31 de agosto de 2011

La vuelta al cole

Por Ileana Medina Hernández

Para K. y su bebé,
con amor,
tomes la decisión que tomes,
tómala desde el corazón.
Estará bien.
El problema es de toda la civilización.


Una gran y bella amiga, con un bebé de 4 meses, me comenta sobre su vuelta al trabajo, y las grandes e importantes decisiones que tomar: si mandar todo al carallo, perder el trabajo y quedarse con su bebé; si elegir  que se lo cuiden en su casa, si elegir guardería cerca de su casa o cerca de su trabajo... en fin... ese dilema al que nos enfrentamos la mayoría de las madres cuando nos toca separarnos de nuestros bebés.

El miedo a perder el trabajo, a quedarnos fuera del circuito laboral, y luego, más tarde, darnos cuenta de que necesitamos un espacio para una, un lugar donde salirse de pañales y lavadoras, un espacio y un momento para una misma, un entorno de contacto social... y la posibilidad, en el mejor de los casos, de sentirnos profesional y socialmente valoradas (además de la necesidad económica). Todos los motivos por los que una mujer decide llevar a su bebé a una guardería y reincorporarse el trabajo son válidos.

Para mi, la hora de levantar, vestir y llevar a mi hija a la guardería y al cole ha sido muy angustiante desde el principio. Todo el año, todas las mañanas... desde tan pequeñita.

Con el tiempo, y más lentamente de lo que hubiera querido, me he dado cuenta de que esa angustia es natural, lógica y biológicamente sana: son muy pequeños para meterlos desde ya en los horarios, los madrugones, el coche, la maquinaria del sistema... además de la deprivación afectiva a la que se les somete a los bebés en una etapa donde lo único que necesitan es leche y cuerpo maternantes todo el tiempo. Hay que escuchar y no reprimir la angustia de las madres.

Más tarde aún, me he caído del guindo y me he dado cuenta de que precisamente la escolarización, y más aún la escolarización temprana, es el mecanismo por el cual el sistema, la civilización, la cultura, nos sustrae, nos convierte, nos "educa", nos separa de la naturaleza y de nuestros deseos y emociones, obligándonos a cumplir con el "deber", la disciplina, etc... nos convierte en futura mano de obra, desde todos los puntos de vista, también el emocional e inconsciente, que es el más importante.

Para mí, este dilema, el dilema del cuidado de los niños, de las guarderías, de la escolarización, del momento y del modelo de escolarización, es el PROBLEMA MÁS IMPORTANTE DE NUESTRA CULTURA. Es el problema filosófico fundamental que ha arrastrado el hombre desde los orígenes de la civilización: el dilema entre la naturaleza y la cultura. Todo el peso de ese eterno conflicto humano, del que tanto se ha hablado en la literatura y en la filosofía, cae sobre una madre puérpera y lactante en el momento de separarse de su hijo, para ir a trabajar.

Cuando el gobierno dice "haremos más guarderías", (y no dice aumentaremos las bajas m(p)aternales) no está diciendo una cosa más. Está definiendo un modelo social y cultural. Un modelo "civilizatorio" y cuasi universal en el que las emociones, los deseos, los placeres, el amor... quedan supeditados desde el principio mismo de la vida, en función del modelo económico-productivo.

La gente común intuye que es mucho más fácil destrozar nuestro sistema emocional desde el principio. Por eso te dicen "no cojas al bebé en brazos que se acostumbra".  Por eso, articulamos y construimos socialmente un sistema en que lo normal sea llevar a los bebés a guarderías, day-care, jardines, etc... y en el que las madres debemos reprimir la "culpa", el malestar que sentimos, y decirnos a nosotras mismas: estará bien, se socializará, aprenderá muchas cosas... y todas esas mentiras piadosas que nos creemos para seguir respirando.

