12 de junio de 2018

La fiereza de las madres lactantes

Por Ileana Medina Hernández



Las mujeres conectadas con nuestras crías a través del poderoso mecanismo biológico y emocional de la lactancia, hemos descubierto la fiereza de las madres mamíferas. La fiereza que se basa en el amor y en la ternura.

Hemos descubierto, conscientemente, porque hemos leído y estudiado, pero porque además lo hemos experimentado, que ningún momento oxitocínico es más importante en nuestra especie que ese trascendental momento de un parto/nacimiento sereno y respetado,  más la conexión visceral de la lactancia.

Hemos descubierto que esa fuerza biosocial, esa fuerza emocional y biológica, ayudada por los mecanismos hormonales que funcionan cuando no son perturbados, es el vínculo más fuerte, el pegamento más fuerte que une la sociedad humana.

De la calidad de sus vínculos depende la salud emocional de una sociedad. Y el vínculo primario, el más fuerte, el más sólido, es el de una madre conectada psicológica y físicamente con sus crías. De la calidad de ese vínculo, depende la calidad de todo el resto de los vínculos afectivos de una sociedad.

Y, como leonas, monas o jirafas, defendemos nuestro derecho a ello. Las madres mamíferas saben, sabemos, que el amor y la ternura, a veces hay que defenderlos con fiereza.

La lactancia no es sobreprotección, es necesidad básica y vital de las crías humanas. El vínculo de apego primario ofrece la seguridad necesaria para que las personas puedan ser verdaderamente seguras e independientes después, más tarde, cuando llegue el momento.

Las madres que hemos leído y estudiado, pero que además hemos tenido la suerte inmensa de conectarnos con nuestros bebés, lo hemos experimentado en nuestras carnes y en nuestras psiques. Hemos experimentado el placer, el poderío, la satisfacción de una relación sana y entrañable. No hay nada comparable.

Y el lactivismo se vuelve fiero contra quien haga falta: contra las feministas de la igualdad mal entendida (que nada han entendido), contra los pediatras vendidos a la industria de la leche de fórmula, contra los legisladores y políticos insensibles. No, jamás, contra otras madres. Cada madre hace lo mejor que puede y entiende, pero las autoridades médicas y políticas, tienen la obligación de actuar según la evidencia científica y según los derechos de las madres y de los bebés lactantes. Es indiscutible e innegociable. 

1 comentario: