1 de abril de 2014

Reivindicar hacia afuera lo que es trabajo hacia adentro

Por Ileana Medina Hernández

Hay un importante sector del feminismo , incluido el institucional, que reivindica su derecho a no ser madres o a que la maternidad las haga "infeliz" (dixit), etc... y en todo caso concentran sus reivindicaciones en el derecho al trabajo, a la igualdad salarial, etc. Ahora también se suma un sector (no sé si con ideología política específica) que reivindican el derecho a ser "malas madres", lo cual parece una forma supuestamente humorística de decir que reivindican el derecho a que la maternidad no les cambie la vida, y a seguir comprando "bolsos de Chanel" (dixit) o de Gucci, ya puestos.

Cada cual es libre de reivindicar lo que le dé la gana, faltaría más, y además nunca está de más el sentido del humor y la capacidad de reírse de uno mismo, si no fuera porque a veces reírse de la soga en casa del ahorcado resulta un poco de mal gusto. Quizás ellas van sobradas de capacidad maternal y pueden reírse, a mí como me faltan recursos, tengo que reforzarme.

No sé si será que provengo de un entorno donde las mujeres tuvimos la suerte de educarnos y prepararnos intelectualmente, pero nunca sentí ninguna presión que me obligara a ser madre, y sí para estudiar, formarme y trabajar. Además, cuando yo era joven, el primer sentido que le encontré a la palabra libertad fue cagarme en el "qué dirán", así que nunca me sentí obligada moralmente a nada. Mi hermana y algunas de mis mejores amigas no son madres y yo siempre lo he visto tan normal que se cae de maduro. Nunca soñé con ser madre ni nada por el estilo, pero cuando lo fui, algo inevitablemente dentro de mí cambió, por suerte para mis hijos.

Pero vamos a ver. ¿De verdad hay obstáculos reales que impidan a alguna mujer no ser madre o no ser madre perfecta (partiendo de que ninguna lo somos)?

En cambio, se me ocurren muchos, muchísimos obstáculos reales que esta sociedad pone a la maternidad y a ejercerla de modo implicado y presente:

Diputada italiana 
-Empresas que no te contratan si eres mujer, o si estás en edad fértil, o si estás casada, o si huelen que puedes quedarte embarazada, o si te quedas, o te echan cuando vuelves de la baja maternal.

-Ridícula baja maternal de 16 semanas, de las cuales solo 6 tras el parto son obligatorias, y ni siquiera eso te impide incorporarte a los 10 días si así lo deseas o necesitas.

-Ginecólogos y ginecólogas que programan y realizan cesáreas innecesarias, conociendo los riesgos para la salud de la mujer y del bebé que tiene una cirugía mayor, lo cual viola la ética médica. Luego le hacen creer a las mujeres que eran justificadísimas.

-Hospitales que siguen inmovilizando a las mujeres para parir, y sometiéndonos a episiotomías, lavativas, humillaciones y coacciones varias.

-Hospitales que siguen separando a bebés sanos de su madre al nacer, rutinariamente, en contra de toda evidencia científica.

-Médicos, pediatras, enfermeras de pediatría, que no saben nada de lactancia materna (lo cual es su deber profesional) y dan consejos que hacen fracasar las lactancias.

-Centros de salud que exponen publicidad y regalan muestras de leche de fórmula, violando la ley.

-Poquísimas o ningunas guarderías en los propios centros de trabajo, al menos en los que tengan un número elevado de trabajadoras y trabajadores.

-Imposibilidad real de reducir jornada laboral o flexibilizar horarios de entrada y salida en las empresas privadas, de faltar cuando los niños se ponen malos, de evitar el presencialismo, trabajar por objetivos, hacer teletrabajo u otras formas de conciliación.

-Mujeres que son echadas de restaurantes, centros comerciales, bibliotecas, etc... por amamantar a su bebé.

-Aviones, hoteles, restaurantes, cruceros, tiendas... que impiden la entrada de niños

-Mujeres que en nada se realizan trabajando ni se pueden comprar bolsos de Chanel, y que con el corazón estrujado no les queda más remedio que dejar a los niños con fiebre y un chute de paracetamol en una guardería inmunda,  para irse a hacer un trabajo de mierda por 700 euros, son mayoría y multitud.

Y seguro que bastantes más que se me quedan por ahí.

