30 de julio de 2010

La OMS vuelve a recordar la importancia de amamantar hasta los dos años

Se salvarían las vidas de 1,5 millones de niños al año, si se normalizara la lactancia materna hasta los dos años de edad.


La directora de Sanidad Infantil y Adolescente de la Organización Mundial de la Salud, Elisabeth Mason, ha realizado unas declaraciones con motivo de la celebración del 1 al 7 de agosto de la Semana Internacional de la Lactancia Materna, que se han publicado hoy en todos los periódicos del mundo:

"Actualmente, alrededor del 35% de los niños en el mundo reciben únicamente manutención de leche materna durante sus seis primeros meses de vida", ha denunciado en Ginebra la direcora de Sanidad Infantil y Adolescente de la OMS, Elisabeth Mason.

"Pero se salvarían 1,5 millones de vidas adicionales de menores de cinco años si todos los bebés recibieran sólo leche materna en sus seis primeros meses tras el parto y, de forma intermitente, hasta que cumplieran dos años", explicó.

En un comunicado, la organización ha ensalzado la leche materna como "el alimento ideal para recién nacidos y niños".

"Es segura, les proporciona los nutrientes que necesitan para su desarrollo saludable y contiene anticuerpos que protegen a los pequeños de las enfermedades típicas de la infancia", añadió.

Ha remarcado, además, que en varios países aumenta la cuota de niños amamantados exclusivamente de leche materna en sus seis primeros meses de vida, y es necesario ampliar este porcentaje para mejorar la nutrición infantil.

"Por razones diversas, entre las que está la falta de consejos en esta materia, sigue habiendo demasiadas madres que dejan la lactancia a las pocas semanas de dar a luz", lamentó la OMS.

Por ello, esta organización y UNICEF han elaborado un programa de diez pasos para una exitosa manutención materna,* lanzado con ocasión de la celebración en más de 170 países de la Semana Mundial de la Lactancia entre el 1 y 7 de agosto.

Entre estos consejos se incita, por ejemplo, a que los médicos aconsejen a las madres dar leche materna tan sólo media hora después del parto y a que les enseñen cómo continuar con la lactancia aunque deban separarse de su bebé.

Además, ha recomendado que los recién nacidos no reciban otro alimento o bebida distinto de la leche materna, salvo en caso de que se indique lo contrario.

También, aconsejó el establecimiento de un patrón escrito de lactancia, cuyo grado de cumplimiento debe comunicarse periódicamente a los médicos.

"La malnutrición es responsable de un tercio de las 8,8 millones de muertes anuales entre menores de cinco años", sentenció la OMS al respecto.



*Nota de IMH: Aunque en la noticia de hoy este programa pareciera que es nuevo, la campaña de este año hace alusión al programa conjunto de la OMS y la Unicef, conocida como Declaración de Ginebra de 1989, en el que se insta a todos los países a cumplir estos diez pasos:

Todo servicio de maternidad y de cuidado de recién nacidos ha de:

1. Tener una política de lactancia materna escrita que sea comunicada periódicamente al personal.

2. Entrenar a todo el personal para llevar a término esta política.

3. Informar a todas las mujeres embarazadas sobre los beneficios y la práctica de la lactancia materna.

4. Ayudar a las madres a iniciar la lactancia durante la primera hora después del parto.

5. Enseñar a las madres cómo amamantar y cómo mantener la lactancia si se separan de sus bebés.

6. No dar a los recién nacidos ningún alimento ni bebida que no sea leche materna. Hacerlo sólo por indicación médica.

7. Practicar el alojamiento conjunto; dejar que los bebés y sus madres estén juntos las 24 horas del día.

8. Fomentar que la lactancia materna se dé cada vez que el bebé lo pida ("a demanda").

9. No dar tetinas, chupetes u otros objetos artificiales para la succión de los bebés amamantados.

10. Promover la creación de los grupos de apoyo a la lactancia materna y remitir a las madres a los mismos.

26 de julio de 2010

Tres años de feliz lactancia

Por Ileana Medina Hernández

"¿Hasta cuándo amamantar?
La respuesta es bien sencilla:
hasta que usted pueda permitirse el inmenso lujo."
Jesús Castro Rodríguez, psicólogo infantil.



Mi hija acaba de cumplir ayer 25 de julio tres añitos. Tres añitos de luz y felicidad, que además de ser una experiencia vital arrolladora, se ha convertido para mí en una oportunidad única de conocimiento (hacia dentro y hacia afuera) que no puedo desperdiciar. Todavía no salgo de mi sorpresa.

Aprovecho la excelente idea de la convocatoria del blog Familia Libre, para sumarme a la Fiesta Bloguera de la Lactancia, que coincide con la fiesta de nuestro tercer cumpleaños, y  con la celebración de la Semana Internacional de la Lactancia Materna, del 1 al 7 de agosto, para hablar de nuestra lactancia, de nuestra teta.

