21 de agosto de 2009

¡Que no os separen!


Muchos estudios contemporáneos -y algunos ya clásicos-, demuestran que la primera necesidad del recién nacido es permanecer todo el tiempo junto al cuerpo de su madre, y que esta unión física y corporal es fundamental durante todo el primer año de vida.

La separación del recién nacido del cuerpo de su madre, ya sea en el hospital o posteriormente en los primeros meses de vida del bebé, está relacionada con carencias afectivas, con enfermedades y trastornos de conducta futuros, y con los orígenes de la violencia y la sumisión.

Casilda Rodrigañez, en el prólogo a la nueva edición de su libro La Represión del deseo materno y la génesis de la sumisión inconsciente (Ediciones Crimentales, Murcia, 2007) hace un resumen magnífico de lo que las neurociencias han aportado al respecto, que me parece importante reproducir y compartir:


«(...)

Por su parte, Henry Laborit explicó hace años lo que nos sucede
neurológicamente cuando ante una situación adversa no podemos
ni huir ni luchar, y no tenemos otra alternativa que la sumisión.
(2).

El estudio de Laborit fue un hallazgo pionero, pero se refiere
en general a las personas adultas, no habiendo investigado la etapa
de formación primal. Más recientemente, el pediatra neonatólogo
Nils Bergman que trabajó durante doce años en el Mowbray
Hospital de Cape Town, está ofreciendo una explicación muy concreta
y precisa de cómo acontece este fenómeno en los bebés recién
nacidos, explicación que se puede encontrar en su comunicación en
el VI Symposium de la Liga de la Leche en Paris, en marzo del
2005(3), así como en sus documentales, en particular en
Restoring
the original paradigm
(4).

Hacer un resumen de lo que este autor nos aporta, es casi imposible
porque él mismo es un resumen de muchísimas cosas: empezando
por sus propias investigaciones en la práctica clínica neonatal,
que ha cruzado entre otras, con la neuroendocrinología y con
la biología evolutiva (5). Su obra es imprescindible para cualquiera
que esté interesado/a en conocer los términos neurológicos y fisiológicos
de la represión del deseo materno
(la separación de la criatura
de su madre
) y el estado de sumisión de la criatura humana.

Porque efectivamente, la neurología ha comprobado:

1) En primer lugar, que la formación de las vías neurales sólo
está pautada genéticamente hasta las 14/16 semanas de gestación,
y por tanto,
a partir de ese momento el tipo de desarrollo depende
de su hábitat, del estado de la madre y de su relación con ella.
Por
otra parte, también nacemos con millones de neuronas que iran
desapareciendo conforme se vayan fijando las sinapsis y las vias
neurales que definitivamente van a constituir el sistema neurológico.

En esta ‘poda’ y en esta formación de las vías neurales estriba
la enorme plasticidad adaptativa del ser humano: entre otras, si ha
de vivir para la guerra o para la paz.

En este proceso de formación del sistema neurológico incide otro
importante factor: somos una especie neoténica, que en lugar de
nacer con el 80% del cerebro formado como sucede en otras especies,
nacemos con sólo formado un 25% del cerebro adulto, alcanzando
ese 80% sólo a los doce meses después de nacer. Es decir,
que
desde el punto de vista neurológico, el primer año después de
nacer es también una gestación externa.


2) En segundo lugar, se ha comprobado que hay un programa
neurológico que se pone en marcha en circunstancias de alerta o de
defensa, y que automáticamente cierra el programa que regula el
metabolismo basal en circunstancias normales; el programa de
defensa activa un sistema neuroendocrino y un sistema neuromuscular
específicos para que el organismo entero se disponga a huir o
a luchar contra la circunstancia desfavorable. Las criaturas separadas
de sus madres, se encogen, tiemblan de pánico, descienden la
temperatura corporal, sufren alteraciones del ritmo cardíaco y respiratorio,
incluso padecen apneas, y, en fin, todo su pequeño cerebro
es invadido por descargas de glucocorticoides (cortisol, hormonas
del stress…) y de adrenalina (hormonas del miedo), creando
una toxicidad neuroquímica que va a ser determinante en la formación
de las vías neurales, es decir, en el sistema neurológico y neuromuscular
que están en periodo de formación. En otras palabras,
va a determinar si la criatura tendrá una estructura caracteriológica
para vivir en armonía con sus semejantes o si va a tener una estructura
para vivir en tensión y en competencia.


3) Todo depende del tiempo en que la criatura permanezca en
estado de stress, es decir, separada de la madre: si es un momento,
no pasa nada, porque se pone en marcha un sistema de alerta, que
está previsto para eso, para alertar. Pero no para permanecer
durante tiempo; porque si la separación se mantiene de forma persistente,
y el sistema de alerta o de defensa permanece activado
durante mucho tiempo y con frecuencia, empieza a formarse la
patología específica.
Muchos diagnósticos de llamadas enfermedades
mentales (esquizofrenia, bipolares, autismos, etc.) (6) así
como el origen de la conducta violenta (7) han quedado ya relacionados
con un modelo patológico de desarrollo de la criatura humana,
en estado persistente de stress, es decir, separado de la madre,
un modo de vida que Bergman llama de supervivencia (survival
mode).

