9 de marzo de 2011

El ala verde de la felicidad

Por Ileana Medina Hernández




Cuando Suavinex, “líder en lactancia con biberón y chupetes en las farmacias españolas” me pidió que participara en su nuevo proyecto corporativo en Internet “El Club de las Madres Felices”, no dudé en decir sí.

Dije sí, en primer lugar porque que una multinacional de envergadura considere que debe y puede incluir en su proyecto textos como los de Tenemos Tetas, me parece una muy buena señal.

Y en segundo lugar, porque creo firmemente que, lejos de lo que a veces resulta en muchos debates de internet, ésta no es ni debe ser una guerra entre "biberones" y "tetas".

Muchas de las madres que hemos logrado felizmente amamantar, pudimos no haberlo hecho, porque visto lo visto casi es un milagro que en esta sociedad una madre, cualquier madre, logre amamantar. Muchas de las madres que usan biberones y chupetes los han usado combinados con lactancias exitosas, otras los han usado con un bebé pero no con el otro, otras así lo han elegido libremente luego de informarse con amplitud, las más los han usado en contra de lo que ellas mismas hubieran querido... todas hacemos simplemente cada día lo que mejor podemos...¡Somos todas las mismas!

La maternidad (la humanidad) es un "continuum" y todas somos la misma "madre-tierra" intentando hacer lo mejor para nuestros hijos y para todos los niños del mundo, cada una desde nuestras circunstancias personales. No es ni puede ser una "guerra" entre unas y otras, sino un proceso en el que todos crecemos: nosotras, nuestras parejas, nuestros niños, nuestras familias y así, todo el conjunto de la sociedad va adquiriendo nuevos niveles de conciencia, más libres, más generosos y más sensibles con nosotros, con nuestra especie, con todos los seres vivos y con el planeta que compartimos.

Creo no equivocarme si hablo en nombre del resto de mis compañeras blogueras, y digo que ojalá estos espacios y estos gestos sirvan para unirnos, para desterrar la idea de que existen "guerras entre mujeres" (todas las guerras son en primer lugar guerras interiores, y dañinas para todos), y para que logremos cada día aprender y conocernos un poquito mejor a nosotras mismas, y por ende, mejorar la calidad del amor y la atención que brindamos a nuestros hijos, al futuro.

A todas las mujeres que intentamos cada día sanar, crecer y no repetir patrones dañinos con nuestros hijos, a nuestros compañeros sensibles e implicados, a todos quienes intentamos a pesar de todo amar y educar con respeto y felicidad, les dedico este artículo:

El ala verde de la felicidad



¿En qué consiste “ser una madre feliz”? Difícil pregunta, cuando incluso cada una de esas cualidades por separado ya son casi imposibles de abarcar: ¿En qué consiste la “maternidad”? ¿En qué consiste la “felicidad”?
Dice Eduard Punset que la preocupación por la felicidad es algo bien reciente. Hasta hace muy pocos años, la gente vivía tan poco y tan mal que no tenía tiempo ni modo de aspirar a la felicidad. Hoy, en las sociedades opulentas del siglo XXI, cuando ya lo tenemos casi todo, ser feliz empieza a ser casi un imperativo legal. También es casi imperativo legal ser productivo y exitoso en el trabajo.
En una sociedad donde el valor se construye en el circuito productividad/ consumo,  la maternidad, la crianza y el cuidado pasan a ser entendidas como “obstáculos” para el éxito social. Un sacrificio que nos tenemos que repartir, a ver si así nos toca menos. No lo sabemos bien hasta que devenimos madres, y nos percatamos de cuántos obstáculos enfrentamos en un mundo no pensado para los niños.
Ser madre “feliz” de una criatura “feliz” es pues un gran reto, y cada una logra conseguirlo, según sus circunstancias personales, a ratos y a duras penas.
Yo soy una madre feliz cuando puedo elegir. Cuando puedo elegir cómo, cuándo y con quién quedarme embarazada. Cuando puedo elegir cómo cuidar y disfrutar de mi gestación. Cuando puedo elegir dónde y cómo parir, y el parto es mío y de mi bebé y ojalá de su papá, y los profesionales y personas que nos rodean nos respetan y nos cuidan. Cuando puedo elegir como cuidar y alimentar a mi hija, y para ello tengo toda la información necesaria, que me permite elegir lo mejor para ella, para mí  y para mi familia. La libertad, la información y la posibilidad legal y real de tener diferentes opciones disponibles, son imprescindibles.
Soy una madre feliz cuando me siento apoyada. Cuando los familiares, amigos, compañeros de trabajo, empresas, tiendas, comunidad y sociedad en su conjunto me apoyan y me reconfortan en mi labor de mamá. Cuando, en lugar de cuestionar o dar consejos no solicitados, las personas que me quieren confían en las decisiones que tomo en torno a la crianza, sean estas cuales sean. Cuando me hacen la vida mejor, no cuidándome al bebé, sino ayudándome en todo lo demás para que yo pueda cuidar de él desde su primer minuto de vida. Una sociedad que no apoya a la maternidad es una sociedad suicida.
Soy una madre feliz cuando puedo dedicar tiempo a mi hija. Cuando puedo disfrutar de una baja maternal digna que me permite amamantar exclusivamente a mi bebé los primeros meses de vida. Cuando no me tengo que separar de ella sabiendo que aún me necesita. Cuando puedo pedir excedencias o reducir la jornada laboral para cuidarla. Cuando puedo tener permisos si se enferma. Cuando dormimos abrazados todos en la misma cama, cuando me regala su primera sonrisa por la mañana, cuando puedo dedicar horas a jugar con ella, a tirarme en el suelo, a reír juntas, a pasear por el monte, a redescubrir el mundo con los ojos nuevos que ella me presta.
Soy una madre feliz cuando logro que mis necesidades personales no compitan con las necesidades de mi hija. Cuando puedo reconocer que, como bebé y niña, necesita tiempo, cuerpo, mirada, compañía, comunicación, de mí y de su papá, y puedo proporcionárselo con placer. Cuando en lugar de sentir que me demanda, que me roba mi tiempo, que perturba mis planes o que no me deja dormir; siento que me regala mucho más de lo que yo pueda darle a ella, que me aporta, que crezco a su lado.
Soy una madre feliz, en fin, cuando mi hija es feliz. Cuando todos en la familia nos amamos y respetamos, cuando puedo reconocer y superar los demonios interiores que me agotan la paciencia,  cuando su papá y yo logramos educar con alegría y respeto, sin castigos, sin amenazas, sin chantajes ni manipulaciones, sin lágrimas, sin abusos de poder. Soy feliz en todas aquellas ocasiones en las que logro ser coherente con mis convicciones, cuando constato cada día que “el mejor método de educación es la felicidad.”
Esta mañana mi hija de tres años ha despertado a mi lado y me ha dicho: “Mami, he soñado que mi ala verde se me había ensuciado un poco, pero sólo un poquito”. Eso es para mí la felicidad.