Este no es un blog maternal al uso, en el sentido de que hablo poco de mi vida privada y de mis propias experiencias, pues lo utilizo para canalizar mi vocación teórica y docente, y para compartir mis "descubrimientos" -vamos a decir pretenciosamente- en torno a una cierta "sociología" (de andar por casa) del feminismo y la crianza.

Pero hoy estamos de fiesta. Mi hija ha cumplido tres años y en el "mundillo" de los blogs maternales estamos celebrando fiesta de lactancia. Feliz coincidencia. Hace justamente tres años, en una de las salas de parto del HUC, mi hija se enganchó a la teta, y aún no la ha soltado. La "teti" sigue siendo para ella su consuelo, su alegría, su regulación emocional, su vínculo fundamental con la tierra.

Si alguien me lo llega a decir entonces, no lo hubiera creído. No tuve que hacer especial esfuerzo por lograr la lactancia, desde el primer día todo fluyó como la seda. Tuve a mi marido y también a mis padres conmigo en mi casa, que me apoyaron en todo para que yo sólo tuviera que ocuparme de permanecer junto a mi pequeña.

Cuando tenía dos meses, pensé como todo el mundo que se destetaría cuando tuviera unos 6 meses o así, y yo me reincorporara al trabajo. Pero no se destetó. Luchó con uñas y sin-dientes para no probar jamás un biberón, y no lo probó. Fue, pobrecita mía, a la guardería con 7 meses, y allí comía papillas, pero cuando volvíamos a casa, se resarcía de teta a demanda todo el tiempo.

Cuando tenía un añito, pensé que no llegaría a los dos. Cuando cumplió los dos, pensé que no llegaría a los tres. Ahora ha cumplido los tres, y pienso que no debe llegar a los cuatro, pero ya no digo nada :-). No seguí los dictados de ningún manual de la liga de la leche, no me apunté a ninguna secta, no hice ninguna apuesta, ni siquiera conozco a nadie a mi alrededor que haya amamantado tanto tiempo. Simplemente ha sido mi hija la que así lo ha decidido, y yo he respetado sus necesidades y su ritmo.

Supongo que los niveles de prolactina y los chutes de oxitocina que suponen cada tetada, me han ayudado a permanecer disponible todo este tiempo para mi hija, además de algunas convicciones personales. Pero las convicciones personales han nacido y crecido tiradas por mi hija. No sabía nada de crianza antes de que ella me pusiera en la evidencia, y me hiciera crecer junto con ella. Maternar es crecer, para intentar llegar a la altura que nuestros hijos merecen.

He dado de mamar tres años porque sí: porque es lo mejor para ella, tanto física como psicológicamente; porque es lo que ella ha necesitado y deseado; porque es fácil, limpio y natural; porque surgió y surge espontáneamente; porque es hermoso; porque es placentero; porque es relajante; porque nos regala cada día preciosos momentos de calma, amor y compenetración; porque nos compensa las largas horas de separación por motivos laborales; porque es un plus de calidad en la crianza; porque es una inversión de amor concentrado. Porque es revolucionario, porque es ancestral, porque me conecta con mi esencia femenina y maternal, porque sólo yo puedo hacerlo, porque es la última fase de mi ciclo reproductivo, porque escucho a mi cuerpo y a mi hija.  Hay mil razones para amamantar, y cada día se descubren nuevos argumentos a favor de la lactancia, pero pienso que cada madre lo hace sin saber muy bien por qué. Amamantar no es racional.

Amamantar es dirigir tu libido hacia el bebé. No hay lactancia sin libido, sin química, sin la acción de esas hormonas del amor que hace que te sea fácil, que fluya, que te salgas del tiempo y del espacio, que puedas entregar tu cuerpo al bebé sin pensarlo.

Ahora que tiene 3 años, algunas veces ya sus pedidos de teta me agobian, y a veces le hago "pequeños rechazos", cual osa gruñona que empieza a dar a sus oseznos pequeños empujoncitos hacia la libertad. No son rechazos racionales. Es que ya, a veces, no me apetece. Es pura sexualidad. Igual que hay parejas en que muere el deseo sexual, aunque se amen mucho. Supongo que en eso consiste el proceso de destete: para uno de los miembros de la díada ese "deseo" desaparece.

Lo ideal sería que partiera del niño. Pienso que son los niños los que deben marcar la pauta de su propio crecimiento. Las madres somos como la tierra: solo tenemos que estar disponibles y bien nutridas (material, intelectual y emocionalmente) y dejar que ellos absorban lo que necesiten, progresivamente, hasta que son adultos y ya se han nutrido lo suficiente para volar solos.

