31 de marzo de 2010

Hijo de la luz y de la sombra

Nos vamos unos días de vacaciones. Os dejo con un fragmento de este maravilloso y estremecedor poema de Miguel Hernández:

Hijo de la luz y de la sombra

(...)

(III)


Tejidos en el alba, grabados, dos panales

no pueden detener la miel en los pezones.

Tus pechos en el alba: maternos manantiales,

luchan y se atropellan con blancas efusiones.


Se han desbordado, esposa, lunarmente tus venas,

hasta inundar la casa que tu sabor rezuma.

Y es como si brotaras de un pueblo de colmenas,

tú toda una colmena de leche con espuma.


Es como si tu sangre fuera dulzura toda,

laboriosas abejas filtradas por tus poros.

Oigo un clamor de leche, de inundación, de boda

junto a ti, recorrida por caudales sonoros.


Caudalosa mujer: en tu vientre me entierro.

Tu caudaloso vientre será mi sepultura.

Si quemaran mis huesos con la llama del hierro,

verían que grabada llevo allí tu figura.


Para siempre fundidos en el hijo quedamos:

fundidos como anhelan nuestras ansias voraces:

en un ramo de tiempo, de sangre, los dos ramos,

en un haz de caricias, de pelo, los dos haces.


Los muertos, con un fuego congelado que abrasa,

laten junto a los vivos de una manera terca.

Viene a ocupar el hijo los campos y la casa

que tú y yo abandonamos quedándonos muy cerca.


Haremos de este hijo generador sustento,

y hará de nuestra carne materia decisiva

donde asienten su alma, las manos y el aliento,

las hélices circulen, la agricultura viva.


Él hará que esta vida no caiga derribada,

pedazo desprendido de nuestros dos pedazos,

que de nuestras dos bocas hará una sola espada

y dos brazos eternos de nuestros cuatro brazos.


No te quiero en ti sola: te quiero en tu ascendencia

y en cuanto de tu vientre descenderá mañana.

Porque la especie humana me han dado por herencia,

la familia del hijo será la especie humana.


Con el amor a cuestas, dormidos y despiertos,

seguiremos besándonos en el hijo profundo.

Besándonos tú y yo se besan nuestros muertos,

se besan los primeros pobladores del mundo.

Noticias de hoy en la sección Gentes

Por Ileana Medina Hernández

Casi nunca leo prensa del corazón... pero estaría bien hacer una tesis doctoral sobre la imagen que las famosas dan sobre la maternidad.

Me pongo a revisar la sección Gentes en elmundo.es ahora mismo, y en menos de un  minuto, leo cosas como estas:

Bebe da a luz su primera hija:

"...Tras el parto, la artista se encuentra en proceso de recuperación, pero no quiere dejar de lado su carrera musical y tiene previsto iniciar pronto una gira para promocionar su segundo disco. (...) Continúa sin saberse la identidad del padre, un dato que Bebe, a quien no se le conoce ninguna relación estable, ha preferido mantener oculto. No era éste el único detalle controvertido en el embarazo de Bebe, pues la artista extremeña reconoció que no abandonaría el vicio del tabaco durante la gestación. La cantante esperaba no obstante que Candela naciera bien, ya que "el bebé es el Grammy de mi vida", según afirmaba meses atrás, muy ilusionada con su maternidad."


"¿Planeo tener hijos? ¿Lobitos? Sí, por supuesto. Me encantaría tener niños, pero antes tengo que lanzar un nuevo álbum y hacer una gira, después podré sentarme a hablarlo", ha dicho la cantante.


"Nos gusta pasar noches fuera. Nuestro hijo es lo primero, obviamente, pero una vez que nos aseguramos de dejar al pequeño en buenas manos, salimos a tomar algo hasta tarde. Luego llegamos a casa y con luz tenue hacemos nuestras cosas".

Leo todas estas noticias una detrás de la otra (sin hacer un recorrido exhaustivo por el mundo editorial) y  me saltaron las alarmas. Sin ánimo de juzgar a ninguna de ellas a nivel personal, la abundancia de este tipo de declaraciones entre mujeres "de bandera" (creadoras talentosas, muchas de ellas comprometidas con causas sociales muy nobles) da una idea de que la m(p)aternidad y la crianza están realmente en nuestra sociedad en un lugar secundario, y no sólo antes de tener hijos, sino incluso después de tenerlos. (A pesar de que todas coinciden en que los hijos son lo mejor de su vida).

Hemos perdido la certeza de lo importante que es permanecer con nuestros bebés, por lo menos unos meses, de amamantar, velar su sueño, sostenerlos emocionalmente... No estamos dispuestas a interrumpir nuestras carreras (ni aún teniendo ya mucho reconocimiento y dinero), ni a hacer un esfuerzo por dejar nuestros "vicios" poco saludables, ni a parar unos meses para tomar aliento y permanecer con nuestros bebés, ni a abandonar los compromisos, las fiestas y la vida social... no estamos dispuestas (ni dispuestos, pero los hombres nunca lo han estado) a pasar por un tiempo a un segundo plano nosotros mismos...

