24 de enero de 2018

AL AIRE



Por Ileana Medina Hernández

La salvación de la niña herida, Marian Angulo




Dejar de fingir
dejar de simular fuerza o éxito o belleza
destaparnos
bajarnos de las tablas
deponer el personaje
hacer objeción de conciencia de la guerra
quitarse el uniforme el traje la coraza
que el pecho se destupa y quede amplio
latiendo y expandiéndose sin peligro
toca aquí
es sangre pero no hace daño

quedar en carne viva
respirar a lo hondo con pulmones gigantes
reconocer la vulnerabilidad
las heridas
los agujeros
los miedos
aquí me duele
no soy tan valiente
ni tan inteligente ni tan perfecta ni tan fuerte ni tan exitosa
ni tan espiritual ni tan sabia ni tan sana
ni tan ni tan ni tan ni tan ni tan
sentir que ahí detrás nos maneja la necesidad de afecto, de mirada, de aprobación
la niña insatisfecha que sobrevive solapada

solo existe una herida y es unánime:
la falta de amor, la necesidad de reconocimiento
es eso lo que hay detrás de tu pantalla
de tu ropa
de tu máscara
de tu lucha
y de la mía

llegar a la verdad interior
sea cual sea
la verdad en el fondo del armario se hace terrorífica, fantasma de moho, llaga pútrida
pero si le da la luz
si le da la luz se cura sola
al aire
se hace bonita
se comparte y ya nada puede hacerte daño

sí, soy así ¿y qué?
es la humildad, la aceptación,
la herida sacada a la luz
lo que nos hace fuertes
lo que nos da permiso para brillar desde la verdad
y a la vez lo que nos hermana, nos iguala,
nos hace empatizar y reconocernos en el otro
abrazarnos y llorar
hacernos uno
porque tu herida es la mía
porque tu luz es la mía
y no es metáfora. 

IMH

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