13 de abril de 2011

Criar seres libres

Por Ileana Medina Hernández


Fábrica china

Cuando en el neolítico (hace alrededor de unos pocos 7000 años), los hombres que vivían a las orillas de grandes ríos aprendieron a cultivar, descubrieron que podían vivir sedentariamente y producir más alimentos de los que necesitaban. Surgió así, para decirlo en términos marxistas, el "sobrante o excedente" y con él, el comercio y la especialización. Lo que a unos les sobraba se vendía o intercambiaba con lo que le sobraba a otros. Como necesidad del comercio surgió también la escritura, en aquellas tablillas de arcilla de la antigua Mesopotamia.

A la vez, algunos hombres aprovecharon su fuerza (y la carencia de otros) para poner a trabajar a otros hombres para ellos, de manera que pudieran obtener aún más beneficios a costa del trabajo de otros. Así, por primera vez en la vida natural, unos seres vivos comenzaron a invertir energías (en este caso "trabajo") no para su propia supervivencia ni la de su familia, sino para otros diferentes. Surgen así las llamadas "sociedades de clases". Primero bajo la forma esclavista, luego feudal y finalmente capitalista. (1)

Pero estas sociedades de DOMINACIÓN  de unos hombres sobre otros no hubieran sido posibles si a la vez la forma de criar y educar a los niños no los hubiera preparado -desde el mismo momento del nacimiento- para eso: para ser amos o esclavos.

Por eso a las sociedades de dominación, a las sociedades de clases, también se las ha llamado PATRIARCADO. Estrictamente hablando, patriarcado significa "gobierno de los padres". El patriarcado se ha asociado comúnmente al dominio de los hombres sobre las mujeres, pero en su origen semítico, los patriarcas eran aquellos "padres" de los que "descendían" todas las tribus y grupos humanos (tomando la línea masculina y obviando la femenina).

El dominio del hombre sobre la mujer es pues inseparable del dominio de los padres sobre sus hijos, y del dominio general de unos seres humanos sobre otros. Todas las formas de poder son en el fondo lo mismo. Sólo dominando el hombre sobre la mujer, secuestrando su sexualidad y el poder sobre el fruto de su vientre, podía perpetuarse la dominación de una generación a otra, y de unas castas sobre otras.

Nuestra civilización, la civilización occidental judeo-cristiana, se ha erigido sobre esos pilares: la sociedad de la dominación, la sociedad de clases, la sociedad patriarcal, la sociedad adultocéntrica, la religión monoteísta, nacieron en el mismo punto: reprimiendo a las criaturas desde su nacimiento, reprimiendo nuestra vitalidad, nuestra sexualidad y nuestra personalidad, para que nos adaptemos a la estructura social dominante-dominado.

Los primeros en explicar claramente los mecanismos de dominación "del hombre sobre el hombre" fueron Marx y Engels. Sobre su obra se erige la división izquierda/derecha y comunista/capitalista que se impuso en el mundo en el siglo XX. Pero el modelo del comunismo utópico marxista en la práctica se convirtió en una nueva pesadilla totalitaria, mucho más retrógrada que las sociedades democráticas capitalistas que salieron fortalecidas tras la Segunda Guerra Mundial.

La división izquierda/derecha, comunismo/capitalismo, socialismo/liberalismo, desarrollo/ subdesarrollo, primermundo/tercermundo, colonialismo/neocolonialismo, machismo/feminismo... se ha revelado en fin, reproductora del mismo sistema de dominación básico, el mismo que surgió allí entre el Tigris y el Éufrates hace 7000 años, y en otros puntos del planeta más o menos simultáneamente.

Es curioso como en la sociedades actuales, las supuestas "sociedades del bienestar",  los seres humanos hemos dejado de tener conciencia sobre el funcionamiento de la dominación. (O quizás nunca la hemos tenido: como dijo el sociólogo español Jesús Ibañez, la dominación debe ser inconsciente para poder funcionar).

La "clase media" de la sociedad del bienestar ingenuamente se cree liberada (en realidad se cree "rica", lo de la libertad no es importante). Las mujeres nos creemos "liberadas" al acceder al mercado laboral. Hemos cambiado la noción de lucha de clases, por las cuotas de sexos, pero el problema sigue siendo el mismo. Curiosamente, se quiere hacer ver que la libertad radica en tener acceso a un puesto de trabajo remunerado, con salarios cada vez más altos y bienes de consumo cada vez más extravagantes, que no nos quitan el miedo ni nos devuelven la felicidad. Justamente es ahí donde se produce la dominación. ¿Cómo podemos no darnos cuenta de que el trabajo asalariado de hoy es la nueva forma -aparentemente "rica" y tecnologizada- que asume el trabajo de los siervos de la gleba feudales, o de los esclavos romanos?

