30 de enero de 2012

Sonetos nerudianos frente a Natalia embarazada



Sonetos nerudianos frente a Natalia embarazada 
(y recordando a mima)



I

Desde el fondo de ti y arrodillado
el niño escucha a Mozart y a Sabina,
oye a las vendedoras del Mercado,
siente el pregón del agua en la cocina.
Desde el fondo de ti y arrodillado
el niño oye tu voz, y se imagina
que es su propio sonido amplificado,
que es él quien canta, tose, habla y camina.
Desde el fondo de ti, acurrucadito,
va intuyendo que el mundo que le espera
tiene música y ruido, arrullo y grito.
Desde el fondo de ti, como si fuera,
un acústico imán, un pedacito
de partitura virgen que naciera.

II

Desde el fondo de ti y arrodillado
el niño oye tu voz y tus latidos,
te va identificando por sonidos,
se queda de esa música impregnado.
Cuando salga de ti, cuando acostado
esté en los blandos y olorosos nidos
que nosotros, con todos los sentidos
puestos en él, hayamos preparado,
tu serás caracola, madre-valva
con su memoria acústica en el vientre.
No te alejes de él, no te separes.
Si no siente tus sístoles, ¿quién salva
la pre-memoria que tejiera entre
la amniótica armonía de tus mares?

III

Desde el fondo de ti y arrodillado,
con un dedo en la boca muchas veces,
el niño oye durante nueve meses
lo dicho, lo pensado y lo soñado.
Desde el fondo de ti y arrodillado
sabe cuándo de gusto te estremeces
y cuándo de disgusto, aunque atravieses
la mágica gordura de tu estado.
Por eso, al darme cuenta, me he sentido
doblemente envidioso y excluido.
De un lado, por lo ajeno que es ser padre.
Y de otro, por tener tan olvidada
gran parte de la música escuchada
arrodillado al fondo de mi madre.

Almería, marzo y 2002
Regalo exclusivo para Tenemos Tetas

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