En lo personal, siento que si tengo otro bebé no lo llevaría a la guardería tan pronto ni loca. Mi hija ya ha cumplido los 4 años, y siento que la vuelta al cole sigue siendo angustiosa para mí. Cada vez que pienso en obligarla a levantarse tan temprano, a vestirse, en invierno, con frío, y dejarla a las 8 y media de la mañana allí, no puedo evitar que algo profundo dentro de mí se remueva. Los argumentos favorables que me doy y me dan, no me quitan la angustia, que más quisiera. Para compensar esa angustia creo que he escrito este blog, como canalizador, como terapia.

Lo peor, es que ahora ya, con 4 años, no siento que quedarme con ella en casa (sí lo hubiera sido con menos de 2 ó 3 años, desde luego) sea mejor para ella. Hay una pequeña cantidad de familias que encuentran en el homeschooling la solución. Tanto desde el punto de vista económico, como intelectual, como emocional, como socializador, son y se sienten capaces de ofrecer a sus hijos esa atención integral y personalizada ellos mismos. En nuestras circunstancias, no siento que quedarme todo el día en casa con la niña sea tampoco viable ni para mí ni para ella. Es así, y tengo que admitirlo, aceptarlo, aprender a ver los lados buenos, y aprender a fluir... desde el punto en el que estoy. Confiar en que el entorno emocional e intelectual que ofrecemos en casa es y será suficiente para compensar en mucho o en algo los agujeros emocionales e intelectuales del colegio.

Estoy ahora, tras la etapa de grandes descubrimientos que me trajo la maternidad, en fase de trabajar la ACEPTACIÓN, la aceptación de ciertas cosas que de momento no puedo cambiar. Aquella sabiduría para distinguir entre lo que sí puedo cambiar y mejorar desde mi interior, y lo que tengo que aceptar, para vivir fluyendo, felices y agradecidos por lo que sí tenemos.

22 comentarios:

  1. Ais!!! Te leo y parece que estás escribiendo mis sentimientos ;-( Tienes toda la razón, duele y debemos ser fuertes para aprender de la situación y darles lo mejor posible de la mejor forma que sabemos. Al menos, nos queda el consuelo de que hacemos todo por ellos, por nuestros pequeños...TODO Y MÁS!!! ;-D

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  2. Pienso en cuando tenga que dejar a mi hija, separarme de ella, y se me cae el alma a los pies. Entiendo lo que dices, difícil decisión. Quiero pensar que le compensaremos en casa por todo lo que le falte fuera.

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  3. Ileana, me sineto muy identificada con tus palabras.. yo, como tu, lleve a mi niña de 3 años a la guarde para incorporarme al trabajo despues de la baja. Siempre lo he llevado fatal, y la culpa todavia la siento hoy en dia. Ahora que estoy de excedencia (despues del nacimiento de su hermanito) me he planteado el no llevarla este curso al cole pero tampoco me veo capaz de salir de esa rueda aunque sea momentaneamente. Vamos! que has descrito a la perfeccion mis sentimientos.

    Por otro lado, el darse cuenta de lo que "hacen" con nosotros, como nos manipulan! Me da escalofrios..

    Me quedo con eso que has dicho "Hay que escuchar y no reprimir la angustia de las madres". Espero que este post te haya servido para aliviar esa penita que nos has mostrado.. hoy has escrito desde muy adentro y se nota. Gracias y un fuerte abrazo!

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  4. Ileana...muchisimas, un millón de gracias por esa reflexión y por todo! No hay dudas de que es como lo dices, absolutamente de acuerdo contigo. Creo que nunca la sociedad actual se nos muestre tan transparente en sus mecanismos perversos como en esto de los niños, las guarderias...El alma pide ser auténtica, expandirse, buscar sus trillos siendo madre, mujer, amiga y no sé cuantas cosas más pero ante ese ser indefenso, nuestro bebé entra en juego toda otra trama y ahi si que nos llega lejos, más allá incluso de nuestra alma que, hasta hoy, se centraba en la necesidad "egoista" del ser...ahora en su expansión siente a ese bebé, ese amor impoluto y sagrado y no sabe cómo, dónde ponerlo con toda su profundidad y su verdad! No, no hay que sentir culpas pero cualquier decisión queda tan lejos de lo que deberiamos ser o hacer, al menos parcialmente!
    Gracias otra vez, habrá soluciones porque lo sagrado es inmenso y coopera con el amor!