Estamos los adultos tan necesitados de productos adictivos, éxito, reafirmación, vértigo social... que nos quedamos sin mucho que ofrecer a nuestros niños, más allá del dinero y el bienestar "comprado" con él.

30 de marzo de 2010

¿Por qué debemos atender la demanda del bebé?

Por Ileana Medina Hernández


La supervivencia de las especies no puede depender únicamente de la voluntad de las madres, ni de los adultos en general.

Los adultos podemos tener necesidades muy diversas y en la sociedad actual nos hemos alejado muchísimo ya de los "instintos" que la especie preparó para nosotros.

En los últimos cien años la forma de vida del llamado "hombre occidental" ha cambiado muchísimo: el alimento ha pasado de ser un bien escaso a tirarse por exceso (hemos pasado de hambrientos a obesos); de hacer trabajos físicos a estar sentados todo el día; de que las mujeres estuvieran encerradas en casa a que salgamos en masa al brutal mercado laboral... y todo eso tiene grandes incidencias no sólo sobre nuestra salud, sino también nuestros valores, sobre nuestra formas de ver del mundo, sobre nuestras prioridades... que por supuesto, afectan a la sociedad en todas las áreas, incluyendo la reproducción y la crianza.

Pero cada niño que nace, trae esos instintos (o "pautas de acción fija" que prefieren decir los psicólogos modernos) de la especie, intactos en su código genético.

Cada bebé que nace necesita lo mismo que necesitaron y han necesitado los mamíferos, los primates y los homínidos durante millones de años de evolución: la protección y atención permanentes de sus madres (su primer entorno vital), y de los adultos de su grupo. Sin ello, los bebés humanos, nacidos muy inmaduros, morirían.

Los bebés humanos nacen "planificados" para tomar teta; para permanecer todo el día colgados del cuerpo de sus madres hasta que pueden moverse por sí mismos (somos, como el resto de los primates, mamíferos de "acarreo"); para no quedarse solos en ningún momento ni en manos extrañas, e incluso ¡¡¡para despertarse varias veces durante la noche!!!
«En aquella tribu, hace 100.000 años, dos madres se fueron a dormir con sus hijos. No sabemos exactamente cómo lo hacían, pero sabemos lo que hacen actualmente los chimpancés: al caer la noche, cada adulto prepara un lecho blandito con hojas y ramas y se echa a dormir. Los chimpancés no tienen camas de matrimonio, el macho y la hembra duermen separados (aunque no muy lejos; por supuesto, toda la tribu duerme cerca unos de otros). Sí que duermen juntos la madre y el hijo, hasta que este tiene unos cinco años.

A media noche, aquellas dos primitivas mujeres se despertaron; y por motivos que desconocemos, empezaron a caminar, dejando a sus hijos en el suelo. Uno de los niños era de los que se despertaban cada hora y media, el otro era de los que dormían toda la noche de un tirón. ¿Cuál de ellos cree que no se despertó nunca m·s? O bien los dos se despertaron al mismo tiempo, pero uno se puso a llorar inmediatamente, mientras que el otro no empezó a llorar hasta el cabo de unas tres horas, cuando sintió hambre. ¿Cuál se murió de hambre?

Uno se puso a llorar inmediatamente y otro estuvo callado hasta que la aparición de una hiena le asustó. ¿A cuál se lo comió la hiena? Uno, cuando empezaba a llorar, no paraba hasta que volvía la madre y le tranquilizaba: podía llorar media hora, una hora, todo el tiempo necesario, hasta el agotamiento. El otro, en cambio, lloraba un par de minutos, y si no venía nadie, en vista del éxito, se volvía a dormir. ¿Cuál de los dos se durmió para no despertar nunca más?

Lo ha adivinado: nuestros hijos están genéticamente programados para despertarse periódicamente. Nuestros hijos han heredado los genes de los supervivientes, de los que despertaron, de los vencedores en la dura batalla por la vida." (González, Carlos: Bésame Mucho, Editorial Temas de Hoy, 2003).

Los niños nacen con toda su energía física, todo su élan vital, toda su libido, destinada a chupar los pechos de su madre, y a permanecer junto a ella, de día y de noche. De ello depende su supervivencia. Que en los últimos cien años (o quinientos, o dos mil) ya no mueran los niños si no maman y si duermen solos, no pasa a la herencia genética en tan corto lapso de tiempo, y los niños siguen naciendo como mismo han nacido a lo largo de millones de años: necesitando leche y cuerpo de mamá.

Atentar contra esas necesidades básicas de los bebés, tiene que traer funestas consecuencias. El bebé se estresa, siente que sus necesidades no son importantes, que el mundo no es un lugar lo suficientemente confortable para él... No puede interpretar que, aún teniendo alimento y aunque su habitación esté muy segura y bien decorada... el cuerpo, la disponibilidad y el amor de su madre sean suficientes para su supervivencia.

Y esa "carencia", esa necesidad no satisfecha, se prolongará para siempre en su psique, llevando hasta la edad adulta una búsqueda incesante de "cosas" que -siempre fugazmente- alivien ese vacío que ya nunca más podrá llenar.

