14 de mayo de 2010

¿Y qué es lo verdaderamente importante?

Por Ileana Medina Hernández
"Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es más fuerte que la roca;
el amor es más fuerte que la violencia".
Herman Hesse


Leyendo y saboreando a Casilda Rodrígañez me encuentro con esta provocativa pregunta: "¿Y no será que las mujeres hemos asumido la inferioridad que nos han atribuido milenariamente, que tenemos un complejo de inferioridad, y por eso intentamos superarlo demostrando que sabemos ejercer el mando y administrar la Ley en la sociedad patriarcal?".

Siempre me han gustado más las grandes preguntas que las grandes respuestas.

Efectivamente, creo que el siglo XX fue el importante momento histórico en que a las mujeres nos tocó demostrar que sabemos ejercer el mando y hacer todas las actividades productivas y públicas que durante un par de miles de años habían sido exclusivas de los hombres.

Lo cual no quiere decir que todas esas actividades, por el simple hecho de ser hechas por los hombres, sean buenas o deseables: ¡¡¡sí, las mujeres también podemos hacer la guerra, pero ojalá no hiciera falta!!! ¿Nada bueno sería que todos nos metiéramos a soldados, solo para demostrar que también podemos serlo, no? Tampoco es nada bueno que queramos ejercer el poder del mismo modo en que lo han hecho muchos "grandes hombres" a lo largo de la historia.

Sí, las mujeres podemos ser grandes científicas. Las universidades hoy en día comienzan a tener ya más mujeres que hombres en sus aulas. Sí, las mujeres podemos ser grandes artistas, literatas, profesoras, médicos. Sí, podemos conducir camiones, ambulancias, helicópteros y aviones. Sí, tenemos inteligencia lógica: podemos ser matemáticas, físicas, ingenieras, arquitectas. No hay nada, ninguna tarea, que hagan los hombres que las mujeres no podamos hacer. Pretender discriminar cualquier profesión o actividad pública por razón del sexo es hoy una estupidez, además de una grave violación de derechos.

Además, la sociedad de la información necesita de unas cualidades que parece que poseemos en mayor medida las mujeres por razones antropológicas, como muy bien ha explicado la antrópologa Helen Fisher en su libro El Primer Sexo: la capacidad de trabajar en redes y en equipos, la empatía, la colaboración, la capacidad de hacer varias tareas a la vez, la capacidad de negociación, la comunicación no verbal, etc... son cualidades muy necesarias hoy en día en el mundo empresarial de la sociedad avanzada de servicios, y parece que estas cualidades las hemos desarrollado históricamente mejor las mujeres, precisamente por los millones de años en que hemos sido criadoras-cuidadoras-sembradoras.

No sólo tenemos las mismas capacidades intelectuales que los hombres, sino que parece que a lo largo de estos miles de años de dominio patriarcal no nos ha quedado más remedio que desarrollar mejores capacidades emocionales (o se nos han mutilado menos), y eso se revaloriza mucho hoy en día.

La sociedad se feminiza, y eso es lo importante. Las labores dejan de necesitar fuerza bruta, y reclaman cada vez más otro tipo de cualidades más "blandas", que las mujeres poseemos en alto grado, y que los hombres están impelidos a desarrollar. Llegó la era de la inteligencia emocional. Cuidar de las crías, además, provee a las mujeres de importantes habilidades sociales y emocionales, de ahí que la maternidad, lejos de ser un obstáculo para el trabajo, mejora el cerebro de las mujeres, como han demostrado muchas investigaciones científicas recogidas por la periodista Katherine Ellison en su libro El cerebro de mamá.

A finales del siglo XX y principios del siglo XXI, convergen pues los dos ríos del feminismo: el río del feminismo de "la igualdad" que nos ha llevado a que logremos conseguir los mismos derechos que los hombres y a que nos hayamos podido incorporar a todas las profesiones y tareas públicas; y el río del feminismo de "la diferencia", que valora más el hecho de que se "feminice" la sociedad en su conjunto, revalorizando aquellos aspectos que hasta ahora la sociedad del Padre, del Dios absoluto, de la Razón, de la Industria, de la Ciencia y de la Productividad habían dejado afuera: las emociones, la empatía, el cuidado de los otros, la generosidad, la solidaridad, la intuición, el tiempo para uno mismo, la receptividad, la espiritualidad.