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  5. Tienes mucha razón. La escuela está muy bien, pero a partir de cierta edad. Yo lo he obsrvado con mi hijo, fue desde el año 3 horas durante dos años. Sinceramente, creo que no se adaptó nunca. El P3, cuando ya tuvo 3 años, también le costó pero a mitad de curso encontró la parte bonita de la amistad y del aprender muchas cosas interesantes. Yo creo que hasta los 3-4 años los niños deberían estar en casa. Es cierto que la estimulación temprana es importante ( mi hijo realmente aprendió muchas cosas ) pero se podría hacer en casa o con las madres más cerca de ellos.
    Hace poco hice una entrada un tanto problemática titulada "el fin justifica los medios" en la que recordé que los derechos de las muejres "puede" que estén pisoteando los derechos de los niños a estar con sus madres.

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  6. Antes que nada, felicitaciones por el blog y en particular por este post. Llegué por casualidad y encuentro una grata sorpresa.
    Con relación a lo que dices, evidentemente es un tema instalado y que crece conforme nuestras preocupaciones. Creo que vamos aprendiendo según vamos viviendo, con inseguridades y dudas pero sobre todo con intuición (¿hay otro modo?)
    En lo personal diré que me encontré en la situación de dejar a mi bebé de 3 meses en la guardería durante 9 horas diarias.
    Por mi condición de inmigrante sin familia, tanto mi marido como yo fuimos (y él aún lo es), esclavo de su trabajo. Encontré como mejor solución la de enamorarme de la guardería y esperar lo mejor de su personal. Funcionó, la confianza mutua la transformó en su segundo hogar.
    Sintetizaré: hoy estoy fuera del circuito laboral y me pesa, pero mi hijo de 7 años ha tenido las vacaciones que merecía, ha descansado, dormido y jugado con total ausencia de presiones.
    Creo que para él esto ha sido positivo, no sé que ocurrirá más adelante pero en todo caso, siempre que se pueda, el sentido común suele ser el mejor de los sentidos.
    Saludos!

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  7. Ileana,
    Comparto tu angustia. Aisss, es dificil ir a contracorriente en una sociedad en la que todo esta preparado para seguir produciendo, en la que es complicado salirse del sistema, en la que mayoritariamente hay que optar por realizarse profesionalmente, o como madre, en la que, dinero a parte, es dificil conciliar...
    Nosotros de momento vamos tirando, repartiendonos trabajo y tiempo para no escolarizar al peque al menos hasta los tres años y, aún haciéndolo desde las entrañas ahora, que practicamente todo el mundo comienza la vuelta al cole me pregunto si será lo mejor para él, si lo convertiré en un raro...cosas de mi adiestramiento social ;-(
    Menos mal que luego te leo y me recoloco. Gracias por este post
    Abrazos de aceptación!

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  8. Amiga, tienes toda la razón del mundo. Te leo desde hace tiempo. Pero... Si me permites unas pequeña sugerencia... Siempre publicas las mismas cosas, las mismas temáticas... Está superinteresante, y tu blog es maravilloso, pero ya me aburre un poquillo... Un abrazo de amor y de luz inmenso para ti, bendiciones ; -)

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  9. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Yo también me enfrenté a esos dilemas al tener a mi primer hijo, al final no me quedó más remedio que volver a trabajar (eso sí, me reduje la jornada todo lo que pude). El año pasado, cuando nació mi hija, lo tuve clarísimo, y aquí sigo, disfrutando de una excedencia que espero alargar todo lo posible.