27 de marzo de 2010

Guerreros de la luz

Por Ileana Medina Hernández


(A propósito de los debates en foros y blogs entre defensores de la lactancia y detractores, entre defensores y detractores del Estivill, etc...)

Hace tres años no sabía nada de maternidad, ni de crianza, ni de lactancia materna. Nunca tuve lo que se dice especial vocación maternal, y vivía feliz en mi ignorancia supina sobre cosas tan esenciales de la vida.

Pero un día fui madre y todo cambió. En primer lugar, porque conocí que el amor podía llegar hasta profundidades remotas que desconocía. En segundo lugar, porque tengo por costumbre, cuando un tema me importa o me atrae, estudiarlo a fondo. La maternidad vino a dar un revolcón enorme a mi vida, a cambiar todas las prioridades de sitio, y a darme grandes lecciones. 

Quienes quieren que la maternidad "no cambie nada en sus vidas" y todo siga siendo "como antes" probablemente se sientan muy mal cuando alguien les recuerda que los niños necesitan tiempo, cariño y apertura mental. 

Estas grandes lecciones no nací sabiéndolas. Las he ido aprendiendo en estos últimos años. Me las ha enseñado sobre todo mi hija,  simplemente con observarla, quererla, escucharla y respetar sus señales, sus emociones y sus necesidades. En estos tres años además me he ido encontrando con madres foreras, blogueras, madres escritoras, mujeres sabias, hombres sensibles, libros y articulos magníficos, que me han ido haciendo ver muchas cosas, que quizás estaban ocultas dentro de mí esperando a ser descubiertas.

Aunque esas cosas no las sabía, ¿cómo puedo considerar a esas personas mis "enemigos"?

¡¡¡BIENVENIDOS SEAN ESTOS ENEMIGOS!!! Estas "talibanas de la teta", estos extremistas del amor,  estos militantes del apego, estos "guerreros de la luz"*, estos enemigos que me atacan con armas tan agresivas, tan peligrosas, tan dañinas como estas:

-Comprende a tu bebé
-La leche materna es lo mejor para tu bebé
-Los bebés no te quieren tomar el pelo
-Los bebés no son ni pueden ser ni necesitan ser independientes
-Los bebés humanos necesitan tu cuerpo, tu cariño, tu contacto físico, tu presencia
-Los bebés se consuelan con el pecho y con tus brazos porque es justo lo que necesitan
-Un bebé que demanda brazos no es un bebé malcriado ni dependiente ni insoportable ni malo, es simplemente un bebé
-Un bebé no es "bueno" porque esté calladito y se quede tranquilo en su cuna ni "malo" porque llore y quiera estar en brazos
-Aprende cómo funciona la psiquis del bebé humano para que puedas comprenderlo y acompañarlo mejor, y satisfacer sus necesidades
-Las guarderías no son una necesidad para los bebés, sino para sus padres y madres
-Lo único que necesita un bebé es la leche y el cuerpo de su madre, todo lo demás es secundario
-La teta no hace a los bebés "dependientes" ni "que solo quieran estar en brazos", los bebés nacen así, es el biberón y otros métodos lo que los hace resignarse a carecer de ello. Y en todo caso, si la teta los hiciera dependientes es porque tiene que ser así, porque todos los mamíferos nacen para tomar teta (verdad de Perogrullo).
-No dejes llorar a tu hijo, te necesita, necesita tu compañía, para él es tan necesaria como comer o dormir
-No apliques métodos conductistas que desconectan a tu hijo de sus necesidades emocionales y sus sentimientos
-La noche es larga y oscura, ningún bebé debería atravesarla solo

etc etc etc...

¡Y encima hablan de mi bebé! No de otras personas ni del bebé de otro, sino del mío, de lo que más yo quiero en la vida!!!!

¿De qué modo puede hacerme daño una persona que me trae estos argumentos? ¿De qué modo puede hacerme sentir mal, hacerme sentir "culpable"? ¿De qué modo pueden ser dañinas, o fanáticas, u ofensivas estas palabras? ¿A quién hacen daño?

Puedo decidir oírlas o no oírlas, leerlas o no leerlas, compartirlas o no compartirlas, puedo ignorarlas, incluso       parecerme extrañas, vehementes, insensatas o contraproducentes... puede que me traigan a mi mente mis propios fantasmas, que me hagan pensar, revisar, cuestionarme... pero jamás pueden hacerme daño ni ofenderme. Si me ofenden o me sientan mal, entonces la culpa no la tiene el "mensajero", tendré que revisar qué es lo que hace que me sienta tan mal, que hay dentro de mí que provoca que argumentos como estos me hagan daño.

*La frase "Guerreros de la luz" la he tomado prestada de Paulo Coelho. 

26 de marzo de 2010

Nombrar los bebés

Por Ileana Medina Hernández

Dedicado a Renay y Elina,
maravillosos futuros papás.

Me gusta mucho el mundo de los nombres y la onomástica. Tendría muchos hijos sólo por el gusto de elegir nombres para ellos ;-)

Creo que el acto de elegir nombre para el bebé es muy importante. Estoy segura de que los nombres influyen en la vida futura de las personas, no sólo por "magia", sino porque al elegir nombre, los padres revelamos inconscientemente qué esperamos de nuestro bebé y cuál es nuestra actitud ante el mundo, y eso tiene sutiles relaciones con el estilo de entorno y de crianza que le ofreceremos al bebé. (Lo cual no quiere decir que haya un "determinismo onomástico", claro está).