¿Y obstáculos legales o estructurales reales que te impidan no ser madre, o ejercerlo a tiempo parcial? ¿Existe alguno? ¿Existe alguna empresa a la que le moleste que trabajes de sol a sol y no faltes ni llegues tarde nunca porque no tienes "cargas familiares" (el trabajo un derecho, la familia una carga)? ¿Discotecas que te impidan la entrada si has dejado a tu hijo en casa con una nana? ¿Tiendas que te digan que no te puedes comprar bolsos si eres madre? ¿Algún reglamento que te impida contratar asistentas o canguros, enviar niños a campamentos, llevarlos a guarderías, colegios y extraescolares desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la tarde, dejarlos con la abuela para irte de vacaciones? Bueno, sí, todo eso cuesta dinero, es verdad. Excepto trabajar, que es lo que hacemos para ganarlo y luego poderlo gastar en ello, para poder trabajar y así. Pero el sistema realmente estimula eso desde todos los bandos. No veo cuál es el obstáculo. ¿De verdad se "cambia el mundo" reivindicando ese supuesto derecho tan violado? ¿De verdad es tan progre y tan divertido y tan guay y mola mogollón?

¿La tan temida "presión social" somos cuatro madres blogueras ñoñas y profesionalmente frustradas que queremos cantar a la felicidad y al placer potencial de la maternidad? ¿El movimiento del "new momism" (o de una nueva maternidad, ya puestas :-) ) de verdad tiene algún poder real? Que más quisiéramos. ¿De verdad pretende convertir a alguien, o simplemente pretende combatir esos obstáculos reales que describí más arriba, y abrir las posibilidades y los derechos a todas, y de paso también a los niños y niñas?

Me temo que hay mucho de tirar balones fuera. De proyectar hacia afuera lo que no es más que un trabajo interior que hacer. Que no te importe lo que diga la vecina, la suegra, el libro tal o la bloguera más cual es un trabajo que tenemos que hacer hacia dentro. Ganar en autoestima, seguridad y confianza para hacer lo que nos sale del coño sin importar lo que digan las otras y los otros. Eso es la paz, y lo que permite la democracia y la libertad de expresión, por cierto.

Todas tiramos balones afuera a veces. Todas proyectamos y pedimos, cual niñas pequeñas, que nos acepten con nuestras condiciones vitales, sean las que sean, y que no nos critiquen. Quizás incluso toda reivindicación en el fondo no sea más que la evasión de un trabajo interior. Es más fácil pedirle a papá, al Estado o a quien sea, que mojarnos los pantalones e intentar buscar nuestras propias soluciones. Nos falta madurar.


PD: Otro post interesante sobre el mismo tema, y más interesante aún los comentarios que se generaron debajo, donde intervienen las propias creadoras y miembros del "club". (Por cierto, es el título de un libro de Lucía Etxebarría, que nunca he leído): Malas Madres, por Sergio del Molino

14 comentarios:

  1. Brillante, como siempre, Ileana!! Me encantó!! Un abrazo.

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  2. Pues sí, Ileana, te sobra razón y razones!
    Es como con la lactancia materna, promocionarla, hablar de cómo te fue de bien con ella, o de mal al principio y luego remontaste y encontraste mucha compensación, parece que se convierte irremediablemente en una crítica terrible hacia las mamás que no dan de mamar a sus bebés... :(
    Del mismo modo, intentar priorizar, dar a tus hijos lo que piensas que merecen, y además, de paso, como un regalo importante, ganar tu con ello, ya no ponerlos a ellos delante de ti, si no cumplir más allá de tus expectativas como persona, mujer y madre... y contarlo, eh! que sí, que yo renuncié a algunas cosas pero... ¡mira todo lo que gané a cambio! también es considerado una crítica hacia aquellas personas que ni sospechan que la maternidad nos da una nueva dimensión vital... y eso no es una trivialidad cualquiera...
    Creo que somos muy incomprendidas, y eso no nos hace feliz, porque intentamos dar a conocer nuestra verdad, para que los demás salgan beneficiados con lo que hemos aprendido, averigüado, y se toma como una crítica... destructiva...
    Queremos construir, pero sólo polemizamos... y no llegamos a un acuerdo. No hay tribu... Nos hemos olvidado de las cosas importantes, las animales, las primitivas que viven en nosotras duermen muy adentro... y ellas saben mucho.
    Efectivamente, hay mucho trabajo interior que hacer. Hay que buscar soluciones, para cada una la suya... Hacer lo que mejor sepamos, saber lo que queremos, e intentar alcanzarlo. Se puede sobrevivir de otros modos... pero, se hace necesario despertar y encontrar la plenitud, porque podemos, tenemos poder sobre nosotras mismas.... y no debemos permitir que nos lo quiten.
    Un besazo Ileana.

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  3. Bravo!. Para quitarse el sombrero de verdad... Toda la verdad y nada más que la verdad...

    Un abrazo.

