19 de enero de 2011

Problemas alimentarios que no existirían...

Por Ileana Medina Hernández


La prensa británica -sensacionalista como pocas, o como muchas- se ha hecho eco en estos días de un supuesto estudio científico que cuestiona la bondad de la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses , recomendada por la OMS, por la AEPED y por casi todas las autoridades sanitarias. 

En su excelente blog Una maternidad diferente, la periodista Eloísa López hace una revisión de estos titulares, en los que puede comprobarse la facilidad con que los medios de comunicación enseguida arman un escándalo donde no lo hay. 

La introducción de alimentos diferentes a la leche materna (o a la artificial) es uno de los temas que más suele preocupar a las madres y padres, y en la que, debido a nuestra ignorancia y falta de guías culturales o interiores, solemos seguir lo que nos pauta el pediatra. 

Los mismos pediatras, sin embargo, como es natural, suelen tener criterios diferentes. De modo que si te toca el pediatra de la Puerta 1, le das papilla de cereales a tu hijo a los cuatro meses; y si te toca el pediatra de la Puerta 2, se los das a los siete.  Yo, como me niego a que el azar de la Puerta 1 o la Puerta 2 sea lo que determine de qué manera crío a mi hija (ya bastante tengo con mis propias limitaciones), creo que lo mejor es informarse, leer, investigar y sobre todo, conectar con nuestro profundo, bombardeado y reprimido "instinto" maternal, antes de tomar las decisiones sobre la crianza de nuestros hijos. 

La alimentación es algo fundamental en nuestras vidas. Somos lo que comemos, y cómo lo comemos. La alimentación conecta con nuestras emociones, con nuestros sentidos, con nuestra sensibilidad, con nuestros estados de ánimo, con nuestro inconsciente, con nuestra alegría y nuestros placeres. 

De ahí que uno de los principales males de la sociedad moderna occidental sean los trastornos alimentarios, tanto el sobrepeso como la anorexia y la bulimia, verdaderas epidemias actuales. Y las dietas y los tratamientos conductistas no suelen arreglarlos, precisamente porque la alimentación conecta con nuestras emociones más profundas y con nuestros miedos y rechazos inconscientes, que se forjan en esta fundamental etapa primaria. 

Durante los últimos milenios (la única historia que conocemos y que a menudo confundimos con la condición humana), la alimentación no ha merecido debate: cuatro comían hasta reventar, y el resto comían lo que buenamente podían para no morirse de hambre. Así es todavía en buena parte del mundo. O sea, que apenas hemos podido saber lo que la naturaleza, y nuestros organismos en equilibrio con ella, hubieran elegido para comer en situación de abundancia natural y no explotación. Pero podemos intuirlo. 

Para empezar, lactancia materna. Un mecanismo mágico perfeccionado durante millones de años de evolución mamífera, que es un fluido vivo que no sólo se adapta a lo que el bebé necesita en cada momento, sino que además ES el sistema inmunitario del bebé, su protección, su seguridad, su placer, su sexualidad, su gozo, y su autorregulación emocional. 

Para que la lactancia materna tenga éxito, como sabemos, ha de ser el bebé el que decida cuándo y cuánto quiere alimentarse. 

Y por eso el respeto a la lactancia materna a demanda significa en sentido amplio un cambio de paradigma en la crianza (o un retorno al paradigma original como dice Nils Bergman):  ES EL BEBÉ MISMO EL QUE ES CAPAZ DE AUTORREGULARSE. 

La Teoría de la Autorregulación de Reich, que hoy comienza a ser confirmada por la neurobiología, implica un cambio de tal magnitud en nuestro concepción de la vida, que por eso tanta gente está interesada en negarla. La vida se abre paso a sí misma, los organismos vivos son capaces de autorregularse por sí mismos, y es el PLACER el que regula su funcionamiento fisiológico y corporal. 