Hay muchos tipos de nombres, que para gustos están los colores: están los nombres de moda, cada 15 ó 20 años una hornada de nombres se instala en las preferencias de la gente. Los padres que eligen estos nombres eligen al seguro, apelativos que a todo el mundo gustan, que se ajustan con la sensibilidad actual. Los nombres más puestos a bebés en la última década en España pueden consultarse aquí, en la página web del Instituto Nacional de Estadística. Danieles, Pablos, Diegos, Lucías, Paulas y Saras son multitud, y en cada clase siempre hay más de un niño o niña que repiten estos nombres. Los nombres de moda hoy en dia son nombres cortos, sonoros, nombres-de-toda-la-vida pero con resonancias modernas, distintos de los Facundos, Eustaquios, Dionisias o Encarnaciones de nuestros abuelos y abuelas (que tocaban por el Santoral).

Hay otros nombres que también están de moda, pero que no lo parecen tanto. Un poquito menos comunes que los anteriores, no llegan a arriesgar del todo, pero tienen cierto toque 'chic'. Los modernos con un toque de distinción ponen a sus hijos Marco (así sin -s-), Mateo, Noelia, Abril o Valeria.

Por supuesto están los nombres de hijos de famosos y de gente con pasta. Los "pijos"  han pasado en los últimos años de llamarse Borja, Francisco, Berta o Cayetana a poner nombres mucho más osados, como Bruna, Teo, Atalanta o Ella... dependiendo del toque bohemio que le quieran dar. El cambio de la clase "yuppie" a la clase "hippija", también se ha notado en los nombres. Se mantienen los deseos de "distinguirse", de demostrar originalidad o status.

Están los nombres extranjerizantes que hicieron ola en los ochentas: Jennifer, Jessica, Cristopher, Kevin, Sheila, Ylenia, Vanessa... Por suerte, estos han disminuido mucho en los últimos años, y hoy toman un cierto aire de mal gusto, un poco "kinki" o "cani" los llaman en los foros por ahí ;-). [El caso de Cuba es paradigmático de esta tendencia. Os invito a que reviséis los nombres de cualquier equipo olímpico cubano: se llaman Yunisleidys, Yoriarkys, Duniesky, Yusimí, Yankiel... El disparate de nombres inventados con Y griega en la Cuba de los ochenta fue total. Comenzaron poniendo nombres rusos (Katia, Tamara, Iván, Yuri, ...), ingleses o de Europa del Este (¿Ileana?) en los años setenta, y se terminaron inventando todo tipos de nombres con Y griega y con K. La bloguera famosa Yoani Sánchez llamó a su blog Generación Y precisamente dedicado a todos sus contempóraneos. Creo que en los últimos años también la tendencia ha revertido, y los niños cubanos que nacen ahora ostentan nombres fuertes del tipo que siempre han utilizado los argentinos: Gabriela, Marcelo o Estefanía.]

Luego están los nombres tomados de la naturaleza, para mí los preferidos. Nombres de tradición pagana, que rinden culto a la madre-tierra. Algunos de esos están de moda, como Luna o Alba, pero la mayoría se escuchan hoy poco. Me parecen hermosísimos los nombres de fenómenos naturales, flores, árboles o piedras: Aurora, Nieves, Azucena, Margarita, Alhelí, Olmo, Roque, Ágata, Jade o Esmeralda.

También me gustan algunos nombres antiguos,  algunos bíblicos, esos supuestamente "feos" que usaban nuestros antepasados, me gustan Jerónimo, Hernán,  Noé  o Isaías...

Luego están los nombres "neutros". Digamos que los nombres españoles eternos: María, Antonio, Manuel, Carmen, Juan... que no pasan de moda ni tienen ninguna connotación especial, o quizás esa, nombres "castizos", que muchas veces se heredan de padres a hijos para mantener la saga familiar.

Al nombrar, honramos a nuestros hijos y a nuestra dinastía. Decidimos si se van a llamar "como todo el mundo" o si se van a distinguir (mucho o poco, para bien o para mal); decidimos si con su nombre van a hacer honor a su árbol genealógico, a una tradición religiosa, a una obra literaria, a un personaje histórico, a la madre naturaleza, o a un valor abstracto que queremos enaltecer y encomiar. En cada nombre está todo el peso de nuestra cultura, de nuestra historia y de nuestros valores. No es una decisión baladí.

¿Y tú, con qué criterios elegiste los nombres de tus hijos?

19 de marzo de 2010

Canto de un padre a la madre de su hijo

.-

Esta es la carta que un padre, un maravilloso padre, dedicó a la madre de su hijo, que inicialmente tuvo muchísimas dificultades con la lactancia.

Hoy, 19 de marzo, Día de los Padres en España, tengo el placer de publicar esta hermosa carta, y contar además la historia de esta lactancia tan difícil, que por suerte, ha tenido un final feliz. Un final feliz gracias también a ese papá, que comprendió desde el primer momento cuál es el importante papel del padre en el apoyo del puerperio y la lactancia.

