28 de diciembre de 2010

Revista Madre Tierra

El año 2010 ha sido muy fructífero para la blogosfera maternal. Cada vez más blogs se unen a contar y a reflexionar sobre la maternidad, haciendo crecer una nueva categoría temática que nunca había tenido espacio propio en los medios tradicionales: la maternidad y la crianza.

Blogs como Amor Maternal, Ser Mamás, Nace una Mamá, Mimos y Teta, Reeducando a Mamá, La mamá de Mateo, Criar en contravía, Cuatro en la Cama, Criando Amando, Habichuelas Mágicas, La Teta y la Luna, Los ojitos que brillan, Madre Rebelde, Una Maternidad diferente, Grupo Maternal Mucho mamá... y una larga lista que están enlazados en la columna de la derecha, más los que no conozco, o los que se me olvidan, o los nuevos que surgen cada día... están aportando un amplio corpus teórico-literario-periodístico sobre la maternidad y la crianza respetuosas, que se está convirtiendo en un referente muy importante para miles de familias en todo el ámbito hispanohablante.

Y para concluir este año, nada mejor que esta original revista que nos llega de la mano de Raquel Tasa,  creadora de los magníficos espacios Madre Tierra y La Casa de las Mamás,  y de su compañero el diseñador Enric Boix,  el primer número de la Revista Digital Madre Tierra.

¡Disfrutadlo!

¡FELIZ 2011!


22 de diciembre de 2010

¡Felices fiestas!

Por Ileana Medina Hernández



"Cuando acudimos a la biografía de grandes figuras de la humanidad 
que comúnmente asociamos con el amor, 
como pueden ser Venus, Buda y Jesús, se nos presenta la 
manera en que tuvo lugar su nacimiento como una fase muy importante, 
como un momento crítico en el desarrollo de sus historias vitales
Por contra, la biografía de personajes famosos, políticos, escritores, artistas,
 científicos, gente del mundo de los negocios y sacerdotes 
suele comenzar describiendo detalles de la infancia y educación. 
¿Podría indicar esta notable diferencia entre ellos que el nacimiento es un 
momento crucial en el desarrollo de nuestra capacidad de amar?"

Jesús nació en un establo. Un lugar humilde, quizás sin mucha higiene, pero tuvo lo fundamental: un nacimiento natural sin intervenciones, y el calorcito de la piel de su madre, y de los animales que con su cuerpo mantenían caliente el rincón. El pecho de su madre, el amor de los suyos, calor, naturaleza.

Podríamos decir que María parió como mamífera, en un lugar oscuro y caliente, sin ser observada ni maniatada. Quizás por eso sin dolor.

¿Por qué la fiesta más importante del año celebra un NACIMIENTO?

El nacimiento de Jesús se hace coincidir con las fiestas paganas del solsticio de invierno. Allí, desde la noche más larga del año, desde "la noche oscura del alma", nace la luz, la posibilidad de renacer, de renovarnos, de crecer, de ser mejores.

Celebrar la Navidad, es celebrar el nacimiento de cada niño que viene al mundo, cada niño que es deseado, amado, sostenido y amamantado, adorado.

Es reunirnos en familia en torno a los niños, y agradecerles el regalo que nos han hecho con sus vidas, la posibilidad de aprender, de crecer con ellos, de encontrarnos con nuestras propias historias personales de desamparo y sanarlas para no repetirlas generación tras generación.

El día que todos los niños sean considerados una joya que cuidar, un dios hecho hombre o una diosa hecha mujer que hay que respetar y nutrir su alma dorada sin castrarla con nuestras propias limitaciones, prejuicios y miedos, ese día el mundo habrá comenzado a cambiar.

Celebremos en estas fiestas y siempre cada nacimiento de cada niño con respeto, con amor, con verdad,  con alegría, ofreciéndoles a los niños lo mejor de nosotros mismos: nuestro cuerpo, nuestra compañía, nuestro tiempo, nuestro apoyo emocional, nuestro respeto a su libertad, a su vitalidad y a su iniciativa.

Simplemente nuestra intención de estar dispuestos a escucharles, a cambiar, y a ser más humildes con y para ellos. Ese es el mejor regalo que podemos hacerle a nuestros hijos, en estas fiestas, y cada día.

¡¡¡Feliz Navidad!!!



Entrada relacionada:
Felicitación navideña del 2009. 

21 de diciembre de 2010

"Homeschoolers"

Por Ileana Medina Hernández




"Respuestas correctas", especialización, estandarización, competencia 
estrecha, adquisición ávida, agresión, desapego. Sin ellas, nos ha parecido 
que la máquina social no podría funcionar. No debemos culpar a las escuelas 
de crueldad cuando sólo han cumplido con lo que la sociedad les ha pedido. 
Pero la razón por la que necesitamos una reforma radical de la educación es 
que las demandas de la sociedad están cambiando radicalmente. No cabe 
duda de que las características humanas que hoy en día se inculcan dejarán 
de ser funcionales. Ya se han tornado inapropiadas y destructivas. Si la 
educación continúa siendo como solía, la humanidad terminará 
destruyéndose tarde o temprano.” 
G. Leonard

La blogosfera maternal está revolucionada, en apoyo a aquellas familias que en España han optado por no delegar la educación de sus hijos en una institución, y educarles ellos mismos en casa.

En España, la educación en el hogar no está regulada, aunque tampoco está prohibida. Por lo que se habla de un "limbo legal", en el que estas familias hasta ahora han navegado con más o menos acoso por parte de las administraciones.

Dado que no está prohibido, la mayoría de los tribunales españoles han dictado siempre sentencias favorables a los padres que educan en casa, sin embargo, recientemente ha sorprendido una sentencia del Tribunal Constitucional que ha prohibido expresamente a unos padres en Málaga esta opción. 

Mi hija de 3 años asiste a un colegio público. Fue la decisión que tomamos en nuestra familia, la que mejor se aviene con nuestras circunstancias concretas, aunque probablemente no la mejor de todas las opciones posibles. 

Sin embargo, estoy convencida de que el sistema educativo en general tiene mucho que mejorar, y un gran reto por delante en este siglo XXI. No cambios en los planes educativos, no si Religión o si Educación Cívica, si Historia nacionalista o Historia nacional, si Latín y Griego, o nuevas tecnologías. Las materias posiblemente sean lo de menos. 

El cambio tiene que ser mucho más profundo: abrir la escuela a la realidad, sacar a los niños, adolescentes y jóvenes de las (j)aulas, incorporar métodos activos de enseñanza, una enseñanza que provenga del interior de los alumnos y que respete sus ritmos, sus motivaciones, su libertad, su curiosidad, sus necesidades de movimiento, su cuerpo, sus emociones, su creatividad, su dimensión afectiva... 

Tenemos que cambiar la educación para cambiar el mundo, como dicen Claudio Naranjo y Eduard Punset. Educar a cada niño respetando su individualidad y cuidando lo que le hace único e irrepetible. Dejar de exigir disciplina y uniformidad en detrimento de la curiosidad, del placer, de la inteligencia, de la diversión, de la creatividad, de la pasión, de la espontaneidad, de la alegría y de la libertad. 

Recuperar el prestigio de los oficios; estimular la creatividad, la artesanía y los trabajos que nos acercan a la tierra, al agua, al fuego y a la materia; dejar de producir en masa graduados universitarios directos al paro y a la frustración; cambiar el sistema de valores, y darle más prestigio social y remuneración económica a los trabajos que nos acercan a la tierra y que cuidan y protegen la vida en todas sus formas. 

Viajar a las emociones, desde la vida intrauterina, desde el momento del nacimiento, desde la primera crianza con lactancia, apego, colecho, porteo; desde una escolarización alegre, motivadora e inspiradora, que permita que la avidez por el conocimiento nazca desde adentro del niño, y no como una losa que lo aplasta y lo obliga a permanecer en silencio desde lo alto de un atril. 

El sistema educativo de 30 niños encerrados por aula, ocho o más horas diarias, con una familia ausente durante todo el día, hace aguas por todas partes. Escuelas y familias, sociedad en su conjunto, tenemos un gran reto para mejorar la crianza y la educación, desde el amor y la libertad.  Las familias, mientras trabajamos todo el día, exigimos cada vez más de las escuelas, y las escuelas no pueden ofrecer lo que la familia no es capaz de dar. Y en medio, los niños, desorientados, violentos, emocionalmente dañados

Ante esa perspectiva, y mientras el sistema educativo no responda a los cambios que el siglo XXI necesita y merece, educar en casa me parece una opción totalmente válida. 

Hay quien piensa que educar en casa es una opción de ultrarreligiosos o ultraderechistas, o de ricachones que pueden permitirse preceptores a domicilio; otros que es una opción de "hippies" alternativos y medio locos... parece que los extremos del espectro político se tocan, en este caso, en la defensa de la libertad. O quizás, y es lo que pienso, el espectro político -mediocre, centrista y populista- no nos sirve ya para comprender la realidad, y mucho menos para transformarla. 

Familias de muy diverso tipo, aunque pocas, eligen esta opción, y las que yo he conocido a través de la red, me parecen familias muy CONSCIENTES, que saben muy bien lo que están haciendo, con madres y padres formados y comprometidos con una verdadera educación integral de sus hijos, que aúnan un gran nivel intelectual con la capacidad afectiva y emocional de permanecer junto a los niños, que como todos los nadadores contra-corriente se ven obligados a demostrar lo que a otros se les da por supuesto, y por tanto, incluso obligados a hacerlo mejor que nadie. 

