31 de agosto de 2011

La vuelta al cole

Por Ileana Medina Hernández

Para K. y su bebé,
con amor,
tomes la decisión que tomes,
tómala desde el corazón.
Estará bien.
El problema es de toda la civilización.


Una gran y bella amiga, con un bebé de 4 meses, me comenta sobre su vuelta al trabajo, y las grandes e importantes decisiones que tomar: si mandar todo al carallo, perder el trabajo y quedarse con su bebé; si elegir  que se lo cuiden en su casa, si elegir guardería cerca de su casa o cerca de su trabajo... en fin... ese dilema al que nos enfrentamos la mayoría de las madres cuando nos toca separarnos de nuestros bebés.

El miedo a perder el trabajo, a quedarnos fuera del circuito laboral, y luego, más tarde, darnos cuenta de que necesitamos un espacio para una, un lugar donde salirse de pañales y lavadoras, un espacio y un momento para una misma, un entorno de contacto social... y la posibilidad, en el mejor de los casos, de sentirnos profesional y socialmente valoradas (además de la necesidad económica). Todos los motivos por los que una mujer decide llevar a su bebé a una guardería y reincorporarse el trabajo son válidos.

Para mi, la hora de levantar, vestir y llevar a mi hija a la guardería y al cole ha sido muy angustiante desde el principio. Todo el año, todas las mañanas... desde tan pequeñita.

Con el tiempo, y más lentamente de lo que hubiera querido, me he dado cuenta de que esa angustia es natural, lógica y biológicamente sana: son muy pequeños para meterlos desde ya en los horarios, los madrugones, el coche, la maquinaria del sistema... además de la deprivación afectiva a la que se les somete a los bebés en una etapa donde lo único que necesitan es leche y cuerpo maternantes todo el tiempo. Hay que escuchar y no reprimir la angustia de las madres.

Más tarde aún, me he caído del guindo y me he dado cuenta de que precisamente la escolarización, y más aún la escolarización temprana, es el mecanismo por el cual el sistema, la civilización, la cultura, nos sustrae, nos convierte, nos "educa", nos separa de la naturaleza y de nuestros deseos y emociones, obligándonos a cumplir con el "deber", la disciplina, etc... nos convierte en futura mano de obra, desde todos los puntos de vista, también el emocional e inconsciente, que es el más importante.

Para mí, este dilema, el dilema del cuidado de los niños, de las guarderías, de la escolarización, del momento y del modelo de escolarización, es el PROBLEMA MÁS IMPORTANTE DE NUESTRA CULTURA. Es el problema filosófico fundamental que ha arrastrado el hombre desde los orígenes de la civilización: el dilema entre la naturaleza y la cultura. Todo el peso de ese eterno conflicto humano, del que tanto se ha hablado en la literatura y en la filosofía, cae sobre una madre puérpera y lactante en el momento de separarse de su hijo, para ir a trabajar.

Cuando el gobierno dice "haremos más guarderías", (y no dice aumentaremos las bajas m(p)aternales) no está diciendo una cosa más. Está definiendo un modelo social y cultural. Un modelo "civilizatorio" y cuasi universal en el que las emociones, los deseos, los placeres, el amor... quedan supeditados desde el principio mismo de la vida, en función del modelo económico-productivo.

La gente común intuye que es mucho más fácil destrozar nuestro sistema emocional desde el principio. Por eso te dicen "no cojas al bebé en brazos que se acostumbra".  Por eso, articulamos y construimos socialmente un sistema en que lo normal sea llevar a los bebés a guarderías, day-care, jardines, etc... y en el que las madres debemos reprimir la "culpa", el malestar que sentimos, y decirnos a nosotras mismas: estará bien, se socializará, aprenderá muchas cosas... y todas esas mentiras piadosas que nos creemos para seguir respirando.

En lo personal, siento que si tengo otro bebé no lo llevaría a la guardería tan pronto ni loca. Mi hija ya ha cumplido los 4 años, y siento que la vuelta al cole sigue siendo angustiosa para mí. Cada vez que pienso en obligarla a levantarse tan temprano, a vestirse, en invierno, con frío, y dejarla a las 8 y media de la mañana allí, no puedo evitar que algo profundo dentro de mí se remueva. Los argumentos favorables que me doy y me dan, no me quitan la angustia, que más quisiera. Para compensar esa angustia creo que he escrito este blog, como canalizador, como terapia.