Este es el poema homenaje de un padre, y debajo publicamos los detalles de esta historia, desgraciadamente mucho más común de lo que quisiéramos.

Emocionaros y disfrutad de este ejemplo de empeño y apoyo paternal:

CANTO A LA VOLUNTAD


Los días están en mi mente, valga de algo el recuerdo. No debía estar allí, no había llegado el momento. No me dejan elegir, no preguntan lo que quiero. Todavía no estoy preparada, nada siento en mis adentros. Todo está planificado, organizado y dispuesto… eso dicen ¡eso creen ellos! Me provocan malestar, transforman lo natural, hacen feo lo más bello. Cae la tarde, tan lenta… ha llegado mi momento. Debo fiarme sin más, ¡no me queda otro remedio!
Los días están en mi mente, valga de algo el recuerdo, pues vio la luz entre sombras el tesoro que más quiero. Horas tintadas de gris, impregnadas de silencio, carentes de libertad y de acertados consejos. No sufras niña, te digo, es mi tímido consuelo, yo permanezco a tu lado aunque se rompa mi lecho ¡No os lo llevéis ni un instante! Abrazarlo quiero y puedo, él me da toda la fuerza y yo a él cariño y sosiego. Salgo al fin de aquella cárcel, ahora respiro aire nuevo. Me han tocado tantas manos, manos frías como el hielo, que no alivian el dolor ni me aportan el consuelo. En mi hogar, la vigilia, por el calor de mi pecho. Un día y otro arde con fuerza y no fluye el alimento. Mas yo lucho, él lo merece, vale mucho. Manos amigas se acercan, palabras de aliento y consuelo. Todo se torna normal, se acaba este desconcierto.
Los días están en mi mente, valga de algo el recuerdo. Es un canto a la voluntad, un himno al enorme esfuerzo, una madre sacrificada y un regalito del cielo. Has traspasado barreras, has vencido al desaliento. Eres un ejemplo a seguir, valga de mucho ese ejemplo.
A.R.

E. tenía mucha ilusión por un parto vaginal, pero tuvo la mala suerte de cumplir 40 semanas en Semana Santa. Había elegido para dar a luz una clínica privada, precisamente una con malas referencias (alto índice de cesáreas, nido casi obligatorio, etc) pero su ginecóloga atendía partos allí.

Era una gine presuntamente respetuosa. Pero estaba de vacaciones cuando E. llegó a término, así que su sustituto no se lo pensó mucho. Le dijo que el niño venía grande y con vuelta de cordón, y que le programaban parto inducido. Ya empezaron mal... pero es que lo peor es que la dejaron sólo unas horas, un tiempo totalmente ridículo en el que era imposible que se pusiera de parto, así que la excusa para hacerle la "inne-cesárea" ya estaba servida. Primera decepción.

Parió un niño precioso, grande, guapo y dormilón.

Pero luego vino lo peor... la lactancia. Mira que he leído y visto casos, pero el de E. se lleva la palma. A los dos días de parir ya tenía un edema grandísimo, el pecho no se le vaciaba. Le dieron muy malos consejos en la clínica, por ejemplo que se diera mucho calor y la machacaron con el sacaleches. E. lloraba de dolor e impotencia. Enfermeras, matronas, madres y cuñadas... la trataron fatal en la clínica, todo el mundo opinaba y se creía con derecho a tocarle las tetas.

Les dieron el alta y la cosa fue empeorando.  Tenía no dos pechos, tenía dos melones rojos, rojísimos a punto de estallar, todos llenos de bultos. Llevaba no sé cuántas horas sin dormir. Su marido le daba masajes para intentar deshacer los nudos. El niño dormía, pero pronto había que darle de nuevo. Tomas de horas, con dolor. Un par de grietas. Y un biberón después de cada toma, que el niño por cierto rechazaba con todas sus ganas. Él sabía lo que necesitaba.

Acudió varias veces a urgencias, según una asesora de lactancia que consultó por teléfono, era más que probable que tuviera infección. En todas las ocasiones se negaron a hacerle un cultivo de leche, nadie sabía qué demonios era eso. Al no tener (de momento), fiebre, descartaban mastitis. Le aconsejaron destetar en todas las ocasiones.

Su madre, hermanas, amigas... todas le dijeron que no merecía la pena. Pero ella quería, quería y quería dar el pecho. Siempre se negó a aceptar que no podía.

Fue empeorando, ya tenía fiebre y la mastitis estaba confirmada.

Finalmente acudieron a la Liga de la Leche, y allí empezaron a ver la luz. Aquí en Madrid hay un veterinario que colabora con ellas, es muy conocido, hace cultivos de leche materna y tiene un programa específico para tratar las infecciones del pecho.

Se puso en claro que tenía una infección, probablemente provocada por el antibiótico que le pusieron en el parto, que le hizo efecto rebote. Con los lactobacilus fue mejorando. El niño ya tenía varias semanas.

