8 de abril de 2014

Ocupar la maternidad

Por Ileana Medina Hernández

Si este artículo lo hubiera escrito un hombre (cambia maternidad por paternidad y prueba), sería acusado poco menos que de fascista. Como lo ha escrito una mujer, supuestamente en nombre de la igualdad y la libertad, habrá quien lo encuentre progre y hasta divertido.

La maternidad:
ese constructo social abstracto
o ese lugar biológico esclavizante
Propone hacer desaparecer la madre y "maternalizar la sociedad". Esta segunda opción no sé cómo habría que entenderla. Si se trata de hacer la sociedad más amorosa, más cuidadora, más generosa, más solidaria, pues estaría bien. Si se trata de institucionalizar a los niños, crear úteros artificiales, y criar seres humanos en una granja, pues a ver.

Partiendo del concepto de madre que tiene la autora, me inclino más por lo segundo.

Para la autora "La madre es una cosa abstracta, despolitizada, des-sexualizada, y des-socializada".

No sé a qué madre se refiere la autora. No sé si a la suya, a la que ella es, o a la "abstracta" que heredó de la Iglesia (madre virgen) o de los libros (madre teórica).

Desde luego no a mí, ni a la mayoría de las madres que conozco.

La maternidad que yo practico no es des-sexualizada. Si no todo lo contrario. Nunca me he sentido más sexual que ahora. Más oxitocínica. Para follar, para concebir, para parir, para amamantar... que todo es parte de la sexualidad femenina. Las hormonas del parto y las del sexo y las del amor son las mismas. Una sexualidad femenina mucho más potente, consciente y completa que la del coito, o incluso en él.

La maternidad que yo practico no es abstracta. Es corporal, concreta, tangible: presencia, tiempo, teta, cuerpo y alimento para mis hijos. No se me ocurre nada más concreto. Abstracto será si acaso el feminismo que produce discursos desde las universidades, desde lo simbólico, desde el intelecto. Negando precisamente el cuerpo, lo material, lo biológico. Las madres (y padres) que se levantan por la madrugada, que hacen malabares diarios para alimentar, cuidar, trabajar, etc... que ofrecen cuerpo, sostén y vida, es lo más concreto y terrenal que existe.

Nunca me sentí  más politizada: El mundo me daba igual como estuviera, hasta que nacieron mis hijos. Pedir conciliación laboral y familiar es hacer política. Exigir bajas maternales y paternales más largas es hacer política. Criar seres humanos lo más amorosos, generosos y pacíficos que podamos, es hacer política. Reflexionar sobre la crianza totalitaria, adultocéntrica y violenta es hacer política. Buscar estrategias para hacer del mundo un lugar más habitable para nuestros hijos es hacer política. Y política de la buena, de la que transforma, de la que atraviesa desde lo micro hasta lo macrosocial.

Nunca tuve necesidad de ser más sociable: buscar grupos de apoyo a la lactancia, grupos de juego para los niños, grupos de apoyo para madres y padres, tratar con las madres del colegio, con las del parque, con el ayuntamiento para que en los parques no haya caca de perros, para que haya piscinas y bibliotecas municipales... ¡nunca fui más consciente de lo que me rodeaba hasta que fui madre! Mientras viví sin hijos, me daban lo mismo las cacas de perro de mi barrio, si había o no piscina municipal, si las escuelas públicas eran una mierda o no, si en la autopista hay cola por las mañanas o no.... Me daba igual, yo era irresponsablemente libre y adolescentemente egoísta en mi mundo de yuppie, con los libros, el ordenador, la música en las orejas y llegando temprano al trabajo sin nada que me lo impidiera.

Quizás para la autora la sexualidad se reduce al coito, lo político a la guerra, y lo social a los bares de copas. Lugares donde no caben los niños ni la maternidad. Evidentemente, la visión limitada y limitante es la suya.

Cada una se organiza como mejor puede o quiere en su vida privada, pero elevar a categoría filosófica y sociológica la "desocupación de la maternidad", en un mundo tan carente de amor y cuidados, parece más un peligro colectivo que una solución para nadie.

Hay un sector del feminismo -y también del pensamiento queer- que con la buena intención de defender la libertad y los derechos de las mujeres y de los homo-trans-bi, llegan al desvarío robotizador de negar toda función del cuerpo. Es bastante peligroso, pues su utopía se acerca a algo así como un útero artificial y personas artificiales, estatalizadas y criadas en granjas, sin amor ni vínculos, con todo el riesgo de dominación, de zombies, de totalitarismo, en fin, de deshumanización... que eso conllevaría. No tienen ni idea de la importancia del afecto en la infancia, de niños ni de cuidados. Parece que ellos vinieron de Marte o los trajo la cigüeña. Lo que sucede en realidad es que no ven, y por tanto niegan, el agujero emocional que suele haber detrás de nuestra inconformidad con la biología.

