20 de agosto de 2009

Lecciones de teología para niños -3-


Por Ileana Medina Hernández

"En la Trinidad Cristiana no hay lugar para una mujer. Son todos hombres: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Es un club de hombres gays."
Osho

3.- ¿Qué significa la Divina Trinidad?

El Padre, el Hijo y... cualquier persona normal diría: la Madre.

La Divina Trinidad es un supuesto misterio, que ríos de tinta han corrido durante dos mil años intentando explicar lo inexplicable, y que esconde un secreto a voces: la expulsión de la Madre, la expulsión de la Diosa, del plano de lo divino.

Las Sagradas Escrituras expulsaron a Eva del Paraíso, a La Madre de la Trinidad divina, a la mujer de la vida de Jesucristo... y solamente incluyeron a María, en condición de virgen.

La figura de María no aparecía en el primer cristianismo, y su introducción se produjo más tarde, cuando la vocación católica (que significa universalista) del cristianismo necesitó de una figura femenina, para ser aceptada por los pueblos paganos, con una larga tradición de adoración a las diosas.

Las culturas paganas -aunque cada vez más cercanas también al patriarcado, el imperio romano ya era un gran patriarcado, por eso terminó aceptando el cristianismo- incluían abundantes cultos a las diosas, a la fertilidad y a la naturaleza, y la introducción de la figura de María fue una operación de "marketing" que la incipiente Iglesia Católica se vio obligada a realizar para lograr su extensión hacia Occidente. El éxito de las miles de advocaciones marianas que existen en toda la cristiandad, corrobora lo acertado de esta inclusión.

Aún así, la convirtieron en Virgen y mutilaron toda dimensión sexual o corporal de su maternidad.

La Virgen María, el culto a las imágenes y el santoral católico, fueron intromisiones -hoy diríamos sincretismo- de los cultos paganos y politeístas que la Iglesia Católica hubo de aceptar como precio por su vocación universalista.

Únicamente las religiones monoteístas de segunda generación (el cristianismo y el islam, el judaísmo permaneció asociado a la raza) han tenido vocación de imponerse como Verdad a otras culturas, para lo que no han tenido más remedio que aceptar cierta flexibilidad y mezcla con los cultos previos que se practicaban en las regiones donde se han impuesto.

La Divina Trinidad es pues la consagración religiosa del Patriarcado. La duplicación con la Sagrada Familia fue una concesión, dejando claro que en el plano superior, en el plano divino no tiene cabida la dimensión femenina.

Ese es el gran Secreto que cátaros, templarios, rosacruces, caballeros del Santo Grial, alquimistas, cabalistas, priores de Sión, astrólogos, místicos, sabios, "iniciados"... y todos los que han permanecido de cierto modo en los "márgenes" del cristianismo en Occidente, han "guardado" a lo largo de 2.000 años, y que Dan Brown se atrevió a convertir en literatura comercial con "El Código Da Vinci": el gran secreto -y el gran pecado- de la Iglesia Católica ha sido la exclusión de la mujer, de la Madre y de la femineidad del plano de lo divino, y por tanto, también de toda consideración social. La ruptura del equilibrio masculino-femenino.

El gran Secreto, lo tan misterioso, lo que tanta literatura, tanta política y tantos asesinatos ha merecido en los últimos dos mil años, es así de simple y está a la vista de todos. El Rey está desnudo.

El origen de las religiones monoteístas coincide en el tiempo con el origen de la escritura (de la "sagrada" escritura) y con la consolidación del patriarcado como sistema social, que enajena a la mujer de su propio cuerpo, que reprime su sexualidad convirtiéndola en "pecadora", que la convierte en servidora del marido y la obliga a "parir con dolor".

El patriarcado y el cristianismo convierten al cuerpo de la mujer en Culpa, en pecado, en enfermedad, y lo que es peor, cercena su proceso reproductivo, alejándola de sus instintos maternales, y dejando desprotegida a la cría, que necesita el cuerpo materno durante sus primeros años para sentirse segura y protegida, y ésta es su peor consecuencia.