Como bien ha explicado Casilda Rodrigañez, la dominación de unos hombres sobre otros, de los adultos sobre los niños, de los ricos sobre los pobres, de los hombres sobre las mujeres... no sería posible si la crianza y la educación se basaran en la autorregulación, en el placer y en la iniciativa propia de los niños y de los seres humanos. Sólo podemos vivir de una de dos maneras: desde el placer expansivo y autorregulador, o desde la dominación/sumisión. Ese es el gran dilema de nuestra cultura. 

¿Y que tiene que ver Reich con la alimentación complementaria? Ay, Ileana, es que tú todo lo vuelves filosofía. 

Pues tiene que ver y mucho. Así mismo como la lactancia materna es a demanda, y es el bebé el que sabiamente decide cuándo tiene hambre y cuándo quiere comer (y puede ser cada 15 minutos o cada una hora, o cada tres), la misma lógica debería aplicarse para empezar a comer otro tipo de alimentos. 

Laura Gutman y Carlos González, en sus respectivos e indispensables libros La Revolución de las Madres: el desafío de nutrir a nuestros hijos, y Mi niño no me come, lo dicen claro: la papilla en realidad es un alimento poco apropiado para los niños. 

El debate sobre cuándo introducir alimentos y cómo introducirlos NO EXISTIRÍA, si simplemente el niño, alimentado con lactancia materna durante los primeros años de vida, fuera él mismo quien eligiera qué alimentos se quiere llevar a la boca, cuándo y cómo. 

Puede que un niño de 4 ó 5 meses ya se interese por los alimentos que comen los adultos, y quiera llevárselos a la boca, exactamente igual que se quiere llevar a la boca la crema del cuerpo o un juguete de plástico. Para jugar y explorar. Poquito a poco irá descubriendo sabores, texturas, colores y placeres, de la misma mesa y costumbres de sus progenitores... lo cual es la única función de la comida en el primer año de vida. La función nutritiva la cubre la leche materna. 

Como bien dice el dr. Caettano (citado por Eloísa) "los niños no se levantan un día diciendo a partir de hoy tengo que comer alimentos sólidos". Es un proceso, que transcurre poco a poco, en la misma medida que la curiosidad del niño vaya creciendo, su desarrollo físico, su madurez neuro-muscular y sus necesidades nutricionales lo vayan preparando para ello. 

Para eso, ciertamente, la integridad emocional del niño y su capacidad de autorregulación han de estar intactas. También la madre y la teta deben estar disponibles todo el tiempo mientras el proceso ocurre (el primer año de vida). Algo difícil en esta sociedad donde con demasiada frecuencia les negamos a los bebés los brazos, la compañía para dormir, la leche materna, el contacto físico... La mayoría de nuestros bebés para cuando tienen 6 meses de vida ya han sufrido amargas experiencias de separación (muchos en el mismo hospital al nacer) y han aprendido a acorazarse, a ponerse "en modo defensa", a callarse y a esperar a que la iniciativa la tome el adulto. 

Está el problema de las alergias, también creciente en las sociedades actuales. (¿Alguien se ha preguntado por qué la leche de vaca, el trigo y el huevo se han convertido en peligrosos alergenos y van a más? ¿No será, entre otras cosas, por lo que abusamos de ellos?) Uno de los argumentos por los que se insiste en no introducir tempranamente alimentos, es precisamente para evitar el riesgo de alergias. Pero incluso ahí me temo que un niño criado con su sistema de autorregulación intacto, tampoco desarrollará alergias, aunque se le antoje probar la fruta que mamá está comiendo cuando tiene 5 meses. 

Carlos González habla del problema del hierro (el único problema que puede existir para un bebé con más de 6 meses que no coma otros alimentos parece ser cierto déficit de hierro en algunos casos), y dice que en última instancia, a un niño que se niegue a comer otros alimentos se le pueden suministrar unas gotitas de suplemento de hierro, pero yo aún estoy esperando que la ciencia demuestre dónde está el problema del déficit de hierro, porque creo que ahí también debe haber alguna consecuencia de la forma en que nacemos y nos criamos en nuestros primeros meses de vida. (Algunos sugieren que puede estar relacionado con el pinzamiento temprano del cordón umbilical, como bien apunta Eloísa en un comentario a este post.)