Lo peor, es que ahora ya, con 4 años, no siento que quedarme con ella en casa (sí lo hubiera sido con menos de 2 ó 3 años, desde luego) sea mejor para ella. Hay una pequeña cantidad de familias que encuentran en el homeschooling la solución. Tanto desde el punto de vista económico, como intelectual, como emocional, como socializador, son y se sienten capaces de ofrecer a sus hijos esa atención integral y personalizada ellos mismos. En nuestras circunstancias, no siento que quedarme todo el día en casa con la niña sea tampoco viable ni para mí ni para ella. Es así, y tengo que admitirlo, aceptarlo, aprender a ver los lados buenos, y aprender a fluir... desde el punto en el que estoy. Confiar en que el entorno emocional e intelectual que ofrecemos en casa es y será suficiente para compensar en mucho o en algo los agujeros emocionales e intelectuales del colegio.

Estoy ahora, tras la etapa de grandes descubrimientos que me trajo la maternidad, en fase de trabajar la ACEPTACIÓN, la aceptación de ciertas cosas que de momento no puedo cambiar. Aquella sabiduría para distinguir entre lo que sí puedo cambiar y mejorar desde mi interior, y lo que tengo que aceptar, para vivir fluyendo, felices y agradecidos por lo que sí tenemos.

24 de agosto de 2011

La pregunta básica

Por Ileana Medina Hernández

«EL ENTORNO EN QUE NOS HEMOS CRIADO LA MAYORÍA DE LOS SERES HUMANOS DURANTE LOS MILENIOS QUE CONOCEMOS DE CIVILIZACIÓN HA SIDO UN ENTORNO HOSTIL»


El libro del Dr. Spock cumple 65 años
de publicado con más de 50 millones de
ejemplares vendidos.

Hoy he oído hablar del Dr. Spock. Su nombre me sonaba (seguramente lo cita Carlos González en el recorrido que hace en Bésame Mucho) pero no tenía claro quién era.

Me entero de que su Libro del sentido común del cuidado de bebés y niños (1946) es uno de los best-sellers más importantes de la historia, con más de 50 millones de ejemplares vendidos en una multitud de idiomas.

El Dr. Spock fue uno de los primeros pediatras que con su lema "sabes más de lo que crees" ayudó a empoderar a las madres, a que confiaran en su instinto maternal, y no tuvieran miedo de besar, abrazar o coger en brazos a sus hijos y no dejarlos llorar... Fue uno de los primeros en plasmar que la crianza no era una cuestión de medicina ni de ciencia (aunque en este mundo necesitemos tirar de la ciencia para validar la "verdad"), sino más bien una cuestión de humanismo, de antropología, de cultura, de opinión, de sentimientos...

Sobre su obra, por supuesto, se alzó la polémica. La misma polémica que sigue hoy viva y sangrante, sobre la cuestión de la educación de los niños, la permisividad, el respeto, etc... Incluso le han llegado a acusar de destruir a América, responsabilizándolo hasta de ¡los atentados del 11 de septiembre! El miedo y la estulticia de la humanidad no tienen límites.

La polémica entre crianza respetuosa-crianza autoritaria, Spock-Ferber, Carlos González-Estivill... es antigua, me atrevería a decir que tan antigua como el mundo.

Porque la base de esta polémica es en realidad filosófica. Cuando leo las opiniones que se vierten una y otra vez sobre este asunto, me doy cuenta de que quienes defienden una educación autoritaria, de tipo conductista-represiva, inconscientemente, parten de la base de que EL SER HUMANO ES AGRESIVO, caótico, destructivo, por naturaleza. Quien piensa que la mano dura es necesaria está suponiendo que el ser humano es intrínsecamente malo, y que una educación represiva-restrictiva, para mantener a raya esa agresividad, es necesaria. Desconfía de la naturaleza y cree necesaria la "cultura", la educación, para encauzarla hacia el bien, el orden y los valores.