El advenimiento de la mujer al mundo público, como he dicho en otras ocasiones, tiene que servir para cambiarlo, y lo está haciendo.  Para cambiarlo a favor de los bebés, de los niños, de los excluidos, de los "diferentes", de los pobres, de los desamparados.

A ambos ríos les faltan hoy cosas por conseguir, y la convergencia de ambos debe llevar a una nueva era de más bienestar para todos. Pero, en primer lugar, la sociedad en su conjunto, hombres y mujeres, necesita urgentemente de una inyección de Yin, de un aumento de la capacidad de amar y de cuidar de los otros, de generosidad, de la capacidad de dar a los demás y de ser mejores personas.  

¿Cómo puede aumentar una sociedad su capacidad de amar?  Como ha demostrado la neurobiología moderna, como bien han explicado Michel Odent y otros, para que las personas desarrollen su capacidad de amar, su generosidad, su empatía, sus valores, deben ser respetadas desde la etapa prenatal y el nacimiento, debemos ser cuidadas desde el mismo momento de la concepción. La oxitocina, la hormona del parto, es también la hormona del amor. Y eso no es casual.  El baño de oxitocina al nacer es imprescindible para que podamos amar en el futuro, para que podamos ser buenas personas, para desarrollar nuestras capacidades sociales de empatía y relación con el prójimo.

Todas las sociedades violentas han buscado el modo de perturbar la naturalidad del parto, y de separar a las crías de sus madres cuando aún son muy pequeñas. En esa perturbación nace el Miedo, el miedo primario a ser abandonado que no se cura jamás, y de ese Miedo nacen todas las posibilidades de explotación, de sumisión, de violencia, de dominio de unos seres humanos sobre otros.

Embarazarnos, parir y amamantar: embarazarnos bien (con conciencia, tranquilidad y felicidad), parir bien (sin hormonas sintéticas, sin cesáreas, sin partos inducidos, sin anestesias, sin inmovilizarnos, sin ser observadas y maniatadas....) y amamantar bien (a demanda, sin reloj, sin biberones, durante varios años), es pues imprescindible para que haya una sociedad mejor. Es la tarea más importante de la sociedad en su conjunto. Y es algo que sólo podemos hacer, hasta ahora, las mujeres.

Las mujeres pues, podemos efectivamente, alcanzar el poder e impartir la ley en la sociedad patriarcal. Podemos ser juezas, coroneles, ministras de Defensa. Pero con ninguna de esas labores contribuimos más al bienestar de la sociedad que con la otra labor más simple y ancestral, la labor más importante que existe: la de parir -bien, libre, con placer- y amamantar -bien, libre, con placer- a nuestros hijos. El poder tiene que servir pues para hacer esto posible, para hacerlo compatible además con el ejercicio de las profesiones y labores sociales.

Esa es la tarea que hay que prestigiar. Lo que paradójicamente, tampoco han podido hacer hasta ahora nuestras madres, abuelas, bisabuelas y tatarabuelas patriarcales... Atrapadas no solo en la esclavitud del hogar y el marido, sino también enajenadas del conocimiento de sus cuerpos, de sus ciclos reproductivos, de su sexualidad, de su libido... La liberación lleva dos partes, y las dos son necesarias.

No sólo "libera" poder ser ministra, empresaria de éxito o actriz de Hollywood, no sólo "libera" la posibilidad de ganar dinero y ser independiente económicamente, hay otra liberación también urgente: la de nuestros cuerpos, la de nuestras funciones reproductivas, la de nuestras emociones, la de nuestra psique reprimida, la de nuestras infancias arrebatadas, la de nuestra capacidad de amar y cuidar de nuestros hijos.

Y para mí, la segunda, desde luego, es mucho más importante, más difícil, más revolucionaria.

10 comentarios:

  1. Aquí una mujer liberada! yo también comparto este concepto de la liberación Ileana!

    Un abrazo!

    Miriam.

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  2. Guau Eliana..... te voy a fundar un club de fans ;o). Sigo compartiéndote en Facebook. Es que pones las palabras justas para explicar lo que debe ser explicado. Muchas mujeres todavía ni se lo han planteado. De cuantos partos extáticos y lactancias planceteras serán responsables tus árticulos? A cuantas mujeres les sembrarás la duda en sus patriarcales y organizadas vidas???? Espero que muchas, pero aunque sea sólo una ya habrá valido la pena, Verdad?