Pero también en la LLL dieron con el problema principal: el niño tenía el frenillo corto. Muy corto, de hecho tenía la lengua en forma de corazón, se veía claramente. Hasta entonces ningún pediatra, ginecólogo, matrona, se había dado cuenta.

El niño no podía vaciar el pecho (las tomas eran eternas), E. tenía infección y no se podía curar nunca, porque la leche estaba literalmente estancada en los conductos.

Contactaron con un pediatra que lo vio también claro, pero que les aconsejó esperar un poco para operar. Para entonces, la lactancia estaba ya un poco mejor, E. había mejorado por los antibióticos y los lactobacilus, y el niño tenía la boquita más grande y hacía las tomas más cortas, ya vaciaba los pechos.

El bebé cumplirá un año el 8 de abril. E. sigue dándole el pecho a demanda, y muy frecuentemente. Es un niño guapo, feliz, siempre se está riendo. Su madre está de excedencia, así que están a todas horas juntos.

Un inicio muy duro, admiro profundamente a E, su esfuerzo  gigante. Y admiro a A.R, su marido, quien siempre estuvo a su lado, de manera incondicional. Y que le escribió este canto a la voluntad. (R.R.)

18 de marzo de 2010

"Te necesito, papá"

Por Ileana Medina Hernández

Jorge Alcalde, periodista científico y director de la revista Quo, acaba de publicar "Te  necesito, papá",  un libro en defensa de la paternidad, en el que parte de investigaciones científicas que revelan un dato muy interesante: en el hombre, al igual que en las mujeres, con la paternidad se sufren cambios hormonales.

Coincido con el autor en que el siglo XXI tiene que ser el siglo de la Revolución de la Paternidad. También de la Revolución de la Maternidad. En fin, de la Revolución de la Crianza, de la Revolución a favor de los Hijos. De abandonar el enfoque adultocéntrico, el último tabú, y decidirnos todos, hombres y mujeres, con el apoyo de la sociedad en su conjunto, a cambiar nuestro sistema productivo y dedicar más tiempo, esfuerzo, recursos y disfrute a permanecer con nuestros hijos, acompañarles, criarlos y educarlos.  

Os dejo con la noticia que presenta el libro en PERIODISTA DIGITAL: 

 Estamos en un siglo en el que se tiene que producir la revolución de la paternidad. Esta es la tesis a partir de la que nace este libro que vindica la figura del padre en la educación y crianza de sus hijos. Además, Jorge Alcalde apoya este ensayo en investigaciones científicas que demuestran que en el hombre, al ser padre, no sólo se producen cambios inducidos por la sociedad o las emociones. Al igual que en las mujeres, se sufren cambios hormonales.
 El autor reconoce que si el hombre ha estado en segundo plano respecto a la madre es merecido por el poco caso que le han hecho a la figura del padre a lo largo de la historia. Pero ahora, de la mano de la ciencia también sabemos que existe un instinto paternal que nace por motivos bioquímicos.


Para el autor de "Te necesito, papá" (Ed. Libros Libres) es preciso no sólo un cambio entre los hombres. El cambio va desde la propia sociedad hasta las leyes. De hecho, Alcalde dedica este libro también "a los padres que no les dejan serlo".


 "Si la ciencia empieza a demostrar que el hombre es pieza clave en el desarrollo de sus hijos desde lo emocional hasta lo bioquímico, la sociedad no parece estar preparada para que el hombre asuma plenamente su paternidad".

"Esto también se ve en las leyes. Hoy, en el 90% de las separaciones la custodia recae, casi automáticamente, en la madre. Esto deriva en un fenómeno descrito por algunos autores como las muerte civil del padre".


Jorge Alcalde elabora aquí un doble mensaje. Apoyado por investigaciones científicas y su propia experiencia trata de ayudar a los padres a comprender mejor su responsabilidad. Por otro lado, induce a políticos y a jueces a calibrar las decisiones relativas a los hijos.

¡¡¡MUCHAS FELICIDADES A TODOS LOS PAPIS QUE VIVEN SU PATERNIDAD CON ENTREGA Y DISFRUTE!!!

Relatos sobre lactancia



Mónica Salazar, mami y secretaria de Carlos, de 5 años, nos convoca a un bonito proyecto: escribir nuestros relatos sobre nuestra experiencia con la lactancia materna.

Haya sido difícil, hayas encontrado numerosos obstáculos, o haya sido una lactancia exitosa y duradera, puedes contar tu experiencia con la lactancia materna y enviarla a RELATOS DE LACTANCIA.

Anímate!!!

17 de marzo de 2010

Angelitos en los quirófanos


Por Marga Vives*

Las camillas vuelan, torpes, por el amplio pasillo. Se abre un ascensor y aparece una cama enorme y un cuerpecillo agazapado entre sábanas. El celador empuja. Detrás, los papás. Papá y mamá se quedan a las puertas del área quirúrgica. Las sillas aguardan su tensa espera. Más allá, ni se sabe. Un angelito invisible monta en la camila y acaricia el pelo del niño, para que llore menos. Para que no tema tanto.


Los angelitos vigilan el sueño inducido de los chiquitines. Mamá lo sabe. Por eso está más tranquila, aunque le da pena no estar ella también ahí. Delega el cargo en su particular querubín alado.