¿Cómo podemos no darnos cuenta de que acceder al mercado laboral, o acceder incluso a puestos de mando, de poder, no nos "libera", y que además, desplaza la dominación del norte al sur, de los ricos a los pobres, de unos sujetos a otros? Los dominadores tampoco son libres, pues necesitan patológicamente a los dominados para ser.

Y nos creemos que es un tema "político", o "económico", que no tiene solución, o que debe tratarse en los parlamentos, en los gobiernos, en la ONU, en el Club Bilderberg o en los despachos de las grandes multinacionales.

Porque es allí, sí, en la macroeconomía y en la macropolítica donde se hace visible la dominación.

¿PERO DÓNDE SE RE-PRODUCE?

La sociedad patológica, la sociedad esquizofrénica (como dijeron Deleuze y Guattari), la sociedad de neurosis colectiva donde sólo podemos ganar o perder, ser dominantes o dominados, se re-produce con y en cada niño que nace.

La dominación comienza, se produce y se re-produce no allí afuera, en el lugar de la política y la "lucha de clases", sino en el seno de cada familia, en cada habitación, en la vida íntima y privada donde se REPRIME al ser humano cuando más vulnerable es y se le "entrena" para la dominación social. Los primeros "dominadores" somos los padres.

El malestar social e individual, se reproduce en cada niño que nace de una madre patriarcal robotizada, ausente, frígida, víctima, dominante, maltratada o deprimida. En cada niño que es separado de su madre nada más nacer, y se le deja llorar solo, sufriendo en el nido, como dice Michel Odent, su "primera experiencia de sumisión". En cada niño que se "domestica" para que aprenda a dormir solo, para que no exprese sus deseos, para que no reclame sus derechos ni exprese sus necesidades emocionales. En cada niño que "ya-está-limpio-y-comido-¿qué-más-quiere-ahora?".  En cada niño que es mandado a callar, que es castigado o abofeteado "por su propio bien". En cada niño que en su casa aprende a "obedecer" sin rechistar, a satisfacer las necesidades de los adultos, a "ser bueno, tranquilo y OBEDIENTE". En cada niño que es dejado todo el día en manos de otras personas que lo tratarán, en el mejor de los casos, "como uno más". En cada niño que se escolariza muy tempranamente, y aprende a diluirse en la masa desde bien pronto, y a "seguir unas normas y unas rutinas" que no tienen nada que ver con sus deseos, sus necesidades, su ritmo y su personalidad.

Es por eso, que la mujer dominada se convierte en la bisagra que garantiza la re-producción (de la dominación).  Es preciso acallarnos, desconectarnos de nuestro fuero interno desde niñas, para que llegado el momento de la maternidad no sintamos el deseo y la necesidad de amamantar, consolar, cargar, acompañar y permanecer junto al bebé, o si lo sentimos, no podamos manifestarlo ni defenderlo.

Es preciso desbaratar nuestra autoestima, nuestro poder y nuestra intuición; para que paramos atemorizadas y con dolor (el dolor del parto no es natural: está relacionado con el dominio del macho ¡eso fue lo que quiso decir la Biblia!), para que nos separemos más o menos a gusto de nuestro bebé; para que los criemos según las reglas de la dominación: sin cuerpo, sin nuestra propia leche, sin placer, sin brazos, sin compañía; para que seamos madres infantilizadas y depredadoras en lugar de madres nutritivas, cómplices activas de la dominación.

Para ello, para que no sintamos, para que deseemos incluso activamente separarnos de nuestros bebés, para que sintamos que el bebé es el "enemigo" y que nos arraca nuestra individualidad,  es necesario haber sido víctimas en nuestra propia infancia, provenir a la vez de una cadena de desamparo que se pierde en la prehistoria.

Para ello, es preciso que las mujeres construyamos nuestra autoestima en algún lugar fuera de nosotras mismas: en el maquillaje, el vestido, el peso corporal, la belleza física (impuesta según unos cánones determinados) o incluso en el talento académico o el éxito laboral: da igual, mientras sigamos siendo RE-PRODUCTORAS de la dominación,  mientras sigamos criando seres robotizados, acorazados, domesticados, listos para ser dominados o dominadores.

Es por eso que se ha querido calumniar y confundir el amor y el cuerpo maternal con la "malcriadez", con la "debilidad", con la "sobreprotección" o incluso con el "afeminamiento" (despectivo).

