9 de septiembre de 2009

Paz y crianza: ¿dónde nace la violencia?

No suelo reproducir aquí artículos tomados de otros blogs, pero quiero compartir éste, escrito por Can-Men (María del Mar Jiménez Redal, socióloga holística, creadora de los importantes espacios El Blog Alternativo y El dedo en la llaga), porque resume exactamente lo que pienso, y es ese tipo de artículos que me gustaría haber escrito yo misma :-)

Disfrutadlo:

PAZ Y CRIANZA: ¿dónde nace la violencia?

Can-Men - 30 Ene 2009

Hoy es el Día Escolar de la No-violencia y la Paz que conmemora la muerte de Mahatma Gandhi el 30 de enero de 1948 y muchos colegios celebrarán actividades alrededor de estos valores.

Pero para cuando nuestros hijos llegan al colegio (entre los 3 y los 6 años oficialmente) las semillas de la empatía, de la comprensión y del respeto al otro ya han debido ser sembradas en el seno de la propia familia.

¿Es la crianza actual pacífica?
Muchos niños modernos están hiper-estimulados con elementos externos y materiales, pero emocionalmente abandonados. De hecho 1 de cada 4 niños españoles se siente solo y algunos autores como Carlos González afirman que los “chavales de hoy son los que menos cariño reciben de toda la historia”.
“El Homo sapiens es el primate más violento del planeta contra la hembra de su misma especie y contra sus propias crías” James Prescott
La respuesta es tristemente NO, porque a las trágicas cifras de violencia física-visible contra los niños (del 16% al 63% según los países) que ocurren en el 90% de los casos dentro del propio núcleo familiar, hay que sumarle la violencia invisible-emocional fruto de una crianza de desapego: de pocos brazos, independencia precoz, dejar llorar a los bebés, separaciones tempranas de la madre, largas horas de guardería incluso a edades de gestación exógena (menos de 1 año) y sobre todo, primacía de la falacia del tiempo de calidad escaso.


“Debería llamarnos la atención que el recrudecimiento de la violencia en
nuestra sociedad ha ido acompañado de un mayor alejamiento en la relación
padres-hijos, el que se enseña desde la cuna misma, cuando dejamos a nuestros
hijos llorar por la noche”
Criando con amor
¿Y cómo influye la crianza en un comportamiento agresivo o amoroso? James Prescott, ex director del Instituto Nacional de la Salud y el Desarrollo Infantiles de EEUU, lleva años persiguiendo el origen neuronal de la violencia humana y explica que tras el nacimiento, con el cerebro en pleno desarrollo, las experiencias modelan aún más la arquitectura neuronal y la personalidad del adulto, y que la violencia está íntimamente relacionada con los circuitos cerebrales del placer.
Las bases fundamentales para el placer se adquieren a través del contacto físico y emocional con la madre, la primera fuente de amor. En esos primeros momentos se produce una asociación o disociación neuronal que quedará registrada en los circuitos que gestionan el bienestar y el dolor. he neuroscience of human relationships” explicando que “cuando no hay mucho contacto o existe una falta de cuidados, es más probable que el cerebro desarrolle un sistema dirigido fundamentalmente por la adrenalina. Esto dará lugar a un tipo más violento, más agitado. Algo que tiene sentido desde un punto de vista evolutivo. Cuanto menos protegido esté un niño por sus padres, más agresivo tiene que ser para sobrevivir”.
“Cuando no se toca y no se rodea de afecto a los niños, los sistemas cerebrales
del placer no se desarrollan. La consecuencia de ello son unos individuos y una
cultura basados en el egocentrismo, la violencia y el autoritarismo”James
Prescott
Prescott estudió las costumbres relativas al contacto madre-hijo de 49 tribus de todo el mundo y estas fueron las conclusiones: los grupos poco afectivos con sus niños, y con muy poco contacto piel a piel, presentaron altos niveles de violencia en la edad adulta. Sin embargo, la agresividad era casi nula entre los pueblos que mantienen un contacto muy estrecho con sus hijos.

Esto mismo lo corrobora Louis Cozolino, autor de "T

La ecuación contraria es igualmente válida. En un entorno de afecto, contacto y amor se activan los circuitos neuronales de la serotonina, un neurotransmisor del bienestar.
Y esto es aplicable a todos los lugares del planeta, también a los padres occidentales modernos.
Michel Odent, importantísimo obstetra francés, asegura que la primera hora después del nacimiento es clave para que la biología y la psique reciban una impronta básica contra la violencia por la descarga masiva de la hormona del amor (oxitocina), que se genera en el momento del parto. Ésta desencadena la respuesta maternal y favorece la creación de un fuerte lazo entre madre e hijo.

