28 de enero de 2011

La historia de mi nacimiento

"En los años 70,  el entorno del nacimiento había llegado a un grado de masculinización sin precedentes. De entrada el número de especialistas en obstetricia -hombres en su  mayoría- había crecido hasta tal punto de que muchos de ellos tenían tiempo suficiente para atender todos los partos de su hospital, incluso los más fáciles. Al mismo tiempo, otros médicos especializados, concretamente anestesistas y pediatras, empezaron a estar presentes en las salas de parto (...) a esto le añadimos la invasión electrónica de las salas de parto (... ) Si tuviera que definir la palabra "sagrado" lo haría explicando su término opuesto, es decir, una sala de partos de los 70". 

 "En 1973, Karl von Frish, Konrad Lorenz y Nikolaas Tinbergen compartieron el premio Nobel de Fisiología y Medicina; gracias a ellos aprendimos que en los mamíferos existe un corto período de tiempo inmediatamente después del nacimiento que no volverá a repetirse jamás a lo largo de la vida y que es crítico en la creación del vínculo entre madre y bebé. El trabajo de estos etólogos (y de otros como Harlow), impulsó a otros médicos como Bowlby en Reino Unido y Marshall Klaus y John Kennell en EEUU a examinar la teoría del vínculo entre humanos". 

Michel Odent: Las funciones de los orgasmos, Editorial Obstare, 2009. 




Soy Ileana; hija de María Antonia; hija de Domitila; hija de Julia; hija de Domitila...

Y esta es la historia de mi (traumático) nacimiento en Pinar del Río, Cuba, 1973, escrita por mi madre, María Antonia, profesora universitaria de Física, tenía 33 años, y yo fui su tercer -y último- bebé. 


Creo que menciona todas las "aberraciones" posibles que se hacían a las parturientas, y que aún se hacen: proposiciones indecentes de inducción, ginecólogos prepotentes, Kristeller, episiotomía, enemas, esperas, abandonos, separación del bebé, fracaso en la lactancia, reincorporación inmediata al trabajo... El pack completo de la violencia obstétrica y del desamparo primal.  (El detalle de la película de terror es tremendamente significativo). 


Fui, fuimos, víctima de todas ellas. Quizás por eso, inconscientemente, he reaccionado tanto al darme cuenta de que las cosas pueden y deben ser de otra manera. Aunque muchas de estas cosas las oí desde niña, no ha sido hasta ahora que soy consciente y puedo ponerles nombre, y darme cuenta de la dimensión que tienen.


Aquí os dejo el relato:

"El tercer parto:

Los dos partos anteriores yo los había hecho con un médico particular, que me atendió todo el tiempo cada barriga y que en el momento del parto lo mandabas a buscar y estaba contigo todo el tiempo. Además, parí esas dos primeras veces en el Policlínico, al lado de la casa. Yo tenía miedo de que me tocara parir la tercera vez en Maternidad y a merced de cualquier médico que me correspondiera. Así que hablé con mi compañero de trabajo, cuya esposa era gineco-obstetra para que me atendiera en este tercer parto. Ella me hizo un reconocimiento y me dijo que yo debía parir para fines de febrero, que ella el 25 estaría de guardia y que me ingresaba para inducirme el parto y dejarme parida durante su guardia. Así que dejé para el día antes el arreglo de pelo y manos y en esa semana acabaría de preparar el ajuar para el parto, todo como si fuera un turno para parir, jeje. 


El domingo 18 habíamos hablado de salir a comer fuera, porque cuando pariera no íbamos a poder salir en mucho tiempo y nos fuimos a la pizzería, nos pusimos a esperar que abriera, para comer temprano y el personal que debía atender el establecimiento no llegó, así que como a las 8 y media de la noche nos fuimos a El Pavito, nos dimos a esa hora un atracón de todo lo bueno que despachaban allí y nos fuimos al cine a ver "Terror en el bosque" una peli de un violador de niñas que tenían que atravesar el bosque para ir de la escuela a su casa. 

Cuando llegamos a la casa, ya pasadas las 12, comenté con tu padre lo bien que me sentía, que a pesar de la llenura tenía como una felicidad, me dieron ganas de orinar y en el tránsito hacia el baño rompí la fuente. A esa hora me metí a darme un baño y tu abuela me decía que no me pusiera nerviosa, pero ella intentó buscar el número de teléfono para llamar a un taxi y no lo encontraba. Tu padre salió a la calle y encontró que un vecino (yerno de Elisa Arias, una dentista amiga nuestra que vivía al doblar) tenía parqueado su carro frente a la casa. 

El amigo no se hizo esperar y como a la una y media de la madrugada llegamos a maternidad. El que estaba de guardia era Noda (creo que una hija de él fue compañera tuya en la escuela), nos conocíamos de toda la vida, fue compañero nuestro de estudios, porque él hizo el bachillerato y la Escuela Normal a la par. Cuando me reconoció, me dijo que tenía toda la dilatación, pero que la criatura no bajaba. Esas fueron las mismas palabras que me dijeron cuando el parto de tu hermano y se lo hice saber: "Dr., yo no soy primeriza, ya en el segundo parto me dijeron eso y era que el niño tenía el cordón umbilical enredado en el cuello y hubo que empujarlo para que naciera" (creo que se llama "cristelier" a esa operación). Me contestó que el que sabía de eso era él y que debía irme a la habitación y esperar. Hubiera parido sin un dolor, me fueron a poner enema, pero me dieron deseos de defecar y no terminaron de ponerlo; al acostarme en la habitación, me empezaron los pujos, me cagué toda en la cama y allí estaba dentro de aquella mierda, prieta y apestosísima por demás, sin nadie que me atendiera, hasta que pasó una negrita empleada de limpieza y me limpió con esmero, se lo agradeceré toda la vida. 

Al Dr. Noda lo mandé a buscar como tres veces, para decirle que yo creía que ya estaba lista para el parto y no vino, estaba haciendo una cesárea, me dijeron. Como a las 8 y pico de la mañana entró por él el Dr. Rigoberto García de los Ríos y al fin vino a verme. Me reconoció y enseguida armó el corre-corre. Me picaron un poco, cosa que yo pensé que en el tercer parto no me harían y te sacaron, cuando empezaron a sacudirte no llorabas y yo pregunté: ¿Qué pasa que no llora? _ No es nada_ me contestaron. Pero yo sabía que pasaba algo, estaba casi segura de que tuvieron que desenredarte el cordón umbilical, pero no me dijeron nada; así que te sacaron de allí a la carrera y te pusieron en el cunero en una cámara de oxígeno. 

Lo único que compensa todo el trabajo del parto es tener al bebé al lado, revisarlo, ver que tiene todo su cuerpecito completo, acunarlo, acariciarlo, disfrutar de su calorcito y de su belleza (escribiendo esto se me saltan las lágrimas y ya han pasado casi cuarenta años). Esa noche la pasé muy triste y desolada, solamente te había visto de lejos, a través del cristal del cunero y sin saber la magnitud del peligro en que estabas. Ya pariste, ya puedes valorar mi estado de ánimo. 

Hasta las 24 horas no pude tenerte en mis brazos. En cuanto me dejaron la historia clínica al alcance, la revisé y efectivamente, decía que habías nacido cianótica, o lo que es lo mismo, que por poco te asfixias. Esperé que Noda pasara visita y me lo comí con papas fritas, le dije hasta del mal que iba a morir y le advertí que si tenías alguna secuela, que hasta los tribunales no paraba. Lo único que hizo fue llamar a la enfermera para regañarla porque me había dejado la historia clínica al alcance. Y este médico tenía fama de ser el mejor. 

La lactancia: 

Lo que sigue es la rutina de todos los partos, las curas, el intentar amamantar después de casi 8 años del parto anterior y tú chupabas con los labios hacia adentro, cubriendo las encías. Me dolía mucho cuando te prendías, más que en los partos anteriores, o así me lo parecía y un día se me hizo como una cortada, por la parte de adentro del pezón de la teta izquierda, no fueron grietas, ya llevaba varios días amamantándote, sin grietas. Corrí al médico y me mandó antibióticos; ya no pude darte más de mamar, no recuerdo qué tiempo de nacida tenías, pero de todas formas, en ninguno de los tres partos yo amamanté más de 45 días; tenía que trabajar..."

19 comentarios:

  1. Ejercicio dificil pero necesario, este de rescatar y darle sentido a nuestras historias de nacimiento.
    ojala sea un paso adelante en un proceso de conciencia que permita que seamos la ultima generacion en sufir estos atropellos.
    gracias por compartirlo!

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  2. Que fuerte. No se q decir. Yo tampoco sabia nada ni de parir, ni de lactancia, nada. Ahora que soy madre y amamanto hace un año y doce dias, ( y lo q queda) , descubro la triste realidad de lo que conlleva la maternidad mal-entendida-atendida. Y me indigna y me pone triste que hayamos perdido tanto el instinto ( nosotras no) , y que nos hayamos dejado manipular y empequeñecer por "los otros" , " los que saben".. Es increible. Y muy triste.

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  3. Ay Ileana, pobrecita tu mamá lo que tuvo que pasar! también yo nací en la Maternidad de Pinar pero no le he preguntado a mi mamá cómo le fue el parto, fui su cuarto y último parto y de lo que sí he hablado con ella es de que tomé teta bastante tiempo (no tanto como mi hermano que fue hasta los cinco años).

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  4. Qué triste, me imagino a tu madre y seguro que lo pasó realmente mal, sobre todo las 24 horas después del parto deseando cogerte sin poder. Mi madre dice que mi parto fue malo, que cuando tuvo que empujar ya no podía y la llenaron de calmantes, así que cuando nací no me vio o me vio muy poco. El parto no fue tan largo, creo que unas 6 horas. Yo llevaba una herida en un lado de la frente que me hicieron con los fórceps y luego me pusieron en 'nidos' hasta el día siguiente.

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  5. Lo siento, Ile... :(

    El mío no fue mejor, tampoco. Pero no me atrevo a pedirle a mi madre que lo ponga por escrito. A pesar de que me lo ha contado muchas veces. Y es que no sé a quién le duele más, si a ella o a mi. A veces me da la sensación de que la experiencia se ancló en su recuerdo como 'así tenía que ser'.

    La (verdadera) historia de mi lactancia también es muy dolorosa. Especialmente desde que descubrí 'cómo se va la leche'...

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  6. Ufff......... que fuerte leerlo asi.......... se me puso la piel de gallina........... lo siento mucho Ileana..... y en realidad por casi toda la humanidad porque no todos tenemos la "suerte" de saber bien como fue, pero casi seguro que fue traumático.... yo tengo la esperanza de que nuestros hijos lo van a hacer mucho pero que mucho mejor!!! Gracias por compartirlo!

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  7. Sin dolor no hay transformación posible. Ileana, qué curioso, me pillas en plena faena inspectora sobre mi primera infancia, totalmente disfuncional. El parto fue sencillo pero hubo separación, desamparo y mucha resiganción.

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  8. Ay, Ile, yo estoy en plena escritura del mio.... pero imaginada..... porque yo no se nada, o casi nada, pero puedo imaginar mucho.

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  9. Pues mucho trauma no debe dejar, porque eres una de las personas más inteligentes, buenas y bellas que conozco! qué digo que conozco, que existen!

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  10. un acto de arrolladora valentía y generosidad el que se han regalado y nos han regalado! Gracias!

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  11. Me ha sacdo mlas lágrimas este relato:"Lo único que compensa todo el trabajo del parto es tener al bebé al lado, revisarlo, ver que tiene todo su cuerpecito completo, acunarlo, acariciarlo, disfrutar de su calorcito y de su belleza (escribiendo esto se me saltan las lágrimas y ya han pasado casi cuarenta años)".

    Mi hija nació hace seis meses, hipotónica y cianótica. No pude tocarla al nacer ni cogerla hasdta que tuvo 8 días. No pudimos establecer la lactancia. Me duele a diario. Y leyendo las palabras de tu madre, me reafirmo en lo que ya intuía, ese dolor no se supera y seguiré llorando esa separación toda la vida...

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  12. Dios Ile, cuánto dolor :( No sé qué decir...

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  13. Jope. Es una tristeza... creo yo que aquí en España en aquellos años era todo muy similar.Las mamás parían sin la compañia de ningún ser querido, los nidos eran "lo mejor" para que se recuperaran sin que les "molestasen" sus bebés y ¡Oh, que casualidad! A TODAS se les "acababa" la leche a las pocas semanas postparto.
    Para mi madre fui su segundo y último parto, ella tenía 23 añitos y parió (las dos veces) en la gran maternidad de La Paz en Madrid. También traía el cordón al cuello... la mandaron a otra planta a comprobar mi hipoxia... a ella no le explicaron nada pero al celador (que debía tener aún menos tacto que el resto del personal que la atendió), se le acurrió comentar : "¿qué le pasa señora?, es que a esta planta sólo llevo a los casos con algún problemilla".
    Pobres nuestras mamás.
    Un beso muy grande, Ile.

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  14. ¿Sabes? buscas siempre grandes autores haciendo sesudos análisis, pero ninguno ha trasmitido tanto como las palabras de tu mamá (no quisiera llamarla madre, sé que para los de allá no son dos sinónimos) Además, ese castellano que usa tan hermoso parece más cargado de emociones que el nuestro. Un abrazo fuerte.

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  15. Ileana, que relato... mi mamá me a contado mil veces mi parto y fue súper traumático, totalmente deshumanizado, doloroso.. de hecho ella misma dice que supo que era parir con su 2do parto, el de mi hermano, porque en el mio a la hora del tema no pudo, se le acabaron las energías, la sedaron y a mi me sacaron con forceps...la lactancia...traumática también, sólo 3 meses porque era una chiquilla de 21 años que debía volver a la universidad. No sabes la alegría que le da a mi mamá que la historia del parto de mi Sara haya sido totalmente diferente a la mia.. un abrazo.

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  16. Gracias! Qué gran entrada... me ha encantado.

    Me la llevo al resumen semanal de Bebés y más.

    Armando.

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  17. No habia leido esto Ile!
    Vaya, que dolor las dos... y que bien que tu madre sea capaz de escribirlo y brindartelo para poder crecer las dos.
    Un achuchón preciosa!

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  18. Y saber que esto se repite, y se repite , y se vuelve a repetir todos los dias desde hace tantos años!! Que triste!!

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  19. Ostras Ile, qué dolor! Gracias a tu madre y a ti por compartirlo!

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