Está claro que las autoridades políticas deben velar la diferencia entre aquellas familias que educan en casa, y las que no educan en absoluto o abandonan a sus hijos, pero creo que eso es algo que cualquier trabajador social distingue a simple vista. 

No todas las familias nos sentimos aptas para ofrecer esa calidad educativa a tiempo completo, sin echar mano de otros agentes sociales, pero aquellos que tengan los recursos materiales, intelectuales y emocionales para hacerlo, lejos de ser juzgados o prohibidos, deberían ser respetados y apoyados. 

Educar en casa es un derecho que existe en otros países del mundo, y que en España debería regularse, e incluso incentivarse, de modos que las propias familias que decidan hacerlo, puedan con mayor facilidad establecer redes entre sí, compartir recursos, formación y actividades. De ese modo, ahorraríamos recursos al Estado, garantizaríamos redes socializadoras de familias que educan entre sí, y los niños podrían disfrutar de una educación intelectualmente más personalizada y emocionalmente más sustentadora. 

La libertad de opciones es siempre enriquecedora para la sociedad. Defendamos el arcoiris de opciones frente a la uniformidad grisácea. Defendamos la calidad humana y la pasión vital, donde quiera que la haya.  

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Algunos blogs de familias que educan en casa:


Círculo de Madres

Por Ileana Medina Hernández y Amelia López Martínez




“Cada círculo es como una piedrecilla que se arroja a un estanque. 
El efecto que el círculo produce en las mujeres que lo forman, 
y el efecto que estas mujeres tienen es una influencia 
que se expande como anillos concéntricos. 
Obsérvalo, hazlo, enséñalo. 
Si hay mujeres que aprenden unas de otras, 
las creencias y la manera de hacer las cosas pueden cambiar." 
Jean Shinoda Bolen "El millonésimo círculo"


Círculos, tribus, grupos, familias: la sociedad actual tan atomizada necesita que volvamos a reunirnos alrededor del fuego. 

El fuego es la vida: necesitamos poner el calor de la vida en el centro y reunirnos en torno a aquello que la hace posible: los niños, los afectos, las emociones, los cuidados, la nutrición física y afectiva que hace posible la felicidad humana.

Este círculo de madres, mujeres, amigas, hermanas, nace con esta intención. La de construir un espacio calentito donde reconfortarnos, apoyarnos, desinhibirnos, reír, llorar y crecer. Es también, como otros círculos, un espacio de aprendizaje, de crecimiento y de conocimiento. Quienes participamos de él nos nutrimos de las experiencias del resto de los integrantes. Aprendemos de sus aciertos y de sus errores, y reconocemos muchas veces sus tropiezos como propios. Por eso es importante poner en práctica, tanto dentro como fuera del círculo, el compartir. A partir de aquí podemos también crear nuestras propias "tribus" en cada ciudad, de modo que podamos seguir tejiendo redes de amor y de amistad allí donde haga falta.

La crianza feliz de los niños pone a toda la sociedad ante un gran reto. Cuando un recién nacido nos reclama atención, cuidados, leche materna, cuerpo y sostén día y noche, sólo una madre sabe de cuán poco vale todo lo que hemos aprendido en la vida hasta ese momento. La criatura merece y necesita ese cuidado. Las madres necesitamos todo el apoyo para poder ofrecerlo con placer.

La familia, la aldea, la tribu, la sociedad en su conjunto merece volcar todas sus energías en cada niño que nace. Es la nueva llama, un prometedor y pequeño fuego que mantendrá encendida la antorcha de la vida.

¡Bienvenida al Círculo! Únete a nosotras en www.circulodemadres.es

18 de diciembre de 2010

Las tetas de Cristina Perales

Reproduzco este artículo, tomado del blog personal de la actriz y cantante valenciana Cristina Perales, que es también periodista, y que tiene una página web y un blog muy bonitos y bien  hechos. Son de agradecer siempre estas sinceras reflexiones públicas sobre la lactancia materna. 




Vía| Asociación SINA

La primera vez que puse mi nombre en google para buscarme (todos lo hemos hecho, chicos...) me quedé realmente sorprendida. Por entonces no hacía mucho uso del ordenador, del mail, no tenía página web, ni facebook, ni myspace. Así que, LO PRIMERO que salía con la búsqueda era una página dedicada a mostrar las escenas de sexo de las famosas. Lo de famosa me hace gracia, pero se llamaba así la página: “famosas desnudas”.
No era un material muy impactante. En relidad, sólo mostraban mis pechos de algunos fotogramas que rescataron de un corto y los de una peli de TVE. Tengo escenas bastantes más fuertes de otras pelis (de las que no daré pistas por si acaso) pero esas no las encontraron o no las vieron. Cosa que agradezco!
Fue una extraña sensación. Había muchísimas actrices nacionales y extranjeras. La verdad es que alguien se había tomado muchas molestias en rescatar escenas donde había sexo, o aquellas donde tan sólo se mostraba un poco de algún pecho de alguna actríz, (de las que no hacemos porno, claro, si no, no tiene gracia). Incluso hay por ahí una escena del comisario donde se ve un poquito de un pezoncillo mio y… zas! Esa ya vale!
Digamos que si hay teta, hay interés. Y si hay algo más, pues mejor que mejor!
Bueno, pues en realidad esto no me enfada, ni me indigna, ni nada de eso. En realidad me deja perpleja y ahora, me da que pensar.
Hace tres años que nació mi hijo y, aunque nunca supe nada de lactancia ni hice ningún tipo de plan para criarlo de tal o cual forma, pues ya van tres años que el peque toma teta. Y el tío no quiere ni chupetes, ni bibes ¡ni nada de sucedáneos del pezón! Cuando era muy bebé encontraba comprensión y ánimo a la hora de amamantarlo. Y en más de un rodaje le he dado teta mientras repasábamos las escenas (en “El Comisario” por ejemplo, lo hice muchas veces). Pero sobretodo a partir de los seis meses la pregunta de ¿todavía toma teta?, ha venido siendo la más recurrente. Y la más insistente y no sé muy bien el porqué.
Ahora con tres años casi parece una provocación por mi parte que me saque una teta para que mi hijo se consuele, se duerma o simplemente quiera mamar porque sí. (No quería chupetes de bebé, ahora menos!) Y aquí viene mi perplejidad: mis tetas vagan desnudas por la red, las tetas de muchas mujeres se muestran en programas de televisión, muchas se operan para hacer más visible esa parte de su cuerpo y en los kioskos de las ciudades cuelgan revistas y portadas llenas de pechos insinuantes, cuando no explícitos, de mujeres. 
Todo esto nos rodea, nos inunda, se permite, se valora, se desea por hombres y mujeres, se exhibe y se muestra como bandera y como valor (algunas veces casi único) de algunas chicas. Las tetas.
Y yo me siento un poco cortada cuando mi hijo mama, quizás al lado del kiosko donde se muestran estas revistas.
Hay algo que no estamos llevando bien…
Bueno, de momento yo sigo sin planear nada con respecto a la lactancia o a lo “correcto”. No hago bandera de mis pechos ni del “uso” que les doy. Me lleva mi corazón y me guía el de mi hijo. Aunque a veces me sienta incómoda o un poco rara creo que soy afortunada porque no me han tirado de ningún restaurante o de ningún museo por dar de mamar (esto son casos reales!).
Por eso he decidido poner esta foto de mi pequeño mamando en medio de una sesión de fotos que hicimos para el disco. Así, si alguien busca “las tetas de Cristina Perales” por lo menos que se muestren para lo que realmente sirven.
Porque nunca les encontré más sentido.
Ni más placer…

15 de diciembre de 2010

TOP 10 2010: Los mejores artículos del año

El Directorio Amor Maternal


"Top 10 2010 es un carnaval de blogs cuyo propósito es reunir los mejores artículos de la blogosfera maternal publicados durante 2010 en castellano. La temática del carnaval engloba el embarazo consciente, el parto natural, la lactancia materna, la crianza respetuosa, la psicología, el uso de portabebés ergo, la ecología y demás temas afines."


Desde el espacio Amor Maternal, Louma nos invita a tod@s l@s bloguer@s especializad@s en temas de maternidad, crianza, lactancia,... a elegir los que, según nuestro propio criterio, son los mejores posts que hemos escrito y publicado este año (cada uno los suyos propios).

Como los artículos más leídos de Tenemos Tetas los podéis encontrar en la columna de la derecha, voy a ordenar aquí los que a mí personalmente más me han satisfecho, y me parecen representativos de la "identidad" de este blog:

Aquí tenéis mi TOP TEN:

1. La Revolución Calostral Publicado el 22 de febrero, es una declaración de principios sobre mi convencimiento acerca de que el único modo de cambiar el mundo es cambiar la forma de nacer, la crianza y la nutrición emocional de nuestros hijos. Frente a todas las utopías históricas frustradas, la revolución de la crianza amorosa es la única utopía aún abrazable y posible.

2.-¿Pueden tener derechos los bebés? Publicado el 6 de junio, elijo este artículo como representación de los diez artículos que formaron parte de la Polémica entre los blogs Tenemos Tetas y Una mamá española en Alemania. Con esta serie de artículos quisimos -no sé si lo conseguimos- alimentar deliberadamente y con criterio periodístico una polémica seria, con argumentos profundos y respetuosa en la forma, que pudiera aportar algo nuevo, algo distinto a los típicos debates encarnizados que se mantienen en foros y blogs sobre crianza.