En la sala de espera hay pupilas que apuntan hacia ninguna parte. Ojos enrojecidos. Caras de sueño mal encajado. Miradas de mutua comprensión entre personas que no saben nada las unas de las otras. Complicidad anónima.

Lo que papá y mamá no saben es que, al otro lado de las puertas, en quirófanos, el ángel de la guarda se ha transfigurado en payasos con nariz roja y zapatones ridículos, con bata de médico y gran sonrisa. Hay fiesta en quirófano. Son doctores de la risa. Para hacer menos traumático el trance. Los galenos de circo entretienen al crío hasta que llega el momento del sueño. Después les toca el turno a los otros, los de verdad. Los que enmiendan disfunciones.

A la salida, cada niño oculta la manita con la vía bajo la manta. Pero lo que en realidad esconde es el globo con una cara sonriente pintarrajeada por un rotulador indeleble. ¿Pero no íbamos a operarnos? A saber qué juerga habrán estado montando por ahí dentro. ¡Son verbenas vetadas a los adultos! ¡Quién fuera niño!

Bien por los payasos de hospital. Y yo que pensaba que los ángeles eran invisibles. ¡Lo que no sabía es que los niños podían verlos!

*Marga Vives es periodista. Nos ha cedido gentilmente esta colaboración para Tenemos Tetas.

  • Visita también: Página Web de la Asociación La Sonrisa Médica, premio Ramón Llull del Govern de les Illes Ballears, 2010. Puedes hacer un donativo aquí.

15 de marzo de 2010

La capacidad de cuidar a los otros

Por Ileana Medina Hernández


El concepto de maternidad está indudablemente muy relacionado con la CAPACIDAD PARA CUIDAR A LOS NIÑOS PEQUEÑOS. Una madre puede no haber engendrado, no aportar sus genes, no haber gestado, no haber parido, no haber amamantado... Pero si algo es una "madre", es alguien capaz de querer, cuidar, proteger y educar a sus hijos (también eso es un padre).

La capacidad de cuidar a las personas más frágiles (niños, enfermos, ancianos...) es una cualidad humana de las más importantes -si no la más- que la "civilización occidental" no valora.

En la sociedad moderna lo único importante es la PRODUCTIVIDAD, entendida como capacidad de GENERAR DINERO, y todas otras aquellas actividades que no generan ganancias monetarias, no son prestigiosas. El único valor existente es el valor mercantil (tanto tienes tanto vales).

Los afectos, las emociones, la amistad, la capacidad de cuidado, los placeres, el arte por el arte, la seducción (Baudrillard), la libido, el amor, la autoestima... no tienen precio en el mercado, y por tanto, quedan fuera de la agenda de los políticos, de los titulares de los periódicos y de todas las instituciones creadoras de prestigio social.

El cuidado de los niños pequeños, ancianos y enfermos, ha quedado además, confinado entre las más desprestigiadas tareas: junto a lavar, limpiar, fregar... forma parte de las "tareas domésticas" que nadie quiere hacer, ni siquiera por dinero.  Los trabajos invisibles, sin nombre.

Las educadoras infantiles están entre las trabajadoras peor pagadas de la sociedad. Las cuidadoras de la guardería (centro infantil) privada al que acude mi hija cobran un salario de 600 euros al mes, por debajo del salario mínimo interprofesional. La mayoría de las cuidadoras a domicilio de niños y ancianos son mujeres inmigrantes, sin seguridad laboral ni contratos de trabajo en condiciones, en los últimos eslabones del prestigio social. Luego decimos que son trabajos que necesitan vocación, formación, entrega y responsabilidad, pero la sociedad no los remunera ni los valora. (Últimamente han saltado varias noticias de maltratos en centros infantiles -no "guarderías de chinos", sino centros importantes en capitales de provincia españolas- que demuestran que el sistema institucionalizado de cuidados de bebés puede tener siempre graves agujeros.)

¿Cómo es que hemos permitido que las labores más importantes para la sociedad en su conjunto, como el cuidado de niños, enfermos y ancianos -que somos todos en algún momento de nuestras vidas- se convierta en una tarea tediosa, insoportable, aburrida, sacrificada, desprestigiada y mal pagada?

¿Cómo es que hemos desterrado de nuestro hogar toda posibilidad de cuidar de los nuestros, pagando por ello a personas ajenas, que nunca lo harán con el mismo mimo, afecto, respeto?

¿Cómo y cuándo hemos perdido la capacidad de permanecer un par de horas en casa, interactuando con nuestros hijos y/o ancianos, sin desquiciarnos, sin hacer nada productivo, sin salir a consumir, simplemente disfrutando los unos de los otros?

La capacidad de cuidar de los otros se engloba entre las virtudes ancestralmente consideradas "femeninas". Esto es así precisamente porque todo comienza con el cuidado de los bebés. Amamantar, tomar en brazos, acompañar el sueño, ofrecer mirada mientras juegan, acompañarlos, estar disponible... eso es criar. Esto ha sido siempre desdeñado por el mundo masculino, y hoy es también desdeñado por la mayoría de las mujeres, inmersos todos en la dínámica del sistema productivo patriarcal. ¿En manos de quién nos vamos a quedar?