19 comentarios:

  1. Bravo por el cuarto párrafo! soy madre de biberón, y además utilizo suavinex, mira tú, y no doy biberón porque lo elejí, si no porque no he podido dar el pecho (cosa que aún me tiene con una espina clavada en el corazón) y pienso que esa guerra encarnizada que existe entre las madres que amamantan a sus hijos e hijas y las que dan biberón es una tontería... al fin y al cabo, buscamos lo mejor para nuestros hijos y a veces es mejor la leche de fórmula y que se sacien a que se mueran de hambre con tu leche (que es lo que me pasó a mi).
    Por cierto, sigo tu blog y me parece la mar de itneresante. Gracias.

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  2. No, no, la guerra no es entre entre mujeres ni entre teta y biberón.
    Yo sí estoy en guerra, pero lo estoy contra la ignorancia, provenga de un hombre o de una mujer.
    Lo que suele pasar es que el biberón lleva asociado otro tipos de comportamientos. Tengo amigas que aman, respetan, valoran y cuidan a sus hijos, y por diferentes motivos les han dado el pecho poco más de un mes. Pero las cuento con los dedos de una mano (vaya, sólo conozco dos casos así).
    Lo que sí conozco son muchas madres que, además de dar el biberón, dejan llorar a sus hijos hasta que se duermen en la habitación de al lado, los aparcan 11 horas diarias en la guardería y no tienen ningún inconveniente en gritarles cosas como "¿eres tonto o qué?" en medio del parque.
    En cambio, no conozco de primera mano ninguna madre que haya dado el pecho más de seis meses y trate a su hijo de esa manera. La teta implica comportamientos y formas reaccionar ante la maternidad que creo que muchas de nosotras ni siquiera nos habíamos planteado antes de quedarnos embarazadas.
    Una lactancia que funciona y es entendida en toda su plenitud tanto por la madre como por el padre, garantiza un niño feliz. A mí me sigue pareciendo el pilar básico de la crianza con apego.
    Por supuesto, la leche artificial tiene que existir. En lo que llevamos de año, ya han pasado por el grupo de apoyo al que pertenezco dos hipogalactias verdaderas. Pero la lactancia artificial debería ser considerada como un remedio cuando existe una enfermedad. Que no nos quieran vender que "es lo normal" o "lo mismo" porque no es así. Y si hay que ir a la guerra, se va.

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  3. Hola Ileana,
    Gracias por tu post y gracias por colaborar en este proyecto. Sabes que al principio no sabía si ibas a acceder, pero lo hiciste, y nos sentimos realmente felices porque tú, y precisamente tú, seas parte de él. Creo que el que tú participes nos da mucha más credibilidad, porque el fin último de esta comunidad es integrar y no excluir... y ¡en eso estamos!

    ¡Gracias por todo! Muchos besos :-)

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  4. Leí tu texto en el "club" y me gustó un montón. Esta introducción ha venido a completarlo.