3.- Amamantar es de sabias. Publicado el 25 de agosto, es un texto casi poético que pretende relacionar las virtudes de la lactancia con los aspectos más relevantes de la "sabiduría perenne".

4.-  Las "malas" madres. La famosa culpabilidad que nos ataca a las mujeres cuando devenimos madres tiene un origen oculto y tabú: la imposibilidad de vivir la maternidad como lo que verdaderamente es, una parte de nuestra sexualidad. Vivimos el parto y la lactancia como mismo vivimos el resto de nuestra sexualidad: sumisas o reprimidas o acorazadas o tímidas o asustadas o adoloridas o culpables o disfrazadas o ignorantes o tecnificadas o con exceso de control o racionalmente o desvalorizadas o violentadas o, en cualquier caso, alejadas de nuestro yo más profundo.

5.- El macho y la teta: Publicado el 30 de agosto. Una reflexión sobre por qué el padre que apoya, comparte y disfruta la lactancia materna extensa, llega a ser menos machista que el que da biberón.

6.- Feminismo, maternidad y política: cambiemos el mundo. Publicado el 5 de septiembre, es el tercer artículo más leído de la historia del blog.

7.- ¿Desde arriba, o desde abajo?  Publicado el 29 de noviembre, aquí intento hacer un resumen de lo que supone el cambio paradigmático desde una crianza y una educación adultocéntrica, pensada desde el adulto como ser superior, represor e impositivo; hacia una crianza nutricia, sustentadora, amorosa, que ve a los niños como seres iguales en derechos.

8.- La lactancia como aliada de las madres trabajadoras Publicado el 5 de octubre. Superficialmente, el mantenimiento de la lactancia se ha visto a veces como un impedimento para el desarrollo profesional de las mujeres (o viceversa). En este artículo defiendo el punto de vista justamente contrario: la lactancia -todo lo extensa que se quiera- puede mantenerse aunque se trabaje fuera de casa, y es un recurso muy poderoso que contribuye al bienestar emocional de aquellas madres que nos incorporamos tempranamente al trabajo tras la maternidad, y por supuesto, al de nuestros hijos.

9.- ¿Qué es el instinto maternal? Desde algunos sectores del feminismo se ha sustentado la idea de que el instinto maternal no existe, puesto que a lo largo de la Historia (patriarcal) son multitud las mujeres que jamás lo han sentido. Aquí expongo, junto con los más recientes descubrimientos científicos, que el "instinto maternal" sí existe, que está estrechamente relacionado con la lactancia, y que lo desencadena ¡el comportamiento de la propia cría! cuando no es separada de la madre en sus primeros momentos de vida. Una reflexión sobre los condicionamientos sociales de la maternidad.

10.- Crianza corporal:  Publicado el 1 de diciembre, es el más fresquito de los posts elegidos. ¡Fiesta, rumba, placer, amor! ¡Para despedir el año!


¿Y a ti cuál te ha gustado más? 


Pinchando en los enlaces de abajo, podrás ver todos los blogs que participan en el Carnaval. 

14 de diciembre de 2010

Juan de Hierro

Por Ileana Medina Hernández

Ayer por la tarde, un hada hermosa que me conoce bien, dejó en mi casa, así como por casualidad, un libro del que jamás había oído hablar.

Por la noche antes de dormir, me puse a ojearlo, y me dieron las 2 de la mañana y no podía dejar de leer.

Se trata de Iron John, una nueva visión de la masculinidad, el libro que el poeta norteamericano Robert Bly  publicó en 1990 y que se convirtió rápidamente en un best-seller, llegando a ocupar el número uno en las listas del New York Times.


Este libro es el equivalente masculino al "Mujeres que corren con lobos" de la psicoterapeuta Clarissa Pinkola Estés (aunque su lectura me parece mucho más fácil que la de aquella).

Igual que Estés, Bly recurre al enfoque junguiano y antropológico, y al análisis semiótico de los mitos ancestrales, para desentrañar  el camino de iniciación que han de recorrer los hombres para encontrarse con su propia sombra (su "gemelo"), y por tanto consigo mismos.

Algunos hombres me han preguntado mi opinión sobre cuál es el papel masculino y del padre en este nuevo panorama de la crianza corporal, del posfeminismo, de la integración de los lados masculino-femeninos y la superación de la "mente patriarcal".

Solía yo responder que la "nueva masculinidad" pasaba por desarrollar el lado "femenino", la energía yin, la capacidad de cuidado, la ternura, las emociones, la intuición... Aunque el camino pasa por ahí, no es suficiente, y así Robert Bly encuentra, igual que Mark Josephs-Serra, que el "hombre suave" (equivalente a la "mujer dura" feminista) sigue siendo muchas veces infeliz y se encuentra desubicado y carente de vitalidad.
"En los setenta, empecé a detectar por todo el país un fenómeno que podríamos denominar el "varón suave". Incluso hoy en día cuando hablo en público, más o menos la mitad de los varones jóvenes son del tipo suave. Se trata de gente encantadora y valiosa -me gustan-, y no quieren destruir la Tierra o dar comienzo a una guerra. Su forma de ser y su estilo de vida denotan una actitud amable hacia la vida. 
Pero muchos de estos varones no son felices. Uno nota rápidamente que les falta energía. Preservan la vida, pero no la generan. Y lo irónico es que a menudo se les ve acompañados de mujeres fuertes que definitivamente irradian energía. 
Nos encontramos ante un joven de fina sensibilidad, ecológicamente superior a su padre, partidario de la total armonía del universo y sin embargo con poca vitalidad que ofrecer. 
(...)
Algunas mujeres enérgicas, tanto entonces como ahora en los noventa, elegían y siguen eligiendo a hombres suaves como amantes, y tal vez, como hijos. La nueva distribución de energía "yang" entre las parejas no se dio accidentalmente. Los jóvenes, por diversas razones, querían mujeres más duras, y las mujeres empezaron a desear hombres más suaves. Durante un tiempo parecía un buen arreglo, pero ya lo hemos experimentado lo bastante como para saber que no funciona."
Bly encuentra respuesta donde mismo la encontró Clarissa Pinkola: en la vuelta a casa, en una "tercera vía" (ni el macho agresivo ni el hombre débil; ni la mujer sumisa, ni la mujer desconectada de sus ciclos femeninos) que conjuga una masculinidad vigorosa pero a la misma vez nutritiva y sensible. El Hombre Primitivo, el Hombre Pre-patriarcal, es un hombre conectado con la naturaleza, un hombre espiritual e "iniciado" que se "expande hacia la gloria de los robles, las montañas, los glaciares, los caballos, los leones, la hierba, las cascadas, los venados. Aquello que impida al hombre acercarse a la cascada y al tigre, le matará". 

El Hombre Primitivo que Bly recorre a través del mito milenario de Iron John  (llevado a la escritura por los Hermanos Grimm) se aleja del estereotipo machista violento, dominador, opresor, insensible; a la vez que identifica  los puntos débiles del hombre sumiso, desorientado, pasivo, ingenuo o vulnerable. El "Hombre primitivo" de Bly se acerca más a un maestro zen, a un instructor de meditación, que a un machista.
"En este libro hablo del Hombre Primitivo, y la distinción entre Hombre Primitivo y salvaje es fundamental. El salvajismo [en su sentido peyorativo] es profundamente perjudicial para el alma, la Tierra y la Humanidad; cabría decir que, aunque el salvaje está herido, prefiere no reconocerse. El Hombre Primitivo, que ha examinado sus heridas, se parece más a un sacerdote zen, a un chamán o a un leñador que a un salvaje". 
Bly salpica su exposición con un manojo de citas literarias tan deliciosas como el libro mismo (Machado, Blake, Juan Ramón Jiménez, Rolf Jacobsen, Rilke, Yeats, Kabir, Wordsworth, D.H. Lawrence, Mircea Eliade, Neruda, Shakespeare...) que convierten la lectura en un recorrido por la sabiduría universal ameno y fluidísimo.

Muy recomendable para todos los hombres independientemente de su orientación sexual, y también para las mujeres, que encontraremos importantes pistas para conocer mejor a nuestros compañeros, y muchos elementos extrapolables a nuestra propia psicología, y al equilibrio masculino-femenino tanto interior como interpersonal.

12 de diciembre de 2010

"El nacimiento es el momento más importante de la vida"

El psiquiatra chileno Claudio Naranjo, escritor y profesor en Berkeley, habla sobre el momento del parto-nacimiento:

"La ciencia es muy arrogante"



Y además os dejo la entrevista que le hizo Eduard Punset en Redes, sobre la educación:

"Tanto la crianza como la escolarización son enemigas de la felicidad"

"Llamar educación a algo que es transmisión forzada de información
es muy mal uso de la palabra"




10 de diciembre de 2010

"Lactancia prolongada", por Dra. Alejandra Gutiérrez Montero




Lactancia prolongada


por doctora Alejandra Gutiérrez


"El tiempo es lo único seguro que tenemos mientras vivimos, 
y como no es posible ahorrarlo, 
yo he decidido derrocharlo a manos llenas en lo más valioso que tengo, 
mis hijos."

