20 de agosto de 2015

Comprenderlo todo

Por Ileana Medina Hernández


 

Somos monitos humanos necesitados de afecto, de mirada, de protagonismo, de sentirnos importantes y únicos, de comprensión, de placer, de caricias, de tiempo, de calma...

Da igual por donde caminemos. Es un panorama desolado por falta de amor. Nadie puede dar(se) lo que no sabe que tiene.

Carencia, miedo, ira y tristeza... disfrazados de éxito, de poder, de prisa, de dinero, de intelecto, de rebeldía o de fiesta.

Cuando una despierta y lo ve, lo primero es sentir una intensa punzada de dolor: creo que voy a morir en el desierto.

No es fácil darse cuenta, dejar caer los disfraces, comprobar que todo es de cartón piedra.

Pero luego, y cuando está más oscuro, una brizna de hierba comienza a renacer.

Sin quererlo, sin hacer nada, cuando me quedo quieta y respiro, comienzo a sentir que la fuente está dentro de mí, y empieza a manar... ¡Sí! No está afuera el oasis. Mana de mí, de ti, de cada uno... Donde hay latido, hay esperanza.

Y entonces poco a poco recupero la vista y el olfato, veo todo con otros ojos... y abandono el juicio, y acepto, y aprendo a amarme a mí misma y a los que me rodean... Así como me veo a mí misma, veo a los demás; así como no me enjuicio a mí misma no enjuicio a los demás porque comprendo que todos estamos a medio camino del desierto.

Y poco a poco deja de dolerme, de molestarme, de airarme, tanta reacción normal a la escasez, mía y de los otros.

Y lo de adentro y lo de afuera, todo, se va volviendo más bonito, más tranquilo, más fecundo, más plácido.

3 comentarios:

  1. Y todo Me parece más amable y más humano. Menos raro ;-) muchos abrazos a tu preciosa familia en su oasis particular

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  2. Uf yo es que veo madres y padres taladrando a los niños... que se los llevan al campo y les gritan para que no se manchen de tierra y les riñen por coger un palo... les pegan unas broncas monumentales y los niños antes de los tres años ya estan como encogidos... y claro si hay un hermanito pequeño, a quien le grita el niño? Al hermanito, y entonces, le castigan etc etc etc

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  3. Ciertamente estamos casi todo el tiempo perdidos Ileana. Comparto tus palabras, igual que, comparto que el único oasis que verdaderamente sacia es el parar, el silencio, el no pretender ni exigir nada... entonces brota la abundacia.
    La abundancia de momentos, de ternura, de conocimiento, de amor, de entendimiento...
    Gracias por tu inspiración

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