En realidad, la PREGUNTA BÁSICA, la que está en el transfondo de todo es:

¿EL SER HUMANO ES MALO-AGRESIVO-CAÓTICO-VIOLENTO por naturaleza (y por tanto hay que "moldearlo", reprimirlo, EDUCARLO para que sea bueno) O EL SER HUMANO SERÍA BONDADOSO-GENEROSO-SOCIABLE Y POR TANTO LA CRIANZA DEBE BASARSE EN LA COMPAÑÍA, EL AMOR Y EL RESPETO, Y NO EN LA REPRESIÓN AUTORITARIA?

La respuesta a esa pregunta es compleja, e implica un posicionamiento filosófico. Recuerdo cuando me enseñaban filosofía marxista y la primera lección comenzaba por aquel PROBLEMA FUNDAMENTAL DE LA FILOSOFÍA, que consistía en ser materialista o idealista, partir del objeto o del sujeto.

Todas las disciplinas humanísticas parten de un problema similar. En Economía, por ejemplo, es el problema entre el liberalismo y el intervencionismo. En Política, la izquierda y la derecha. Hay razones "científicas", éticas, lógicas, hasta familiares...  para posicionarse a un lado o al otro. Pero muy probablemente la razón por la que optamos por una u otra sea inconsciente.

Multitud de filósofos a lo largo de la historia se han posicionado de una u otra parte. Unos han pensado que "el hombre es lobo del hombre" (Hobbes, sobre una cita de Plauto), otros que "la única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a ninguna" (Rousseau).

En general, desde dentro de la cultura patriarcal, casi todos hemos percibido la existencia del MAL, del "pecado original", de una pulsión perversa en los seres humanos, un instinto destructivo, un ansia guerrera o maltratadora que haría falta de algún modo reprimir, encauzar, educar, legislar... para hacer posible la convivencia.

El mismo Freud era de esa opinión, y su teoría de la represión se convirtió así en el centro de todo el psicoanálisis clásico. En su famosa correspondencia con Einstein "¿Por qué la guerra?" acerca del origen y la naturaleza de la violencia humana, queda claro que para Freud la agresividad era innata en el ser humano (y en eso consistía básicamente el "malestar en la cultura", en la necesidad social de reprimir esa agresividad).

Einstein también concordó con la teoría de la represión de Freud. Al lanzarle a Freud sus preguntas sobre la naturaleza de la guerra, Einstein se respondió a sí mismo: "Sólo hay una contestación posible: porque el hombre tiene dentro de sí un apetito de odio y destrucción. En épocas normales esta pasión existe en estado latente, y únicamente emerge y se desencadena como acto efectivamente destructivo en circunstancias inusuales; pero es relativamente sencillo ponerla en juego y llevarla hasta su exaltación en el poder de un delirio o una psicosis colectiva. Aquí radica, tal vez, el quid de todo el complejo de factores que estamos considerando, un enigma que el experto en el conocimiento de las pulsiones humanas puede resolver." (Carta de Einstein a Freud, Caputh, 30 de julio de 1932).

El "experto en pulsiones humanas", entre las que se encuentra la destructiva, reafirmó: "cuando los hombres son exhortados a la guerra, puede que en ellos responda afirmativamente a ese llamado toda una serie de motivos, nobles y vulgares, de aquellos que se suelen ocultar y que se callan, y de aquellos que no hay reparo en expresar en voz alta. No nos proponemos desnudarlos todos aquí. Ciertamente se cuentan entre ellos el placer de agredir y destruir, e innumerables crueldades de la Historia y de la vida cotidiana confirman su existencia y su fuerza." (Respuesta de Freud a Einstein, Viena, 2 de septiembre de 1932).

Muy probablemente, mientras más reprimido y violentado haya sido un ser humano en su propia infancia, más tendencia tendrá a creer en la violencia innata (inconscientemente la habrá desarrollado en su propio cuerpo y en su propio cerebro). Sentirá, consciente o inconscientemente, "el placer de agredir y destruir" dentro de sí mismo. Y por tanto también más probabilidad tendrá de pegar a sus propios hijos, a ser belicista, y a posicionarse del lado de las teorías que propugnan más autoridad, un "cachete a tiempo", métodos conductistas de adiestramiento, control, mano dura, etc.