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los bebés reciban Lactancia Materna Exclusiva los primeros seis meses de vida, que esta se continúe hasta el año como el principal alimento del bebé, y que se prolongue hasta los dos años o el destete natural.

En México, aunque la prevalencia de lactancia materna ha mejorado ligeramente en los últimos diez años, tiene uno de los valores prevalentes más bajos entre los países subdesarrollados y más de la mitad de los niños mexicanos no reciben leche materna después de los seis meses de edad. Esta declinación de la lactancia materna en México es más marcada en las áreas urbanas que en las rurales y probablemente menos común en clases medias que en los niveles socioeconómicos bajos (1).

Durante mucho tiempo y hasta finales del siglo pasado, se consideró que la lactancia humana era un tópico impreciso e inespecífico que no justificaba su estudio clínico y científico para analizar preguntas sobre nutrición infantil. En el presente siglo se ha avanzado mucho en el estudio del tema y la tendencia de los países desarrollados es a apoyar la lactancia materna y su duración hasta el destete natural o hasta que la madre lo decida.

La valoración de la duración de la lactancia materna es un fenómeno marcado por parámetros culturales e histórico personales. Muchos consideran erróneamente que seis meses constituyen una lactancia “prolongada” cuestionando los motivos de las mujeres que amamantan a sus hijos más de un año.

Lactancia materna prolongada se define como “El amamantamiento fuera de las normas culturales, o más allá del tiempo donde la mayoría de las madres dentro de la sociedad a la que pertenecen ya han destetado”.

Razones más comunes que inducen a aconsejar erróneamente el destete: La aparición de los dientes, El nacimiento de un hermano, La adquisición del lenguaje, El comienzo de la motilidad independiente del niño, El comienzo de la escolaridad, La reincorporación de la madre a la actividad laboral. (2)

La práctica de amamantar hasta los seis años para los humanos comenzó a ser modificada, primero por el uso de fuego para cocinar (hace medio a un millón de años) y luego y más significativamente por el procesamiento de granos, moliendo o machacando, ambos proveyendo alternativas a vegetales no cocinados y carne animal cruda.

Estudios etnográficos de sociedades pre-industriales muestran que el promedio de duración de la lactancia varía entre los tres y cinco años de edad de una cultura a otra y entre cada niño dentro de una misma cultura.

En el mundo musulmán, especialmente en África y el Sudán, el destete se rige por las enseñanzas del Corán, que recomienda hacerlo hasta los 2 años.

En 1951, en Mongolia, los niños eran amamantados durante 2 o 3 años, y tampoco era raro que un niño de seis o siete años quisiera ser amamantado para sentirse más seguro.

En Tsinghai, China, en 1956 las madres aún amamantaban durante varios años, 5 años no era inusual, o hasta que naciese otro niño.

Actualmente, en culturas no occidentales las madres amamantan a sus niños hasta los 3 o 4 años.

Las últimas pocas décadas de este siglo veinte son probablemente el único momento en la historia de la humanidad que los niños han sido completamente destetados en los primeros tres a seis meses de vida.

Según la antropóloga Katherine Dettwyler los seres humanos alcanzan autonomía inmunológica a los 6 años lo que sugiere que a través de nuestro más reciente pasado evolutivo los agentes inmunes contenidos en la leche materna estaban normalmente disponibles para el niño hasta aproximadamente esta edad. (3)

Mi hija y yo hemos cumplido cuatro años de lactancia. Nunca tuve la intención de llevar una lactancia prolongada, simplemente se ha dado así. Al inicio de la lactancia ni siquiera yo me creía capaz de amamantar exclusivamente a la niña, así somos las mujeres de mi generación, nadie nos enseñó de lo que son capaces nuestros cuerpos -de lo que han sido capaces los cuerpos de las mujeres como nosotras por millones de años-.

No tenía expectativas a largo plazo, sólo quería alimentar a mi hija de la mejor manera porque ella rechazaba las fórmulas, así que me puse a leer sobre lactancia, con los especialistas en lactancia, no en mis libros de medicina porque de ahí no aprendí nada la última vez. Y como tenía además que trabajar tiempo completo pues me hice experta en sacarme la leche cuando no estaba con ella y todo el tiempo que estábamos juntas: libre demanda, o lo que es lo mismo, la niña colgada de la teta en el rebozo la tarde entera y la niña pegada a la teta en nuestra cama toda la noche.

Para los seis o siete meses con la prueba ante mis ojos me convencí de que sí se podía amamantar exclusivamente, aún cuando la madre trabajara. Que no era cosa del otro mundo, es más, que la crianza estaba siendo mucho más fácil y placentera que con mi primer hijo. Yo era todo el alimento para esa niña, estaba toda hecha de lo que mi cuerpo producía y eso te da una sensación de poder femenino que sólo quien la vive la puede entender. Empoderada así, fue cuando comencé a tener expectativas: esta niña nunca va a recibir leche de lata, la voy a amamantar hasta que ya no le haga falta. Sólo cuando vi los resultados comencé a creer en mí misma, en mi cuerpo.

Así fue pasando el tiempo, sin darnos cuenta nos salimos de las estadísticas. Porque no es lo habitual en nuestro entorno. Y ya sabemos, lo no habitual se traduce en anormal. Y lo anormal siempre lleva telarañas, según los ojos de quien lo ve.

Para mí la lactancia prolongada no ha sido en ningún momento por defender ninguna causa o por comprobar nada o por buscar nada. Simplemente ha sido un "efecto secundario" de respetar las necesidades y los tiempos de mi hija. No voy a decir que es fácil, hay pros y contras como en todo, pero siempre que pongo las cosas en la balanza ganan por mucho los beneficios de seguir respetándole su ritmo de crecimiento.

Hay poca literatura médica sobre amamantamientos largos, he leído que hay dos razones para esto: hace muchos años no se tomaba en cuenta por ser la norma, hace pocos años no se tomaba en cuenta por ser "atípico", y ahora es cuando se está comenzando a hablar del tema entre los profesionales de la salud por la cantidad de beneficios que han podido comprobar con la vuelta a las prácticas de lactancia de ciertos grupos de mujeres. Dice también que un problema frecuente hablando de estudiar la lactancia prolongada es que esta es "secreta", las madres que la practican sufren tanta crítica que acaban por destetar o por seguir lactando sin comunicarlo a su médico.

Para quienes piensan que “mi leche ya es pura agua”, bibliografía científica confiable (4), afirma que el amamantamiento continúa siendo una fuente valiosa de nutrición y de protección contra enfermedades por todo el tiempo que dura la lactancia, ya que la leche se va adaptando a los requerimientos nutricionales del niño. Los anticuerpos se encuentran en la leche humana a lo largo de toda la lactancia. De hecho, se ha encontrado que algunos factores en la leche humana aumentan en concentración durante el segundo año de vida y también durante el proceso de destete.

(5) En el segundo año de vida (12 a 23 meses), 448 ml de leche materna proporcionan:

§ 29% de requerimientos de energía
§ 43% de requerimientos de proteína
§ 36% de requerimientos de calcio
§ 75% de requerimientos de vitamina A
§ 76% de requerimientos de ácido fólico
§ 94% de requerimientos de vitamina B12
§ 60% de requerimientos de vitamina C

La Organización Mundial de la Salud ha manifestado que la lactancia se subestima algunas veces en el tratamiento y prevención de las enfermedades en la infancia. Los niños mayores que son amamantados tienen menos enfermedades y cuando se enferman éstas tienen una duración más corta cuando se compara con niños no amamantados debido a que los anticuerpos son abundantes en la leche humana durante toda la lactancia. De hecho, algunos de los factores inmunológicos en la leche materna aumentan en concentración durante el segundo año y también durante el proceso del destete (6 y 7). Muchos estudios (8) han demostrado que una de las mejores maneras de prevenir las alergias y el asma es amamantando exclusivamente por lo menos 6 meses y continuar el amamantamiento mucho más tiempo después de este término.

Por otro lado, está bien comprobado que la necesidad de succión de los niños desaparece tan tarde como hasta los cinco a siete años. Y eso explica que en nuestro medio, donde la teta dura hasta los cuatro o seis meses como mucho, vemos por ahí niños de dos y tres años con el chupón permanente en la boca, o niños de cinco años metiéndose la ropa o los juguetes a la boca. La succión es tan importante para el desarrollo de los niños que cuando no se les da el pecho buscan un sustituto, necesitan el efecto calmante de la succión ya que son inmaduros biológica y emocionalmente y están experimentando un crecimiento enorme y cambios que no son comprensibles para ellos. La succión juega un papel vital en la habilidad del bebé para crecer.

Tengo un hijo mayor destetado a los cinco meses. Y he visto en primera fila las diferencias en el vínculo madre-hijo cuando este vínculo está unido por la teta. Nunca diría que quiero más a uno que a otro, que no se malentienda, lo que digo y confirmo es que se vive un vínculo distinto, de distinta intensidad. Dicho sea de paso pienso que todo el primer año de vida es mucho más fácil lidiar con un niño llorando si tienes una teta a la mano, siempre lista. Ni las canciones, ni los arrullos, ni los abrazos, no hay nada más efectivo que la teta para consolar a un niño intranquilo, o aburrido, o febril, o que se ha caído…La teta es la panacea, tanto para el hijo como para la madre.