Muchos de los problemas en que la ciencia se desgasta hoy no existirían... si el ser humano no hubiera llegado al grado de desconexión interna tan grande al que ha llegado.  Gastar recursos en demostrar científicamente la bondad de la lactancia, del contacto físico o del placer es altamente estúpido, si se piensa bien.


10 comentarios:

  1. Ileana, ya sabes que si no se pinzara el cordón tan prematuramente, no existirían esos famosos "déficits de hierro". Al final todo está relacionado y muchos estamentos médicos se empeñan en intervenir para solucionar lo que ellos mismos rompieron anteriormente con su intervención.

    Al final, los padres somos los que, como tú bien dices, tenemos que revelarnos contra la suerte de la Puerta 1 o Puerta 2 y tomar nuestras propias decisiones.

    Genial reflexión. Un saludo.

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  2. Totalmente estúpido, diría yo :)
    Lo de las alergias alimentarias, es curioso que todos los alérgicos tengan menos de 40 años, ¿verdad? ¿Alguien conoce alguna persona de 70 años alérgica al huevo? ¿Algún celíaco? Como mucho, una ligera intolerancia a la lactosa, cosa que en sí, no es una alergia alimentaria sino un mecanismo evolutivo para que los adultos no roben la leche de las crías.
    Por otro lado, yo estoy convencida de que las anemias en los lactantes están relacionadas con la ictericia al nacer. Niños sin ictericia=niños con más posibilidades de sufrir anemia. ¿Y como se evita la ictericia? Cortando el cordón demasiado pronto y dando leche artificial. Es decir, separando al niño de la madre desde el momento del alumbramiento. Mi hijo tuvo una ictericia brutal hasta los cuatro o cinco meses y, no solo no se ha quedado "tontito" como muchos médicos dicen, sino que además tiene hierro para dar y regalar aún habiendo estado casi siete meses y medio con LME.
    ¿Cómo puede ser la ictericia tan dañina si la sufren la mayoría de los bebés de todas las razas? ¡Nos habríamos extinguido hace milenios!

    No entiendo como yo, que no soy médico, soy capaz de sumar 2+2 y, en cambio, ciertos profesionales siguen anclados en verlo todo desde la óptica adulta.
    En fin, que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

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  3. Lo único malo que le veo yo a lo de darles la comida que comemos y más si es antes de los seis meses es que la comida que comemos se llama comida por llamarle algo xD.

    En fin, mis hijas no mostraron interés por la comida hasta bien bien pasados los seis meses. O sea, sí, antes alargaban la mano y si les dabas lo que fuera lo chupaban un poco y tal, pero como si no. Por supuesto los purés me los podía meter por donde me cupieran, las dos han pasado de la teta a los macarrones con chorizo directamente.

    Lo que más me preocupa, aparte del ataque a la lactancia materna como bien dice Eloísa, es la cantidad de expertos que pueden salir de esto haciéndote recomendaciones y escribiendo libros para OBLIGAR a los niños a comer a los cuatro meses para que no les de alergia. Ya me veo al Dr. Devil relanzando su libro.

    Y lo más peor es que haya gente que se lo crea. Los padres de ahora en lugar de mirar a nuestros hijos nos pasamos el rato mirando el intercomunicador, el why cry, el body que te dice si tiene fiebre, el iphone que te comenta como tiene que ser la textura de sus heces y en nuestros ratos libres miramos Supernanny.

    En fin, estoy de mala leche, aunque a Lara no parece importarle lo más mínimo :P.