En medio de toda esa madeja psico-social,  funcionan los mitos que la civilización-cultura-patriarcado se inventó a lo largo de los siglos para asociar simbólicamente la naturaleza y lo salvaje con lo violento, con la barbarie y con el caos, de modo que sospecháramos siempre de lo que es natural, femenino, cíclico, líquido, nocturno, oculto, emocional o visceral.

Lo que las teorías post-patriarcales y la neurología vienen a sugerir en el siglo XXI es algo que también algunos filósofos, sabios y seres excepcionales han intuido a lo largo de la civilización: el hombre es fundamentalmente bueno SI SE CRÍA CON AMOR.

No somos buenos ni malos por naturaleza. La agresividad es una posibilidad natural, sí. Una posibilidad que se desarrolla sobre todo, cuando el ser humano es gestado y criado en sus primeros años en un entorno hostil. Si nos desarrollamos en un entorno árido, deficitario, la agresividad se vuelve una herramienta útil en la lucha por la supervivencia.Y nuestro sistema emocional, nuestra red neuronal, nuestro cerebro, empapado en desconfianza, estrés y MIEDO, utilizará la agresividad y la violencia como un mecanismo adaptativo, defensivo, de supervivencia.

Lo que sucede es que el entorno en que nos hemos gestado y criado la mayoría de los seres humanos en los milenios que conocemos de "civilización, de "cultura", ha sido precisamente hostil. Un entorno hostil, que por universal, nos ha parecido "natural". Pero que no lo es. Es Matrix. Es la "mentira universal" de Camus.

La civilización patriarcal, al basarse en el control sobre el territorio, los recursos y la guerra para obtenerlos, y al tener cautiva a la mujer (primer hábitat donde todo ser humano es gestado, parido y amamantado), crea una cultura represiva que se transmite de generación en generación, donde todos somos gestados, como mínimo, en un útero espástico (el útero de las mujeres en la sociedad patriarcal está contraído, como bien explica Casilda Rodrigañez en sus textos); nacemos en condiciones de violencia (partos violentos, en posición horizontal, los bebés extraídos a la fuerza y alejados de la madre nada más nacer); somos criados en los primeros meses en condiciones de estrés, solos en carritos, cunas, sin pecho ni cuerpo materno; y finalmente educados en condiciones de (f)rigidez, violencia, autoritarismo, castigos y abusos horribles de todo tipo a lo largo de la historia, como bien describió el historiador Lloyd deMause.

Lo que proponen las más recientes teorías del apego, del vínculo, del continuum, de la crianza respetuosa, de la salud primal... es: ¿QUÉ PASARÍA SI COMENZAMOS POR GESTAR A LOS BEBÉS CONSCIENTEMENTE, en cuerpos de mujeres libres, conscientes, no reprimidas sexualmente, empoderadas; SI LOS DEJAMOS NACER EN LIBERTAD Y RESPETO; si respetamos nuestras pautas de acción fija mamíferas; si no separamos a los bebés de las madres, si les respetamos la fase de exterogestación, si satisfacemos sus necesidades evolutivas de compañía para dormir, de atención, de cariño, de mirada...; si les acompañamos, aceptamos y amamos tal como son; si finalmente los educamos sin violencia, sin abusos, desde el respeto, la igualdad, la empatía?

La hipótesis es que seres humanos que comiencen y desarrollen así su vida no necesitarían métodos conductistas ni autoritarios para "reprimir" una supuesta tendencia a la violencia ni al caos; no desarrollarían -al menos no en alto grado- enfermedades mentales, neurosis ni mecanismos de propensión permanente para la violencia; serían naturalmente empáticos y felices; serían seres humanos íntegros con el amor empapando su conciencia y cada célula de su cuerpo;  desarrollarían los mecanismos neurológicos, emocionales y sexuales necesarios para derramarse en placer y complacer hacia los otros... PERO....  a la vez difícilmente podrían ser sumisos, dominados, utilizados como soldados, como esclavos o como mano de obra barata. Y ahí está el quid de la sociedad de la dominación.