Si la sociedad no discriminara a las mujeres ni a ninguna opción sexual, no harían falta los desvaríos teóricos a que se está llegando en un afán por legitimar algo que debería ser legítimo de por sí: que todos tengamos el mismo valor social y cada uno haga con su cuerpo lo que quiera o pueda... Pero la producción teórica academicista al respecto, pretendiendo buscar una legitimidad cultural, llega a planteamientos horripilantes: ¿es que venimos de una cigüeña (o de un útero artificial, fíjate la semejanza)?

Ocupar la maternidad. Socializarla. Politizarla. Sexualizarla. Prestigiarla. Apoyarla. Hacerla fácil, córporea, placentera, digna. 

De eso precisamente se trata si queremos un mundo (personal, familiar, grupal, social) más amoroso, solidario, ético. Simplemente un mundo habitable. Vivir. 

_______________________________
Artículos relacionados: 




15 comentarios:

  1. Eeeeeeeso es lo que quería decir: Por favor, qué bien. Lo voy a usar para explicarlo en mi muro de Face en el que hay algunas fans de BG. Gracias y eso. Hay muchos feminismos, pero no todos hablan como ese.

    ResponderEliminar
  2. En algunos feminismos el patriarcado aún está muy muy presente. Para mí, son feminismos que no han sabido evolucionar, tal vez, déjame aventurar, presas de no haber podido superar el peso de la cultura, de la sociedad y de sus propias heridas primales y carencias.
    Estos feminismos, al igual que los machismos, anulan la maternidad, anulan a las mujeres que desean disfrutar libremente de su cuerpo, niegan a las madres que escapan de la convención social que existe en la actualidad de que ser madre es una carga, de que nos realizamos siento exactamente igual que los hombres...Niegan la libertad de elección, de pensamiento, de sexualidad. Al final volvemos a lo mismo de siempre, las mujeres deben estar sometidas, sin voz, ni voto ... En este caso, sometidas a sus ideas extremistas que hasta niegan que exista la maternidad, como decían hace decenios "un montaje social". Por supuesto, algunas maternidades, las obligadas por leyes e imposiciones, eran maternidades-montaje para satisfacer las leyes patriarcales. Pero, hoy en día, muchas maternidades se elijen y se gozan en libertad. Y además de ser madres, somos mujeres, disfrutamos de nuestros propios intereses, de nuestras profesiones, no somos seres anulados, ni sometidos, ni siquiera por otras mujeres...

    Un fuerte abrazo,

    Elena

    ResponderEliminar
  3. Brillante reflexion Ileana, gracias por escribirnos!!!!

    ResponderEliminar
  4. Me confieso emocionada al leer este texto. Hace unos días, cuando compartí tu post anterior, en mi muro de Facebook, algunas amigas reflexionaban al respecto y coincidimos en decir que existe ese "feminismo de Marte", totalmente divorciado con la realidad, y de paso alineante y machista, sí, machista. Un discurso que en vez de reflexionar sobre la diversidad de ser mujer y la libertad de ese hecho, parece y -de hecho lo hace- nos divide, nos prejuicia, nos etiqueta y reduce.

    Gracias por tus reflexiones, tan necesarias.

    ResponderEliminar
  5. Una cosa así es la que me va a tocar vivir en el trabajo, con una jefa mujer que no da crédito a que una mujer con carrera universitaria haya decidido convertirse en madre y anteponer a su bichilla a todo. Así que como venganza ha decidido entorpecer mis relaciones laborales y ponerme un horario que impida toda posibilidad de conciliación y que me permitirá ver a la niña una hora y media al día. Pues si esto es el feminismo bien entendido ¡yo me bajo del carro!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué terrible! Recuerdo que en los meses que me ordeñé en el trabajo tuve más apoyo de mi jefe inmediato, hombre, que de mis compañeras, que no se cansaban de decirme "¿Y todavía das teta?" "Eso ya es agua" "Te estás complicando mucho la vida".

      Eliminar
  6. Bravo Ileana! Como siempre y una vez más: Notable!

    ResponderEliminar
  7. ¡¡Excelente reflexión!! Me ha encantado como lo has expresado.

    Leí hace poco el artículo al que te refieres y me quedé bastante atónita... Me recordó bastante la ceguera de la feminista jovencita que te mira con desprecio por ser madre, sin tener ni pajolera idea de lo que una ha vivido hasta llegar aquí, que no es poco.

    Sin ser una entrada combativa, encuentras las palabras perfectas, PERFECTAS, para reivindicar esa sociedad del cariño y del respeto a la que sería deseable llegar y que, desde luego, es imposible con propuestas tan deshumanizantes como absurdas.

    Igual que tú jamás me he sentido más terrenal, politizada, sexualizada y socializada que siendo madre. Como tú bien dices, de otra manera, con otros medios pero no menos intensamente que antes.

    GRANDE.