Los niños que aún son amamantados entre las edades de 16 y 30 meses, tienen menos enfermedades, y de más corta duración, que los que no son amamantados (9) … Mi hija en cuatro años ha tomado antibióticos una o dos veces. Y cuando están enfermos e inapetentes o vomitones, nada es más reconfortante que saber que contamos con la teta para alimentarlos, rechazan los sólidos, rechazan el agua, vomitan el desayuno, no quieren ni ver la cucharada de suero oral…Pero la teta, a la teta nunca se niegan, porque es alimento sí, pero es consuelo también, es Mamá.

Pienso que la lactancia materna se ha ido reivindicando, es bien sabido que es lo mejor para los bebés y es cada día más obsoleta la idea de la generación de nuestras madres “que se crían igual de bien con fórmula”… Sin embargo, basta que un niño amamantado pase su segundo cumpleaños para que hasta los familiares y amigos más simpáticos con la causa comiencen a dudar. Comienzan a colarse comentarios bien intencionados demostrando la inquietud: ¿y no será vicio ya? ¿y le vas a dar hasta que vaya a la escuela? ¿y cuando va a ser independiente? ¿y si prefiere la teta a la comida no le estarás haciendo un daño?

Como en nuestro medio somos pocas las que hemos lactado a un niño de más de dos años casi nunca se habla de los beneficios adicionales de la teta como “estabilizador emocional” a esta difícil edad, cuando sus pequeñas cabecitas idean a la velocidad de la luz pero su cuerpo es aún inexperto e inhábil, cosa que crea demasiadas tensiones en ellos y de las madres que conviven con ellos las 24hrs…Así por medio de la lactancia y la cascada de hormonas tranquilizantes que esta implica, madre e hijo pueden descargar frustraciones.

Después de los tres años he sentido una notable diferencia en el amamantamiento, la teta ya no es El Alimento como en los primeros dos años, ni tampoco El Consuelo del tercer año de vida. Ahora es un momento de acercamiento, de vinculación acordado por ambas (mi hija y yo).

Los últimos meses veo mucho más claro el final. Ella tiene tantas cosas que hacer, tanto por descubrir, que la teta se ha quedado en un segundo plano. Aunque aún no la veo lista para destetarse por completo, ahora prácticamente sólo pide teta para dormir, y no todas las noches.

Dicen los expertos que no hay verdaderos destetes espontáneos antes de los cuatro años (10). Yo la verdad no espero un destete espontáneo, creo que la lactancia es de las dos, de quien pide y de quien da, así que creo que tengo voto en esto, por ahora hace tiempo que dejé de ofrecerle, simplemente porque intuyo que lo necesita cada vez menos; y negociamos los momentos más aptos, a veces no me siento dispuesta y ella lo entiende, y otras veces yo entiendo que debo ceder si veo que ella realmente está necesitando de ese contacto conmigo. Con el paso de los meses sus solicitudes han ido decreciendo notablemente.

Esta es hasta ahora la historia de una lactancia prolongada, una más entre tantas historias que la vida nos dará oportunidad de vivir juntas a mi hija y a mí. Al final, cuando la leche se vaya, sé que mi pecho quedará lleno de los momentos que le dediqué en verdadero cuerpo (hormonas incluidas) y alma, porque en el fondo eso es la lactancia, tiempo, tiempo detenido para una madre con su cría en brazos mientras el mundo entero sigue su imparable curso… El tiempo es lo único seguro que tenemos mientras vivimos, y como no es posible ahorrarlo yo he decidido derrocharlo a manos llenas en lo más valioso que tengo, mis hijos.

Alejandra Gutiérrez Montero.

Mamá, esposa, médico, Consultora de Lactancia y Crianza.


BIBLIOGRAFÍA.

(1) PAC Programa de Actualización Continua en Pediatría. Nutrición del Lactante y Preescolar en la Salud y Enfermedad. Libro 2, parte A. Páginas 13 -20.
(2) Cabrer,C; Piovanetti,Y; Pagán,D. Protocolos de Lactancia Materna. Segunda Edición. 2003. San Juan, Puerto Rico.
(3) Estuardo-Macadán P, Dettwyler Katherine (1995). Amamantamiento: Perspectivas Bioculturales (fundaciones del comportamiento humano). Aldine de Gruyter. ISBN 0-202-01192-5.
( 4) Dewey KG, Finley DA, Lonnerdal B. Breast milk volume and composition during late lactation (7-20 months). J Pediatr Gastroenterol Nutr 1984 Nov;3(5):713-20.
(5) Dewey KG. Nutrition, Growth, and Complementary Feeding of the Breastfed Infant. Pediatric Clinics of North American. February 2001;48(1).
(6) Hamosh M, Dewey, Garza C, et al: Nutrition During Lactation. Institute of Medicine, Washington, DC, National Academy Press, 1991, pp. 133-140.
(7) Goldman AS et al. Immunologic components in human milk during weaning. Acta Paediatr Scand. 1983 Jan;72(1):133-4.
( 8) Goldman AS, Goldblum RM, Garza C. Immunologic components in human milk during the second year of lactation. Acta Paediatr Scand. 1983 May;72(3):461-2.
(9) Gulick EE. The effects of breastfeeding on toddler health. Pediatr Nurs. 1986 Jan-Feb;12(1):51-4.
(10) Lawrence Ruth. Lactancia materna, una guía para la profesión médica. Editorial Elsevier, 6ta edición 2007.



Nota: Las negritas son mías. IMH. 

6 de diciembre de 2010

Sexualidad infantil, parto y sociedad


Autora: Psicóloga Estíbalitz Vega


Existe una estrecha relación entre el tipo de sociedad en que se vive, la vivencia y la práctica de la sexualidad en ella. Aunque la antropología nos brinda gran cantidad de datos al respecto, voy a centrarme exclusivamente en lo que a nosotros nos incumbe más directamente: nuestra sociedad y su influencia sobre nuestros partos y lactancias.

Además de ver la influencia de la actitud ante la sexualidad, mencionaremos otros de los valores que sustentan tanto nuestra sociedad patriarcal y consumista, como el tipo de partos que en ella se practican, partos hospitalarios caracterizados por el intervencionismo masivo y el protagonismo del médico en detrimento de la mujer, de su bebé y de la salud de ambos. Estos mismos valores se hallan a la base de la lactancia reglada y de otros elementos de la crianza muy extendidos en la actualidad, como por ejemplo la desatención del llanto en los bebés, el escaso contacto corporal...

Nuestro cerebro está dividido en tres estructuras:

• Cerebro racional: neocortex. se localiza en la corteza cerebral y es el "responsable" del pensamiento abstracto, el lenguaje, etc. Es lo que distingue a nuestra especie del resto.
• Cerebro mamífero, instintivo o emocional: constituido por el sistema iímbíco y sede de nuestras emociones, de la memoria... Presente en todos los mamíferos.
• Cerebro reptiliano o paleocortex: bulbo raquídeo, situado en el centro del cerebro. Permite la supervivencia al controlar funciones vitales como la respiración, el pulso... También es la sede de las respuestas instintivas de ataque y huida. Es la parte que tenemos en común con los reptiles.

Pues bien, el parto y la lactancia son experiencias emocionales que pertenecen a la esfera sexual, reguladas por las mismas hormonas que se producen durante el acto sexual (oxitocina, adrenalina, prolactina, endorfinas...), y que son segregadas por el cerebro instintivo o mamífero. El neocortex, nuestro cerebro racional, no solo no cumple ninguna función importante en esos momentos, sino que es necesario que no se active demasiado, ya que entonces inhibiría el cerebro instintivo, alterando entonces la respuesta hormonal.

Sin embargo, con la medicalización se intenta des-sexualizar el parto, y convertirlo en una intervención quirúrgica más. En el parto natural la comadrona está en estrecho contacto físico con la parturienta, agachada frente a su cuerpo desnudo en una atmósfera de fluidos e intensos olores corporales. En el parto hospitalario la distancia y la posición respecto de la mujer cambia radicalmente, y los olores naturales no se aprecian bajo el potente olor a desinfectante. Aun así, y por si acaso, se impone el uso de mascarilla.

Pero la consideración de la sexualidad como algo pecaminoso y sucio, fruto de la tradición judeo-cristiana, se manifiesta aún en más aspectos del parto. En algunas culturas todavía se realizan ritos tras el parto, o incluso se aisla a la mujer durante un tiempo determinado por considerarla impura, separándola incluso de su propio hijo y privando a éste de los beneficios del calostro. En nuestro entorno el rito de "purificación" se disfraza de "prevención higiénica", y constituye una más de la larga lista de intervenciones médicas en un parto hospitalario. Me estoy refiriendo a la costumbre de bañar al recién nacido inmediatamente después de su nacimiento. El bebé no está sucio, sólo lo cubre una capa de grasa protectora que la misma piel absorberá, y quizás algo de sangre, sólo fluidos corporales. Sin embargo, el paso por la vagina sigue inquietando, y despertando algunas identificaciones profundamente grabadas en el inconsciente (sexo=sucio=malo=pecado). Además, la separación de la madre entorpece el inicio de la lactancia en el momento en el que el instinto de succión es más fuerte, y el inicio de la vinculación madre-bebé en un momento privilegiado por el pico hormonal en la primera hora tras el nacimiento.

