21 de abril de 2010

El alimento de la psiquis

Por Ileana Medina Hernández


El ser humano se ha considerado tradicionalmente un ser binario, dividido en dos grandes partes: una parte material o biológica, y otra parte espiritual o psíquica. Cuerpo y alma. Son dos partes inseparables, y cada una es el reflejo de la otra. Hay quien considera que lo que hemos dado en llamar "patriarcado" o sea la civilización occidental que conocemos, no es más que la división CUERPO-MENTE, el pensamiento binario en el que hemos estado atrapados inconscientemente.

Las relaciones entre los problemas psíquicos y las enfermedades físicas están cada día más demostradas, incluso por la ciencia.

Tanto el cuerpo como el espíritu (el alma, la psique... en este caso podemos considerarlo indistinto) necesitan nutrirse para poder vivir y desarrollarse. Lo que nutre al cuerpo es el alimento, lo que nutre al alma es el amor.

El alimento es al cuerpo como el afecto es al alma. El equilibrio entre los cuatro elementos es lo que podríamos considerar SALUD.




Si entendemos esta relación como una regla de tres, obtenemos también que el Alimento es al Afecto, como el Cuerpo es al Espíritu, o sea que ALIMENTO = AFECTO.

Que alimento y afecto es lo mismo lo explica muy bien Laura Gutman en su libro La Revolución de las Madres, de obligatoria lectura. Quizás no para todo el mundo esto sea fácil de ver, pero creo que la LACTANCIA es el punto de partida de todo, y es un ejemplo maravilloso para entenderlo mejor.

Cuando cada cría humana nace, toda su energía vital va dirigida a garantizar su supervivencia en el pecho de su madre. Alimento, afecto y madre son la misma cosa: ese manantial lácteo del que depende su vida.

Así ha sido a lo largo de millones y millones de años de evolución mamífera, y no puede ser cambiado por unas décadas de leche industrial.

La libido, la energía vital del bebé va dirigida a succionar el pezón de su madre, y del afecto y la disponibilidad de la madre para suministrar continuamente ese alimento, depende la supervivencia de cada individuo y de la especie en general.

De ahí que la ciencia demuestre cada día con más evidencias, que el afecto hace por ejemplo, crecer físicamente a los niños; o que la anorexia nerviosa tiene un origen afectivo, sobre todo en la relación con la madre; o que los niños amamantados pueden desarrollar más la inteligencia... De ahí, que por mucho que la industria se esfuerce en añadir a sus leches de fórmula ingredientes similares a la leche materna, jamás podrá igualarla...

Porque en el origen de la vida, en los primeros días, meses y años de la vida humana, donde se fragua el sistema emocional de cada ser humano, alimento y afecto son la misma cosa: el pecho materno.

Luego nos pasamos toda la vida posterior comiendo golosinas, chocolates o dulces cuando estamos ansiosos o deprimidos... bebiendo alcohol y drogas que desinhiben y nos hacen volar por un momento... buscando que nos entre por la boca esa felicidad anhelada, esa oralidad frustrada, ese paraíso terrenal que perdimos ya para siempre.

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Afecto y alimentación.

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