14 de septiembre de 2009

La crianza con apego y la educación permisiva negligente


Por Ileana Medina Hernández

Quienes practicamos la crianza con apego y valoramos la importancia del afecto en la educación de nuestros
hijos, a veces sufrimos las críticas de quienes confunden el amor con una educación permisiva donde todo vale o donde a los hijos se les deja "hacer lo que quieran". "Los niños también necesitan normas" -saltan enseguida los salvaguardas del orden, con el ceño fruncido y cara de pocos amigos.

Creo importante deslindar la abismal diferencia que existe entre la crianza con apego, la educación democrática y el respeto de las necesidades y características individuales de nuestros hijos; y la educación permisiva negligente.

Hay dos maneras bien diferentes de "permitirles" a nuestros hijos hacer algo: desde la comunicación, la mirada, la presencia paterna que respeta sus necesidades, su condición de niño y su personalidad; o desde la ausencia, desde la ignorancia, desde la pereza, la comodidad o la negligencia de los padres que simplemente "pasan" de sus hijos, no les escuchan ni les conocen, no pasan tiempo con ellos, y por tanto, tampoco los respetan, simplemente los ignoran.

Creo que es muy importante hacer esta distinción para incautos. La crianza con apego se basa en el afecto, la mirada, la empatía, el tiempo dedicado y realmente compartido con nuestros hijos. Educar es acompañar. Con coherencia, con criterio, con creatividad, con alegría, con cariño y con respeto por el niño pequeño.

Eso es bien diferente de la familia "permisiva" donde los niños permanecen solos una gran parte del tiempo, haciendo lo que quieren, "entretenidos" para no "molestar" al adulto; donde unas veces son regañados o reciben gritos o golpes cuando sus padres están de mal humor, y otras son consentidos o se les permite hacer lo que quieran siempre que "no molesten"; donde se truecan el tiempo, la presencia y la atención por regalos y objetos materiales; donde los padres están en el bar o fumando un cigarrito mientras los niños juegan solos todas las tardes en el mismo parque; donde los niños se crían solos sin apoyo y sin sostén emocional; donde no hay coherencia ni criterio educativo; donde los padres -ya sea por trabajo, por inconciencia, por pereza o por falta de recursos materiales, intelectuales y emocionales- permanecen ajenos a las auténticas necesidades del niño, y este sigue siendo huérfano de mirada, contacto y atención... Más que de educación permisiva, me parece más adecuado hablar en este caso de educación negligente, o incluso de no educación, simplemente abandono.

El filósofo José Antonio Marina, en su reciente libro La recuperación de la autoridad: crítica de la educación permisiva y de la educación autoritaria (Versátil, 2009) ataca lo que él llama "educación permisiva", sobre todo en la figura y la obra de Françoise Dolto. Olvidando la importancia de la obra de Dolto, reconocida incluso por la Unesco, Marina arremete contra los enfoques del psicoanálisis:

"La influencia del psicoanálisis se manifiesta en la culpabilización de las
madres. Puesto que todo está jugado desde el momento de la concepción y de la
primera infancia, es preciso encontrar un responsable. Solo puede ser quien da la
vida, y prodiga los primeros cuidados y el afecto necesario, quien está
en constante relación con el niño: la madre. La madre es también la causa
primera de todos los males del niño. Esta afirmación no deja de estar presente en
los discursos de los psicoanalistas. Las madres ausentes de René Spitz; las
madres insuficientemente buenas de David Winnicot; las madres frías de
Bruno Bettelheim. El último coletazo de esta idea lo representa el libro de
Naouri.".

El psicoanálisis ha sido muy desprestigiado por algunos sectores científicos y minusvalorado en la mayoría de los currículos de las facultades de psicología, porque entra en los terrenos de lo NO MEDIBLE. Los científicos prefieren el conductismo o el neoconductismo (medible experimentalmente) y el cognitivismo (que se comprueba en modelos informáticos y de inteligencia artificial). Sin embargo, creo que el psicoanálisis, despojándolo del falocentrismo de Freud, de su frecuente pedantería y de otros pecados más o menos graves, ha sido la corriente psicológica que más ha profundizado en la comprensión de la primera infancia. Más todavía, algunos psicoanalistas posteriormente críticos con los dogmas freudianos. 

