25 de enero de 2013

Sobre la "hipersexualización" de las niñas

Por Ileana Medina Hernández


"Se han dejado de concebir los vínculos entre quienes emiten los mensajes
 y quienes los reciben únicamente como relaciones de dominación. 
La comunicación no es eficaz sino incluye también 
interacción de colaboración y transacción entre unos y otros"
Néstor García Canclini

En el blog Bebés y Más, líder en la categoría de blogs sobre bebés, crianza y familia, dedicaron hace unos días varios artículos e interesantes entrevistas sobre un tema muy importante que ya viene causando alerta: la "hipersexualización" de las niñas (y en menor medida también de los niños).

A partir de las excelentes aportaciones que realizaron allí las psicólogas Mónica Serrano, Elena MayorgaDiana Sánchez  y Olga Carmona, se me ocurre una reflexión que voy a dejar por aquí.

Lo primero que llama la atención es que la tónica general del análisis se centra en responsabilizar del problema a la publicidad, la industria de la moda, las series de televisión, programas infantiles (Monster High), videojuegos...etc.

Y sí, es cierto que los patrones publicitarios y de consumo describen un panorama de atrocidades que van desde depilar o hacer cirugías estéticas a niñas de 5 años, hasta la explotación de sus figuras como modelos, concursos de belleza, etc... y la venta de ropas, muñecas, accesorios... que convierten a las niñas en pequeñas lolitas casi desde la cuna.

Si bien esto es innegable y no quiero minusvalorar el papel de los medios de comunicación, pretendo aquí reforzar la otra parte de la cuestión: el éxito de la industria publicitaria y de la moda se basa y es posible gracias a nuestra pobre autoestima (a la vez que la refuerza). Como especialista en Teoría de la Comunicación de Masas, pronto aprendí que los medios no son siempre tan poderosos como a menudo creemos: AQUELLO QUE VENDE SE BASA EN AQUELLO QUE SOMOS. Nos duela o no reconocerlo, si la mierda vende, es porque alguien la consume. Y la consumimos porque cumple una función en nosotros: generalmente, una poderosa función ilusoria de creación de autoestima. Aquello que consumimos nos dice lo que somos, o más bien, lo que nos falta. Como decía el sociólogo argentino Néstor García Canclini: "el consumo sirve para pensar". Para pensarnos, sobre todo. No debemos vernos maniqueamente como unas víctimas inocentes de unos siempre malditos, ajenos, todopoderosos y culpables medios de comunicación: recordemos que cada sociedad tiene los medios de comunicación que se merece (y también los líderes y políticos).

¿Dónde está el verdadero caldo de cultivo que permite que nuestras niñas caigan rendidas ante los patrones que proyectan los medios de comunicación, que los necesiten para sentirse queridas e importantes?

Pues creo que, como siempre, la causa última hay que buscarla en nuestras casas, en nuestras formas de crianza, en el ámbito íntimo y doméstico.

Partamos del hecho de que prácticamente el único amor "visible" en nuestra sociedad es el amor sexual. Desde pequeños, nuestros niños y niñas aprenden que quienes duermen juntos son mamá y papá, quienes se besan, quienes se tocan, quienes intercambian contacto físico permanente, son mamá y papá, los novios, las parejas.

Si las niñas (también los niños, pero permítanme usar en este caso el femenino como genérico) no reciben la mirada, el contacto físico que necesitan (que es la única forma tangible del amor), pronto aprenderán que para recibir mirada, para recibir amor, para estar guapas, para sentirse deseadas o miradas, tendrán que comportarse como mamá: maquillarse, ponerse tacones, tener cintura de avispa, moverse sensualmente, etc. (no confundir con el uso del maquillaje y el disfraz como elementos lúdicos normales y sanos).