    Besotes

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  4. Justo hoy cumple mi niña 2 añitos, y cumplimos igualmente dos añitos de teta. Y hasta hace sólo unos meses no ha comido apenas nada sólido excepto tomate crudo, plátano y yogurt.

    No quiero extenderme en contar las batallas que hemos tenido que librar, no con ella (que si no quería comer sólidos aún, pensamos que sería por algo que la naturaleza sabe y nosotros no), sino con el resto del mundo (familia y pediatras principalmente).

    Ahora que ya come prácticamente de todo y ya no se cierne sobre nosotros la constante amenaza de la "falta de hierro", miro atrás y me doy cuenta de que mi niña ha estado sana como una manzana durante estos dos años con la leche materna y las pocas cosas que se ha llevado a la boca y luego ha escupido.

    No me creo que la leche materna sea tan maravillosa pero justo le fate una propiedad, el hierro!

    A mi niña le cortaron el cordón muy rápido (porque donamos células madre, algo bueno y altruista aunque no me explicaron que eso significaría que cortaban el cordón tan pronto). Así que siguiendo esta teoría, debieron de pasar los glóbulos rojos a toda velocidad pues se debían oler que no les iban a dejar mucho tiempo! ;)

    En conclusión, que como dices, Ileana, todavía hay que investigar eso de que la leche materna carezca realmente de hierro... Y una cosa más... En el caso de mi niña yo estoy convencida de que ella no ha aceptado otros alimentos hasta ahora porque su sistema no estaba preparado para ello. Precisamente su padre es alérgico a muchas cosas (huevo, pescado, frutos secos, algunas frutas de hueso grande, y también al polen). Qué casualidad que ella no haya desarrollado ninguna alergia (afortunadamente!), aunque físicamente sea la viva imagen de su padre.

    La naturaleza es sabia, dejémosla actuar.

    Un beso,

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  5. Genial el post. Si todas las madres lo tuvieran tan claro no habría discusión posible. Creo en el tema de la lactancia materna entran agentes externos como el consumo (dejamos de ser consumidoras de leche de fórmula y sus accesorios como biberones, etc.) y la realidad de la reincorporación al trabajo. Con 16 semanas de permiso se hace imposible mantener una lactancia materna natural. Con mi segunda hija he podido quedarme en casa hasta hoy que tiene 14 meses y la papilla se la come cuando se equivoca. Está grande, feliz y no tiene ninguna necesidad de comer otra cosa que sea la leche materna. La sonrisa que pone cuando le voy a dar el pecho no existe cuando la siento en la trona para intentar comer otra cosa. Por algo será.

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  6. Qué cabreo me entró cuando lo ví el viernes pasado!!! >:(

    Si bien creo que es mucho peor la cobertura mediática y la sarta de estupideces que han dicho en los periódicos (sobre todo en los ingleses, y especialmente en el Guardian) y en muchos casos sin haberse leído el paper siquiera, copiando y pegando conclusiones de 'otros' que 'dicen' habérselo leído, que el propio estudio en sí (que es bastante pobre, dicho sea de paso, amén de que si está claro que reciben dinero de industrias de alimentación infantil ¿¿¿qué credibilidad van a tener???)

    Efectivamente, si mirásemos más a nuestros hijos y escuchásemos menos tonterías, tendríamos muchos menos miedos y dudas. ¿Que el niño quiere chupar melón a los 4 meses? Pues que lo chupe. ¿Que quiere probar alguna cosita que te vea comer a los 5? Si es adecuada, blandita y no se atraganta, que la pruebe. Hay niños que se interesan mucho por la comida de los adultos antes de los 6 meses, y niños que pasan absolutamente de ella hasta casi el año. ¿Y qué? Cada uno es diferente, y mientras que con la leche de su madre tengan suficiente (y eso se ve en el bebé sin falta de básculas ni tablas de crecimiento), ya irán comiendo otras cosas, que no conozco yo ningún crío que haya ido al instituto tomando teta (y si lo hubiera, tampoco me escandalizaría demasiado, seguro que para entonces ya no sería lactancia exclusiva...).