Por todo esto, Bergman afirma que
la peor situación que se
puede encontrar una criatura al nacer es la separación de la madre;
que esta separación es una violación de la criatura humana cuyo
programa innato de crecimiento preve el contacto piel con piel con
su madre; y que esta violación que sufre la criatura tiene un impacto
de por vida.


Asegura que la criatura, incluso la que nace prematura, no nace
enferma, pero enferma cuando se le separa de la madre. Y concluye
haciendo un llamamiento para que los sistemas de salud pública den la prioridad absoluta a poner los medios para que las criaturas no sean separadas de sus madres
al nacer salvo en las más extremas circunstancias.


Nils Bergman, desde mi punto de vista, ha pasado a formar parte
de los clásicos (Reich, Leboyer, Odent…) que desde distintos campos
de las ciencias trabajan en pro de la recuperación de la madre
verdadera, la madre antigua, aquella que, según definición de Lope
de Vega a cuanto vive aplace. A este proyecto, Bergman le ha
puesto un nombre muy preciso: RESTAURAR EL PARADIGMA
ORIGINAL DE LA MATERNIDAD. »

NOTAS:

2) Henri Laborit: algunos títulos de su obra son La Nouvelle grille, Eloge de la fuite y
L’inhibition de l’action.(Masson 1980). También en el libro de la UNESCO, La violence
et ses causes (1981) hay un capítulo suyo con el título Mecanismos biológicos y
sociológicos de la agresividad.
(3) Nils Bergman, ‘Le portage kangaroo’, en Les dossiers de l’allaitement, Leche League
France, especial nº 6, 18.03.2005.
(4) Nils y Jill Bergman, Documental Restoring the original paradigm, www.kangaroomo
thercare.com
(5) En la exposición de los cursos de Verano de Jaca 2006: ‘El matricidio y la represión
el deseo materno a la luz de la neurobiología y de la investigación clínica neonatal’,
(publicado en Maternidad entrañable y gozosa, Prensas Universitarias de Zaragoza,
julio 2006), y en ‘La maternidad: correlación entre libido y fisiologia’, en la revista
Medicina Naturista num. 10 , junio 2006, hago un resumen más detallado de las aportaciones
de Bergman. También están colgadas en: www.casildarodriganez.org
(6) Por si alguien quiere adentrarse en la literatura publicada al respecto, ver en la revista
Acta Paediatr. suppl 1994, 397: Albert, JR (77-85) ; Hofer M.A. (9-18); Fifer, WR.
(86-93); Rosenblatt, JS. (3-8); en la misma revista 1995, 84(5): Christensson et al
(468-73), y de abril 1996: 85(4) Michelsson et al (471-5). En la revista Journal of
Paediatr de 1977 91(1): Lozoff, B. et al. (1-12).
(7) Además de Henri Laborit ya mencionado en la nota (2), otros autores han estudiado
la formación del carácter violento desde la neurología. Menciono dos:
- A.N. Schore , en The effects of early relational trauma on right brain develop
ment, affect regulation, and infant mental health (Infant Mental Health Journal
2001; 22 (1-2): 201-69), quien entre otras cosas, asegura que
Las complicaciones que suceden durante el nacimiento afectan a la personalidad, a la
capacidad relacional, a la autoestima, y a los esquemas de comportamiento a lo largo de
toda la vida. Si a ello se le añade el rechazo de la madre y la ausencia de unión con la
madre ('bonding'), podemos constatar una fuerte correlación con un comportamiento criminal
y violento.
- Lloyd de Mause, en : The neurobiology of Childhood and History, y War as
righteous Rape and Purification (citado en 'El llanto infantil y el cerebro'
www.dormirsinllorar.com y www.psychohistory.org), por su parte ha escrito que:
Los traumas provocados por el desamparo pueden dañar severamente el hipocampo,
matando neuronas y causando lesiones; y que este daño está causado por la liberación de
una cascada de cortisol, adrenalina y otras hormonas segregadas durante el periodo traumático,
que no sólo dañan a las células cerebrales sino también la memoria y ponen en
marcha una desregulación duradera de la bioquímica cerebral. Además, la abundancia
de repetidas oleadas de estas sustancias químicas y hormonas en el cerebro es la causa de
la reducción de la producción normal de serotonina, siendo, según este autor, un nivel
bajo de serotonina el indicador más importante de violencia, relacionada con tasas altas
de homicidios, suicidios, piromanías, desórdenes antisociales, automutilaciones y otros
desórdenes agresivos. Y también que:
Se ha demostrado que la falta de cuidados maternales tempranos es la causa de que la
región que... permite al individuo reflexionar sobre sus propias emociones y empatizar con
los sentimientos de otros individuos sea diminuta, desembocando en una pobre autoestima
y en una tan baja capacidad para empatizar, que el bebé crece literalmente incapaz de sentirse
culpable por lastimar a los demás.

(...)

Más información 
http://www.quenoosseparen.info/

2 comentarios:

  1. Gracias por todo lo que escribes cariño.
    Un besote.
    Laura, mami de Candela

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  2. El vinculo inicial es sumamente importante y marca al recién nacido para toda la vida.

    Un beso

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