La cría humana que nace de un cuerpo femenino consciente y pleno; que es parida, sostenida y acarreada junto al cuerpo de su madre, y amamantada durante años con placer; construirá una autoestima fuerte y saludable, que la mantendrá alejada de los "pecados", del miedo, de la violencia, de la ambición desmedida, y en gran medida, de todas las formas del "mal".

Eso es lo que significa que LA CULPA DE EVA es el ORIGEN DEL MAL: la mujer culpabilizada, considerada inferior, dominada por el hombre, humillada, con su sexualidad reprimida... parirá con dolor y la crianza le supondrá una dura carga, por lo que su cría no recibirá durante el embarazo, el parto y los primeros años de vida la disponibilidad materna necesaria para la construcción de una autoestima que le permita vivir como un ser realizado y feliz, alejado del mal, sin MIEDO, y por tanto, alejado también de las instituciones religiosas que han hecho del mal una gran fuente de lucro.

Es también lo que significa que Dios es una TRINIDAD: la trinidad familiar. El Hijo, cada ser humano, necesita de su Padre y de su Madre. Dios es la familia, pero no la hipócrita familia católica de madre "virgen" y sumisa y padre colérico y distante, Dios es el amor y el cuerpo que recibimos en nuestra primera infancia. Cuando hay Dios, cuando hay familia -con madre incluida, con cuerpo materno pleno y disponible- no habrá pecados, no habrá mal.

La crianza en el sistema patriarcal, construida a partir de mujeres mutiladas, enajenadas de su propio cuerpo, tiene una gran relación con los "orígenes del mal" y con la formas de dominación machista y económica imperantes durante más de dos mil años en Occidente.


4 comentarios:

  1. Esta entrada me ha recordado un libro que leí ya hace algún tiempo, 'Dios nació mujer', de Pepe Rodriguez (que imagino ya habrás leído, y si no, te lo recomiendo)
    Como tú dices,... qué gran operación de marketing tuvo que ser aquella.
    Menos mal que quienes sabemos estas cosas creo qu sabemos llevar a la Diosa, a la Madre con mayúsculas, en el sitio que corresponde, y mirar con otros ojos las creencias en que hemos sido adoctrinados.

    ResponderEliminar
  2. Pues no, Caro, no lo he leído. Lo incluiré en el enorme listado que tengo en las próximas lecturas sobre estos temas.

    Lo bueno -y lo malo- que tienen estos apuntes que escribo, es que son cosas de las que me he dado cuenta yo solita, jejeje... A lo mejor descubro el agua "tibia", pero por lo menos lo vivo como un camino personal, que es bastante más auténtico. Evidentemente, a partir de las lecturas de toda una vida, pero en un proceso que ha sido "empíricamente" personal.

    Lo bueno que tienen los blogs, es que te permiten escribir sin tener que ser rigurosa con las citas de la bibliografía utilizada, aunque sí procuro ser rigurosa con los argumentos, claro. Desde ese punto de vista, pueden ser textos más frescos y más vivos que los artículos científicos o académicos.

    Un abrazo y gracias por tus visitas y aportaciones!!!

    ResponderEliminar
  3. Buen día Ileana
    Simplemente me encantó tu post. En nuestra familia no seguimos ninguna religión, estamos convencidos que el amor en casa y el apego remplazan las lagunas en el patrimonio infantil de todos los timoratos que encontramos en los templos.
    Muchas gracias por compartir tan exquisito comentario.
    Saludos cordiales
    Beto Gtz. (papá de cuatroenlacama.blogspot.com)

    ResponderEliminar
  4. Muchísimas gracias, Beto, tirando tirando del hilo, las verdades se van revelando de modo que todo encaja en el gran puzzle de la vida...
    Un abrazo!!!

    ResponderEliminar