No es que "todo esté jugado en la primera infancia", es comprender la importancia que tiene la primera infancia, que es y ha sido completamente ignorada por las posturas "oficiales", que aún hoy siguen defendiendo más que nunca como la gran victoria de la "igualdad" que abandonemos a nuestras criaturas en escuelas infantiles a las 16 semanas de vida. Es darle el lugar que merece a la primera infancia, pues cada etapa se construye sobre la base de la anterior. Y si no ha sido, no importa, nunca es tarde para comenzar a respetar y a construir una relación con nuestros hijos basada en la sinceridad, el afecto, la comunicación y la presencia.

Tampoco significa culpabilizar a las madres. Si se culpabiliza a alguien, es en todo caso a la sociedad en su conjunto que no apoya ni prestigia a las madres ni a la maternidad, que está exclusivamente enfocada en la producción y no en la re-producción, que hace invisible todo lo que se sale de los circuitos de la producción y el consumo, que no invierte recursos en apoyar la primera crianza de los bebés en manos de sus propias familias, y mucho menos tiene en cuenta las necesidades afectivas de los niños pequeños.

"Según ellos, el niño se educará bien a sí mismo si lo dejamos solo. Es lo que decía Dolto" -afirma en otro lado José Antonio Marina. Yo no lo he comprendido así. Los principios de la crianza con apego se basan precisamente en la defensa crucial del afecto, de la corporalidad materna para los bebés, de la importancia de la presencia maternal y paternal a lo largo de toda la infancia y la adolescencia de nuestros hijos. Los seres humanos no somos innatamente buenos ni innatamente malos. La interacción con el entorno es lo que nos convierte en una cosa u otra.

Creo que en cuestiones de crianza, no es suficiente con buscar una "tercera vía" entre la vía autoritaria y la vía negligente, aún cuando esta sea la "autoridad personal" basada en el prestigio y la admiración que propone Marina. En crianza hay que apostar por el amor y el respeto. El amor no conoce "términos medios", aunque cada uno ve el "centro" según la cantidad y calidad de los afectos que haya recibido en su propia vida.

La crianza con apego, respetuosa con nuestra condición mamífera, corporal y cálida, es una forma de entender la educación infantil que ha tenido muy pocos antecedentes -escritos- en la historia de la sociedad occidental hasta hoy día. Es criar y educar desde la implicación afectiva profunda, que comienza en la primera crianza, en la importancia del continuum con el cuerpo de la madre en los primeros meses del recién nacido, continúa con la identificación emocional en los primeros años, y sigue con la comunicación profunda toda la vida, abandonando el enfoque adultocéntrico y sustituyendo el autoritarismo, el miedo y la distancia, por el apoyo emocional, la sinceridad y el respeto por las necesidades del niño pequeño.

21 comentarios:

  1. Lo más triste de esta situación es que aquellos padres que se muestran autoritarios y utilizan la manipulación, el soborno y hasta incluso el castigo físico respaldados por ese "los niños también necesitan reglas" la mayor parte del tiempo son padres permisivos negligentes que muestran escaso interés por sus hijos y los abandonan emocional y físicamente continuamente para aparecer cuando estos los molestan y "educarlos" para poder volver a ausentarse.

    Que se nos tache de hippies... de inconscientes... colgados... e incluso negligentes no me preocupa en absoluto. Lo que realmente me preocupa es lo que viven esos niños en los que se va quemando su ingenuidad y pureza, en lo que van a convertirse.

    Gracias por el artículo

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  2. Tienes absoluta razón, Lidia.
    Gracias a ti por visitar el blog, y complementarlo con tus aportaciones.
    Un abrazo!!!

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  3. Hola

    ¡Qué decepción la de este señor ultimamente¡ Es realmente brillante en otros aspectos pero "pincha" mucho en crianza sobre todo en infancia.

    En una revista femenina hace poco, creo que Marie Claire, unos padres yuppies se vanagloriaban de que solo estaban una hora al día con su hijo pq su trabajo era muy importante y el filósofo les contestó con la estupidez del tiempo de calidad (que algunos sabemos que si es escaso/migajas no vale) para no "culpabilizar" a los padres.

    Y luego a él y el Urra se les llena la boca de hablar de lo mal q lo hacen los padres y que no dan valores, pero nunca van a la verdadera raiz: ¿CUANDO? Si ellos mismo aceptan una crianza de miseria de tiempo.

    Y la crítica a la Dolto ya queda obsoleta pq es la BIOLOGÍA y la NEUROLOGÍA y muchas otras disciplinas las que demuestran la importancia del contacto los primeros años.