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  3. Los hombres sufren el 94% de las muertes en los trabajos más peligrosos, los hombres toman estos trabajos por amor a sus familias. Por otro lado los hombres trabajan más horas extras que las mujeres (el 90% de las horas extra las hacen los hombres) y por eso llegan a posiciones más altas en las empresas y hacen más descubrimientos cientificios.
    Los logros que tu mencionas son cosas muy pequenas, la verdad es que a las mujeres se les dio igualdad de derechos hace mucho tiempo pero no han colaborado con la sociedad de igual forma que los hombres ni por accidente, esa es la cruda realidad.
    La mujer tiene cualidades diferentes que el hombre, si la mujer se pone a competir con el hombre no lo va a vencer, tan solo mira a quienes son los gerentes de las empresas más grandes del mundo son hombres, los más grandes compositores, escritores y cientificos son hombres. Tenemos una pequena ventaja sobre las mujeres, nuestra mente unifocal. Las mujeres tienen mentes que se enfocan en muchas cosas al mismo tiempo pero que no las dejan ser excelentes en ninguna de esas cosas.
    Igualdad de derechos es una cosa igualdad en la practica es otra.
    Es un hecho cientifico que los hombres poseen más celulas grises en el cerebro y las mujeres más celulas blancas en el cerebro.
    Te pido encarecidamente que elimines el resentimiento que tienes contra los hombres, a la final te hace dano a ti misma.
    Me ha gustado el tema del blog, pero este articulo esta un poco salido de tema.

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  4. Hola, Daniel!

    Gracias por participar, no es frecuente disfrutar de comentarios masculinos por aquí.

    Es curioso que pienses que tengo resentimiento contra los hombres, porque las feministas al uso nos suelen acusar de "neomachistas".

    No tengo nada en contra de los hombres, faltaría más. Menos aún en contra de los hombres que trabajan para sus familias, que se conocen a sí mismos, que disfrutan sus emociones, que aman y que apoyan a sus mujeres y a sus hijos. Lo siento, pero creo que algo no has debido comprender bien en mis palabras.

    Una frase tuya sí me parece horrorosa: "las mujeres no han colaborado con la sociedad de igual forma que los hombres ni por accidente, esa es la cruda realidad". Eso sí que me parece machismo barato y del peligroso. Si no hemos colaborado más en el mundo de la ciencia, la política o el arte es porque no nos han dejado. Pero creo que sí hemos colaborado en lo más importante de la sociedad: la crianza, las tareas domésticas, los afectos, el cuidado de niños, enfermos y ancianos... las tareas que son la base de la sociedad, imprescindibles y quizás, hasta las más importantes. Sin ellas, las demás no podrían existir.

    Y bueno, sobre lo de las células grises y las células blancas, no puedo decirte nada. No lo he investigado. En todo caso, tampoco estoy segura de que sea más importante tener células grises. Quizás sea más importante tener un buen corazón.

    Un saludo!!!

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  5. Jajajajajajaja! Directo, bang! XDDDD

    Mi reverencia, una vez más, maestra. Hay un punto con el que tengo un problema, algo pequeñito, uououououo :))))) y cuando encuentre el tiempo lo desarrollaré en mi blog y lo compartiré preferentemente contigo para que me des tu opinión.

    Un BESAZO!

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  6. Pues el dominio de esa gran mente unifocal de la que Daniel se siente tan orgulloso no nos está llevando exactamente por un buen camino. O a estas alturas alguien cree que tal cual van las cosas tenemos un gran futuro por delante como civilización y como especie?????

    Y en cuanto a que los hombres trabajan más horas extras que las mujeres.... remuneradas sí, desde luego, pero gratuitas nosotras nos llevamos la palma....... Eres padre, Daniel????? y si lo eres, Quien monta guardia cada noche velando el suenyo de tus hijos y levantándose veinte veces o no durmiendo en absoluto cuando es necesario???? Tu??? Lo dudo. Cuanto gana ella por estas horas extras???? Y donde queda registrado????? Y que hubiera sido de tí si tu propia madre hubiera trabajado 8 horas diarias exactas?????? Relamente crees que estarías aqui sintiéndote tan útil e inteligente????? Sabes donde estarían tus grandes hombres de la historía si sus madres no hubiesen dedicado su vida a su crianza???? Si sus madres en vez de parirlos hubieran desarrollado su propio potencial como ser humano al margen de la maternidad??????. No hay más ciego que el que no quiere ver.