Y
Eduardo Punset en el documental sobre cerebro del bebé demuestra los efectos neuronales de dejar llorar a los bebés con un exceso de cortisol perjudicial que el cuerpo no puede asimilar. Por tanto, ¿qué debemos hacer si queremos paz de verdad en nuestra sociedad?
  • Concebir a nuestros hijos con amor y responsabilidad
  • Tener embarazos conscientes, sin estrés, sin miedos y vinculándonos con el bebé porque está demostrando la importancia neonatal en la personalidad posterior
  • Acceder al parto como mujeres maduras y bien informadas sobre nuestra naturaleza y nuestra capacidad de parir y, si la salud nos acompaña, tener un parto lo más respetado posible. No formar parte voluntariamente del desastre de parir en el mundo
  • No permitir que separen a nuestro bebé después del parto sin una razón de peso
  • Ejercer de mamíferas con lactancia materna prolongada
  • Llevar a nuestros hijos en brazos sin complejos
  • Colechar si queremos
  • No dejarles llorar
  • Respetar el ritmo evolutivo de los bebés en todos los aspectos, sin acelerar ni forzar
  • Criar con vínculo y contacto físico
  • Dejar que nuestros niños sean niños y vivan su etapa de dependencia cubriendo totalmente sus necesidades físicas, emocionales y espirituales, de día y de noche para que algún día alcancen la independencia sana por maduración personal
  • Dejar el bebé al cuidado de mínimo otra persona adulta (“se necesita una aldea para cuidar un niño”) en nuestras ausencias para trabajar u otras tareas
  • Dedicar tiempo a nuestros hijos en CANTIDAD y de calidad
  • Tener siempre presente que los primeros años de vida de nuestros hijos influyen pero no determinan, si no podemos cumplir los anteriores requisitos, nunca es tarde para subirnos al tren de la crianza natural  
"La transformación de una cultura violenta en una de paz comienza por el individuo que en la infancia es colocado en un camino de aceptación en vez de en otro de rechazo”. James Prescott
Si los padres hacemos nuestros deberes y sembramos la paz en nuestros hijos, la escuela solo tendrá que regarla, pero poco germinará en una tierra yerma.

Somos mamíferos, no podemos criar como reptiles sin sufrir las consecuencias.

Otra crianza y otro mundo es posible


Autora: María del Mar Jiménez Redal

Tomado de: http://www.elblogalternativo.com/2009/01/30/paz-y-crianza-%c2%bfdonde-nace-la-violencia/



2 comentarios:

  1. En mi caso está más que comprobado lo que este artículo expone. Mi familia ha heredado a través de muchas generaciones, historias terribles de violencia de todo tipo de las cuales soy también heredera. No tuve un embarazo consciente ni un parto respetado, a pesar de haber presentado un plan de parto bastante específico. Cuando quedé embarazada creí que podría romper esta pesada cadena, de la cual mi marido también fué heredero. Pensé que formandome podría evitar ser violenta en cualquier modo con mi hijo pero estoy atravesando un infierno por que ahora estoy tomando consciencia de la ira que hay dentro de mi y que muchas veces me cuesta transformar para que mi hijo no la sufra. Es terrible sentirse así. Impotente porque la ignorancia y el peso de una sociedad entera me robó un pedazo grande de mi alma y dolidad conmigo misma por no saber encontrar la forma adecuada de tratar a mi hijo con el respeto que se merece. No le maltrato pero continuamente sufro ataques de ira que intento reprimir y que son una verdadera guerra interior que mi hijo percibe, incluso cuando se enfada es capaz de expresar rabia. Es aterrador pensar que no voy a poder librar a mi familia de este lastre. Amo a mi hijo como jamás pensé que podía amar a nadie pero el amor no es suficiente si uno no es capaz de mostrarlo libremente. Estamos haciendo todo lo posible por encauzar nuestra vida de una manera pacífica, harmoniosa y respetuosa para con nosotros y lo que nos rodea y es el día a día y nuetro hijo, quienes nos guían y el saber que siempre hay una alternativa mejor. La maternidad me ha transformado y me ha hecho mejor persona pero me queda mucho por aprender.

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  2. Mamá descubre su mundo, muchísimas gracias por exponer tu vivencia, es emocionante, desgarradora, y a la vez tremendamente optimista.

    Darte cuenta de tu historia personal es el primer paso para ese camino armonioso y amoroso que estás construyendo con tu familia.

    Verás como poco a poco el mismo amor que sientes por tu hijo va a ir haciendo sanar esa ira.

    Yo también tengo a veces algún que otro brote de ira, y aunque nunca he llegado a pegar, si he levantado la voz inapropiadamente. Luego pido disculpas e intento ir reconociendo cuáles son los momentos y las circunstancias que hacen que eso ocurra, para verlos venir y evitarlos en lo posible.

    También puedes, si tienes tiempo y acceso, intentar practicar yoga, meditación o alguna terapia que te ayude a encontrar la paz interior que estás buscando.

    Enhorabuena por tu valentía y por el camino que has emprendido.

    Un abrazo muy fuerte!!!

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