    Y Carlos Gonzáles, q de psicoanalista no tiene nada, defiende lo mismo.

    En fin, TODO POR LOS NIÑOS PERO SIN LOS NIÑOS. Cuanto miedo tiene la sociedad de la libertad, acompañada y segura, de los nenes.

    ¿Por qué? Pq así no serán corderitos consumistas y anestesados por Prozac sino que se cargarán el Sistema.

    Tiempo al tiempo.

    Gracias por el artículo y saludos

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  4. no apoyo lo q se dice acerca de Dolto u otros psiconalistas, precisamente para dar una charla a padres me basé en Dolto y Bruno Bettelheim dónde se hablaba acerca del respeto q tenemos q tener el padre hacia el niño, escucharle, criarlo con amor y cariño en la autoestima, en el respeto hacia sí mismo, en ningún momento se habla de dejarlo solo o criarlo sin apego, creo q no es acertado lo q se dice acerca de estos autores, como dice el escrito el psicoanalisis támpoco es tan malo dentro del mismo hay quien defiende que la madre debe permanecer con el niño el mayor tiempo posible para q se establezca bien su psique, y sin embargo dentro de la misma corriente tengo amigas q son partidarias de guarderías, dentro del psicoanalisis hay muchas corrientes.

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  5. Un abrazo, María del Mar, un honor que visites el blog y nos regales tus reflexiones.

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios, que son muy enriquecedores.

    Saludos!!!

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  6. Gracias Ileana, por tus reflexiones, por tu valor, por tu ímpetu, por el tiempo que dedicas a algo en lo que crees con toda la fuerza de tu corazón y gracias también por hacerme sentir menos sola y menos bicho raro ¡¡gracias!!

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  7. Te felicito ampliamente por lo hermoso y positivo de lo que has compartido.

    Ojala estas palabras encuntren oidos y sentires abiertos para entenderlas y.....ponerlas en la prática.

    Realmene es un placer llegarse hasta acá, claro dirán muchos dice esto porque está totalmente de acuerdo con lo expresado.
    SI estoy de acuerdo y creo que es así desde niños que debemos recomenzar la educacion del planeta.

    Cariños.

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  8. Iba a decir lo mismo que Lidia :) así que no me repito (gracias, amiga)
    Sigamos en la lucha, Ileana... yo voy evangelizando, o sea, llevando 'la nueva noticia', esta nueva noticia a quien quiera escucharme. Muchos aún miran con recelo, pero espero que cale en al menos uno...

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  9. Totalmente de acuerdo con tu reflexión Ileana. Hace poco comentaba con mi marido lo chocante que me resulta que los mismos niños tratados con discilina autoritaria fría y persecutoria, sean los mismos que en otros momentos más importantes son ignorados en otros comportamientos negativos y en sus necesidades emocionales básicas.
    Creo que la diferencia la da el tiempo que se pasa con los hijos. Los padres que no están acostumbrados a una constancia, que no conocen a los hijos porque no tienen esa comunicación "invisible" con ellos, son los que tienen esa necesidad de demostrar lo "buenos" educadores que son con esas actitudes autoritarias y adultocéntricas esporádicas, casi explosivas. Es decir, podemos ver niños trepando peligrosamente en un columpio, dando gritos o molestando a terceros mientras sus padres sigen en sus asuntos agenos a todo. Pero cuando de pronto esos padres "vuelven", quieren tener la sensación de control. Y si estiman que su hijo tiene que merendar un yogurt, serán los padres más amenazantes y fríos que descargarán sobre su hijo para compensar esa desatención anterior y demostrar en el parque que son padres eficientes. Hoy en día parece que el trato autoritario a los niños es sinónimo de educación, aunque sea intermitente, explosiva, incoherente y unidireccional sin espacio para la confianza ni el respeto.
    Me quedo con la frase: "Educar es acompañar". En todos los aspectos y también en el sentido literal de la frase.
    Besos.

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  10. Hola, me gustan mucho los temas que tocas, soy mama de una peque de tres años... con mucho caracter!!! jajaja muchas veces pienso que no se da cuenta que es una niña, decide y sabe lo que quiere y lo que no, es muy segura de si misma. Yo deje de trabajar para estar con ella, y eso es algo que hay que cambiar en esta sociedad, porque para poder dar el pecho, para poder criar a nuestros hijos no tenemos otra opcion que dejar nuestra vida laboral ya que el estado solo nos da 16 semanas de maternidad!!! cuando en paises del norte de europa tienen hasta dos años! Creo qeu es muy importante estar con los peques, ayudarlos y hacerlos futuros seres responsables, amables, solidarios, cariñosos... es dificil ser padres a mi me cuesta y es un gran trabajo!! besos.