Pues bien, aunque en nuestra sociedad aparentemente la sexualidad haya dejado de ser tema tabú (al menos es lo que podría pensarse vistas las imágenes que nos ofrecen a diario tanto las películas, como la publicidad...) la realidad es bien distinta. Todo esto es sólo un escaparate, tras el que se esconde la más dura represión hacia la sexualidad más natural. Freud fue el primer autor que habló de la existencia de la sexualidad infantil, descubrimiento que sacudió la sociedad victoriana de su época. Hoy en día todos los profesionales de la salud reconocen, al menos en teoría, que la sexualidad es una manifestación más de nuestra naturaleza que se halla presente desde el momento de nuestro nacimiento hasta el final de nuestros días. Sin embargo en la práctica, el placer parece restringido exclusivamente al mundo de los adultos.


Cuando un bebé nace encuentra sus mayores experiencias de placer en torno a su boca, chupando objetos, sus manos... pero especialmente en relación a la lactancia materna. En nuestra sociedad la lactancia materna es un bien escaso, que cuando se da apenas se mantiene unos meses y el tiempo que perdura frecuentemente acontece a golpe de reloj. La lactancia reglada también deja fuera el placer y convierte una experiencia sexual en un acto mecánico regido por el reloj. Esto ocurre así, a pesar de las recomendaciones de la OMS, de UNICEF, e ignorando el hecho de que la lactancia no sólo satisface unas necesidades de nutrición (para lo cual el bebé además está perfectamente capacitado para auto-regularse), sino de contacto, seguridad y placer del recién nacido. Bien sabemos las que amamantamos a demanda, especialmente si es más allá del primer año de edad, como se tilda enseguida de "vicio" la petición del pecho por parte del bebé. Otro tanto ocurre cuando el bebé no encuentra más consuelo que su propio pulgar.

La represión se hace mucho más patente en torno a los 3 años de edad, momento en el que niños y niñas comienzan a experimentar sensaciones genitales placenteras y sienten la necesidad de explorar su propio cuerpo y el de otros compañeros de juego. Cuando un niño/a comienza a tocarse los genitales la reacción de su entorno más cercano es de desaprobación que puede manifestarse de formas diferentes (castigo físico, crítica, reacciones de miedo, preocupación, insultos, intentos de distracción, reprimendas, burla, gestos de enfado, de asco...), y a través de ellas comienza a considerar esas sensaciones como algo "malo", "sucio" o "pecaminoso".


Emoción y Sensación versus Racionalidad

Nuestra sociedad rechaza también la expresión de las emociones, considerándolo algo inferior y "propio de mujeres". Así nos definimos como "seres racionales", limitándonos y olvidando que también somos "seres sintientes" (o sensibles) y "seres emocionales". Frecuentemente huimos de esta realidad que nos hace vernos a nosotros mismos más animales, más impredecibles, más vulnerables.

Los bebés nada más nacer han de pasar por un montón de pruebas y todavía hay quien afirma que no se enteran de nada. El moldeamiento para la represión de las emociones comienza muy pronto a través de la censura y la desatención. Nos dicen que los bebés lloran por llorar y que no hay que hacerles mucho caso, y si este método falla siempre se puede usar un chupete-tapón y cuando es capaz de echarlo fuera aun quedan las reprimendas y desvalorizaciones varias ("si lloras ya no te quiero", "lloras como una niña", "que feo te pones cuando lloras"...).
El parto es un momento de apertura, por eso, si la mujer logra permitírselo, puede sorprenderse de la cantidad de emociones que emergen en esa experiencia (rabia, llanto, desamparo...), así como de su intensidad. Puede ser de utilidad todo lo que ayude a relajarse y a abandonarse: apoyo, un lugar cómodo y acogedor, un baño de agua caliente, masajes, la libertad de movimientos, permitir que el grito surja (es expansivo)... Sin embargo en nuestras maternidades se prefiere que la mujer dé a luz calladita y desconectada de sí misma. Para ello nada mejor que la epidural.


El Dolor en nuestra Sociedad. Dolor versus Sufrimiento

Vivimos en una sociedad que trata de eliminar el dolor a toda costa, olvidando que cumple una función vital: es una señal de aviso. Aparece cuando algo en nuestro organismo no funciona bien. Cuando acumulamos una tensión excesiva (física, psíquica o emocional), cuando nos hacemos una herida... El dolor no es un enemigo, sino un aliado. El dolor en el parto nos habla de hipertensiones musculares pelvianas que están interfiriendo con este acto fisiológico, que hay una contracción y que es necesario abrirse, relajarse. Durante el parto se ha de abrir un lugar que ha permanecido rígidamente cerrado, en el que se contiene mucha tensión emocional (debido a un control de los esfínteres excesivamente rígido o precoz, a la sexualidad infantil reprimida...). Además todo músculo hipertenso es doloroso a la extensión y el dolor se intensifica más aun, si, como defensa frente a él, la hipertonía se acentúa. De hecho, existe constancia de que entre las mujeres de algunos pueblos primitivos donde la sexualidad se vive de una forma más natural, los partos son, por lo general, poco o nada dolorosos.


Confianza en la Naturaleza versus Confianza en la Técnica

Pero el control en el parto hospitalario no persigue solamente la eliminación del dolor. En la sociedad patriarcal la ciencia y la técnica constituyen instrumentos de poder, y tras la Segunda Guerra Mundial, facetas tradicionalmente femeninas se convirtieron también en su objeto de estudio y manipulación. Así, cuando los hombres irrumpieron en los partos en forma de médicos, sustituyendo a las comadronas, la asistencia se convirtió en control. Los médicos no confían en los cuerpos de las mujeres, confían en las máquinas. Y sus intentos de mejorar a la propia Naturaleza han tenido como consecuencia múltiples errores. De hecho, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud se redactaron precisamente con la intención de paliar las negativas consecuencias del uso excesivo de la tecnología en el parto.

A pesar de ello las mujeres paren rodeadas cada vez de más máquinas y de menos calor humano. En esta misma sociedad a muchas mujeres les inculcan la idea de que su leche no es buena, o que no tiene suficiente para alimentar a su bebé, y que precisa de la de fórmula que es igual o incluso mejor que la suya propia (le dicen). ¡Si hasta venden aparatos que se suponen que identifican los motivos del llanto de los bebés (como si una máquina pudiera hacerlo mejor que la propia madre)! Pues sí, eso se defiende: que no importa mucho quien se ocupe del bebé, que la madre puede ser sustituida por cualquiera (hasta por una máquina), y que no importa tanto si es criado por ella o por otra cuidadora que se ocupa de otra media docena más.


Autogestión versus Consumismo

Todo esto está también en estrecha relación con nuestro sistema económico: el capitalismo. Para realizar un parto natural no se necesita apenas nada. Sin embargo, en un parto hospitalario la lista de utensilios, medicamentos y máquinas considerados ya imprescindibles es muy larga y no deja de ampliarse. Todo esto sostiene a una industria que crece al mismo ritmo que el intervencionismo médico.

Por otro lado, alrededor de la crianza también hay una industria cada vez más potente que nos ofrece cunas, cochecitos, sillitas, biberones, chupetes, juguetes para niños de meses cada vez más sofisticados... como elementos imprescindibles en el primer año de vida del bebé. Cuando lo realmente imprescindible para criar y alimentar al bebé es su madre. Y este es otro gran problema. En nuestra sociedad no interesa que la madre permanezca con el bebé, sino que se incorpore lo antes posible a su puesto de trabajo para que siga produciendo y consumiendo. De hecho, aparentemente hemos avanzado mucho respecto de la consideración de las mujeres en el mundo laboral, pero no echemos cohetes al aire. El cambio ha sido en gran parte sólo superficial, y frecuentemente una mujer ha de rechazar parte de su naturaleza femenina y maternal si quiere formar parte del mundo laboral. Así los embarazos y los hijos son valorados negativamente, como una carga, ya que no encajan en el mundo de productividad generado por la sociedad patriarcal.

Incluso en el mundo feminista, aun habiendo lugar para la menstruación, el aborto y la menopausia, parto y lactancia siguen siendo ignoradas. Ana Cachafeiro y Casilda Rodrígañez, autoras de "La represión del deseo materno y el estado de sumisión inconsciente", expresan claramente la trampa en la que el movimiento feminista ha caído, mostrando el caro precio pagado por unos escasos derechos, condicionados además, al mantenimiento del sistema y al actual estado de las cosas: "(...) si sólo renunciando a la maternidad puede la mujer dejar de ser inferior, de alguna manera se está admitiendo que la maternidad confiere status de inferioridad".

Feminidad versus Masculinidad

En nuestra sociedad patriarcal, que ha puesto siempre el acento en lo masculino, las funciones femeninas han sido menos estudiadas, permaneciendo rodeadas de un halo de misterio y miedo a lo desconocido, siendo consideradas muchas veces como algo doloroso y lleno de peligros. De hecho, existen gran cantidad de ritos, costumbres, prohibiciones y supersticiones en torno a la menstruación, el embarazo, el parto y la lactancia, y muchas de ellas minan la autoestima de muchas mujeres, y la confianza en sus propios cuerpos para parir y para amamantar a sus hijos.

Autonomía y Responsabilidad versus Control y Sumisión

El abuso del control en el parto, aparte de graves consecuencias físicas, crea una situación muy distinta a la del parto natural, y que se relaciona también con el fomento de la sumisión y el abandono de la propia responsabilidad que conviene a nuestra sociedad de masas.