O sea, para mí la verdadera causa interna del fenómeno está en el entrecruce de dos problemáticas: una crianza poco afectuosa y corporal de las niñas, y el ejemplo de mamá. En otras palabras: si nuestras niñas están hipersexualizadas ¿no será porque también nosotras, sus madres, estamos demasiado plastificadas y desconectadas?

"Es muy importante que las madres sean conscientes de que ellas son el principal modelo femenino de sus hijas y que si ellas se liberan del patrón de hipersexualización, estarán liberando también a sus hijas" afirma la psicóloga Mónica Serrano. "En edades tempranas, los niños aprenden básicamente por imitación, buscan modelos a los que imitar, referentes que les digan cómo comportarse en un mundo para ellos confuso, indescifrable y difícil. Si el mensaje que les llega es el de una sociedad que sobrevalora determinada idea del sexo, ellos la aceptarán como válida y adoptarán el modelo", confirma también Olga Carmona. 
Esos patrones no solo están "ahí fuera", están también en nuestra casa: nosotras, las mamás, somos las primeras víctimas de ellas. Somos las primeras en ponernos zapatos que torturan nuestros pies y deforman nuestras columnas, en depilarnos cada vez más, en ponernos tintes y potingues, cirugías estéticas y tratamientos varios, dietas, gimnasios y mil maneras de agarrarnos a unos patrones de belleza física insanos, exagerados e hipersexualizados. 
Por otro lado, si la crianza corporal no está presente, si las niñas están deprivadas afectivamente desde pequeñas, durmiendo solas, escolarizadas durante muchas horas desde bebés, no siendo amamantadas ni cargadas ni acariciadas, ni acompañadas y sostenidas emocional y corporalmente por madres y padres seguros y maduros... su autoestima se resentirá y se volverán más susceptibles de buscar la aceptación, la mirada y hasta el contacto físico que necesitan, a través de conductas sexuales cada vez más tempranas.

Necesitarán a toda costa la aprobación del grupo y de las amigas (una compañera de trabajo el otro día me contaba que su hija de 14 años, aunque ni siquiera tiene novio aún ni relaciones sexuales, insiste en depilarse totalmente la vulva, porque así lo hacen todas sus amigas). Se volverán más frágiles y dependientes de las modas y de las opiniones ajenas.   Aumentan también sus posibilidades de convertirse en víctimas de abusos sexuales y de depredadores emocionales de todo tipo.

Se sustituye así una sexualidad y afectividad primarias básicas, naturales y sanas, que parten del contacto mamífero con la madre y del sostén de los progenitores; por otra sexualidad falsa, aprendida, creada artificialmente, enfocada únicamente a la sexualidad genital, heterosexual y pornográfica. Servimos en bandeja de plata que las niñas se conviertan en objetos sexuales. Las dejamos desamparadas, con el único recurso de la imitación de las armas de seducción adultas y mediáticas, para atraer sobre sí la atención y el amor que deberían recibir incondicionalmente. 
"Una vida uterina satisfactoria, un nacimiento placentero, unos primeros meses y años de vida en los que se nos cobije y se nos acompañe de forma respetuosa en nuestra autorregulación. Abrazos, mimos, cosquillas, masajes, no dejarnos llorar, cogernos en brazos, dormir sin imposiciones, controlar esfínteres en el momento en el que nuestro cuerpo esté preparado, comer sin presiones, autoexplorarnos sin coacciones, sin ser burlados, mandados o denigrados, etc. van a fomentar que el bebé y el niño sienta amor hacia sí mismo, respeto por sus ideas y por su cuerpo. Fomentar una autoestima alta en nuestros niños, amor y respeto hacia sí mismos, sirve de gran ayuda para prevenir que en su futuro se vean sometidos a los arbitrios de la moda y de la publicidad" explica magistralmente la terapeuta Elena Mayorga. 