    Eso sí: una solución tan fácil COMO NO TENER TANTA PRISA EN CORTAR EL CORDÓN UMBILICAL, que es lo que verdaderamente jode los depósitos de hierro de los bebés, eso no lo proponemos, no?

    ¿Lo indignante? Que muchos ignorantes se agarrarán a esto como agua de Mayo para forzar a destetar a sus hijos (y en el caso de los sanitarios, a los hijos de los demás) prematuramente. No somos más tontos porque no entrenamos.

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  7. Yo discrepo en que no se pueda mantener una lactancia materna exclusiva por la reincorporación al trabajo. Es un coñazo, es agotador, es incómodo y desde luego no es lo ideal. Pero no es imposible. Otra cosa es que se luche para que las bajas maternales se alarguen, que por supuesto, pero imposible no es.

    Es como cuando le dieron el alta a Lara y llegué a casa y me puse a leer el libro Prematuros "casi nadie consigue lactar en exclusiva a un bebé prematuro" dice el maldito libraco. Lo cogí, lo lancé contra la pared y aquí estamos dos años y medio después. Mi hija no ha tomado ni un mililitro de leche de bote. Jamás.

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  8. Gracias, ILeana, por compartir estas reflexiones. ES increíble todo lo que decís de las alergias, yo realmente creo que aparecen por culpa nuestra, por introducir alimentos alérgenos demasiado pronto y por tanta tontería que hacemos con la comida de los bebés. Ojalá fuera como decís, que los niños vayan probando lo que quieran cuando quieran (siempre que no sean cosas demasiado arriesgadas). Como siempre, una gran reflexión.

    besos,
    misteriosa

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  9. El problema es que si ahora, a muchas madres, con baja maternal de 16 semanas, y pocas ganas de maternar, les andamos contando las bondades de la leche materna y de las catástrofes de los sólidos prematuros, la necesidad de lactancia exclusiva entre al menos los seis meses primeros de vida, y el año, por tema de maduración de intestinos y demás cuestiones...Les generamos dudas, ansiedad, las inquietamos, y vivimos en sociedades profundamente costumbristas, y acomodadas, donde la verdad se oculta en pro de la ignorancia que abandera un falso bienestar.

    Y todo ello debido al callejón sin salida en el que esta sociedad falsa e hipócrita nos ha metido a todos:"Crianza o trabajo", pero en realidad no hay elección posible, porque con la forma de vida general de la población, la crianza depende muchas veces más del trabajo=dinero que de la madre=crianza, al final es una pescadilla que se muerde la cola, y si has tenido una cría y económicamente no te lo puedes permitir, a las 16 semanas a trabajar, y hoy en día, a dar gracias incluso por tener trabajo.

    En resumidas cuentas, mejor decirles que le están dando lo mejor a sus hijos, y que al menos puedan sosegar sus conciencias. Aunque algunos conozcamos a ciencia cierta que esta manera de criar genera sociedades cambiantes, desconocidas y perversas, y que estamos ya muy alejados de lo adecuado, o lo aceptable; hemos dado paso al todo vale.

    Y todo ello por no querer asumir como especie estúpida y degenerada, que en determinados estilos de vida, sencillamente no cabe la crianza como tal, en todo su esplendor. Todo ello por no querer asumir, en definitivas cuentas, que cada situación tiene sus "pros" y sus "contras",que cada lugar tiene sus condicionantes, vivimos en España y que en un sistema feroz de capitalismo y consumismo exacerbado no hay sitio para la vida.

    Creo que hay sistemas en los que la vida está reñida con la realidad.

    Un saludo:

    Adriana

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  10. Wow! increíble tantas cosas que no se y tantas bobadas que estoy haciendo por hacerle caso a las pediatras, ¡a enmendar errores!
    MIL y MIL Gracias por compartir todo esto!

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