6 de junio de 2011

"Que todos podamos mejorar nuestra atención a madres y familias después de este caso"

«Mi deseo es que los profesionales de los servicios sociales de Madrid que trabajan con infancia y lactantes puedan recibir la misma formación y apliquen las mismas recomendaciones basadas en la evidencia científica»

Reproduzco fragmento de la carta enviada por la psiquiatra infantil Ibone Olza a la directora de la Residencia Infantil donde está la bebé de Habiba, y compartida por ella en el grupo de Facebook:

«...Me gustaría comentarte algunos detalles sobre el caso, con el fin de que sirvan para mejorar la atención a esta menor. Como os expresé telefónicamente tras haber valorado a la madre detenidamente llegué a la conclusión de que esta mujer no presenta ningún trastorno psiquiátrico ni consume tóxicos. En mi opinión se trata de una mujer muy capaz, entrañable y que en el momento actual está sufriendo enormemente al verse separada de su niña de forma abrupta.

Lo que quiero transmitir es mi enorme preocupación por la menor. Sé como psiquiatra infantil que para una niña de quince meses verse separada de su madre de forma brusca, trasladada de centro y sin ningún adulto familiar supone un daño importante que puede tener secuelas psíquicas si no se repara lo antes posible.

En este sentido quiero citar a John Bowlby, el psiquiatra infantil británico que elaboró toda la teoría del apego, actualmente aceptada por toda la comunidad científica internacional y validada por infinidad de investigaciones. En su libro dedicado a los efectos de la separación materna en los niños más pequeños dice Bowlby: “Siempre que un niño pequeño que ha tenido oportunidad de desarrollar un vínculo de afecto hacia una figura materna se ve separado de ella contra su voluntad, da muestras de zozobra, y si por añadidura se lo coloca en un ambiente extraño y se lo pone al cuidado de una serie de figuras extrañas, esa sensación de zozobra suele tornarse intensa. El modo en que el chiquillo se comporta sigue una secuencia característica. Al principio protesta vigorosamente, y trata de recuperar a su madre por todos los medios posibles. Luego parece desesperar de la posibilidad de recuperarla pero, no obstante, sigue preocupado y vigila su posible retorno. Posteriormente parece perder el interés por la madre y nace en él un desapego emocional”. “Los niños pequeños sufren trastornos incluso en circunstancias de separaciones muy breves” Todas estas afirmaciones las publicó en 1973. Ahora, casi cuarenta años más tarde, la neurobiología del apego demuestra que la separación de la madre a edad temprana se traduce en alteraciones neuroanatómicas que pueden perdurar de por vida y ser la base de trastornos mentales. Durante los dos primeros años de vida el apego modela el desarrollo cerebral, especialmente del lado derecho, y un estrés grande como el de la separación forzada además de un sufrimiento inmediato para la criatura puede dejar secuelas de por vida.

Creo que el sufrimiento de esta menor debe de ser muy significativo, máxime cuando hasta la fecha no se había separado de su madre por más de unas horas. La madre me explicó que su hija no estaba apegada a ningún objeto en particular. Todo esto, el que no se hubieran separado hasta la fecha y el que no tenga un objeto transicional, es indicador de un buen vínculo con la madre, y no lo contrario. De continuarse la separación la niña puede ver su confianza en el mundo truncada y presentar síntomas en un futuro como ansiedad de separación, incontinencia de esfínteres, tartamudeo, inhibición u otras patologías que podrán variar según la edad. Por todo ello de cara a finalizar ese sufrimiento y evitar las secuelas es urgente que la separación finalice inmediatamente.

Me habéis informado de que la madre parecía ofrecer el pecho por cosas como el llanto o que la niña se hubiese dado un golpe, de forma emocional y no nutritiva, o incluso caótica. En este sentido quiero insistir que precisamente esto es lo que recomendamos a todas las madres en la actualidad los profesionales sanitarios. Tanto la Asociación Española de Pediatría como UNICEF recomiendan la lactancia materna durante un mínimo de dos años, e insisten en que la lactancia debe de ser a demanda, es decir, cada vez que el lactante lo pida o que la madre desee dárselo.

Desde la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid se ha realizado un esfuerzo magnifico en los últimos años por formar a todos los profesionales sanitarios en la importancia de la no separación madre-bebé, en los cuidados centrados en la familia y en promover y apoyar la lactancia materna. De ahí mi extrañeza ante lo que ha sucedido en este caso. Mi deseo es que los profesionales de los servicios sociales de Madrid que trabajan con infancia y lactantes puedan recibir la misma formación y apliquen las mismas recomendaciones basadas en la evidencia científica. La propia madre no puede entender cómo es posible que su pediatra le animara a seguir amamantando a su niña todo el tiempo posible mientras que en la residencia se le insistiera en que suprimiera la lactancia.

Desde hospitales públicos como el 12 de Octubre se han puesto en marcha iniciativas como el banco de leche, que permite la donación de leche materna para niños prematuros, enfermos que no tienen madre o cuya madre no puede dar leche propia. Igualmente tienen un servicio de voluntariado para garantizar que los bebés abandonados puedan beneficiarse del método canguro que supone un contacto piel con piel bebé-adulto. Sería muy bueno que pudieseis conocer dichas experiencias e incluso iniciar proyectos de formación y colaboración conjuntos para unificar criterios.

Confío en que se permita a madre e hija reunirse lo antes posible, es decir, hoy mismo, y que todos podamos aprender y mejorar nuestra atención a madres y familias después de este caso. Quedo a disposición vuestra y del IMMF para colaborar en todo lo posible como psiquiatra infantil que soy. Remito copia de esta carta a la gerencia del IMMF, con la confianza de que mi opinión profesional sirva para disminuir las posibles secuelas de esta niña ingresada en vuestro centro.

Atentamente,

Dra Ibone Olza
Psiquiatra Infanto-juvenil

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