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  4. Me encanta el título. Y creo que ahí esta el meollo del asunto. Seguimos en esta búsqueda externa de aprobación. Pretendiendo que de afuera vengan soluciones que son más internas. Me parece que si estos Clubs tienen tanta acogida es por un sintoma de nuestra cultura. La autoexigencia, la culpa, la "exitología". La dificultad de ver de frente la sombra que en cada uno es tan única pero que al final viene de tanats carencias afectivas. Madres y padres infantilizados que somos incapaces de tomar decisiones responsables y concientes. Tan egocéntricos todavía. Y así nos vamos de un lado al otro escribiendo mandatos, fundando clubes, haciendo corrientes, modelos de crianza, lo que sea que justifique y valide lo que hacemos y queremos hacer en el fondo. Librarnos de la culpa de no poder conectar con nuestros hijos. O de querer cosas diferentes a la maternidad, o lo que sea... cada uno con sus listas.
    Llevamos banderas, dividiendo. Señalamos y juzgamos. Dibujamos fronteras. Ellos y nosotros.
    "Solo sé que nada sé". Es mi conclusión después de 4 años de maternidad y trabajo personal. Tengo más preguntas que respuestas.
    Y también mas certeza de que el trabajo es conmigo y hacia adentro. De hacerme responsable de mis decisiones y de amar lo mas que pueda. Limpiando ese amor de tanta basura que que decimos y hacemos en su nombre.
    Gracias Ileana. Me encanta leerte. Me sirve tu voz puesta afuera. Tu valentía de caminar tu camino.
    Un abrazo

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  5. Feliz de leer algo como esto, una reflexión que nos coloca dentro de nuestro entorno, que nos invita a hacer ese examen ante el espejo y, a partir de ahí, ir hacia afuera. A veces asumimos discursos que de fondo no tienen nada o tienen muy poco. Modismo por ir en contra de sin siquiera pensar lo mínimo. Gracias, mil gracias, por llevar esta reflexión a un espacio necesario: el del interior para el exterior.

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  6. Es que vamos a ver: hace 50 años, ¿a alguien se le ocurría pensar que una mujer no podía cuidar de la casa, hacer coladas, hacer la comida, cuidar a los mayores, etc. por tener hijos? ¡Claro que se puede trabajar, lo único es que no te separen de tu hijo por ello! El problema no es el trabajo en sí, es la separación. Hay muchos trabajos que obligan innecesariamente a permanecer muuuchas horas separados de los hijos, situación absurda que causa estragos. Saludos!

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  7. Ileana, eres genial. Siempre te aplaudo!

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  8. Brillante reflexión que comparto totalmente aunque con sentimiento de culpa, precisamente por no ser capaz de mandar a la porra el qué dirán... Escribo como anónimo simplemente porque no me atrevo a decir públicamente lo que pienso, que es que con el feminismo innegablemente hemos ganado algo fundamental, que es el derecho a decidir y a regir nuestras vidas, pero eso mismo hace que seas criticada si no eres la súpermujer que la búsqueda de igualdad preconiza. Como ahora podemos hacerlo todo, tenemos que hacerlo todo o si no, es que no valemos.
    Me avergüenza reconocer que estoy muy feliz en casa con mi bebé y que no me parece justo que tengamos hijos para dejarlos con 4 meses en una guardería y recogerlos por la noche de casa de los abuelos. Por supuesto que hablo de aquellos casos en los que la situación económica de la pareja permitiría que uno renunciara a trabajar fuera de casa, hay una mayoría que no puede permitirse eso.
    Supongo que yo misma no puedo permitírmelo, porque cuando crea que puedo volver al trabajo, ninguna empresa va a entender que haya apostado por la maternidad, mi marido tampoco me va a dar las gracias ni una palmadita en la espalda si algún día nuestra relación se rompe... No me gusta nada el frío, pero de verdad que me dan ganas de irme a vivir a Dinamarca, simplemente por vivir en un entorno en el que se le da al cuidado de los hijos el respeto y el valor que tiene.

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  9. Qué pena saber que queda tanto trabajo por hacer. Yo me reincorporo tras la baja de maternidad la semana que viene, y lo primero que han hecho es cambiarme los horarios y condiciones de trabajo para dificultarme enormemente la conciliación. Probaré unos días a ver qué tal se me da.

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  10. Un abrazo Anónima valiente y Planeando ser padres, y muchos ánimos. El momento de la separación para el trabajo es un momento tremendo. Las abrazo desde aquí con dulzura, comprensión y mucha energía.
    Gracias a todos.

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  11. Maravilloso Ileana! Te admiro muchisimo y cuanto mas crezco como madre mas disfruto reflejándome en tus textos. Gracias por tanta generosidad. Con tu permiso comparto en el facebook de mi blog recien estrenado junto a mi compañera de tribu. Por supuesto eres bienvenida tú y tu valiosa aportación.
    www.vivalatribu.wordpress.com

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  12. El trabajo personal reflejado en el exterior es clave. Un coach apoya este proceso, ayudando a alinear objetivos internos con acciones externas, potenciando así el crecimiento y el éxito en la vida.

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