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  11. Tenéis mucha razón, y me habéis dado una clave muy importante: es cierto que el padre ausente es el padre autoritario.

    No está para jugar, para conversar, para leer un cuento, para proponer una actividad motivante, y sólo "aparece" para regañar, para decir "eso no se hace"...

    Lo noto en los parques o cuando comparto con otros padres: pasan del niño, lo dejan a su bola, dicen que el niño es muy rebelde, muy inquieto, y solo se comunican con él para decirle: bájate de ahí, no corras, no hagas esto, no hagas lo otro... Pues si no quieres que haga esto, proponle otra cosa y hazla con él.

    Evidentemente, el niño "abandonado" necesita "normas". El niño "abandonado" hará lo que sea para entretenerse, o para llamar la atención, y obtendrá del padre "eficiente" regaño y corrección.

    Esa es la lógica. Así de simple, y qué difícil es llegar a ella.

    Muchísimas gracias a todas por vuestras aportaciones!!!

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  12. Pues yo estoy de acuerdo con Marina en que a los niños hay que inculcarles explícitamente una serie de valores pensados y no meramente asumidos por la autoridad afectiva que impone el progenitor, el individuo cuya "corporeidad" está más cercana o quien les transmite más "amor" (erróneamente hay quien sigue creyendo que esto es un sentimiento). Desde luego afirmar como Doltó que la única prohibición universalizable es la del incesto es resignarse a criar a unos monstruos que acabaremos aguantando todos.

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  13. Me ha encantado el atrículo. como siempre lo has bordado.
    A mime preocupa mucho a educación, la visión que se tiene de los hijos y repitiré hasta la saciedad que nos estamos cargando la próxima generación. Después no nos podemos extrañar del resultado.
    Es triste quehoy en día en un gran procentaje los niños no son educados con apego, con tiempo y es triste que quien se revela de esa costumbre tan extendida, es del todo criticado.
    Pero en nuestras manos esta y mientras que haya alguien que te vea, te escuche y que es capaz de reflexionar sobre ello, vale la pena.

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  14. Urbek, yo le enseño a mi hija valores todos los días: le enseño respeto, sinceridad, sensibilidad por los demás, empatía, solidaridad, generosidad... Pero se los enseño del unico modo que se pueden enseñar: siendo respetuosa, sincera, empática, solidaria y generosa con ella misma.

    Creo que esos son los mejores valores que se le pueden dar a un ser humano, y creo que hay una única forma de enseñar: con el ejemplo cotidiano, con la práctica. No "haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago".

    Creo que el problema está en asumir que EDUCACIÓN ES REPRIMIR. Asumir eso así, significa asumir que el ser humano es innatamente malo, que sus deseos o impulsos serán negativos o destructivos, y que la educación debe ser necesaria para corregirlo.

    Yo creo que no. Que el ser humano se hace bueno -o malo- cuando recibe -o no- afecto y respeto desde el primer momento de su vida. Si el niño es respetado y amado desde el primer momento, no será necesaria la represión para que surja un ser humano noble y generoso.

    Creo que esa es la "buena nueva". El ser humano no es innatamente bueno ni malo: según lo que reciba en la primera crianza, mientras más temprano mejor, se irá forjando como un ser en general noble y "con valores" o no, sin necesidad de tener que recurrir al castigo, al golpe o a la represión por la fuerza.

    Con respecto a la Dolto, no soy muy experta ni la he leído con detenimiento, pero creo entender que cuando se refiere a que el incesto es la única prohibición universal ha de referirse a que es la única prohibición que se repite en todas las culturas, y que todo lo demás es variable culturalmente.

    Muchas gracias a todos, saludos y cariños!!!

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  15. Al hilo de este maravilloso texto (como siempre) me vienen las brillantes ideas de Esperanza Aguirre para recuperar la autoridad de los profesores, multas, normas y leyes... sin motivación, incentivos ni cariño...