Es por eso que se sigue ocultando todo aquello que de verdad empodera a las mujeres, que nos hace libres, potentes y amantes, que nos tiene a bien con nuestra condición femenina, con nuestra fertilidad y con nuestro propio cuerpo. Es por eso que no se reconoce que la maternidad es sexualidad. Es por eso que se sigue negando a la naturaleza y acusando de "determinismo" a la defensa y recuperación de la fisiología de la mujer, y su relación con la libertad de todos los seres humanos.

Es por eso que la inmensa obra de Wilhelm Reich ha sido ocultada y censurada y no llega a los ámbitos académicos. Es por eso que seguimos negando el cuerpo, la sexualidad y el placer, a pesar de una aparente "liberación sexual" en realidad una performance pornográfica aislada de las emociones y necesidades psicosomáticas profundas del ser humano.

Es por eso que se le sigue restando importancia a la "etapa primal", que se le quita importancia al parto, a la lactancia, a los primeros meses y años de vida de los niños: porque es ahí precisamente DONDE SE INICIA Y SE CONSTRUYE LA DOMINACIÓN. Donde se prepara nuestro permeable e inmaduro cerebro, nuestra red neuronal, nuestro sistema emocional, para el miedo y para la guerra.

Es por eso que se ve o se quiere ver un dominio del macho sobre la hembra que no es más que un dominio del ser humano sobre sí mismo: cada niño varón que nace también será víctima, y por tanto se preparará para la guerra del más fuerte, para ser víctima o verdugo, para ser dominador o dominado, o las dos cosas a la vez (No hay más que ver como la gente más sádica con sus subordinados es también la más sumisa con sus superiores). Y cada niña hembra que nace sufrirá lo mismo, y se preparará para ser la re-productora de la dominación, para criar a nuestros hijos como mismo nos criaron a nosotras. No es una cuestión de machismo: todos somos víctimas en la sociedad de la dominación.

Incluye también a los dominadores y los abusadores: nadie se convierte en dominador o en abusador, si primeramente no es dominado o abusado. Es desde su privación primaria que sentirá la necesidad de dominar o de abusar sobre otros.

Es por eso: porque la verdadera "liberación" de la mujer sería o podría ser la liberación de la especie humana. Porque es desde el deseo maternal, desde el poderío de la mujer que no se deja arrebatar sus derechos en el parto y en la lactancia, desde la mujer conectada con su criatura que late con ella al unisono, que le provee de calor, cariño, calostro, protección, defensa... desde la satisfacción de las necesidades emocionales de los niños pequeños, desde la conexión con nuestras vísceras y con la naturaleza,  desde donde se empieza a criar seres libres (y viceversa).

Porque sólo desde el macho protector del nacimiento, de la madre y de la cría -y no desde el macho depredador- y con la protección de toda la estructura social,  es que pueden nacer, criarse y educarse seres humanos plenos, rompiendo el circuito de la dominación, que es el circuito de la enfermedad, individual y social.

Ese sea quizás el único modo de sanar la civilización, de superar el pensamiento binario patriarcal, de abandonar el enfoque adultocéntrico, de tomar el problema desde la raíz y construir una sociedad sana, desde el amor y desde la libertad.

(1) Claudio Naranjo, en su eminente ensayo Sanar la civilización (Ediciones La Llave, 2009), recorre las distintas teorías según las cuales el patriarcado pudo imponerse sobre las primitivas culturas matriarcales. Al final, se decanta por no considerar a los agricultores neolíticos ni a las ciudades-estado como los "responsables" del "desastre". Más bien se inclina a creer en la hipótesis de que la sequía y la desertización hicieron que algunas tribus neolíticas, obligadas por el hambre, volvieran a convertirse en nómadas y guerreros depredadores, y lograran imponerse sobre las comunidades agrícolas más cercanas a la tierra. Me gusta la idea de que es la carencia, la devastación, la que da origen al patriarcado, y no la abundancia.


DEBATE
Freud y Marcuse: ¿Es posible una civilización no represiva?

