, ni el divorcio y los segundos o terceros matrimonios, ni los abortos, son los culpables de la destrucción de la familia. Más bien sería lo contrario: amplían el concepto de familia hacia segmentos de sociedad que de otra manera no podrían construir la suya propia (al menos sobre la base de la honestidad).

Lo que está verdaderamente imposibilitando que exista la familia es el poco TIEMPO que el matrimonio de toda la vida, el de padre masculino y madre femenina, tienen para dedicarle a sus hijos.

La falta de TIEMPO, la falta de CONTACTO FÍSICO, la falta de COMUNICACIÓN entre los miembros de la familia, es la principal causa de la crisis del modelo de familia nuclear con ambos padres trabajadores.
Una madre y un padre que salen de su casa ambos a las 7 de la mañana o antes, y llegan de noche; los niños "llave" que entran solos en casa por las tardes, a atiborrarse de videojuegos y comida basura; los miembros de la familia cada uno encerrados en su propia habitación delante de una pantalla; la falta de comunicación que empieza desde que el bebé es un recién nacido y se ignoran sus necesidades de contacto y brazos, y sigue con el niño que se pasa todo el día en actividades extraescolares, y continúa con el adolescente problemático que solo pide a gritos que le quieran y le tengan en cuenta: la esencia de la familia es el afecto, la comunicación, el apoyo, el tiempo compartido entre sus miembros.

3 comentarios:

  1. lo siento, pero muchas veces, esa parte más conservadora (y conste que no me gusta generalizar), es la que te mira con desaprobación cuando das la teta en público a una "niña tan grande"....
    Laura, mami de Candela

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  2. Es cierto que la vida y la sociedad han cambiado, por lo tanto, los conceptos sociales tienen que cambiar también.
    Me fatidia que en los tiempos que corren no hayamos aprendido aún que hay muchos tipos de familia y que los enemigos de la armonía familiar no son los homosexuales, las madres/padres solter@s o divorciad@s y sus hijos, si deciden tenerlos. Una familia monoparental o de padres/madres homosexuales puede ser tan feliz como la que más. El enemigo está, como bien dices, en la cultura, en la sociedad, en el estilo de vida y de crianza que se nos está imponiendo.
    Como siempre, un gusto leerte.
    Besos
    Miriam

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  3. Las ciencias sociales, que así mmismas se autodenominan "ciencias", deberían aplicarse el valor, igual que cualquier ciencia, de que en toda ciencia el volumen de experimentos fallidos es inmensamente superior al de éxitos.
    El asunto podría estar en que las citadas "ciencias sociales" habiendose elevado con exito a la categoría de poder fáctico anden sobrevaloradas en tanto a su capacidad de hacer creer al individuo en la experimentacion social, como estilo de vida, para en el fondo imprimirle ritmos económicos.
    De la misma manera que una vacuna tiene un protocolo de implantación, las ciencias sociales debería hacer lo propio.
    Mas muerte producen las "ciencias sociales" en nombre de las "ciencias sociales", que no es ciencia sino experimento con el monstruo social.

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