__________________
Enlaces muy  relacionados (la misma idea a la que vamos dando vueltas):

Criar seres libres
El problema de la humanidad contado en dos o tres párrafos
El gen de la "mala leche"

15 de agosto de 2011

"Los pechos son deseados porque son símbolos de fertilidad femenina"

Para refrescar el verano y en medio de las vacaciones, reproduzco unos fragmentos del reportaje El mapa del deseo aparecido ayer en el número 1.820 de la revista EL PAÍS SEMANAL.


Brevemente, nos habla del tamaño de los pechos como símbolo de fertilidad femenina (lo que no significa que el tamaño los haga más o menos funcionales) y también de la vulva femenina como "centro biológico e histórico" (incluso en culturas falocráticas).


O sea, una hipótesis muy interesante que siempre he compartido: los órganos sexuales son fuentes de placer y deseo porque primero son órganos reproductivos, y esa es su función primaria: la reproducción de la especie (aunque luego cada cual los use para lo que más le guste). 


Interesante aunque ligero reportaje sobre cómo la neurociencia está investigando el deseo y el placer humanos. Puede leerse completo (sin las ilustraciones que aparecen en la revista en papel) aquí. Además, mencionan a nuestra amiga y lectora de Tenemos Tetas, Susana Moo ;-)

(...)
4. EL PECHO

Desde los enormes senos de la Venus de Willendorf y otros exvotos similares de la edad de piedra, el ser humano ha ligado la fertilidad femenina a estas protuberancias y a su tamaño, como una muestra de "la capacidad reproductiva" de la que hablaba el doctor Janiko Georgiadis. "Su tamaño nos habla de la habilidad para amamantar. Es algo instintivo", comenta Dian Hanson.

Según otra encuesta de la revista Quo del año 2000, es la parte femenina más deseada por los hombres. El volumen del pecho es quizá una de las mayores preocupaciones estéticas de las mujeres. De hecho, el refranero español siempre anduvo sobrado de referencias al tamaño y al poder de convicción irracional del pecho femenino. Y su evocación suele asociarse a cuestiones eminentemente positivas; según el Diccionario del sexo y el erotismo, por ejemplo, la palabra teta tiene un uso coloquial y figurado: "Referido a algo muy bueno".

Sin tanta fuerza, ocurre también en los hombres: el pecho es una de las zonas masculinas más deseadas. Los gimnasios de musculación prometen pectorales fuertes. Y la depilación se encuentra a la orden del día, aunque también existen adoradores del pecho velludo.

(...)

3. EL PENE


Dice Dian Hanson que todos nos sentimos atraídos, en general, por "las cosas que salen hacia fuera". Pero el culto al pene ha tenido sus fases. Y no siempre crecientes. En la antigua Grecia, los actores de teatro solían colocarse un enorme falo para que el público distinguiera a los personajes masculinos. La misma palabra fascinación, por ejemplo, tiene su origen en un amuleto con forma de órgano masculino que los romanos solían guardar para espantar el mal de ojo. Y también en Roma, durante las fiestas en honor al dios Baco, los ciudadanos solían sacar enormes penes en procesión. Esta costumbre existe hoy a varios miles de kilómetros de distancia, en Kawasaki (Japón). Lo llaman el Kanamara Matsuri o festival del pene de metal, durante el cual exhiben un gigantesco órgano por las calles de la ciudad. La tradición se remonta, al parecer, a una epidemia de sífilis ocurrida hace 300 años. Pero entre tanto, salvando la constante adoración hindú al dios Shiva, representado por un miembro redondeado, el pene se ha visto abocado a la pudicia. La cineasta Erika Lust, doctorada en sociología y feminismo, dice que echa en falta más arte que se recree en ciertos aspectos del cuerpo masculino: "El 85% de las pinturas de desnudos colgadas en las paredes de los museos corresponden al cuerpo femenino".

