31 de agosto de 2010

El placer de la lactancia prolongada

Reproduzco este sincero e iluminador artículo publicado en el Blog de El Parto es Nuestro.

Me confirma que las mujeres teníamos que llegar al mercado laboral, al ámbito académico, al prestigio profesional, y sobre todas las cosas teníamos que acceder al CONOCIMIENTO: pero no para dejarlo todo como está, sino para cambiar el mundo.

Desgraciadamente muchas veces hace falta el prestigio de la profesión para atrevernos a decir estas cosas en alto, para ser escuchados, para prestigiar lo que está desprestigiado, para "salir del armario" y sacar a la luz lo que la mojigatería y la ignorancia conspiran para ocultar.

Creo que con la lactancia materna está pasando lo mismo que con la homosexualidad: se necesitará una Ministra o una Magistrada del Supremo que diga: yo también amamanté a mi hijo hasta que a él le dio la gana, hasta los 7 años, y que salga en las portadas de las revistas. Entonces, quizás a alguien se le ocurrirá organizar una Fiesta del Orgullo Maternal, y saldremos todas en carrozas de colores con las tetas afuera. :-)

Habrá quien diga que no haga falta, que es algo privado, de la vida de cada cual. Y efectivamente, así debería ser. Así debería ser si fuera normal, si realmente a nadie le importara, si las prácticas cotidianas no taparan, reprimieran e hicieran imposible la naturalidad de la vida.


Vía| El Parto es Nuestro

Desde luego que no fue algo planeado. A mis hijos mayores apenas les amamanté unos cuantos meses, menos de un año. Por aquel entonces yo ya pertenecía a Vía Láctea, un grupo de apoyo a la lactancia y conocía a unas cuantas madres que habían amamantado uno o dos años. En ese grupo escuché que una madre conocida seguía amamantando a su hija de cuatro años y recuerdo que pensé para mis adentros “¡qué barbaridad, esa se ha pasado!”.

Así que cuando tuve a mi tercer hijo, una niña, calculé que estaría bien llegar al año, pero ni siquiera me lo planteé como objetivo. Si algo tenía claro era que la lactancia esa tercera vez no se iba a convertir en un sacrificio ni en un esfuerzo titánico. Todavía recordaba nítidamente la sensación de alivio que había experimentado con el destete de mis hijos. Esos meses en los que tras reincorporarme al trabajo en el hospital y a las guardias de 24horas varias veces al día me tenía que encerrar en algún cuartito a extraerme la leche con un sacaleches eléctrico para luego guardarla en una mininevera portátil me habían dejado mal sabor de boca y un cierto complejo de vaca lechera ordeñándome a escondidas. En esas circunstancias la lactancia se había convertido en un agobio más y el destete me había parecido todo un alivio, con la satisfacción añadida que me daba pensar en la “misión cumplida” y la alegría de recuperar “mi cuerpo para mí”.

Al comenzar la lactancia con mi tercera hija sólo tenía clara una cosa: no pensaba utilizar el sacaleches eléctrico ni una vez más. Toda esa latosa lactoingeniería, ese suplicio de tener que extraerme la leche, congelarla, descongelarla al baño maría, ver como cada vez me sacaba menos cantidad, no iba conmigo. Tras los cuatro meses y medio de baja y vacaciones volví a trabajar y mi niña empezó a tomar leche artificial en mi ausencia. Aprendí a extraerme la leche manualmente en las guardias para aliviar la congestión. Había decidido que sólo iba a seguir amamantando mientras fuera una experiencia placentera para las dos.

Creo que esa fue la clave. Para mi sorpresa conforme pasaron los meses y los años la lactancia se fue convirtiendo en algo cada vez más gozoso. Resultó que amamantar a una niña de uno, dos, tres, o más años me era mucho más fácil y grato que la lactancia exclusiva de un bebé de dos, tres o cuatro meses. En medio de la locura cotidiana de tener tres niños con 4 años de diferencia en total, de trabajar, de hacer montañas de guardias y muchas tareas más, los ratos y abrazos prolongados que nos procuraba la lactancia a mi hija y a mi resultaron ser un remanso absolutamente placentero. Algo debe de haber en nuestros cerebros, algún efecto mágico todavía no descubierto tiene la prolactina que nos permite funcionar divinamente cuando pasamos años sin dormir una noche del tirón.