Pero quizás las condiciones culturales en que vivimos las madres hoy en día pueden hacer que nuestra "libido maternal" se apague pronto, o incluso que nunca exista en muchos casos (las cesáreas, los chupetes, los biberones, las separaciones, el estrés, los miedos... atentan contra ella). Por eso hay tan pocos destetes naturales, todos son inducidos: en la mayoría de los casos, con pocos meses, por la intrusión del biberón; más adelante, porque poco a poco las madres nos vamos "retirando" consciente o inconscientemente, por mil razones cotidianas de nuestra forma de vida, que todos conocemos.

Pienso que la lactancia va indisolublemente unida al puerperio. La relación puerperio-lactancia-vínculo-apego es evidente. Laura Gutman dice que el puerperio no son esos días de "cuarentena" como cree la mentalidad popular, sino que es todo ese tiempo en que la criatura y su madre permanecen unidas por un vínculo insustituible. Ella lo sitúa en torno a los 2 años, cuando se produce el surgimiento del "yo" y la separación psíquica del bebé de su madre, que hasta ese momento formaron un único "ente" psíquico. En nuestro caso, creo que el fin del puerperio ha llegado ahora a los tres.

Pienso, como Irene, que ahora estoy en el comienzo del fin de nuestro puerperio y de nuestra lactancia. Hasta ahora, no ha habido una sola noche en que ella no se haya dormido con su tetita, que le es imprescindible. Me quiero lo bastante como para saber que mi pecho es bastante más cálido que un chupete y un peluche, y que la compañía humana es mucho mejor para desarrollar su futura socialización y capacidad de amar al prójimo. Hasta ahora no he sentido la necesidad de separarme de ella, ni para ir a un cine, ni a una cena, ni a una noche de fiesta. Sólo para el trabajo, con una angustia de separación bastante grande. Supongo que es el efecto de la "droga" prolactina :-).

Ahora, empiezo a temer que el destete ya puede estar próximo. Es más, empiezo a desearlo, lo que viene a ser el principio del fin. Pero estos tres años de simbiosis, de vínculo insustituible, gracias en todo o en parte a la teta, no los cambio por nada. Y siento, desde lo más profundo de mi corazón, que es lo mejor que he podido hacer por mi hija.

23 de julio de 2010

Dando teta, de la A a la Z

...

Llego de las vacaciones, y me encuentro con un emocionante detalle: sobre mi mesa de la oficina me esperaba un regalo, perfectamente envuelto. ¡Así se hace mucho más llevadera la vuelta al curro en pleno julio!

Lo abrí nerviosa como una niña en Reyes, y me encuentro un hermoso libro:




Al abrirlo, en la primera página, una conmovedora dedicatoria: "Para ti, Ileana. Con afecto. Por ti y por tus convicciones". Se me saltan las lágrimas. La firma una compañera de trabajo, una de esas mujeres inteligentes, chispeantes, luchadoras, con una honestidad y una fuerza a prueba de bombas, una de esas heroínas anónimas que una encuentra por fortuna a lo largo de la vida.

Ya había visto este libro en el catálogo de la Editorial Ob Stare, una pequeña, cuidada, preciosa y cada vez más interesante editorial que sorprendentemente tiene su sede aquí mismo en Tenerife, casi cerca de mi casa. Pero no lo había comprado todavía. Qué suerte.

Anoche hemos gozado mi niña y yo, leyéndolo, saboreándolo, riéndonos a carcajada limpia. Es un libro para niños, especialmente útil para esos niños mayorcitos que todavía toman teta, y que no ven nunca imágenes de otros niños mamando, que sólo ven biberones por todas partes.

Sirve para ejercitar el alfabeto [dejadme que presuma :-): mi niña sin cumplir los 3 años ya conoce casi todas las letras, sin pretender enseñárselas, solo de las lecturas compartidas]; para aprender las profesiones [algunas muy exóticas, como ornitóloga o xilofonista :-)];  para disfrutar preciosas y graciosas ilustraciones de mujeres de todo el mundo con sus bebés enganchados a la teta; y de paso, para reivindicar la posibilidad de que las mujeres podamos trabajar en todas las profesiones llevando a nuestros lactantes con nosotras.

Todo eso, con muy pocas palabras, en unos sencillos versos que condensan una gran cantidad de información y de valores.

Nos hemos dormido mi niña y yo con la teta en la boca y una gran sonrisa en los labios. Muchas gracias, Conchi.


*Obiol, Anna: Dando teta, de la A a la Z, Editorial Ob Stare, Tenerife, 2009. Ilustraciones: Subi. Cuento ganador del II Concurso de Cuentos Ilustrados organizado por la Federació Catalana de Grups de Suport a la Lactància Materna (FEDECATA).