En el parto natural una mujer sana y su bebé comparten una de las experiencias más intensas de su vida. El bebé sale al mundo y su madre le acompaña en su camino y le acoge a su llegada. En el parto hospitalario el intervencionismo médico roba el protagonismo de ambos, tratando a la mujer como a una enferma y sacando al bebé de su cuerpo.

El inicio de la maternidad para la madre y de la vida para el bebé vienen fortalecidos en el parto natural por el uso de los propios recursos, y por el placer de estar juntos. De esta manera se potencia la maternidad instintiva, y es más probable que esa madre se deje llevar por la ternura que le inspire su hijo, y la sabiduría que éste despliega ante sus ojos.

En un parto medicalizado el inicio de la maternidad y el inicio de la vida del bebé quedan marcados por la dependencia y la sumisión a los profesionales, y por el desierto afectivo.

Los estudios antropológicos nos muestran además la existencia de una estrecha relación entre el tipo de sociedad, y la actitud ante el inicio de la vida y ante la diada madre-bebé en los primeros años de vida.

En las sociedades matrifocales el tejido social ha sido constituido para el bienestar y la conservación de la vida, y en consonancia con esto, existía en ellas una confianza en la vida humana autorregulada. Esto implica necesariamente un profundo respeto hacia la maternidad, y por lo tanto una protección del vínculo entre la madre y el bebé desde el inicio de la vida hasta, según el tipo de cultura, un intervalo que puede ir desde los 3 a los 6-7 años de vida.

Por otro lado existe en nuestra sociedad una oposición a la práctica del parto natural, y la censura por omisión a sus grandes beneficios y ventajas. El parto natural no sólo no interesa, sino que despierta recelos y desconfianza, porque un inicio diferente de la vida puede traer consigo consecuencias indeseables para el actual estado de las cosas.

El parto natural supone respeto y confianza en el cuerpo, en las mujeres y en la Naturaleza (en definitiva, en la vida). Estas actitudes chocan abiertamente con el parto medicalizado y los ideales en los que se entronca, que son también los de la sociedad machista y patriarcal en la que vivimos: necesidad de jerarquías, acento en la racionalidad, fe ciega en la técnica (debido a la necesidad de control), desvalorización de lo femenino, lo emocional, lo corporal, lo animal, lo natural... (en definitiva, desprecio por la vida).

Hemos dado algunas pinceladas acerca de los valores que sustentan a nuestra cultura de masas, y a su presencia en el parto y en la lactancia como medio perfecto, además, de perpetuar un estado de las cosas que convienen a nuestro sistema económico y social. Nacemos y crecemos alejados de nuestros ritmos naturales, perdiendo desde el inicio la sintonía con la Naturaleza, desatendidos en nuestras necesidades más básicas en ese momento, sometidos al control de las máquinas y a la cadena de producción en que se están convirtiendo las maternidades. 

Al nacer el bebé ya no es acogido por su madre, meciéndole, acariciándole, amamantándole y regalándole la mejor de las bienvenidas: una mirada y una sonrisa que le dicen lo especial que es para ella. En su lugar es sometido a un montón de pruebas por alguien para quien es, un niño más entre muchos. Se ha iniciado el moldeamiento necesario para formar parte de una cultura de masas, para formar parte del rebaño. Nos quieren sumisos, atenazados por el miedo desde el principio, y no hay mejor modo de lograrlo que comenzar cuando somos más vulnerables, desde el nacimiento (o incluso antes) y durante la primera infancia. Por eso la transformación de la sociedad pasa necesariamente por una revolución del nacimiento y de la crianza.

Bibliografía

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ASOCIACIÓN "ZELAUN", Primeras Jornadas de Parto Natural: ¿Utopía o Realidad?, Donosti, Marzo, 2000.
BARBERA, J. M.; Parirás con placer, Ed. Kairós
COOMBE, Eva; "La confianza en la vida y en el nacimiento"
BAKER, Elsworth F.; "El concepto de autorregulación"
BAKER, Elsworth F.; "El desarrollo emotivo. Zonas erógenas y estadios libidinales: fase oral"
GONZÁLEZ, Yolanda; Apuntes del curso "Salud y Prevención Infantil", Donostia, 2001.
GONZÁLEZ. Yolanda; "La libre expresión de la sexualidad infantil", Emoción, n°1, julio-diciembre, 1999.
GONZÁLEZ, Yolanda; "La oralidad como proceso psicoafectivo", "Energía, carácter y sociedad", volúmenes 12 y 13, 1994-1995.
LEBOYER, Frédérick; El parto: crónica de un viaje, Ed. Alta Fulla, Barcelona, 1998.
MOLINA, L. y JIMÉNEZ, N. J.; La escuela infantil. Acción y participación, cap, VII ("Controlar los esfínteres"), 1992.
NEILL, A. S.; "Autorregulación y el mundo exterior"
REICH, Eva; Infancia y prevención de la neurosis, Paris, 1978.
REICH, Annie; "Si tu hijo te pregunta"
REICH, Wilhem; El análisis del carácter, Ed. Paidós, Barcelona, 1997.
RODRIGAÑEZ, C. y CACHAFEIRO, A.; La represión del deseo materno y la génesis dei estado de sumisión inconsciente; Ed. Nassa y Jara, Madrid, 1995.
SÁNCHEZ M. Y SERRANO, X.; Ecología infanti! y maduración humana, Ed. Orgón, Valencia, 1997.
SAXE, Felicia; "Los seres humanos acorazados contra el niño sano"
TALLAFERRO, A.; Curso básico de psicoanálisis, Ed. Piados, México, 1997.
TULLMANN, Adoif; Vida amorosa de los pueblos naturales, 1960.
SERRANO, Xavier; Contacto-vínculo-separación. Sexualidad y autonomía yoíca, Ed. Orgón, Valencia, 1994.
SMALL, Mederith F.; Nuestros hijos y nosotros, Ed. Vergara, Argentina, 1999.
SOIFFER; Psicología del embarazo, parto y puerperio, Ed. Mándala
VERNY, T. y KELLY J.; La vida secreta del niño antes de nacer, Ed. Urano, Barcelona, 1988.

Nota: Las negritas son mías. (IMH). 

Para los papás que quieren alimentar a sus bebés...

Dedicado a todos esos papás amorosos y admirables que quieren implicarse directamente en la alimentación de sus bebés desde el primer día de nacidos.

5 de diciembre de 2010

Lactancia materna: con nosotros siempre. Desde antes del principio

Tomado de: Museo Virtual de la Alimentación
Autora: Dra. Patricia Aguirre
Fundación Lac Mat-IBFAN Año VI Nº 30-12/2002



"La lactancia materna se nos presenta como una
recuperación de sentidos, ligada a la razón, a la ciencia,
a la identidad, a la salud, 
al bienestar económico y psicológico."


Si pretendemos comprender la lactancia materna desde el punto estrictamente biológico parece incuestionable, en tanto somos mamíferos, que la leche materna es el mejor alimento para las crías humanas, y durante millones de años además fue el único.

¿Es que la cultura humana está perturbando la naturaleza? Si midiéramos a los humanos solo con la vara de la biología como si fuéramos un mamífero más, aún así, más deberíamos señalar algunas adaptaciones biológicas sumamente interesantes que sin duda contribuyeron a que hoy día seamos como somos. 

Las huellas más antiguas conocidas de homínidos bípedos (3.7 millones de años), aproximadamente contemporáneas de las modificaciones de la mama humana, la sexualidad continua y posteriormente la pereja. 

LOS PRIMEROS PASOS DE LA ESPECIE

En nuestra especie, en los primeros millones de años posteriores a la divergencia, se seleccionaron rasgos adaptativos muy interesantes relacionados con la lactancia: los senos globulares de las hembras humanas por ejemplo pueden ser considerados una maravilla adaptativa, o un cruel engaño (o un engaño maravilloso, como prefiera el lector).

Repasemos algunas de las más importantes características que nos metieron en el corredor evolutivo que terminaría dándole forma al homo sapiens-sapiens (que somos):

a) la bipedestación que liberó las manos de la locomoción permitiendo la acentuación del desarrollo viso-motor y la prensión fina, también acható las caderas en sentido antero-posterior complicando el pasaje del feto en el canal de parto.

b) el omnivorismo que nos condenó a la variedad y donde la ingesta de proteínas y grasas animales disparó el proceso de encefalización, con el coeficiente mas alto de los mamíferos superiores y con el correlato del aumento del volumen de la cabeza en las crías que, combinado con las modificaciones de la cadera, condicionaron nacimientos problemáticos y crías inmaduras (respecto al mundo animal) con una importante exterogestación para nutrir de estímulos ese órgano complejo y metabólicamente caro que es el cerebro humano. 

c) la sexualidad continua separó sexualidad de reproducción, posibilitando al mismo tiempo el incremento de la fecundidad y modificaciones conductuales de y entre los géneros, que además vendrían a moderar los efectos de las problemáticas anteriores generadas por a) y b). Aquí se inscriben las modificaciones de la mama humana. 

EL IMPACTO DE LA SEXUALIDAD CONTINUA 

Aquellas hembras que presentaran en sus senos una película de grasa que luciera como la hinchazón de las mamas en el proceso hormonal correspondiente a la ovulación, atraerían más a los machos, aumentando la frecuencia de encuentros y posibilitando la transmisión de esas características a sus hijas. En grupos tan pequeños como los de los homínidos africanos de hace 5 millones de años una ventaja reproductiva (aún con una envergadura del 0,2%) se transmitiría rápidamente y en 15 generaciones ya tendríamos a todas las hembras con atractivos y mentirosos senos redondeados. 