Claro que cada vez fueron más los comentarios negativos del entorno. “¿Le das teta después del bocadillo de chorizo? ¿No te muerde? ¿Ya estás otra vez?” Una larga retahíla que afortunadamente casi he olvidado. Cuando a punto de cumplir los cinco años de lactancia el padre de mis hijos y yo nos separamos no faltó quien culpó a mi “obsesión con la lactancia” de nuestra separación.

Este “echarle la culpa de todo a la teta” es de las cosas que más me ha molestado. Porque cuando unos padres se separan a nadie se le ocurre echarle la culpa de la crisis de pareja a lo mucho que el padre ha jugado con su hijo, por ejemplo, pero sin embargo se culpa de la crisis a la madre por seguir dándole el pecho a un niño de dos o tres años.

Otra manera de culpar a la teta se repite cada vez que en un curso o charla pública hablo de los beneficios de la lactancia prolongada. Siempre hay alguien que levanta la mano y me cuenta la típica historia “el hijo de mi prima tomó teta tres años y ahora que tiene seis no quiere dormir sólo” o “soy maestra y en mi clase hay una niña que sigue tomando pecho y es mucho más tímida que el resto” etc. Estas personas siempre lanzan esto en forma de pregunta, aunque en realidad lo que están haciendo es toda una afirmación “conozco a un niño de más de un año que toma teta, y pienso que todos los problemas que yo percibo en ese niño o en su relación con la madre son por culpa de la teta”.

Nada más lejos de la realidad. No he encontrado ningún estudio científico que demuestre los perjuicios de la lactancia prolongada. Todo lo contrario. Por un lado los estudios antropológicos señalan que el destete fisiológico se produce entre los dos y medio y los siete años en todo el planeta. Por otro lado los estudios científicos más rigurosos confirman que los beneficios de la lactancia son mayores cuanto más dura la lactancia. A más teta mas defensas, más salud, más empatía, más inteligencia.

¿Perdón, ha dicho más? ¿Más inteligencia? ¿Más salud? ¿Cómo se atreve? Enseguida saldrá el ejército de defensores de los biberones exclamando: ¡no hay que culpabilizar a las madres que han optado por dar el biberón! ¿Nombrar la evidencia científica es culpabilizar? A mi primer hijo sólo le di el pecho siete meses. ¿Me siento culpable? No. Creo que hice lo mejor que pude en aquel momento, en aquellas circunstancias. ¿Lo lamento? Pues un poco si, la verdad. Ahora que mi hijo mayor es un adolescente genial en muchos aspectos me pregunto cómo sería él y nuestra relación si le hubiera amamantado años en vez de meses. Creo que algunas cosas le/nos habrían resultado más fáciles, incluso tal vez ahora las matemáticas se le darían mejor. ¿Me atormenta? No, en absoluto. Pero creo sinceramente que los que nos acusan de “culpabilizar” a las madres que no dan el pecho cuando difundirmos las ventajas de la lactancia son a menudo los mismos que han favorecido que muchísimas madres que deseaban amamantar fracasaran en el intento por culpa de su profunda ignorancia (me refiero a los profesionales).

Si escribo estas líneas es porque durante muchos años he callado en demasiados lugares. Cada vez que mis colegas psiquiatras o sanitarios comentaban con espanto que una madre amamantaba a su niño de tres o cuatro años yo callaba. Cada vez que decían de una mujer que era una “loca de la teta” o peor aún una “talibana de la teta” (¿en qué momento caló esta perversa expresión?) yo pensaba para mis adentros: “si supieran que yo no sé cuantos años ha tomado teta mi hija…” Porque esa es otra, no sabría precisar en qué momento se produjo el destete. Igual fue en torno a los cinco años cuando sentí que yo ya no tenía leche. Pero aún y todo mi hija siguió “tomando” –cada vez más esporádicamente- hasta pasado su séptimo cumpleaños.

He necesitado que transcurrieran varios años más para poder hablar de esto públicamente. Si ahora lo hago es para decírselo a otras madres: no permitáis que nadie os presione para destetar a vuestros hijos, tengan días, meses o años. Haced lo que os dé la real gana: sed libres. No deberíamos pedir permiso para amamantar a nuestros hijos, igual que no lo pedimos para darles abrazos o hacerles cosquillas. A veces me han pedido que hablara de esto como psiquiatra infantil. Vale, soy psiquiatra infantil, profesora en la universidad, doctora en medicina…pero todo esto lo digo como madre, porque tuve la suerte de tener a otras madres cercanas, expertas y sabias, que me enseñaron y acompañaron. Esa sabiduría de las madres es lo que yo considero autoridad.