El falo ha pasado siglos oculto. Es tabú y no lo es. En el cine comercial es raro ver un desnudo integral masculino. No es frecuente tampoco que los quioscos vendan revistas para mujeres con enormes falos en la portada. Sin embargo, de los cuatro libros de Taschen dedicados a las partes más eróticas del cuerpo (el culo, el pecho, las piernas y el pene), este último ha sido el más vendido de la colección. Cuenta su editora que solía ver en las librerías a las parejas acercarse y observar el tamaño de los penes inmortalizados en las fotografías. Se reían y cuchicheaban. Pero la mujer se iba y el hombre permanecía atónito, pasando páginas. "Él se siente aún más fascinado que la mujer por el pene. Desde la cuna. Le preocupa el tamaño, si sube o si baja, si se mantiene arriba lo suficiente...".

(...)

6. LA VULVA

O, por decirlo mejor, en palabras de Dian Hanson, "el punto en torno al cual gira todo, el que despierta mayor fascinación. El centro biológico e histórico. Todo ha consistido siempre en introducir el pene dentro de la vagina". No impresiona estéticamente, cierto. Pero también desde las Venus paleolíticas, su representación ha ido ligada al tamaño (la de Willendorf posee unos labios mayores de gran envergadura).

Hablar de la vulva es hablar de su decoración. Se trata de uno de esos "territorios pequeños" que mencionaba la sexóloga Natalia Rubio, a pulir con tatuajes o piercings. Y casi todo, en estos días, gira en torno a su depilación y al tipo de afeitado. Hay referencias del rasurado completo en la mayoría de civilizaciones antiguas, de la egipcia a la griega. Las ladillas tuvieron mucho que ver.

"En la actualidad, a los hombres de 40 ó 50 años les gusta el pelo. Ese era su objetivo adolescente, colarse bajo la falda y tocar pelo. Les pone ver un poquito asomando desde la ropa interior", explica Dian Hanson. El gran cambio se produjo en los noventa, durante la generación pos-sida, con el auge del porno y el miedo extendido a las enfermedades de transmisión sexual. Hanson explica que la mayoría de mujeres rasuradas suelen decir que sin pelo se sienten "más limpias".

Aunque también se está produciendo un movimiento de vuelta al vello púbico; hombres y mujeres que sienten aversión hacia el "sexo de plástico", y que demandan "más pelo, más humedad y que las relaciones tengan ese toque animal y primitivo". Sabe de lo que habla. Su próximo volumen con Taschen tendrá por objeto la vulva. Se la juega: todas las fotografías van con pelo.

4 de agosto de 2011

"El ser humano es un mamífero, inteligente, pero muy dependiente al nacer"

«Buscamos primeramente seguridad y secundariamente alimento»

Reproduzco este precioso artículo de la psicóloga chilena Leslie Power Labbé, publicado con ocasión de la Semana Mundial de la Lactancia Materna 2011:

Vía| Matasanos

Celebramos, algun@s, la Semana Internacional de la Lactancia Materna y por más que he escrito a los distintos medios pidiendo una nota, unos 200 caracteres, no más, para promocionar la lactancia, nadie se ha hecho cargo.

Justo ayer me entero que en un diario digital en Chile (Terra) estoy nominada a MUJER TERRA POR CAUSA. Somos tres mujeres, con causas preciosas, que merecemos llegar a la meta; y me imagino llegando las tres tomadas de las manos ya que el factor común de las causas, es el CUIDADO AMOROSO por el otro.

Cuidado amoroso por el otr@…

El ser humano está 9 meses en el útero materno, en una situación especialmente placentera, todo ahí ocurre sin tener que levantar la mano, la temperatura es perfecta, los ritmos amortiguados, sonidos en frecuencias suaves, alimentado las 24 horas del día. Ese lugar, el útero de nuestra madre, es suave, sin líos, sin obstáculos, todo fluye de esa especial manera que anhelamos cada vez, que de adult@s, entrampad@s, todo nos sale mal y queremos sólo un abrazo y que contengan nuestras lágrimas atragantadas hace varios años…queremos eso, aunque sea un ratito. Queremos calma.