    Me encantan tus reflexiones Ileana, simpre aportas cosas. Gracias

    Begoña

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  16. hoy esto viene "como anillo al dedo" y me atrevo a escribir. Leo y leo y sigo en silencio este blog y a Ileana, de la cual aprendo mucho;gracias a todos. estoy de acuerdo 100% que “LOS NIÑOS NECESITAN AMOR” y normas; quererlos no entra en contradicción en decir un NO. Trabajo en varias guarderías eintento desarrollar habilidades y gustos,apoyándome de títeres, cuentos, música, bailes, expresión corporal y siempre me la he pasado de maravilla, ¡tanto! que a veces pienso que quien debe pagar soy yo! Pero hoy ya no encontré el disfrute del que gozo hace 5 años. Cuando comienza el curso hay niños que le cuesta, por lo que los respeto y dejo que vayan participando poco a poco o que si lo deciden sean espectadores. Pero este curso hay tres niños que lloran,no!chillan desconsoladamente. Cuando están conmigo, p las seños que los cuidan y cuando ellas se los llevan no se callan. Hoy todas estaban amargadísimas, agotadas, el llanto constante se hacia dueño de todo el recinto y la practica superó a la teoría y hasta a la “paz – ciencia” ¿que hacer? Atiendo a los que sufren abandonando a los que esperan sentaditos, me pongo a intentar consolar a un niño que no me hace puto caso o cuelgo a los padres? No encuentro recursos, ni siquiera las chicas que tienen mucho mas años de trabajo. gracias

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  17. Ileana, me encantó este artículo, y coincido en un 100 por ciento. Es muy triste cuando los padres no podemos quebrar o revertir los mandatos familiares que hemos recibido. Y como nos han tratado mal, pues ahora que tenemos hijos, es nuestro turno de ser los que mandan y maltratan! No juzgo a los padres que no crian como yo. Me da mucha lástima la situación. Creo que a ningún padre le gusta gritar, ni pegar, ni reprimir, ni no ser creativo...Es más, creo que cada vez que un padre actúa así pierde la confianza en sí mismo como padre...y la va perdiendo cada vez más hasta no reconocerla siquiera. Y ahí no hay casi vuelta atrás. Lo sé porque cuando "la pifio" como madre, me siento fatal. Y cuesta perdonarse y volver a seguir en el camino elegido.
    Un abrazote enorme!

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  18. Hace tiempo que vengo pensando en esto...me encanta tu reflexión ;-)
    Saludos!

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  19. He decidido asumir que soy rara... ¡mucho! Por la cara que ponen cuando mi hija de casi cinco años disfruta una mañana en el Parque de las Ciencias o viene conmigo a hacer la compra. La primera pregunta es: ¿y hoy no vas al cole? Es que yo no voy al cole, dice Lucía muy segura. ¿ah, no? me preguntan directamente a mi. No, respondo. A veces no doy más explicaciones y entonces me convierto en una especie de bicho rarísimo y algo peligroso. A veces digo: no, ella esta ahora jugando. Y se sienten tan desorientados que dejan la conversación y se van.
    ¿es de verdad necesario que mi hija vaya al cole? ¿a alguien se le ocurre la razón?
    Un abrazo a todas,

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  20. Guaooo... qué exito ha tenido este post!!! ;-)

    Creo que voy a dejar el tema de la lactancia, y dedicarme más a la crianza en general, jejee.. veo que hay mucha tela por donde cortar.

    Anónima que trabajas en guarderías, y sé quien eres ;-), querida "tía Mary": esos pobrecitos niños que lloran, efectivamente necesitan primero ser consolados antes de poder participar en ninguna actividad. Creo que sus educadoras principales deben asumirlo, intentar ver cuáles son las causas, informarle y ser sinceras con sus padres, y entre ambas partes encontrar la solución.

    Mamá, las medidas de Esperanza Aguirre merecen un post aparte, con premeditación y alevosía, jeje.

    Mónica, ciertamente eres muy valiente, y una gran inspiración para todas. Hasta hace muy poco tiempo los niños empezaban el cole a los 6 años, que es la edad en que es obligatoria la educación y en la que ellos tienen madurez para entrar al ruedo del grupo "homógeneo". Olé por ti .

    Muchas gracias y besos a todos!!!

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  21. No dudo que el artículo sea bueno, estoy totalmente de acuerdo con él, e intento ponerlo en práctica todos los días en mi casa, pero también creo que hay que respetar la crianza y la educación que cada padre quiera dar a su hijo, es más, creo que ningún padre quiere que su hijo se convierta en un pequeño mostruito de esos que todos los días nos encontramos por todos lados, simplemente hace lo que cree correcto y mejor para su hijo, este bien o mal a ojos de los demás.
    Sigue así, es muy interesante leer tus publicaciones.

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