Nuestra sexualidad, nuestra autoestima y nuestra salud comienzan desde la vida intrauterina, desde los importantísimos y básicos primeros meses y años de vida. Ahí se forja la base de todo. Comenzar los cimientos -emocionales, sexuales, corporales- (más que los lógico-racionales que se desarrollan más tarde) desde los primeros momentos de vida es fundamental. No lo olvidemos. La educación emocional y sexual no comienza cuando podemos hablar de ello, sino cuando sin hablar, a través de nuestros gestos, ejemplos, presencia, sostén corporal... les estamos alimentando de amor y de autoestima. 

30 comentarios:

  1. Mi hija es aún pequeña, està a punto de hacer 3 años. Yo no soy demasiado presumida. No me pinto, no llevo ropa ajustada ni tacones. La niña esta criada con mucho amor y mucho chandal ;)
    Aún así, el otro día vino dicendome que era una princesa (un palabra que no recuerdo haber utilizado nunca en casa). Ahora es su tema. Quiere todo de princesa: zapatos, ropa, etc. No pasa nada, cada uno es como le da la gana, si quiere ropa rosa, pues ya le comparé alguna cosa. Pero en todo caso, creo que eso lo ha percibido fuera, en el entorno. Porque en la escuela todas las niñas van de rosa, siempre bien monas (y no muy cómodas a veces) y creo que, quieras que no, eso también nos influye.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, claro que nos influye. A mi hija también le encanta el rosa, y hasta a mí me ha contagiado: ahora me encanta el rosa, el violeta, y yo que era de mucho vestir de negro, ahora me encanta vestir de colores, pero eso me lo tomo como algo positivo! :-)

      Y también ser princesa... Pero yo no percibo demasiado interés de mi hija en las princesas, incluso regala princesas Disney a sus amiguitas en sus cumple porque "a ellas les gustan", pero ella no pide princesas. Hay niveles y niveles :-)

      Abrazos!

      Eliminar
    2. Es que el rosa mola bastante...a ver cuando les dejan a los niños llevar rosa! :P

      Un abrazo Ileana! :)

      Eliminar
    3. Además, por mucho amor que pongamos, siempre se nos cuelan agujeros, eh! ;-)
      Más abrazos!

      Eliminar
    4. Me encanto tu articulo. Soy publicista y estoy muy de acuerdo contigo.
      Creo que el problema no es que vistan de rosa y les gusten las princesas, lo importante es que sepan que eso no es todo! Que ellas son mas que un cuerpo o una cara bonita, obvio adecuado a su edad sin transformar a la mujer en un objeto sexual.
      Yo no uso tacos... no me pongo grandes
      Escotes si me maquillo, no exageradamente. Mi hija juega con mis carteras, con los zapatos del papa, duerme donde quiere., jamas la dejamos llorar, come la catidad que quiere y no va a sala cuna. Cumple 3 el 28 de enero y en marzo ira un rato al jardin infantil para jugar. Es libre...

      Eliminar
    5. donde le doy me gusta a tu estilo de crianza??

      Eliminar
  2. ¡Qué artículo más acertado! Cómo tengo dos niños este tema me cae un poco lejos, aunque no del todo... supongo que mi modelo influirá en el tipo de mujer que buscarán, y eso es muy importante. Saludos!

    ResponderEliminar
  3. Muy interesante, me fijare mas en mi hija pero no creo q le salga mucho la vena, yo no soy una fashion victim, por suerte, me arreglo puntualmente, lo normal vaya, pero quien no se puso alguna vez los zapatos de tacon de su madre, ara, no todos los zapatos son de tacon!!

    ResponderEliminar
  4. Como siempre das justo en el blanco! Como se te extraña aunque entiendo que estas ocupada gestando. Abrazos.

    ResponderEliminar
  5. Una mirada muy interesante. No pude haber salud en una crianza enferma.
    Gracias, Ile.
    Ya sabes que te quiero.