"El pesimismo de Freud se basaba en una constatación expresa en El malestar de la cultura: «Si la civilización es un inevitable curso de desarrollo desde el grupo de la familia hasta el grupo de la humanidad como conjunto, una intensificación del sentido de culpa -resultante del innato conflicto de ambivalencia, de la eterna lucha entre la inclinación hacia el amor y la muerte-, estará inextricablemente unido con él, hasta que quizá el sentido de culpa alcance una magnitud que los individuos difícilmente puedan soportar.» De lo que se deduce que para Freud la felicidad no tenía rango de valor cultural. Pero, ¿de dónde surge esta culpa, este "pecado original" que se reproduce desde los orígenes de la Humanidad y que pesa como una maldición en cada generación? Surge de una transgresión social que Freud explicó mediante la hipótesis de la horda primitiva. En ésta un individuo, el padre, se impuso a otros, y a fin de garantizar la cohesión de la horda, organizada en la dominación, impuso una serie de restricciones: monopolizó a las mujeres -es decir, el placer- y estableció en consecuencia unos tabúes y unos deberes hacia la comunidad- fundamentalmente el deber del trabajo a fin de satisfacer las necesidades del grupo-. Pero los hijos se rebelaron contra los tabúes que impedían la obtención del placer y contra los deberes penosos. La rebelión culminó con el asesinato del padre, que fue sustituido por el clan fraterno, pero éste, a fin de asegurar la cohesión del grupo, mantuvo las prohibiciones, los tabúes que el padre había implantado. El crimen primario había producido un sentimiento de culpabilidad y éste, a su vez, había llevado a una restauración de la autoridad, por momentos suprimida. En este momento nació, según Freud, la civilización, indeleblemente unida a esta culpa original, que se reproduce a escala ontogénetica y filogenética, en cada individuo y en cada generación. El instinto de muerte, de agresión que de él se deriva, acabó con la dominación del padre, pero el remordimiento que produjo el amor que los hijos sentían por el padre (recuérdese la innata ambivalencia antes referida por Freud) creó el super-ego (superyó).  
(...) Como que el trabajo es generalmente doloroso, funciona a contrario del principio de placer. La civilización se basa así en una renuncia a la vida instintiva (al principio del placer). Pero esta represión de los instintos sexuales -inclusive los agresivos de los que Eros extrae también energía para canalizarla en obras de cultura, en trabajo- termina por hacer fracasar la obra misma de Eros. El callejón sin salida de la civilización radica en que por un lado debe reprimir los instintos sexuales, pero por otro esta represión fortalece los instintos destructivos que terminan por escapar del dominio de Eros. En consecuencia, esta civilización reprimida y represora es incapaz de controlar la agresividad que genera. (...) En consecuencia, la culpa, como afirmaba Freud, es cada vez mayor, puesto que mayor es la destructividad que genera la civilización en su progreso.
(...) De esta reinterpretación de Freud a la luz del marxismo surgen dos aportaciones, que son, con mucho lo más original de Eros y Civilización. La primera de ella es el concepto de represión sobrante (surplus repression).

La represión sobrante es un principio económico que se refiere a la cantidad de energía libidinosa que se desvía de sus fines, más allá de la estricta represión de los instintos necesaria para que exista civilización. El surplus es una cuota adicional y monstruosa que la humanidad paga porque la sociedad está estructurada bajo la dominación. Y esta, históricamente hablando, es la dominación del capital. Esta represión sobrante, que se adiciona a través de los medios de reproducción social de la dominación -familia, escuela, etc.- ha llegado, según Marcuse, al paroxismo de las sociedades de capitalismo avanzado en las que a un trabajo alienante, no gratificador, se superpone el control del tiempo libre, último reducto en el que antaño el principio del placer encontraba su -parcial- plasmación. "

Prólogo no firmado de la Edición de la Editorial SARPE SA, 1983, de la obra de Herbert Marcuse Eros y Civilización.
Ni Freud ni Marcuse pudieron ver una respuesta aparentemente sencilla: el problema es que se parte de "el padre". Así, el problema del "malestar en la cultura", de la civilización, de la culpa, de la agresividad y el Tanatos que crece en la misma medida que crece el progreso, es el punto de partida patriarcal. La inversión del principio del placer y del amor, por el principio de la dominación, la represión y el trabajo.

23 comentarios:

  1. No tengo palabras. Me ha encantado, lo explicas a la perfección.
    Sería tan bonito poder "construir una sociedad sana, desde el amor y desde la libertad", pero me parece tan difícil, somos tant@s y estamos tan engañados y reprimidos... que creo que siempre seremos una minoría la que lo intenta

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  2. ¡Magistral!! Iliana...excelente lograste plasmar la esencia. Somos los ciegos que no queremos ver...con tanta evidencia en la historia de la humanidad; incluso la misma Biblia que relata el "parirás con dolor", en el Nuevo Testamento habla sobre la necesidad de reconciliarnos y que aún la creación (la naturaleza) espera la redención; pero son versiculos que pasan desapercibidos y que solo al reconocer esta realidad de la dominación que invade todas las esferas de nuestra vida.. la interpretación de éstos confirma ésta realidad. Ahora es nuestra oportunidad de hacer la diferencia como tu lo dices, desde la intimidad!
    Un abrazo, desde America Central
    Natalia Ventura

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  3. Guau, Ileana, si es posible todavía, te has superado a ti misma. Que articulazo, por Dios. Me quito el sombrero ante ti!!!!!! Maestra!!!!