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  7. Si queremos comentarios machistas...la mente unifocal de los hombres ya sabemos todas donde se encuentra xDDDDDDD

    Santo cielo, lo que hay que oir a estas alturas de la película.

    Sr. Daniel, las mujeres hemos llegado a la ciencia hace 20 años y a las empresas y al resto de los sitios. Sin embargo sin las mujeres la ciencia no habría llegado jamás, a ningún sitio.

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  8. Veo que ya hay más gente que quiere montar tu club de fans, lo entiendo, ¡eres un crack!. De verdad, genial, me encanta, exacto, justo, preciso, documentado... me repito, lo sé, pero es que me encanta...

    Vaya, me ha gustado tanto que se lo voy a pasar a mis jefes...jejeje (sí, hombres... ¿será que Daniel va a llevar razón? ¿será que las mujeres no hemos contribuido tanto a esta magnifica sociedad, justa, igualitaria y solidaria, en la que vivimos? ¿será que ser madre no es importante? ¿será que las mujeres no trabajamos un 70% más en casa que los hombres? ¿Será que el amor de madre es el más reconfortante del mundo? ¿Será que somos unas resetidas, esposas y madres de hombres que son el centro de nuestro universo?...

    ay! Daniel.. vas a llevar razón...

    Besos Ileana!

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  9. Caldeadito está el tema por lo que veo :)
    Estoy contigo en que necesitamos esa otra forma de liberación, y sobretodo la necesitan nuestros hijos, los creadores de la sociedad del futuro, los que no "ayudaran" a sus mujeres en casa, sino que "compartiran" tareas del hogar, los que sabiéndose queridos, amaran a sus parejas, y al mundo y gracias a ese amor empezarán una nueva revolución silenciosa en la que haran de la maternidad lo que realmente es: un tesoro para la sociedad y se restablecerá el lugar que deben ocupar las cosas.
    Ser madre es un privilegio y un honor y toda esa energía que desprendemos las que ahora gozamos intensamente de la maternidad ha de servir para algo, estamos cambiando, unas cuantas o unas muchas, hemos pasado de "repudiar" el papel de madre en exclusiva a valorar y exigir que eso sea posible en una sociedad que nos lo pone cada día más difícil, en aras de la "igualdad". Pero aqui estamos y esto ya no tiene vuelta atrás :)

    En cuanto a Daniel...no creo que haya en el mundo mayor obra de arte que un niño, ni mejor obra científica que un bebé. Y eso, se gesta todo en el vientre de una mujer, y sin esa mujer, sin esas mujeres dispuestas a perpetuar la vida, en sus cuerpos, en su vida, hace muchos años que el mundo ya no existiría. ¿Vas a compararme eso con las horas extras de un señor de traje que busca excusas para no volver a casa??? .)

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  10. Estimada Ileana, yo no creo en la superioridad masculina, pero tampoco creo en la superioridad femenina. Me pareció entender de tu artículo que promueves la superioridad femenina. Por eso mencioné lo de la mente unifocal y lo de las células grises y blancas. Bajo ninguna cirscunstancia deseo ofender, tan solo deseo argumentar ¿Por qué es que los hombres han triunfado más afuera del hogar?

    Las contribuciones de las mujeres dentro del hogar son increíbles, es más es gracias a esa división que la raza humana es tan exitosa.

    La realidad es que los roles de género a través de nuestra historia eran unas trampas para hombres y mujeres: a las mujeres se las relegó a la casa y a los niños y los hombres se los relegó a roles de sacrificio como protectores y proveedores. No era una conspiración, se trataba de supervivencia y por muchos años funcionó muy bien para ese propósito.

    Pero una vez en la que los hombres hicieron que el ambiente fuese lo suficientemente seguro para que las mujeres metafóricamente salgan de la cueva, era natural y correcto que los hombres cambiásemos para permitir que eso sucediese y damas, lo hicimos. Esta es la simple verdad de este asunto.

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