Cuando nacemos, poc@s son los adult@s que piensan en los recién nacid@s, en sus necesidades. La mujer está acostada, desafiando la ley de Newton y desafiando la historia de la humanidad, pero en posición cómoda para el doctor, ese hombre que ha llegado tarde, pero para quedarse a la fiesta de las mujeres. La situación de la sala de parto está pensada para los “profesionales” del parto, no para cubrir las expectativas del recién nacido. ¿Cuáles? Mamá, cuerpo de mamá, voz de la mamá, pecho de la mamá, pezón de la mamá, calostro y luego leche de la mamá. Es decir, necesita sólo mamá y no está pensando en su ropita, ni en la súper cuna, ni en el diseño de moda de las cortinas de las tiendas de Alonso de Córdova. El recién nacido sólo quiere upa mamá, su voz y su seguridad.

Resulta ser que el ser humano es un mamífero, inteligente, pero de los más dependientes de todos, casi 18 a 25 años estamos pegados a nuestras figuras de apego, idealmente nuestros mamíferos progenitores y luego buscamos parejas con las cuales compartimos nuestros cuerpos y camas. Y para más aún, queremos hij@s, es decir, siempre andamos apegados a otros seres humanos que nos brinden amor, seguridad y secundariamente placer, alimento, ropa…si fuese al revés sospeche de ese ser humano. Por lo tanto, buscamos principalmente SEGURIDAD y secundariamente alimento, o usted pensó que el recién nacido que NO es interrumpido en su acople a la madre, ¿nace hambriento? No, no tiene hambre, tiene miedo y necesita urgentemente el pecho de su madre.

Seguridad.

Millones se han gastado en investigaciones en neurociencias, aportes impresionantes y que no saben cómo anhelo, penetren los más rápido posible en los medios, en los Gobiernos y en los accionistas de los Gobiernos. Es muy fácil encontrar información de los beneficios de la lactancia materna y que ella, gracias a las hormonas que ocurren en el proceso, promueven un vínculo de apego.

Busque en http://www.espaciocrianza.cl/ , en google o en mi Facebook, donde somos miles las madres, padres y profesionales intercambiando documentos, artículos, blogs sobre la crianza con apego. Hemos conformado una tribu virtual, a falta de redes de apoyos reales en el mundo real. Todos trabajan… Y sobre políticas públicas de apoyo a la m(p)aternidad, lactancia, crianza y de conciliación con la vida laboral, nada de hablar, eso es para países desarrollados. Esos países que vienen de vuelta de creerse “snob”, donde su gente no está tan preocupada de ser PHD, de pertenecer a tal o cual barrio, esas personas, ya se dieron cuenta que a falta de mamá y papá, buen@s son las compras, drogas, alcohol, ravotril, las dietas, la moda…

Nosotros, usted, ha nacido y ha sido mal tratado, muy poc@s han contado con la suerte de disponer de cuerpo materno un buen rato, por hoy, las madres ofrecen un cuerpo angustiado 84 días, preparándose con la introducción de mamaderas para el retorno al trabajo. ¿Se dan cuenta? No es la guagua la que necesita la mamadera, son los padres quienes necesitan des-apegarse para poder volver al trabajo, en un momento, en que el recién nacido, no lo necesita para su buen desarrollo.

Otr@s cuentan con madres y / o padres que quieren arrancar del contacto estrecho y permanente que reclama su hijo menor de 2 años. Es que en los tiempos que corren son poc@s los que han sido criados con calma, ternura, entrega, leche materna, por lo tanto, frente a ese otro que reclama eso que tampoco tuvimos, mejor, arrancamos y lo dejamos al cuidado de otr@ o de una institución. Es abrumante estar con un hij@ menor de 2 años a solas… estamos muy solos criando.




Nuestros recién nacidos, no están siendo bien tratados, simplemente, porque no se ha querido escuchar lo que las investigaciones y el corazón dicen, ell@s necesitan de nostr@s sus padres, pero nosotr@s sus padres estamos criando, eclipsados por nuestros propios conflictos de desamparo, muchas veces no resueltos y para peor, acompañado del estilo de crianza conductista, pensando en que se cría bien a un hijo como se cría obediente a un perro. Coctel peligro.

No estamos bien tratando. No estamos ofreciendo seguridad. Nos da “lata” escuchar “eso”, porque nos resulta más fácil, el escritorio, el mail, la planilla… y en este saco me incluyo, de hecho, estoy en mi oficina que queda a 10 pasos de mi casa, mientras mi hijo de 2 años 4 meses, duerme su siesta.