La mayoría de las madres que han optado por una lactancia prolongada lo han hecho casi en secreto y prácticamente todas hemos tenido que aguantar un chaparrón de críticas. Somos muchas más de lo que piensa la gente. Entre nosotras hay todo tipo de madres. Por favor, no nos juzguen.

Reivindiquemos el derecho a amamantar todo lo que nos dé la gana. Por el placer de la lactancia prolongada.

9 comentarios:

  1. Me ha encantado el relato de esta madre y de su lactancia prolongada. Yo tengo la suerte de que nadie, o casi nadie, me ha dicho nunca nada por darle el pecho a mi hija más allá de los rigurosos 6 meses. Y, en todo caso, si alguien me comenta algo en alguna ocasión, no le doy la menor importancia, les contesto que tomará teta hasta el día que empiece a ir a la universidad y punto.
    Por ahora llevamos 23 meses de lactancia... y sumando!!!

    ResponderEliminar
  2. Estoy de acuerdo con todo lo que dices. Me he sentido identificada.Jamás se me ocurriría criticar a una madre que opta por la lactancia artificial,¿por qué he tenido que soportar(sin contestar) tantos comentarios negativos por dar lactancia materna a mi hija?.
    Llevamos 3 años y medio de lactancia materna, Emma y yo estamos encantadas. El destete será cuando ella decida. Gracias por hacer público tu testimonio.

    ResponderEliminar
  3. Bienvenidas, LadyA y Mamá de Emma!!!

    Gracias por visitarnos y dejar vuestro comentario!!!

    Creo que la cuestión está en que seamos capaces de hacer lo mejor que podemos, que superemos todas las madres ese conflicto interior con lo que "piensan los demás".

    Ese "sentirnos atacadas" hagamos lo que hagamos... que es un problema de baja autoestima que arrastramos las mujeres en la sociedad patriarcal, y que se hace sangrante con la maternidad.

    ¡¡¡Da igual lo que piensen los demás!!! Sintamonos libres de hacer lo que nos haga felices, y los demás que digan lo que quieran!!!

    Enhorabuena a las dos por esa lactancia exitosa!!!

    Un abrazo!!!

    ResponderEliminar
  4. Es una maravilla leer historias de este tipo. Soy madre de Kyara, una nena de 2 años y 8 meses y continuamos con la lactancia. En principio la idea era llegar hasta los 2 años, pero llegado el momento ninguna de las dos quisimos dejar la lactancia y entonces supe que el límite estaba impuesto desde afuera, no era nuestro. A partir de entonces hemos pasado por varias etapas, en principio a la familia de mi esposo ya le parecía "demasiado" amamantar hasta los 2 años y esperaban ese momento con ansia, así que cuando nos vieron pasar por ahí y no hubo señas de destete se desilucionaron y obviamente se preocuparon, me parece que se compara la lactancia prolongada con un vicio (ya me lo han dicho en la calle)y cada vez que nos vemos la pregunta de rigor es: Y la teta? además de los consabidos chistes de: va a llegar a la universidad tomando teta o será que cuando se case si la a dejar??? Afortunadamente la postura de mi esposo es de respaldo y compañía total y es el quien se "encarga" de defender hacia afuera nuestra lactancia. Tengo que confesar que en los primeros meses pasados sus 2 años llegue a sentirme culpable y un poco debil por no poder destetarla, a veces la presión es demasiado fuerte, pero cuando le veía su carita de tranquilidad, de amor, de alegría y me sentía tan conectada a ella y a la vida en el acto de amamantarla fui poco a poco cediendo a mis temores. Para mi en este camino ha sido muy importante leer las historias de otras mujeres, saber que no estoy tan sola en esta travesía y que al igual que a mi a esas madres las guia el amor. Ya no me pongo edades límites, confio en que ella sabrá cuando llega su momento de separase de mamá, mientras tanto disfrutó cada día con el regalo de la lactancia, con el que aún necesite mis brazos, mi mirada, mi presencia. Y me pregunto también como reflexión de este camino ¿por qué el vínculo madre-hijo se ve tan atacado? porque si es el básico, el primario, porque tenemos que dar cuentas si lo llevamos en brazos (ese niño ya está grande tiene que caminar), si acudimos a sus pedidos (déjalo llorar que se malcría), si lo amamantamos (lo de ese niño ya es vicio, está muy grande), si dormimos con él (no va a salir nunca de tu cama, tiene que aprender a ser independiente), si por unos años dejamos de lado nuestra profesión para crecer junto a él (te estás enterrando en vida, llevalo a la guarderia)por qué? si todos estos actos son sinónimos de amor, de hacernos cargo de nuestra maternidad, de elecciones conscientes... en fin solo me pregunto...