    ResponderEliminar
  6. Acuño al comentario de Mónica Felipe. "no puede haber salud en una crianza enferma y en cuidadores carentes " Por estos dias sale en el noticiero nacional una superpsicologa especialista etc aportando recomendaciones para detectar maltrato a niños desde 0 a 5 años... como una mamá puede darse cuenta de si su hijo esta siendo maltratado, etc... No pude continuar escuchando tanta babosada, a los profesionales nos da temor decir las cosas por su nombre, si un niño de 0 a 5 años es maltratado fuera de su nido, es porque ha sido maltratado en su nido primero!!! Desamparado, alejado... hoy tu entrada es otro punto sobre la i, caramba mirarnos primero. gracias Ile, yo tambien te quiero.

    ResponderEliminar
  7. Resumiendo, que la culpa, como siempre,es de mamá.Aunque mamá no se pinte,ni se contonee,ni use tacones y por no tener, no tenga una pareja con la que mostrar ese amor sexualizado al que haces referencia...¿porque será que últimamente los extremos se tocan?.La hipersexualización de las niñas conviene a la sociedad en la que vivimos, como conviene fomentar la infantilización en la madurez, como conviene ocultar la vejez...y el análisis de éste fenómeno es complejo,no se puede afirmar tan alegremente que las responsables son las mujeres...

    ResponderEliminar
  8. Me da la impresion que la mas erotizada y sexualizada aqui es la autora del articulo, hay muchas cosas con las que no concuerdo como por ejemplo que las madres por su forma de vestir maquillarse etc son las responsables de dicha conducta en sus hijas, entonces¿ las mamás deberiasmos dejar de preocuparnos de vernos bellas por no erotizar a nuestras hijas en vez de enseñarle modelos sanos de belleza acordes a su edad? Creo q es responsabilidad de los padres el permitir y enseñar a sus hijas a como llevar una vida con los valores adecuados, eso quiere decir q si una niña esta "erotizada" como plantea burdamente este articulo, es porque sus padres se lo han permitido (segun mi parecer) ya que somos los padres los que educamos y no la sociedad ni los medios de comunicacion;asimismo rescato y estoy en total acuerdo en lo que se plantea en cuanto a abrazar mas, querer mas y acariaciar mas a nuestros hijo(a)s para que no busquen estos afectos en lados y formas equivocas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En ningún momento Ileana le echó la culpa a las madres, como bien ha aclarado. Me parece necesario responderte porque me parece que justamente tu concepto de belleza es un problema. ¿Con eso quieres decir que una mujer que no se maquilla, usa tacones, usa ropa ajustada o depila no es bella? ¿Qué si los medios no imponen modelos de belleza adecuadas nosotras debemos imponer otros "acorde a su edad" en lugar de decirle a nuestras hijas que son bellas hagan lo que hagan?

      Ojo con eso. Culpar a los medios de algo y luego hacer exactamente lo mismo es bastante contraproducente.

      Saludos.

      Eliminar
    2. En ningún momento Ileana le echó la culpa a las madres, como bien ha aclarado. Me parece necesario responderte porque me parece que justamente tu concepto de belleza es un problema. ¿Con eso quieres decir que una mujer que no se maquilla, usa tacones, usa ropa ajustada o depila no es bella? ¿Qué si los medios no imponen modelos de belleza adecuadas nosotras debemos imponer otros "acorde a su edad" en lugar de decirle a nuestras hijas que son bellas hagan lo que hagan?

      Ojo con eso. Culpar a los medios de algo y luego hacer exactamente lo mismo es bastante contraproducente.

      Saludos.

      Eliminar
  9. Hola. Me llamo Pablo Palmero, soy psicólogo, escritor y próximamente padre. Me gustaría regalaros mi libro “Los pilares del corazón” en versión pdf (publicado en 2010 por la editorial Planeta); en él trato de forma directa e implicada temas controvertidos de crianza y educación que creo que pueden ser de vuestro interés.
    Entre manos tengo también un proyecto destinado a la protección de la infancia (“Vivir la Infancia”) que también creo que puede resultaros sugerente.