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  4. EXCELENTE !!!!! ME HAS ARRANCADO LÀGRIMAS !!!!!!!

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  5. Si todxs lxs niñxs de este planeta tuvieran madres como vosotras otro gallo cantaría. Me pillo algún fragmento para mi blog, con tu permiso. Fantástica exposición del patriarcado y sus estratagemas, sigue así. Saludos.

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  6. Me ha encantado, Ileana, no puede estar mejor explicado.

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  7. Ufff! estoy sin aliento!!
    y a pesar de todo, siento que estamos en el camino. Que vamos sintiéndonos mujeres felices de serlo no por lo que digan otros y madres que miran a los ojos de sus cachorros y se derraman en ellos sin importar lo que nos dicen alrededor, siento que cada vez que una madre decide criar con apego a su hijo esta dando un paso, un gran paso hacia una sociedad diferente, y que tarde o temprano la sociedad entenderá porque estará formada por los niños que hoy amamantamos y abrazamos en cada llanto y en cada juego.

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  8. Maravilloso!!!! qué emoción me ha dado leerlo! La revolución de las madres! la de la entrañas, la teta, el amor!
    Gracias!!!!!

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  9. Mas claro imposible Ileana!!! Te felicito, has logrado un gran trabajo!

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  10. Brillante Ileana, Brillante...
    Un fuerte abrazo
    Alejandro

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  11. Ileana, acabo de leerlo. Madre mía que fantástico texto has producido, que capacidad de parir no sólo niños. Pero me hace sentir muy sola querida, porque me sobran dedos en una sóla mano para contar a las personas de mi entorno con quienes podría compartir tanta luz.
    Definitivamente ¡te quiero!

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  12. Claro que sí, yo estoy con socmare, ¡estamos en el camino!
    N.

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  13. Espectacular... en definitiva tu eres la maestra de esta tribu virtual!!

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  14. No tengo palabras Ileana, me emocioné y todo; Eres una genia, gracias por compartir tus sabidurias, que lo pongo en plural porque son muchas.

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  15. Una mas!! GENIAL...Se puede desaprender cuando se despierta la consciencia!! beesos colombianos.

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  16. Muchas gracias a todas (los chicos que se den por incluidos en el femenino, que por aquí es mayoritario ;-) por estos comentarios llenos de cariño.
    Me conmovéis y me animáis a no dejar de compartir todo lo que bulle por mi cabecita. No estamos solos.
    Un abrazo hondo!!!

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  17. Nuevamente brillante!
    Estoy leyendo a Casilda y por ahí nos estamos encontrando con algunas verdades ocultas...
    Un abrazo
    Leslie Power

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  18. ¡Qué gran escrito! Muchas frases para resaltar.

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  19. Se me había escapado esta entrada. Entre el poco tiempo y la tremenda producción bloguera, corremos el peligro de perder joyas como ésta.
    Vaya trabajo más lúcido de investigación y de condensación. Éste se ha convertido en uno de nuestros artículos de referencia.

    Durante todo el s.XX, psicólogos y filósofos se enfrascaron en laberínticas discusiones sobre los problemas del hombre y la sociedad, cuando la realidad es mucho más sencilla, como bien explicas en este artículo. El verdadero cambio debe venir desde el embarazo, el nacimiento y la crianza respetuosa. Tan fácil de decir, pero tan difícil de llevar a la práctica. Hace falta mucha valentía para romper con esos esquemas de dominación/sumisión.

    Confío en que podamos unir fuerzas para que este cambio sea posible.

    Muchas gracias, Ileana.

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  20. maravilloso iliana,gran sabiduria la tuya.no cambias y nosotros cambiaremos

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  21. Gracias Iliana por el trabajo de síntesis. Es un texto bien escrito y hermoso en su contenido. Me llamo juan y corroboro desde mi perspectiva humana y desde la masculina todo lo que dices aunque yo no lo hubiera explicado mejor. Además yo no podría darle ese enfoque maternal. Es tu texto una manera más de aproximarse a la cruel realidad que vivimos. Pero como no te paras sólo en el análisis catastrófico, sino que das la humana solución podemos leerlo y terminar sonriendo. Otra cosa es llevarlo a cabo, pero esa es otra historia.

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