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  10. Criterios sabios.Nuestra sabiduria interna es preciosa, respetándola crecemos y fluimos.

    saludos.

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  11. Gracias, Ileana, sobre todo se agradece la sinceridad con la que te enfrentas a esos sentimientos encontrados. La sinceridad ante ti misma.

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  12. Yo deje mi trabajo cuando nació mi tercer hijo, ese sentimiento del que hablas me devoraba por dentro. El tercero nació en casa y lo paró todo, hasta mi trabajo. Así llevo 5 añitos y no lo he escolarizado a él ni a los dos que han venido despues. Fue una decisión que me alivió el alma y me siento feliz por ello.
    Económicamente se nos está haciendo muy dificil tirar y a menudo hemos de pedir ayuda a nuestros padres, que por otro lado no estan muy de acuerdo con nuestra forma de entender la crianza.
    Y luego no es facil pasar las 24 horas en crianza, muchas veces enriquecedor , otras tantas muy duro. Es muy cansado tener solo lenguaje infanti, a veces creo que ya no se relacionarme con adultos, me siento extraña y depués, cuando el cansancio te pone al limite aparecen los gritos, los enfados, los castigos... piensas ¿y no estarían mejor en el cole que viendo a su madre echa una energumena? Por lo menos no sería su fugura de apego más importante la que les castrara.

    En fin, que como tienes escrito al principio, si la decisión está tomada desde el corazón, es la mejor decisión.

    Te agradezco que nos enseñes a mirar de frente nuestros verdaderos sentimientos y a dejar las justificaciones que ponemos para quien se las crea o las necesite.

    Un enorme abrazo, Dara

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  13. Es sabia tu actitud de fluir, criticamente, sí pero sin permitir que mengüe la alegría, que no nos amargue esa situación indeseable.

    Dicen que los únicos que salieron psicologicamente estables de Auschwitz fueron los que consiguieron adaptarse. En fin, la comparativa no es muy afortunada.

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  14. Que angustia se nota, a traves de lo que escribis. Yo no volvi a trabajar, me quede en casa con mi peque, no hubiera podido dejarlo. Creo que si economicamente hubiese sido absolutamente necesario, hubiera buscado un trabajo donde pudiera tenerlo conmigo, aunque ganara menos. Ojalá pueda elegir bien lo que sea conveniente para ellos y estar tranquila con la eleccion.

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  15. De a cuerdo, ese es un temazo. He escrito sobre el, creo que cuando la escolarización se hace en el tiempo que debe ser es disfrutable vara ambas partes.
    Entiendo que algunas madres deben salir a trabajar y el sentimiento de dejarlos tan pequeños es angustiante, pero es algo que aplaudo, ser mamá y salir a trabajar son un extra vara toda mujer, venga que lo haces de maravilla :]
    abrazos!

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  16. Ile:
    Mira que "casualidad" vengo a leer este post justo HOY que es mi último día en mi trabajo. Un trabajo en el que el próximo mes cumpliría 6 años, un trabajo que me ha dado muchas cosas muy buenas pero que también me mantiene separada de mi hijo 10 horas o más al día.

    En México nos vemos forzadas a dejar a nuestro hijo al mes y medio para regresar al trabajo, sabes? esa es nuestra "gran" baja maternal. No existen las excedencias ni las negociaciones ni nada. O regresas al mes y medio o renuncias.

    Jamás estuve convencida de regresar, recuerdo que un mes antes de regresar al trabajo lloraba absolutamente todos los días, "algo" me decía que no era correcto ni normal dejar así a mi hijo en manos de alguien más. Regresé porque finalmente eso es "lo que todas hacen", "lo normal", "porque entonces para que estudié", "porque tenía una gran carrera y posición dentro de la empresa", "porque seguramente ese sentimiento de angustia pasaría y todos nos acostumbraríamos". Mi hijo se quedo a cargo de mi madre y yo de regreso al trabajo. Y que crees? Ese sentimiento de angustia y de no estar haciendo lo correcto jamás se fue!