    En caso de que encajara dentro de vuestra línea estaría encantado de colaborar con vosotros con algún artículo, entrevista o lo que se tercie.
    ¿A qué dirección de correo debería enviar el pdf?

    Un saludo afectuoso,
    Pablo

    ResponderEliminar
  10. Ileana, hoy no estoy de acuerdo contigo. Como Nuria, lo que veo es que una vez le echamos la culpa a las madres, y asunto arreglado. Si es que hagamos lo que hagamos lo hacemos todo mal, ¡leñe! Hace ganas pasar de los hijos y no hacer absolutamente NADA, y oye, así seguro que, pase lo que pase, no será culpa nuestra. Que a la sociedad le interese que las niñas sólo piensen en ponerse bonitas para "pescar" marido y así quedarse en casita, en lugar de ocupar puestos de trabajo que pueden ocupar hombres, por supuesto, no tiene nada que ver. No no, la culpa nuestra, incluido de las que no usamos tacones, ni nos pintamos, ni usamos faldas, y que animamos a nuestras hijas a jugar con balones. A ver si alguien me explica cómo es que haciendo eso, mi hija será hiper-sexualizada, y además será culpa mía (y sólo mía).

    En lo que sí coincido y coincidiré siempre es en estar ahí, presentes, abrazar, besar, más, a nuestros hijos. No sólo las madres sino también los padres. Así los hijos verán que los hombres no sólo son máquinas de producir dinero, sino personas con sentimientos.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La culpa será tuya por no estar ahí presente y no abrazar, besar más a tus hijos, por imponerles tu modelo de mundo, animar a tu hija a jugar con balones y a quitarle el puesto a los hombres.

      El problema aquí es de consecuencia: El ejemplo de los padres pesa. Si tu hija tiene una madre que no se pinta, por elección propia, libremente, y así cría a su hija, libre, sin culparla por ser lo que es y en vez de imponerle (tacones, balones, lo que sea), respeta, la niña va a tomar sus decisiones y a responder por ella. Y si no te llega, pues no lo tomes como una ofensa personal

      Eliminar
  11. Pues yo estoy realmente a favor de lo que dice Ileana. ¿Quién es 'la sociedad'? No es un ente abstracto, somos todos nosotros. Y no es para sentirse culpables (la mayoría hacemos lo que podemos), sino para ser conscientes, y poder entonces desplegar más nuestras potencialidades, como personas y como madres.
    Saludos!

    ResponderEliminar
  12. Cada vez que por cualquier razón penséis en la "culpa" de las madres, pensad que la "sociedad", primero no es un ente abstracto como dice Elisa, algo ajeno a nosotras que está ahí afuera; y segundo, debería tener como misión principal precisamente servir de sostén a las mujeres, a las madres, a las familias, a la crianza, para que pudiéramos vivir embarazos, partos y crianzas más plenas.

    No es quitándole importancia al papel de las madres para que "no nos sintamos mal" que se arreglan las cosas: es intentando recibir apoyo, ayuda, información, conocimiento y sostén, para poder hacerlo lo mejor que podamos.

    Además, en ningún lugar digo que la "culpa" sea solo de las madres, si léeis bien precisamente digo que a pesar del papel que juegan la industria, los medios, etc... en este post me quiero referir precisamente al que también se juega en casa. Para tirar balones fuera, ya hay otros muchos análisis.

    La "culpa" esa la llevamos nosotras mismas encima, es un concepto cristiano del que nos cuesta mucho deshacernos, no hay culpas, nadie es culpable: hay misiones y responsabilidades.

    Abrazos a todas!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy muy de acuerdo. De todas maneras no creo que la culpa sea un concepto meramente cristiano, está en todas las culturas, y 'sentirse culpable', en su medida sana, denota empatía, que nos preocupan los demás y que tenemos cierto nivel moral.
      Desde luego que tirar 'las culpas' a los otros (la sociedad, los medios,...) no nos ayudará en nada, porque las únicas cosas que realmente podemos cambiar son las que hacemos cada uno/a de nosotros/as. Es mucho más eficaz mirar dentro de casa y arreglar lo que aquí falta. Saludos!