Escucho con frecuencia el consejo "debes respetar a los demás para ser respetado", y pienso que está frase es muy cierta, excepto en el origen de todo: los bebés. Los bebés -que aún no pueden saber respetar, sino que solo necesitan ser satisfechos en sus necesidades- deben ser respetados, para luego poder respetar a los demás. Ahí está el origen de la cadena del amor y del respeto.

Del cuidado, amor y atenciones que reciban los niños pequeños DEPENDERÁ SU CAPACIDAD FUTURA DE CUIDAR, AMAR Y BRINDAR ATENCIONES. El bebé y el niño pequeño que desde el primer día de nacido es amamantado, porteado, tomado en brazos, atendido, acompañado a dormir, cuidado y respetado, será en el futuro un ser humano saciado y paciente, que podrá cuidar, amar y atender a los demás desde adentro, no porque se lo enseñe una asignatura llamada Educación para la Ciudadanía ni una Religión ni porque se lo digan unos padres que no predican con el ejemplo, sino porque estará LLENO de cuidados, amor y sostén emocional, que podrá brindar a los demás.

El trato que la sociedad da a los ancianos, está directamente relacionado con el que da a los bebés. Los bebés que ahora criamos no serán personas capaces de cuidarnos a nosotros cuando estemos viejos. Los criamos para ser competitivos, para llegar a la universidad, para ocupar puestos bien remunerados... pero no para ofrecer su tiempo, su mirada, su escucha, su paciencia y su amor a los otros.

La capacidad de cuidar de los otros es de la misma naturaleza que la generosidad,  la empatía, la paciencia, el amor, la entrega, la solidaridad...Es la misma cualidad. Una cualidad "yin" absolutamente escasa en la sociedad de consumo, donde todo ha de ser un bien mercantilizable y gastable rápidamente.

El afecto, el amor, no es algo que sintamos en abstracto, una idea romántica que vibra en nuestro interior. Es algo que hacemos por los otros. Y es una necesidad primaria del ser humano. Todos lo necesitamos, pero estamos cada vez más impedidos para ofrecerlo. Coincido con estos autores en que el afecto, considerado como conducta evolutivamente útil, es todo acto (comportamiento) de ayuda, protección, cuidado, etc., que contribuya a la supervivencia de otro ser vivo. Capacidad de cuidado y amor es lo mismo, no son dos cosas diferentes.

No podemos decir que amamos a nuestros hijos si no cuidamos de ellos, si le dedicamos cada vez menos tiempo y atención, o pagamos a otros para que lo hagan. Tal cosa, mirad por dónde le entra el agua al coco, es lo que han hecho siempre las clases altas con sus descendientes-herederos, cuya misión principal en la vida ha de consistir en multiplicar el patrimonio familiar. Pero un bebé, un niño, solo se sentirá amado por aquel que lo atiende, que le dedica tiempo, mirada y contacto físico; por quien satisface sus necesidades afectivas.

Eso es el amor, la nutrición emocional. Lo que nos convierte en lo que somos y lo que seremos.

8 de marzo de 2010

8 de marzo: ¡Celebremos hoy y todos los días la femineidad!

Que las mujeres recuperemos nuestra autoestima femenina, el conocimiento de nuestros cuerpos y nuestros ciclos, la sabiduría ancestral de la conexión con la naturaleza.

Que se equilibre la balanza de lo femenino-masculino en esta sociedad absolutamente masculinizada: que aumenten y se revaloricen la generosidad, la entrega, la capacidad de cuidar de los más débiles, la introspección, la receptividad, las emociones, la sensibilidad, la capacidad de escuchar y de estar disponible para los demás.

En el Día de la Mujer, os dejo con estas palabras de Osho que indirectamente se refieren a la femineidad y a esos valores "pasivos" que tanto se echan de menos en la sociedad de la competitividad:
«Escuchar es uno de los secretos básicos para entrar en el templo de Dios. Escuchar significa pasividad. Escuchar significa olvidarte de ti completamente. Sólo entonces puedes escuchar. Cuando escuchas atentamente a alguien, te olvidas de ti mismo. Si no te puedes olvidar de ti mismo, nunca escucharás. Si eres demasiado autoconsciente, simplemente aparentas que estás escuchando, pero no escuchas. Puedes asentir con la cabeza; puedes algunas veces decir sí o no, pero no estás escuchando.
Cuando escuchas, te conviertes simplemente en un canal, en algo pasivo, receptivo, en una matriz: te vuelves femenino. Y para «llegar», uno tiene que volverse femenino. No puedes llegar a Dios como invasor agresivo, como conquistador. Solamente puedes llegar a Dios…, o mejor dicho, Dios puede llegar a ti, únicamente cuando eres receptivo. Cuando te conviertes en yin, en receptividad, la puerta se abre. Y esperas.
Escuchar es el arte de volverse pasivo
-OSHO, A Sudden Clash of Thunder, cap. 5.

Más de Osho sobre la conciencia femenina: Conciencia Femenina, Experiencia Femenina.