Pero además, la sexualidad continua cimentó las relaciones entre hembras y machos (que no tienen que luchar entre si) para la protección de las inmaduras crías de cerebros gigantescos y delicados, que demandaban proteínas y grasas animales solo posibles de obtener mediante la cooperación, la comunicación y la fabricación de herramientas. 

Estas adaptaciones biológicas nos podrían hacer creer que el amamantamiento estaba instalado de por sí y para siempre en la especie humana. Y sin duda fue así el 99% de la vida de nuestra especie en el planeta. Pero si redujésemos la humanidad (o la lactancia) a sus aspectos biológicos no comprenderíamos la humanidad (ni la lactancia). 

En tanto no conocemos la realidad sino por los símbolos que creamos para comprenderla, la cultura humana, causa y efecto de nuestra humanidad, complejiza el análisis. 

Porque con la revolución neolítica y la dependencia alimentaria de la agricultura y el pastoreo, con las papillas de cereal y la leche del ganado de ordeñe, la lactancia se verá primero complementada y luego francamente cuestionada. 

Culturas que no contaron con el tipo de herbívoros capaz de proporcionar leche en abundancia continuaron amamantando normalmente a sus hijos. En Asia menor y central, Africa y Europa, en cambio, sobrevino un paulatino pasaje de la lactancia materna hacia sustitutos animales. 

Con el paso del tiempo, el proceso iniciado miles de años atrás continuó, estableciéndose la diferencia entre mujeres pobres (que amamantaban) y "señoras de calidad" que no. 

Hacia fines del siglo XIX todavía la alimentación de los bebés de las clases altas estaba a cargo de mujeres alquiladas o esclavas que en ocasiones desarrollaban con ellos vínculos maternos indisolubles. 

CULTURA Y LACTANCIA

Es interesante ver cómo la introducción de la leche de los herbívoros domésticos condicionará un cambio en el pool genético de la humanidad. Transformándose la cultura en nuestra verdadera naturaleza.

En las poblaciones de primates (y seguramente también nuestros antepasados) el 95% de los individuos dejan de sintetizar lactasa, la enzima que permite metabolizar la lactosa –el azúcar de la leche- en dos azúcares simples sacarosa y galactosa- en el intestino, cerca de los cinco años de edad. 
Este mecanismo está regulado por un gen y es el funcionamiento estadísticamente “normal” en especies que para proveerse de leche solo tienen a sus madres. 

En estas poblaciones solo un 5% de “anormales” continúan sintetizando la enzima durante la adultez. La misma proporción se da entre los humanos cuyas culturas no basaron su alimentación en el “robo” de leche a sus animales domésticos, como la población china, japonesa, pacífico-insular, esquimal y americana nativa. Que son en un 95% intolerantes a la lactasa. 

En cambio las poblaciones de Asia menor y central, África y Europa donde la supervivencia de los niños y los adultos se vio mejorada en los individuos con este gen anómalo que permitía seguir consumiendo leche de otros mamíferos hasta la adultez, la intolerancia a la lactasa es inversa 5% de intolerantes 95% de tolerantes. 

Como vemos, este arreglo cultural que fue la domesticación y el ordeñe permitió mejorar la calidad de vida al aumentar las fuentes alimentarias, que sobrevivieran mellizos (que en culturas cazadoras recolectoras es prácticamente imposible) y reducir los espacios intergenésicos y por lo tanto aumentar la población humana. 

También en las culturas agrarias, de plantadores y agricultores, la lactancia materna se complementará con papillas, primero de cereal tostado y remojado y recién después del 6000 remojado y hervido. 

El éxito de las unidades domésticas de producción mixta (agricultura y pastoreo) fue durante milenios (10.000 a 5000 AC) el motor de los cambios sociales y culturales que nos llevaron a esas organizaciones complejas que son los estados, con producción de excedentes agrarios (y apropiación diferenciada de esos excedentes por diferentes estratos o clases sociales) niveles de administración diferenciados, especializaciones en la producción y circulación de las mismas en intercambio en mercados con moneda y comercio de largo alcance. 

En todos los estados, donde hay estratos sociales diferenciados también hay formas de vivir diferenciadas y por lo tanto cocinas diferenciadas (alta cocina, “cuisine” para los señores , baja cocina o cocina campesina o cocina a secas para los plebeyos). 

Estas sociedades han marcado los privilegios de las mujeres aristocráticas separándolas de la alimentación. Hay dos actividades que -en todas las sociedades estatales desde hace 6000 años- marcan las diferencias sociales y son la molienda y el amamantamiento: las reinas ni muelen ni amamantan. 


La separación de la función nutricia de la mujer aristocrática (que pasará por efecto de demostración a ser la aspiración de los demás estratos sociales) no es otra cosa que la inversión del proceso de dominación del cuerpo de la mujer y es consistente con la aparición de las cocinas diferenciadas (de pobres y de ricos) y cuerpos de clase (durante milenios las clases sociales se distinguían por el tamaño de la cintura, los ricos gordos, los pobres flacos).

Podemos rastrear esta interdicción cultural del amamantamiento en la aparición del "complejo de supremacía masculino" que aparece en las sociedades agrarias, en ambientes circunscriptos y con rápido crecimiento demográfico, donde la distribución empieza a sesgarse, estratificando la sociedad en clases (es decir “inventan” la pobreza) y limitando el consumo de la mitad femenina (porque se necesitan hombres fuertes para “invertir” en la guerra) en favor de la mitad masculina. 

Con este rápido racconto de los procesos de producción que condicionaron la organización social vemos que la “competencia” de la lactancia materna tiene raíces muy antiguas y es producto de determinadas condiciones ecológicas, económicas, demográficas que priorizan ciertos y no otros contenidos culturales transformados en símbolos que dan sentido a lo que "hay que hacer " o al modelo de lo que “hay que ser”. 

La industrialización pareció poder suplir la lactancia materna con productos aparentemente superiores que décadas después demostraron ser altamente perjudiciales para los bebés. Sería recién a partir de los años '60 del siglo XX que el amamantamiento natural recobraría la importancia que comenzó a perder miles de años antes.

CUANDO EL BIBERÓN SUSTITUYÓ A LA TETA 

La revolución industrial profundizará los símbolos de desprestigio de la lactancia poniendo como modelo de la producción el individuo-masculino-libre-dispuesto a vender su fuerza de trabajo en el mercado. 

El modelo de mujer -madre-nodriza-maestra será condenado como no-moderno y típico de las sociedades del pasado cuando diversas instituciones suplan las funciones que hasta ese momento había cubierto la familia (educación: la escuela, salud: el hospital, cuidados: el asilo y la agro-industria: la alimentación, cada vez mas procesada, envasada, conservada y alejada de la naturaleza). Con la puesta a punto de las leches industriales se "liberará" a la mujer de la crianza para integrarla definitivamente al mundo del trabajo asalariado. 

La introducción y expansión del consumo de leche en polvo fue impulsada por todos los sectores sociales, la industria alimentaria y la farmacéutica por obvias razones de conveniencia pero los industriales en particular apoyaron la difusión de la leche en polvo como elemento clave de la reproducción de una fuerza de trabajo por demás escasa, los médicos (que competían por la mejor fórmula), los políticos (tanto los conservadores para los que “gobernar es poblar” como los socialistas que ponían a la leche en polvo como elemento de liberación femenina e igualdad frente al varón), diversos sectores de intereses divergentes por motivos contradictorios apoyaron y justificaron el levantamiento de la lactancia y sus sustitución por leche de vaca. 

Hoy la alimentación está en crisis (la economía y los valores que también pero esos excede esta nota) y nos encontramos ante un verdadero dilema, si no cambiamos los patrones de consumo de TODOS (tanto los que viven en países pobres como aquellos que viven en países ricos) peligramos como especie. 

La industria ha convertido los alimentos en OCNI (Objetos Comestibles No Identificados), las condiciones del mercado productivo no ofrecen empleo para todos por lo tanto el uso tiempo y del ingreso se vuelven problemas prioritarios. 

El fin de la era industrial nos enfrenta a condiciones ecológicas, económicas, sociales y simbólicas totalmente diferentes a aquellas que dieron origen al desprecio por la lactancia


Por eso aquellas interdicciones culturales que separaban a la mujer de su cuerpo, excluyéndola de su función nutricia están perdiendo sustento y la lactancia materna se nos presenta como una recuperación de sentidos, ligada a la razón, a la ciencia, a la identidad, a la salud, al bienestar económico y psicológico. 

Antes que recuperar nuestra biología (que no ha cambiado mucho en los últimos 250.000 años) la recuperación de la lactancia materna se inscribe en la recomposición de guiones culturales que estructuran nuevas gramáticas del consumo alimentario. 

Dadas estas nuevas condiciones (que podemos apoyar con las investigaciones) creemos que el esfuerzo de reinstalación de la lactancia está abocado al éxito, lo que no quiere decir que se deje se hacer el esfuerzo, sino que algunas de las condiciones culturales que apoyaban la resistencia al amamantamiento han caído y “solo” resta recuperar los guiones culturales que devuelvan a la mujer y al bebé el sano derecho de amamantar y ser amamantado.