    ResponderEliminar
  8. Interesantísimo despliegue de posturas. Antes que nada, un par de aclaraciones:
    He leído los dos posts. Conozco de antes este blog aunque no soy asidua lectora, pero sí ocasional, y creo haber pasado solo una vez por el otro, hace mucho.Quiero decir, conozco la ideología de este, y aunque intuyo, casi nada la del otro. POr otro lado, me considero una "feminista autodidacta y ecléctica", no voy a poder citar autores, o corrientes, porque conozco poco (de mucho), pero siempre viví como, me sentí una igual al hombre, en cuanto humana, ciudadana, persona, llamémosle como nos guste, en cuanto a libertad de vivir y elegir y alcé la voz, cuando he encontrado trabas. Como tampoco jamás renegué de mi condición de mujer, orgullosa de la diferencia . Soy madre de dos (y no me molesta definirme así), doy teta aún a mi hijo de dos años, y colecho, hago todo lo que creo que es necesario para que mis hijos reciban de mí el amor supremo que siento por ellos.
    Ahora bien, al grano:
    No leo lo mismo que vos en el post de Pikara. Es más veo un eje fundamental en común. Sentí más un deseo de diferenciarse, que diferencias en sí. Y creo que básicamente, esa confusión está creada por la diferencia de lenguaje y lugar desde donde se paran para dar el discurso. Es cierto, que son chocantemente diferentes. (como también es cierto que me siento más cómoda con el utilizado acá, y coincido al 100%).
    Sí puedo reprocharle, el tono irrespetuoso con el que habla de las distintas formas de SER madre. Podríamos llamarle EJERCER la maternidad y sería más neutro el resultado.
    Una hace hincapié en lo filosófico, y la otra (vos) en lo humano y concreto. (reconozco también que en Pikara la cosa está mezclada, matizada podría decir, con discursos que "atrasan", pero no son el discurso en sí).
    Ambas, buscan (creo que ella sin saberlo) plantean la necesidad de que la sociedad haga lugar a la mujer QUE ELIGE ser madre, y la visibilice, la acepte, y la incluya: vos, y los blogs que leo de este estilo, cuando reclaman por las bajas por maternidad, por el derecho a dar teta, como, cuando y cuanto elijamos, etc y ella, en los párrafos que hablan sobre "que podés ser made siempre y cuando la sociedad no lo note", o cuando da el ejemplo de que no la dejaban entrar a un trabajo de periodista con su hijo de 4 años... Ambas plantean la búsqueda y la necesidad de que la sociedad nos acoja cuando asumimos este otro rol sin obligarnos a dejar algo de lado cuando no es realmente necesario, y cuando los "discursos oficiales" nos hablan de una madre siempre amorosa, pero luego nos ponen en la disyuntiva. Ambas plantean la mujer con su infinidad de roles, y libertad para elegirlos, y sobre su cuerpo, de ahí que ella plantea la poco feliz idea de "no ser madre, sino, tener un hijo" en contraposición a que se la desdibuje como todo otro rol que desee, pero en ningún momento leí que considere que una madre ES des politizada, abstracta, y etc sino que es el concepto contra el que lucha y que es erróneo en el imaginario impuesto de "MADRE". Y vos, y tantos otros blogs que me gustan de esta temática, directamente apuntan a plantar la bandera de que madre es mucho más, y que madre, en tanto mujer, completa. Yo, no veo oposisón mas que de formas en sus planteos, o mi (todavía) puerperio, me tiene muy mareada...
    Podría seguir, y sin dudas podría haberme explicado mejor, pero es que hace 24 hs que no duremo ya que mi hijo pasó la noche en vela y tuve que seguir para mandar a la mayor al colegio ;)
    Agradezco por las lecturas que hacen que estos temas se toquen, se lean, y lleguen y estén en boca de mucha gente... A ver si logramos una sociedad un poquito más libre, digna y amorosa.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  9. Muchas gracias por tu sensato comentario. Ayer leí otro post de Helen La Floresta y estoy preparando un nuevo post sobre esto.
    Creo que es necesario, efectivamente, conversar, clarificar conceptos y buscar acercar posturas.
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  10. Sí Ileana, acercar posturas. Yo también soy lectora de Píkara y fan de tus reflexiones y me apetece mucho una simbiosis.

    ResponderEliminar
  11. Ileana , en primer lugar muy buena reflexión pero no has entendido nada del articulo .
    El parrafo que comentas en concreto es este :

    "A la maternidad le hemos dado muchas vueltas, pero no hemos logrado desocuparla. Hemos luchado por desmontar la construcción según la cual no tener hijxs nos convertía en no-mujeres, en mujeres venidas a menos. Ahora nos toca también dinamitar el concepto según el cual dejamos de ser mujeres precisamente al tenerlos y convertirnos en esa cosa abstracta, despolitizada, des-sexualizada y des-socializada que es La Madre. "

    Es decir que la autora no opina que "La madre es una cosa abstracta, despolitizada, des-sexualizada, y des-socializada" , sino que es lo que ella cree que opina la SOCIEDAD.

    Un saludo

    ResponderEliminar