    ResponderEliminar
  5. Que gusto da leer experiencias como la tuya, con la que me siento tan identificada. Nunca me planteé cuanto tiempo iba a dar el pecho a mis hijos, y así nos ha ido: Mi hija mayor mamó hasta su quinto cumpleaños y lo dejamos porque ella quiso (aunque a veces todavia me pide un poquito de teta, "es que está tan buena y tan dulce" dice, la pena es que ha olvidado la técnica y ya no saca nada). Su hermano tiene dos y creo que tenemos para rato.
    Es cierto que tienes que hacer oidos sordos a la cantidad de "contaminacion" de vecinos familia, amigos y demás acompañantes, y muchas veces no es nada facil. hay que hacerse fuerte en tus convicciones y tirar p´alante.
    Gracias por historias como esta

    ResponderEliminar
  6. Buenisimo! 25 meses de lacfancia y contando, y si , llueven las criticas y las malas caras, pereo que se le va a hacer? Cda quien sus chichis.....

    ResponderEliminar
  7. QUE LES PUEDO DECIR? YO NO AMANTE A MI HIJA POR DECICION PROPIA Y HASTA EL DIA DE HOY ELLA NO A PRESENTADO NINGUN PROBLEMA.
    ESTA POR CUMPLIR 14 AÑOS Y ADEMAS DE SER SUMAMENTE INTELIGENTE TIENE UNA DENTADURA LINDISIMA Y SU SALUD ES BUENA DE HECHO EN ESTOS AÑOS ELLA SOLO A TENIDO GRIPE UNAS 5 VECES Y NO LE TARDA MAS DE 2 DIAS.
    MI OPINION ES QUE LA LACTANCIA MATERNA NO ES TAN INDISPENSABLE Y ES A GUSTO DE CADA PERSONA HACERLO O NO Y EVITAR JUZGARLA POR ELLO.

    ResponderEliminar
  8. mas inteligentes??? Lo q me faltaba por oír. La media de inteligencia ha aumentado en 15 puntos en España desde los años 50-60. Justo en la época de los biberones. Evidentemente no se debe a los biberones, sino a las mejoras de las condiciones de vida. Nadie duda q la lactancia materna tenga muchos beneficios, pero creo q se exageran. Ya hay un par de generaciones criadas a biberón y no los veo más enfermos, raquíticos o tontos q las generaciones anteriores. Si no más bien todo lo contrario. De hecho, en épòcas pasada, cd no había biberones la mortalidad infantil era altísima, y todos los niños se criaban a teta pq no había otra manera.
    Así q no os pongáis locas con la teta pq no habéis descubierto nada nuevo. Q será mejor q el biberón no lo dudo pero la diferencia no puede ser tan abismal habida cuenta de los resultados.

    ResponderEliminar
  9. Para anónimo: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21839469 Uno de los estudios más recientes, pero no deja de ser uno más demostrando más o menos lo mismo que otros muchos: el mejor desarrollo cerebral en los niños amamantados.......... tampoco estaría mal que echaras un vistazo al aumento de enfermedades como la celiaquía, algunos tipos de cánceres, obesidad, alergias...etc y su relación con esa moda tan "benigna", según tú, del biberón en estas dos generaciones ("tan sanotas" que somos). Por no hablar de los 720 niños entre los 28 años y el año de edad que muere cada año por culpa de la falta de leche materna en EEUU (o sea, un país desarrollado y rico, no el tercer mundo. Allí mueren muchísimos más por culpa de la leche artificial)

    ResponderEliminar