      Eliminar
    2. me gusta. Hay algo en la energía síquica que de algún modo no permite vernos y cambiarnos, es mucho más fácil proyectar que mirar dentro de la casa y arreglar... pero como decía Perls, "nuestra principal responsabilidad, es dejar de proyectar". De ahí, a la felicidad, camino recto

      Eliminar
  13. Muchas gracias por decir tantas verdades! Tenemos la mierda que nos merecemos en los medios. A través de la publicidad y la telebasura se crean estereotipos erróneos, pero si los tenemos es porque desagraciadamente los consumimos.

    ResponderEliminar
  14. Hay puntos de éste artículo con los que estoy de acuerdo y otros no. Vamos, seamos analistas y no criminalicemos. Una de mis mejores amigas tiene una hija de 11 años, la nena es super presumida y ella misma se dice que es "fashionista", mi amiga tiene 33 años y no es coqueta/presumida ni fashionista, es una chica que le gusta la música punk rock, que en vez de tacones lleva zapatillas deportivas. La sociedad en la que vivimos regida por la dictadura de los cánones de belleza promueve mucho la hipersexualidad tanto en niñ@s como en adult@s. Un día me espanté de ver como mi sobrina (de 6 años) dijo: "mama, yo también quiero hacer esa dieta de la piňa que tu quieres hacer, para no tener ésto (tocándose su barriguita) Es que estoy mu goooorda" se me quedaron los ojos como platos y le dije que por qué dice eso y me contestó: "es que en el cole me dicen que estoy mu gorda y las otras niñas no, y los niños me llaman gorda fea" buufff me quedé horrorizada de que con esa edad las criaturas anden con esas cosas. Yo no sé aún si mi hija caerâ en las redes de la hipersexualidad infantil, ya que de momento tiene 7 meses, pero tengo claro que está en mi y en su padre hacerle ver que es una niña de carne y hueso y no una "barbie" o "monster high", osea una criatura con los ojos abiertos y no con una banda rosa en los ojos.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  15. Oh, me ha encantado tu reflexión el problema central es que prácticamente el único amor "visible" en nuestra sociedad es el amor sexual.

    ResponderEliminar
  16. Hola, hacía mucho que no te visitaba ... la tienda KdeKids me tiene totalmente pillado ... pero enhorabuena, me encanta tu trabajo y mi hija es una seguidora tuya..

    Toni Dalmau desde www.kdekids.com

    ResponderEliminar
  17. Acabo de tener mi primer hijo y estoy completamente de acuerdo con lo que mencionas. También tengo casi diez años trabajando como mentora de adolescentes y es doloroso ver hasta dónde llegan los vacíos emocionales y las consecuencias de una hipersexualización y falta de afecto saludable en las niñas. El reto, creo para nosotras como mujeres adultas es ser una voz para quienes no la tienen y acercarnos a madres jóvenes (principalmente si son madres adolescentes, que en Latinoamérica hay muchísimas) para poder ayudar y acompañar a quienes lo necesitan.

    ResponderEliminar
  18. Me encanta tu blog y me alegro mucho de haberlo encontrado. Me encantan tus reflexiones sobre cuestiones que yo ni siquiera me había parado a pensar hasta que no las he leído aquí. Por suerte para mí no eres la única madre y bloguera que sigo y admiro: sí hay una tribu, gracias al tiempo que dedicáis a cuestionaroslo todo y compartirlo, me enseñáis cada día a ser mejor madre. Sois mi tribu, mis mentoras e influís sobre la forma en la que crío a mi hija, una niña anónima cualquiera que verás por la calle y que es más feliz porque gracias a ti y a otras mujeres como tú su madre la comprende mejor.

    ResponderEliminar