    Comencé a darle vueltas a la idea de dejar el trabajo a principios de año, después de muchos meses de estira y afloja finalmente mi marido estuvo de acuerdo. Dejar el trabajo implicará para nosotros como familia sacrificios de todo tipo pero estoy segura de que no me arrepentiré! Regresare a estar a cargo de mi hijo al 100% a sus 21 meses de nacido. A lo que voy es que nunca es tarde para cambiar el rumbo.

    Combinar lactancia con una separación de más de 10 horas diarias no fue nada fácil más ha sido una prueba de la que salí triunfante y así seguimos. Hoy es mi último día de extracción en el trabajo.

    Ya te lo he dicho antes pero te lo digo de nuevo, te quiero dar las GRACIAS porque tu blog me ha motivado en muchos aspectos (en exigir una sala de lactancia en mi trabajo, por ejemplo). TU eres parte de un grupo de gente que me ha hecho reconsiderar muchas cosas, empoderarme y atreverme a hacer lo que mi corazón me pide a gritos. Te quiero Ileana, no tienes ni idea de todo lo que me has ayudado en la distancia.

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  17. ¡Cómo te comprendo!... Tanto como tú a mi.
    Un beso.

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  18. El problema gordo es que quedarse en casa sola con los hijos tampoco es lo natural.

    Un beso grande, grande. No te digo que al final te resignas, pero sí que ellos son unos supervivientes. El truco es seguir compensando.

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  19. La educación en casa es una opción viable pero muy desconocida en nuestro país. Yo vivo feliz con mi pareja y mis dos hijos de 9 y 7 años, que no están escolarizados. Aprenden día a día acompañados por sus padres, atentos y respetuosos, y tienen muchos amigos, de su edad y de otras. Los tuve en educación infantil y sufrí mucho. No me gustaba el régimen de fichas, las escasas salidas al patio, la desnudez del patio, el sistema de castigo disfrazado de "rincón de pensar" (eso es el rincón de toda la vida), el sistema de recompensas externas al trabajo en sí con las caritas de colores, la presión de los iguales, las jerarquías entre los grupos, las profesoras que no se enteraban de estas dinámicas o no le veían problema. La idea de que "los niños son así" es lo mismo que la de que un bebé llora para manipularte. Los niños son así cuando están encerrados en un aula rodeados de otras 24 personas nacidas el mismo año, lejos de las personas con las que ha construido una relación de apego, sometidos a una disciplina de autoridad, la del profesor.
    Me parece que estos sentimientos no se deberían reprimir, pero vivimos en una sociedad en que los lazos estrechos y el amor incondicional se ven como una tara. Sin embargo, tu hija no los verá como tara, porque será una persona fuerte y confiada que cuenta con el respeto y el apoyo de su madre.

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  20. Gracias, gracias de todo corazón, a todos por los ánimos y las buenas energías.

    El cole comenzó, y la angustia va pasando, la niña está contenta, y el que no se consuela es porque no quiere :-)

    Un abrazo a tod@s y muchas gracias por la empatía y por vuestra presencia!

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  21. Ileana, qué bien has descrito mis sentimientos, dudas y reflexiones. Estoy contigo en todo este post. Tengo dos nenes, el primero tuve que dejarle en la escuela con 5 mesecitos y me costó...pero menos que con el segundo. He cambiado, he crecido como madre y he cambiado muchas de mis creencias. Hoy he dejado al segundo en la escuela, con 13 meses, y me ha costado mucho mas que con el primero. Los 12 bebés restantes estaban sentados sin moverse en la mesa y se me ha quedado esa imagen en la retina.

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  22. La vuelta al cole para los más pequeños es un emocionante viaje lleno de descubrimientos y aventuras. Prepararlos con entusiasmo y rutinas ayuda a convertir este regreso en una experiencia positiva.

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