    Enhorabuena! :)

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  5. Llevo días viendo el precioso emoticono de "el club de las madres felices" en algunos blogs de los que sigo y hasta ahora no me habia enterado de que iba...me parece una iniciativa preciosa y muy productiva.
    No tenemos las mujeres bastante contra lo que luchar como para ademas tener que hacerlo con nuestras congeneres tambien?
    Me ha encantado tu escrito Ileana.
    Un abrazo.

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  6. Buenas tardes Ileana

    Aprovechamos este espacio en tu blog para agradecerte de nuevo ese fantástico post con el que te estrenaste en El club de las madres felices

    ¡Es un placer contar con tu colaboración!

    Un saludo

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  7. Bueno, reconozco que dar pecho a tu hijo es una experiencia muy bonita, yo he podido durante 3 semanas y sí que ha creado una conexión entre mi hija y yo.
    Eso de la crianza con apego y dar biberón no es incompatible. Y no creo que debería ir asociado con lo que dices, Asokita. Cada mujer es un mundo, y no por dar biberón no vas a respetar ni a querer a tu retoño.
    Detrás de una madre que da biberón puede encontrarse una historia bastante chunga sobre una lactancia frustrada, como es mi caso, y que una tiene que tomar una determinación y es una decisión muy dura, pero necesaria.

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  8. Me ha encantado lo que has escrito, aún no me ha dado tiempo a leer el texto de "el club", pero desde luego este es precioso.

    saludos

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  9. Enhorabuena, Ileana, por este nuevo proyecto.
    Seguro que tus aportaciones son muy interesantes, como siempre.

    Un abrazo

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  10. Antes de la existencia del biberón a algunos niños ya se les maltrataba .Solo digo eso.

    Kxll

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  11. @Kxll, hola!!! Que ya eres una vieja conocida de este blog!!! ;-)

    En este mismo blog se ha hablado de que la historia de la infancia de la humanidad ha sido la historia del maltrato por excelencia.

    En realidad, nunca los niños han sido tan bien tratados como ahora. En eso verdaderamente avanzamos, sin ninguna duda. Aunque aún quede mucho por avanzar. Algunas formas de maltrato han cambiado por otras, y otras cada vez son más minoritarias, gracias al cielo.

    A l@s demás, muchas gracias a tod@s por los "piropos" :-), me alegra que les haya gustado!!!

    Un abrazo a tod@s!!!

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  12. Ileana, me encanta esta reflexión, de verdad.

    "Todas somos la misma Madre-Tierra", ¡qué cierto es!

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  13. Entiendo lo que dices, Diana, y ya digo que conozco madres que dan el biberón y crian con apego a sus hijos. También hay madres en el grupo de lactancia que dan biberones porque tienen problemas reales a la hora de lactar. Los biberones están para eso.
    Quizás he pecado de generalista. No todas las madres que dan o han dado biberón llaman tontos a sus hijos, pero sí que he observado que es más fácil que el biberón vaya asociado a esos comportamientos que no al revés.
    Conozco madres que dan el pecho y crian con respeto.
    Conozco madres que dan el biberón y crian con respeto.
    Conozco madres que dan el biberón y no crian con respeto.
    Pero por más que intento estrujarme la cabeza, no conozco a ninguna madre que dé el pecho y no críe con respeto.
    A eso es a lo que mer refería.

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  14. Me encantó el texto... de verdad es una pena que esto se transforme a veces en una guerra en lugar de una comunidad de ayuda entre madres tratando de hacer lo mejor para sus hijos (a mí me costó mucho mantener la lactancia)

    Por cierto, asokita... mi hermana amamantó a su niño hasta los 20 meses y no diría que lo cría con respeto exactamente :(

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  15. Ya leí "El ala verde de la felicidad" y me ha encantado.

    saludos

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  16. Ahora entiendo Asokita, las generalizaciones son malas... incluso esta!

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  17. El tema de cómo se explota la guerra entre las mamas como si fuéramos tribus exclusivas enfrentadas es nefasto para las mujeres que necesitamos los apoyos de las de nuestro sexo.

    Hemos empezado recientemente un blog llamado maternalselves con una onda muy parecida a la tuya, y sobra decir que nos encanta tu blog. Intentamos reflexionar sobre feminismo y maternidad.

    Escribimos en ingles, salvo los viernes que es en castellano. Si tienes tiempo pásate y nos cuentas que te parece.

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  18. Este proyecto es una gran iniciativa, gracias oir tu ao¡portación. Te he dejado un premio en mi blog, nos vemos!

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  19. Hola, soy mamá de un niño de 30 meses y aún toma pecho. Ha sido mi decisión y ya me he cansado de dar explicaciones. Lo último que me dijeron es que fuera al psicólogo porque no era normal lo que yo hacía con mi peque tanto tiempo. Me río cuando me hacen estos comentarios al tiempo que le doy la teta. Soy una lactivista feliz. Gracias por tu blog y gracias por tu post. Un beso también a las mamás del biberón. Al final somos todas mamás felices ;-)

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