Usted cree que un niño o una niña, amada, escuchada, atendida en sus necesidades físicas y de vínculo, que siente que pertenece al equipo perfecto, que nunca molesta, que puede confiar, va a andar disparando y abusando de otr@s. Yo, estoy segura que no.

Estamos en la Semana Internacional de la Lactancia Materna, conducta en extinción de los mamíferos humanos , que sin embargo, es el mejor alimento físico y afectivo, es amor… y cuando uno da amor, lo da no más, no andamos buscando investigaciones que nos digan que está bien dar amor. Se siente.


Leslie Power Labbé, Psicóloga Clínica UNAB. Luego de su postítulo en Psicoterapia Dinámica, Hospital Psiquiátrico Dr. Jorge Horowitz Barak, ingresa a la Sociedad de Psicología Clínica. Con cursos en la Unidad de Intervención Temprana de la Universidad del Desarrollo en Facilitación de la Relación de Apego Seguro madre-bebé: diseño e implementación de talleres. Con experiencia clínica desde 1996 en psicoterapia de adultos, adolescentes y niños con sus padres. En su consulta realiza intervenciones en psico-educación para todas las personas involucradas en la crianza (padres, madres, abuelos, nanas, enfermeras, matronas, profesores) en temas relacionados a: embarazo, patología perinatal, apego en lactantes y preescolares y en crianza afectuosa.

2 de agosto de 2011

Semana Mundial de Lactancia Materna 2011

Por Ileana Medina Hernández

“(…) no devenimos madres necesariamente cuando parimos al niño,
 sino en el transcurso de algún instante de desesperación, locura y soledad
en medio de la noche con nuestro hijo en brazos.
Cuando la lógica y la razón no nos sirven,
 cuando nos sentimos transportadas a un tiempo sin tiempo,
 cuando el cansancio es infinito y sólo nos resta entregarnos
a ese niño que expresa nuestro yo profundo y no logramos acallar,
entonces nuestra madre interior ha nacido.”
Laura Gutman

Reconozco que esto de "semanas mundiales" y "día de" es algo que no me mola mucho. De hecho, estuve pensando dejarlo pasar. En este blog, todas las semanas son de la lactancia materna :-) Además, en pleno agosto, todos estamos pensando en otra cosa, en playita y en desconectar el neocórtex (quizás por eso en España hacen esta celebración en octubre).

Y para más inri, Irene García, en Ser Mamás, ha dicho ya casi todo lo que yo quería decir.



Este año, el lema de la campaña quiere hacer precisamente hincapié en la necesidad de comunicación para el éxito de la lactancia materna.

Y sí, hay que hablar sobre lactancia. Pero no como una prescripción facultativa. La maternidad y la lactancia son un camino para descubrir dentro de nosotras mismas. Para preguntarnos por qué sí o por qué no. Qué sentimos y qué pensamos y qué evitamos. Como una oportunidad única para conocer nuestro cuerpo y nuestra alma, nuestras  emociones; como una oportunidad para revisar nuestras creencias, para recorrer nuestra historia personal, para abrirnos al inconsciente.

El puerperio es un momento único, quizá en ningún otro momento de nuestra vida estaremos tan abiertas para llegarnos hasta el fondo, para conocer la esencia de lo que somos, y la lactancia es algo mucho mayor, algo mucho más grande y profundo que la "mejor nutrición" para nuestros hijos.

Preguntémonos entonces qué nos pasa. Aprovechemos desde el embarazo para empezar a ser sinceras con nosotras mismas. Para hablar con nuestras madres, con nuestras hermanas, con nuestras amigas, con otras mujeres... Para buscar información, para acudir a grupos de apoyo. Para crear redes. Para involucrar a nuestra pareja, a nuestra familia, a nuestro entorno. Para nombrar lo innombrable. Para crecer con nuestro bebé. Para aliviar el desamparo emocional. Para quitarnos las corazas. Para sanar historias.

Quizás no haya otra oportunidad mejor en nuestra vida. Aprovechémosla. Y si no, cualquier momento es bueno. Aunque tus hijos ya sean grandes. O aunque no los tengas ni quieras tenerlos. Ahora mismo es un buen momento.